Читать книгу Si mi corazón pesara menos - Idnar Ramo - Страница 7
ОглавлениеIII
Ni pulsos blandos, ni luciérnagas de polvo, ni manos celestes,
nada.
Recuerdo que,
por esos años,
andábamos con los ojos desnudos,
con la mirada al borde del aire
y ahí,
trazábamos una frontera,
una raya que nos acercaba a otros abismos,
un filo para aislarnos y encontrarnos perdidos,
para llenarnos la boca de palabras,
para quedar sueltos en un ayer,
en un mundo anterior.
Ahí andábamos:
Tú y yo,
y los tres,
de paso.
Era tan íntima nuestra nada
que de pronto la arrasábamos para volverla a hacer.
Y aunque éramos de materia inútil,
siempre guardábamos algo para erguir
algo tan vacío, tan elaborado, tan frágil
que, al chocar con el tiempo,
se fragmentaba,
y entre sus milésimas,
hallábamos hendiduras habitables.
Pero nunca se hacía tarde en nuestra nada dividida
porque las horas no pasaban,
ni siquiera salían sus pedazos a abandonarse en nuestra orilla.
Volvíamos a ser tú y yo
y los tres,
de paso.
Entonces, la tarde redonda
cabeceaba ante nosotros,
y ahí,
renacíamos.