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ОглавлениеPrólogo
Un manifiesto es siempre un llamado urgente. Es una invocación a desentrañar una situación que la historia ha encubierto con diversas estrategias ideológicas. Por esta pendiente, Ian Parker y David Pavón-Cuéllar han respondido a ese llamado por aquello que debe ser vuelto a escuchar.
Escuchar y separar, en este caso al psicoanálisis, de sus distorsiones ideológicas. Denunciar las diferentes capturas y recuperaciones del psicoanálisis y de la psicología crítica que el capitalismo neoliberal ha logrado efectivizar. Las academias, las instituciones, las profesiones han logrado separar al psicoanálisis de aquellas huellas históricas donde se puso en juego de un modo valiente una alianza histórica con el marxismo.
Para emprender el desafío implicado en este manifiesto, Parker y Pavón-Cuéllar han elaborado también un minucioso y riguroso trabajo de archivo y génesis conceptual en su manual Marxismo, psicología y psicoanálisis, un volumen colectivo que podemos caracterizar como un hallazgo incomparable. En él varios textos originales son recogidos y reseñados de un modo pertinente. Los autores son rusos, europeos, estadounidenses y latinoamericanos. La presencia de latinoamericanos, siempre ausentes en el régimen de circulación de este tipo de textos, le otorga a este gran manual su impronta definitiva de justicia: acceder en un mismo texto a Adorno y a Mariátegui, a Marcuse y a Bleger, a Reich y a Masotta.
En el trabajo paciente del libro Marxismo, psicología y psicoanálisis, se preparan las condiciones del carácter intempestivo y provocador del manifiesto que ahora presentamos.
Uno de los grandes problemas referidos al movimiento de liberación en el capitalismo contemporáneo es la compleja relación entre la transformación singular de la existencia hablante, sexuada y mortal, y la revolución social. Si bien una no va sin la otra, el problema que Pavón-Cuéllar y Parker asumen es tratar de dilucidar cuál es la dialéctica materialista para alojar este desafío. La transformación del sujeto y la revolución social, a diferencia de lo que se creyó en cierto freudomarxismo, no son términos que puedan sumarse e integrarse en una totalidad que los sintetice. Ni lo que acontece en el sujeto singular puede desligarse de las sobredeterminaciones procedentes de la fase actual del capitalismo, ni ningún proyecto colectivo asegura, sin el posible retorno de las figuras de la opresión, su permanencia emancipadora y antiburocrática.
Siempre quedará pendiente examinar aquellas derivas subjetivas en las que el sujeto, de un modo inconsciente, queda bajo los efectos de la colonización (racista o heteropatriarcal), es decir, queda bajo los efectos de aquello mismo contra lo que cree rebelarse. Liberarse de la opresión a partir de una praxis marxista implica, en el Manifiesto que aquí presentamos, liberarse de sí mismo, de las certezas narcisistas que nos habitan, para reinventarse como un sujeto distinto mientras las luchas capitalistas se despliegan.
¿Cómo logra el psicoanálisis separarse del devenir neoliberal que le ha borrado sus aristas subversivas? ¿Cómo consigue el psicoanálisis ser rescatado como aliado de la psicología crítica revolucionaria? Éstas son las tareas a las que nos invitan Parker y Pavón-Cuéllar en este manifiesto.
No obstante, estos simples enunciados llevan implícitos distintos pliegos problemáticos. Uno de ellos es el que se nos presenta como una inercia ideológica en aquellos que queriendo participar de un proceso transformador se encuentran anclados en cierta impotencia. O, dicho de otro modo, eso que indispone al sujeto a asumir la liberación como su propia causa, ¿de dónde procede?
¿Esos obstáculos provienen de lo producido por los dispositivos de poder del capital? ¿O el inconsciente es una estructura que no se agota en las determinaciones sociohistóricas del mismo y tiene su propia especificidad? ¿Puede el inconsciente en su trama simbólica, en su combinatoria significante irreductible, en su actividad pulsional, introducir sus propios problemas al movimiento de liberación?
¿Cuáles son los elementos del inconsciente que serían fácilmente apropiables para el discurso capitalista? Y a su vez, ¿el trabajo en un análisis permite reconocer o no aquello que es inapropiable y se sustrae en su trabajo material y sus efectos a la lógica del mercado?
La asunción de estos interrogantes lleva a Parker y a Pavón-Cuéllar a trabajar con los famosos cuatro conceptos lacanianos: inconsciente, transferencia, repetición y pulsión (provenientes del Seminario XI. Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis de Jacques Lacan), interviniéndolos en su manifiesto desde una dialéctica revolucionaria. Esta dialéctica conduce a dichos conceptos a un lugar bien diferenciado con respecto a la presentación lacaniana. El borde que se comparte con la lógica lacaniana es la diferencia radical entre el Yo, lugar de las identidades narcisistas, de la alienación individualista, y el sujeto, como ese lugar descentrado, una figura que emerge como una fractura conflictiva, constituyéndose de un modo paradójico: nunca encontrándose en posesión de sí mismo.
Esas condiciones materiales del sujeto son las que permiten arrancarlo de las estrategias de la psicologización adaptativa o del relativismo rortyano promovido por el pragmatismo liberal, donde el sujeto permanece en la clausura indefinida de una redescripción de sí mismo. El dilema de la psicología crítica revolucionaria está permanentemente atravesado por la pregunta sobre las posibilidades del sujeto de asumir la condición revolucionaria. Los conflictos y las contradicciones del sujeto constituyen la oportunidad de que advenga como revolucionario. Parker y Pavón-Cuéllar no dudan en plantear que, si el psicoanálisis puede ser un aliado fundamental de la liberación, también en un gesto a lo Wittgenstein, es la escalera de la que debemos despojarnos en el fin del proceso. El sujeto despojado de sus conflictos inconscientes se abre a la praxis revolucionaria. Parafraseando a Freud, podríamos escuchar en Parker y Pavón-Cuéllar la sentencia transformada.
Allí donde era el sufrimiento del inconsciente y su corporalidad viviente, el sujeto de un nuevo lugar de las relaciones sociales debe advenir en la revolución. De este modo, el manifiesto que aquí presentamos vuelve a reeditar un nuevo Manifiesto Comunista en el psicoanálisis.