Читать книгу Imaginariamente - Gustavo Enrique Gonzalez - Страница 7

Оглавление

FICCIÓN 3. LA IGNORACIA DE LA PROPIA EXISTENCIA

Una luz tan brillante como cientos de soles. Como describir lo primero que sentí. Al principio todo era caliente, por todo mi ser lo único que había era inestabilidad. Los días eran oscuros sin mucho más que ver que nubes de polvo. Por las noches a pesar de que mi temperatura era elevada sentía escalofríos, como si no tuviera nada que ponerme. La vida era bastante solitaria y sombría. Hasta ese momento creí estar sola, paulatinamente me fui enfriando. Con el tiempo sin entender porque, pero me hice de una amiga, siempre me acompañaba, no podría quejarme de ella, sin embargo, a veces sentía que ese acompañamiento estaba en la delgada línea de la persecución. En ocasiones solíamos interactuar mucho con ella, hasta el punto de que influía en mis comportamientos, si se acercaba mucho me sentía como agitada con ganas de vivir y a veces ella con su sola presencia me sacaba toda luz de mi ser.

A pesar de tener una amiga que me seguía, me sentía vacía. Cada día deseaba que algo apareciese en el horizonte, algo que cambiara un poco el curso de mis acontecimientos. Hasta que una tarde lo sentí, algo había empezado a nacer en mí. Se sentía como un leve cosquilleo, casi imperceptible. Luego con el paso de los años se hizo más agudo ese cosquilleo, hasta que un día pude notar que mi creación había tomado forma y conciencia. No saben como se siente crear vida. Es como verse a uno mismo caminando por ahí, esa satisfacción de saber que mi existencia no fue en vano y que algo de uno quedará para la posteridad. Ver crecer a mi creación fue lo más gratificante. Como dicen lo importante al momento de analizar un resultado es ver el proceso que nos llevó hasta allí.

Todo marchaba bien, yo podía mantener a mi creación contenta y asimismo poder tener una plena existencia. Lo que había nos alcanzaba a todos. No había necesidad de más porqué yo producía lo suficiente. Acompañada de mi salud, no había imposibles en el futuro para mí. Así que lo único que quería es que mi creación se multiplique. Por un momento pensé que los había hecho casi perfectos, les puse en el mostrador todo lo que necesitaban, no había que desear más, porqué ya lo tenían todo. Hasta que un día pude notar que estaba ocurriendo algo malo entre ellos.

Se empezaban a matar unos a otros a pesar de que las cosas sobraban para todos. Uno se quería apoderar de lo que tenía el otro, a pesar de no necesitarlo. Otro al ver la situación no intentaba pararlos, simplemente esperaba su oportunidad para sacarles lo que tenían los demás. ¿Qué había hecho? ¿Cómo es posible que yo creara algo así?

Supuse que con lo que yo producía era suficiente, pero para mí creación, nada parecía serlo, lo que más me molestaba era ver como se dañaban los unos a los otros.

Hasta que finalmente una mañana lo sentí. Empezó como un leve cosquilleo en mis entrañas, luego tenía dificultades para respirar, me sentía deshidratada y sucia. Por las noches tenía más frío que lo usual como si me hubiesen sacado mi gabán y durante el día más calor como si tuviera puesto un abrigo en pleno verano.

Me preguntaba a que se debían tantos cambios, que hice para tenerlos y como podría volver a mi estado anterior.

Llegue a la conclusión que la única solución posible a mi problema era destruir lo que había creado, porque fueron ellos el origen de mis males, ninguna otra respuesta me pareció tan clara como esa. Destruir tu propia creación es como destruirse a uno mismo, sin embargo, tenía que hacerlo. Así que comencé a asfixiarlos de calor, congelarlos de frío, a matarlos de sed, a quemarlos con rayos durante el día. Uno a uno, en algunos sectores, van muriendo, aún mi trabajo no está terminado, pero al fin tomé conciencia de que son ellos o yo, ¡ah! por cierto nunca les dije mi nombre, me llaman…. planeta tierra.

Imaginariamente

Подняться наверх