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FICCIÓN 2. EL TREN DEL TIEMPO Y EL DINERO.

Como cada mañana me levanté muy temprano para desayunar. La vida del pobre se resume a un mate con yerba lavada y un pan tostado viejo, sin azúcar para cuidar la salud. Acercándose la hora de la llegada de mi tren partí rápidamente hacia la estación. Los sonidos típicos de la naturaleza por la mañana, en mi localidad eran reemplazados por la voz de los vendedores de café, torta asada, chipa y el infaltable canillita.

Habiendo dejado atrás todos estos sonidos uno ya se podía adentrar en la estación para esperar al colapsado tren. Colmado de personas y aromas que nos recuerdan nuestra pobreza. Extrañamente en el horizonte se podía observar como una nube negra se acercaba rápidamente hacia nosotros. Rogaba que el tren llegue pronto para así poder observar la lluvia a resguardo. Finalmente, el tren se adentra en la estación y pude subir. El ingreso al tren también le recuerda a uno que en algún momento se perdió el respeto hacia el otro. La desesperación reinante, ocasionada por las primeras gotas fueron el desencadenante de actos de bestialidad solo por obtener un asiento, en fin, subí y me senté. Si, efectivamente conseguí un buen sitio cerca de la unión de los vagones. Era de esos asientos de metal con la forma de una espalda no humana que no le permitía a uno moverse en lo más mínimo. Describir la butaca del tren solo me sirve a los fines de describir mi vida hasta ese momento. Vale la pena aclarar que ese asiento era así porqué pertenecía a unos de los últimos trenes viejos que aún seguían andando, ya que paulatinamente fueron renovando toda la flota.

El temporal pronto se posó sobre el convoy, era uno de esos diluvios que brindaban una columna de agua a su paso pero también acompañaba a la tormenta una fuerte actividad eléctrica. El día se volvió noche y con esta oscuridad se podía apreciar el brillo que brindaba cada rayo que caía en el campo. Uno tras otro se acercaba peligrosamente a la formación. De pronto la puerta que separa los vagones se abre y entra un viento fuerte que termina por empaparme así que me decido a cerrarla, que vida de mierda pensé, todo esto no pasaría si tuviera dinero. Vuelvo a mi asiento, me quedo un instante tratando de entender porqué no salí de casa con paraguas, hasta que mi pensamiento se vio interrumpido por un fuerte destello, un ruido, un silencio y oscuridad absoluta.

–Flaco flaco ¿estás bien? - escuche que alguien me pregunto.

–Si si, ¿Qué paso? - respondí

Al parecer te desmayaste por el sonido de un rayo o te bajo la presión quien sabe-me respondió este extraño.

Me reincorporé como pude y decidí no hacer mayor escándalo por lo sucedido, aunque me sentía un poco aturdido y “eléctrico”. Al llegar a la estación central trato de esperar a que todos bajen así tengo mayor comodidad para bajar. Al hacerlo comienzo a notar que el tren estaba extrañamente seco, me pareció raro ya que veníamos de una gran tormenta. Voy caminando hacia la salida de la estación y por mi torpeza me llevo por delante un cartel que decía “cuidado hombres trabajando”. Pensé por un momento ¿no habían arreglado la estación hace unos pocos meses? ¿Qué obra pueden tener que realizar en el mismo lugar? En fin, proseguí mi camino hasta la salida, en donde me topo con el puesto de diario, justo allí me di cuenta de que algo extraño pasaba, cuando vi la tapa del periódico deportivo anunciando un partido que para mi entender ya había pasado hace meses.

Entre miedo y asombro decidí comprar el diario, observé la fecha y vi que la fecha era exactamente un año atrás de la que yo creía que era. ¿Como podía haber pasado? ¿me estaré volviendo loco?

Eventualmente en las películas cuando las personas viajan en el tiempo trata de hablar con otros para explicarles lo que están viviendo. Yo no lo pensé así, supuse que nadie me creería, así que decidí guardarme ese gran secreto. Pero si tenía que volver a casa para ver cómo estaban las cosas allí. Por un momento imagine en volver a ver a mi tío que había muerto hace 6 meses y decirle algunas palabras o ver a mi mascota ese gato que había desaparecido de casa hace 8 meses y acariciarlo por última vez antes de que desaparezca. Claramente ir al trabajo dejo de ser importante, así que me encamine nuevamente al andén de donde partiría la formación. Sentado en pleno viaje pensaba en cuantas veces imagine que era uno más en este mundo sin sentido y ahora convertirme en el primer hombre en viajar en el tiempo hacía que mi existencia valga la pena.

Cuando llego a casa cargado de expectativas e interrogantes me encuentro con mi madre a quién le pregunto (ya dando por sentado que estoy un año atrás en el tiempo) donde está mi tío, a lo que ella responde:

¿Tu tío? ¿es broma? Tu tío está muerto hace un año, ten un poco más de respeto por los que no están- dijo mi madre.

¿Como era posible? ¿Qué había pasado con mi viaje en el tiempo? Estupefacto y casi sin reacción salí corriendo, porque en mi delirio místico podría llegar a perder el trabajo si faltaba sin causa justificada.

