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Presentación

El número 40 tiene un significado especial dentro de los relatos bíblicos, ya sea por su uso histórico o por su simbolismo espiritual. Durante 40 días, el Señor Jesús ayunó en el desierto antes de iniciar su ministerio; 40 días transcurrieron entre su resurrección y su ascensión a la diestra del Padre. Pero también, en el Antiguo Testamento, se cuenta que el diluvio duró 40 días y 40 noches, que Jonás predicó ese mismo número de días en la ciudad de Nínive y que Israel fue probado en el desierto durante 40 años. Y la lista sería extensa si nos dispusiéramos a hacer el ejercicio de revisar en detalle las muchas veces que la Biblia nos menciona el número. Algunos intérpretes bien informados creen con razón que se trataba de un número simbólico y no sólo real o matemático.

Bueno, y aquí estamos nosotros también a punto de iniciar una jornada de 40 días acompañando a Jesús en su recorrido hacia la cruz; y dejando que su Espíritu nos acompañe en este peregrinaje de fe, aprendiendo de él, escuchando su voz, reconociendo sus gestos y recordando lo que significa el discipulado integral.

Éste no será un ejercicio académico; hay muchos manuales y textos especializados en cristología que podrían servir para ese noble propósito. Ante todo, lo que se propone aquí es que abramos el corazón, dispongamos la mente y afinemos el espíritu para transitar este camino con la disposición anímica de un discípulo o una discípula del Maestro. Aquí encontrará 40 meditaciones bíblicas que se pueden seguir durante el período de la Cuaresma o en otra época del año. Se pueden seguir durante 40 días seguidos o con la frecuencia que se desee; para meditar en pequeños grupos, en familia o de manera personal. Puede hacerse en cualquier época del año (el período de Cuaresma sería muy apropiado, aunque no sería indispensable hacerse sólo en él).

Cada día se inicia con la lectura de un versículo del evangelio, le sigue una breve meditación que actualiza el texto bíblico y se pregunta por sus lecciones prácticas para el discipulado cristiano en nuestro contexto actual. Después de la meditación viene una frase célebre acorde con el tema central del día. A la frase le sigue una pregunta que nos ayuda a revisar nuestra vida. Al final se encuentra una oración que, obviamente, puede (o debe) ser complementada con las palabras y sentimientos personales. Y ahí también hay un espacio para escribir los pensamientos, compromisos y reflexiones que surjan durante la meditación.

Cada meditación se ha escrito con sentido pastoral; eso es lo que soy; antes que teólogo o administrador, lo que soy es un peregrino que acompaña a otros y se deja acompañar por ellos en el camino de la fe. Un compañero del camino de Jesús, con las mismas ansias de aprender y de parecerme más a Él. ¿Caminamos? Empecemos ya.

Rev. Harold Segura

San José, Costa Rica, octubre 3 de 2012

En el camino con Jesús

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