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“Solemne silencio”

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¿Podría haber un momento más cargado de sobrecogimiento en la historia del planeta Tierra? Los malvados están conmocionados y se quedan sin palabras; los justos se hacen una humilde pregunta: “¿Quién será digno?” Nadie, ni siquiera el más fiel de los creyentes, sabe si es digno de encontrarse con Jesús cara a cara. Entonces esa voz reconfortante, que han “oído” muchas veces en su caminar por el sendero angosto, les recuerda: “Bástate mi gracia”. El simple evangelio, pleno y completo, ha alcanzado su tremendo objetivo: la buena nueva del perdón y del poder finalmente los ha conducido a los pies de su amante y fiel Señor.

Los que vieron... y creyeron

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