Читать книгу Mis letras en el camino - Horacio García - Страница 3

Hola, otra vez en mis mañanas, el ritual de todos los días, preparándome para ir al trabajo, mis mates, el noticiero, que parece solamente ser un difusor de tristezas, contagios y muertes, enfermedad y encierro, la verdad lo apago, no como un proceso de negación, la realidad existe y somos parte de ella, pero prefiero comenzar el día con la mente despejada, con una sonrisa, de buen ánimo, tal vez para contribuir en pequeña medida a escaparnos del desasosiego, a centrarnos en las cosas lindas que forman parte de nuestra vida, que están ahí, que muchas veces han sido un refugio personal, donde vamos cuando las circunstancias nos agobian, un lugar donde nos sentimos seguros, una intimidad que solo conocemos nosotros, cuando pensamos, recordamos o simplemente apoyamos la cabeza en la almohada antes de dormir y casi en forma autónoma me siento al teclado. Tal vez, porque este afán de escribir disolvió pudores, desnudó sensaciones, abrió los cerrojos de los pensamientos y sin darme cuenta, ya no estoy solo en mi refugio, recibo visitas, de tantas personas que me leen y comparten un tiempo, un espacio conmigo, y por qué no, llamarnos amigos, si en definitiva mis libros ya recorren caminos, ingresaron a algún hogar, ocuparon espacios en algún mueble y quizás en algunos corazones. Sin darnos cuenta, soñamos juntos, compartimos viajes, somos actores de recuerdos, vivencias olvidadas, que salen a la luz, con alguna imagen, con alguna palabra, con la semblanza de una poesía o una frase, que inevitablemente activa los sentidos, fragancias, rostros, momentos, que no se fueron, que necesitan ser rescatados, feliz si puedo motivarlos, satisfecho si provoco una sonrisa o una lágrima, porque en definitiva todo es parte de los seres humanos y de la calidez de los sentimientos. Mientras escribo el fondo de pantalla me muestra unas montañas y mi imaginación encontró vuelo, en mi tierra existen muchos lugares de montaña, belleza en el norte y en el sur, climas áridos, de mucho calor, nieves y glaciares en otros, Mendoza, Córdoba, Salta, Jujuy, San Juan y tantos más, tengo la dicha de haberlos visitado y están presentes, sin buscarlo, me invadieron imágenes de distintas tonalidades, predominan los verdes, marrones y en las del norte variedad de colores, una paleta de pintor majestuosa. Por un momento sentí el perfume de peperina, de las flores silvestres, el sonido de arroyos y cascadas, enorme valles, bosques, una inmensidad donde la naturaleza nos invita a ser parte de un todo y nos regala paisajes, que cautivan nuestros ojos y alimentan nuestro espíritu. Perdón, me dejé llevar, a lo mejor vos también y sería hermoso si pudiste recordar los tuyos, no sé, solamente soy un hombre sencillo, pero tal vez la sabiduría resida en lo simple, en las emociones, en ese equipaje que a lo largo de los años nos transformó en lo que somos y que sea la guía para recorrer nuestro sendero de vida, para caminar livianos, para iniciar el día en forma diferente, para simplemente ser, perdón, las obligaciones llaman, solamente una reflexión en voz alta o mejor dicho una conversación entre amigos. Te dejo un fuerte abrazo y el afecto de siempre.