Nuevamente en el tren camino a mi trabajo pensaba en cómo pude delirar tanto, cómo tal vez el diariero me vendió un periódico viejo o cómo tal vez tenían que reparar nuevamente el andén y como yo tomé todos esos indicios para llegar a la conclusión que viaje en el tiempo. ¡Pero que estúpido era! No debí cometer semejante error, ¡maldición! Mi momento de bronca se vio interrumpido por la voz del guarda, que a viva voz gritaba:

–Accidente fatal en Lomas, servicio suspendido hasta nuevo aviso.

Mi día no podía empeorar. Para ese momento ya me encontraba casi sin empleo, de todas formas, decidí insistir en ir al trabajo así que me dirigí a la estación de colectivos a ver si uno me podía acercar hasta Plaza Constitución. Camino al colectivo otra vez sucedió el delirio místico con un puesto de diario. Veo una tapa que felicitaba al nuevo campeón de fórmula uno, pero ese campeonato había concluido 6 meses atrás, como demonios podían existir tantas probabilidades de que dos puestos de diarios vendan ediciones viejas al mismo tiempo.

Cosas del destino que en tantos años mis neuronas permanecieron dormidas, pero en ese momento todo parecía claro, supe que tenía que hacer exactamente. Decidí no tomar el colectivo y esperar al tren. Reanudado el servicio me subo al tren y hago exactamente una estación camino a Plaza Constitución. Ya en la estación siguiente pude contemplar como mi delirio no era tal y que efectivamente algo extraño estaba pasando. Había retrocedido un mes en el tiempo, exactamente un mes.

Es decir que cada estación representaba un mes en el tiempo y el tren era mi vehículo para viajar a través de él. Mi destino (la estación terminal representaba volver en el tiempo un año atrás) mi punto de partida Guernica, era el tiempo presente. Mi única duda era si esto me pasaba con cualquier transporte. Así que tome un colectivo que me acercara a la estación siguiente camino a Plaza (es decir el pasado) para mi sorpresa el tiempo no se alteró, bajé del colectivo y pude contemplar que era extramente el mismo mes que en la estación anterior. Ergo solo podía viajar en el tiempo con el tren y si utilizaba otro medio de transporte me quedaría viviendo en ese tiempo y espacio.

Vaya postura había tomado el destino para conmigo. En que dilema me puso. ¿Como debía actuar? ¿Acaso tenía que hacer algo en particular? ¿Salvar al mundo tal vez? ¿Salvar a algún amigo? ¿O más bien salvarme a mí mismo?

Como sabrán prevaleció la autocompasión, tantos años de pobreza hicieron que mi persona solo se oriente a satisfacer a mi persona...

Comencé a pensar como esto podría volverse beneficioso, básicamente estoy con la mano en el volante y lo mejor de todo es que nadie sabe que manejo yo.

Volví al presente, es decir a mi casa a tratar de pensar. Con las manos en el volante del universo la mejor decisión que pude tomar es dormir una siesta.

Una vez que desperté estire la mano para agarrar el celular y cuando lo levanté cayo un viejo boleto de lotería de hace unos 8 meses. Nadie escapa a la naturaleza humana y muchos menos en la condición de uno.

Y así me embarque en este, mi primer atraco del tiempo, volví unos 8 meses atrás para ver que números salieron los anote y subí nuevamente al tren para hacer dos estaciones más hacia el pasado. Bajé jugué los números y volví a mi casa (el presente).

Cuando llegue a mi casa o lo que parecía ser mi casa era un palacio, de esos que uno ve en la tele, bueno, pero era mío. Adentro estaban mis padres que me recibieron como siempre alegres de verme, yo lo único que deseaba en ese momento era saber que bienes tenía. Efectivamente, gane la lotería meses atrás, 50 millones de pesos. Mi vida tenía todos los menesteres que puede comprar el dinero.

Aquí debería terminar el cuento, pero como dije, soy humano y mi naturaleza me llama. Decidí que no bastaba con los 50 millones, tenía que ser el hombre más acaudalado del país y para ello mi tren de la suerte me iba a ayudar. Mis negocios no solamente estaban en el azar, sino también en la bolsa de valores, los bienes raíces, el fútbol y la gastronomía.

Los medios en el presente me tildaban de empresario astrologo, todo el mundo me conocía por mi capacidad de predecir, que fútbolista seria la futura estrella, cual acción subirá su valor. La gente me observaba con miedo tal vez sentían que no era de este mundo por mi capacidad de ver el futuro. ¡Hasta yo mismo me creí mi cuento! me auto vanagloriaba, tenia deseos de hacer una estatua de mi persona. Un auténtico dios.

Y así llegamos al día de hoy, que nose si es presente pasado o futuro. De tantas idas y vueltas en ese tren uno llega a desconocer hasta su propia existencia. Recostado vi en la tele un programa económico donde hablaban del buen momento de una fábrica de litio en el norte del país, de repente el valor de esas acciones se disparó haciendo millonarios a sus tenedores casi al instante. Sin más me decidí ir al pasado (un año exactamente) para invertir en esa fábrica.

