Читать книгу Malversaciones - Hernán Bravo Varela - Страница 5

PRÓLOGO

Оглавление

“Malversar” significa “apropiarse o destinar los caudales públicos a un uso ajeno a su función”. ¿Qué otra cosa es leer críticamente sino apropiarse de determinadas obras para un uso ajeno a su propósito: la iluminación argumental de un punto de vista?

Los poetas solemos confundir esa “iluminación argumental” con la bisutería de las impresiones, y al “punto de vista”, con deslumbramientos no muy rutilantes. Apóstatas de una academia imaginaria, a menudo consideramos que un poema debe leerse poéticamente, y la vocación de quien lee, coincidir con la provocación de lo leído. Ninguna subjetividad peor que la de someter a prueba metafórica, casi a verso seguido, un poema: no hay presentación formal de él, sino la apariencia de su discurso; antes que una imagen, se glosa una imaginería; y en vez de ideas, se proponen ocurrencias sobre el ritmo –música de las esferas para mentes cuadradas.

En “Criticar al crítico”, T. S. Eliot hace una tipología de ese lector (el crítico criticable) en deuda con sus propios hallazgos: el “profesional”, el “fervoroso”, el “académico” o el “teórico” y, finalmente, aquel cuya crítica “es un subproducto de su actividad creadora”. Sobre todo, enfatiza Eliot, “el crítico que es además poeta. ¿Habremos de decir el poeta que ha escrito alguna crítica literaria?” Yo, por mi parte, reivindico al crítico de tiempo incompleto –cuyo “subproducto” puede juzgarse como el laboratorio reflexivo de su obra creativa–: su fervor de ciertas figuras lo hace inventar una ascendencia, y su flanco moral tomar posturas personales e intransferibles sobre el quehacer ajeno. En contrapunto, su actividad creadora refleja la pasividad analítica de sus ensayos. Pero si la obra artística del poeta es un patrimonio intangible, su obra crítica es un bien mal habido. Por eso, advierte Eliot, podrá haber en ella “errores de juicio y, lo que lamento más, errores de tono (…) Sin embargo, he de reconocer mi relación con el hombre que dijo eso y, pese a todas esas reservas, continúo sintiéndome identificado con [él]”. La biografía (y la declaración patrimonial) de un poeta, entonces, no está en sus poemas sino en sus ensayos: ahí se agrupan las confesiones de sus máscaras, las aventuras de su mala conciencia –esa que, según Saint-John Perse, representa un poeta para su tiempo.

Escritos entre 2009 y 2017, los siguientes ensayos repasan algunas tradiciones (y traiciones) de la poesía, la literatura y el arte: la alquimia de Rubén Bonifaz Nuño en tiempos de química verbal, la fama inconsciente de Emily Dickinson, el ánimo cobarde del joven Eliot, la estridencia y el Apocalipsis como géneros literarios, las guerras intestinas de la poesía mexicana del siglo XXI, la educación sentimental de los emoticones e incluso el manifiesto como una forma del psicoanálisis y el autoescarnio. Más allá de su nota negativa, asociada al fraude, toda malversación implica desviar fondos. Este volumen, desde sus fondos bibliográficos, aspira a cometer (y reincidir en) tal delito.

Ciudad de México, 3 de marzo de 2019

Malversaciones

Подняться наверх