Al llegar a la bolsa de valores, por necesidad, contraté a un agente de bolsa para que esté compre los títulos de la empresa de litio que tanto necesitaba.

Un agente de bolsa es un mal necesario así que tenía que llevarme bien con él, para que todo salga excelente. Mostrar un mínimo de interés en su persona ayudaría a esos fines.

Hola buenas tardes- dije

Buenas tardes-dijo con voz serena.

Mi nombre es...- en ese momento me interrumpió y me dijo:

Sé quién es usted lo he estado siguiendo hace meses.

¿Cómo siguiendo? - pregunté

Así es señor mi deber como agente de bolsa es seguir a todo aquel que venga a invertir parte de su preciado dinero. - dijo.

Bien no quise detenerme a preguntar más y decidí comenzar a hacer negocios. Le expliqué cuantas acciones quería comprar y le entregué un maletín con varios miles de dólares. Sin más se fue. A la hora de haberse ido escucho una serie de pasos en el pasillo, era él, sin dudas, siempre reconocí a las personas por el sonido de su caminar, aunque esté era algo atípico, sonaba como a pezuñas, en fin. Al abrirse la puerta entra mi agente y me dice:

–Tengo lamentables noticias Sr. El dinero que me brindo para la compra de las acciones fue insuficiente.

–¡Como insuficiente! Si te di 20 mil dólares-dije

–No alcanzo Sr. El mercado es muy volátil en esta época, los valores cambian de un momento a otro no se pueden predecir. - dijo

Bueno tendré que ir a buscar más dinero para adquirir esas acciones mientras tanto usted espere aquí y despreocúpese de las predicciones, ¡que de eso me encargo yo! - dije eufórico, casi con ira.

Volví al presente (donde tenía mis ahorros), no una, sino diez veces ya que esas acciones valían cada vez más, mi mezcla de bronca y desesperación era tal, que decidí llevar en el último viaje todo el dinero que tenía. Hablamos de por lo menos 10 millones de dólares en un bolso deportivo. Al llegar, seguro de mi dinero y mis capacidades, miro a mi agente y le entrego el efectivo. Me senté y casi sin pensar me recosté un rato en el sillón de la sala de espera y me quedé dormido.

Cuando desperté eran casi las 19 hs, donde está mi agente me preguntaba, ¿y mis acciones? La lucidez iba alcanzando mi cuerpo hasta que nuevamente me vi envuelto en la misma vorágine de ira y desesperación por no tener esas acciones. Minutos después escucho unos pasos, las mismas pezuñas, se abre la puerta, ahí estaba mi agente, ojeroso con arrugas que parecían marcadas por varios siglos, su cabello canoso peinado para atrás, su sonrisa con dientes de oro. Se coloca frente a mí y me dice:

–No fue suficiente Sr.

–Como que no fue suficiente, te di todo lo que tenía, esas acciones no deberían valer ni dos pesos... (Grité)

–Necesitamos más dinero Sr. No alcanza, pero si lo obtiene, la ganancia será excelente. -dijo.

¿Más dinero? Pero si no tengo nada más, si tan solo pudiera obtener más dinero, ¿por qué?, porqué me pasa esto a mí, ¡MALDICIÓN NECESITO MÁS! En ese momento sentí que subía una fría brisa por mi pierna. Me volví a mirar mi pierna y vi como SE DISTINGUIAN UNOS FILAMENTOS, LA RASPE UN POCO CON MI MANO, PARECIA AGRIETARSE UN POCO, HASTA QUE DE PRONTO LO NOTE, ENTRE LA SANGRE, MI PIERNA ESTABA HECHA DE DINERO SI Y ¡MUCHO DINERO! paulatinamente la carne se transformó en fangotes verdes, pero seguía ostentando la forma de mi pierna. Necesito más pensé, con la mano derecha agarre un hacha (de esas que ponen los bomberos para una emergencia) y golpeé firmemente mi rodilla hecha de dinero, el dolor que sentí fue espantoso, pero era dinero el que cayó al piso lo tomé y le dije:

-AQUÍ TIENES ¿QUIERES MÁS?

–Por supuesto señor que quiero más, todo lo que pueda darme.

–dijo riendo con sus dientes de oro.

La brisa se sintió aún más fuerte, de pronto mi vi al espejo sentado y mi otra pierna también era dinero, mis manos ¡hasta mi cara!

–Ahora te daré todo lo que poseo, para esas malditas acciones-dije

Es eso lo que quiero, todo lo que tengas, todo lo que tu ser pueda darme - dijo riendo.

Ahí lo supe, me transforme en dinero, porqué es eso lo único que fui en mi vida, la codicia finalmente tomo forma y yo me brinde a ella como nunca. Era el fin, tome el hacha acerque el maletín para que los billetes cayeran allí y apunte directamente a mi cabeza, ¿ustedes saben cuáles fueron mis últimas palabras?

–Ojalá que con esto alcance.

Imaginariamente

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