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Tres

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Los poetas dicen que la ciencia hurta la belleza de las estrellas, meros pegotes de átomos de gas.

Richard Feynman


DESIERTO DE LA TATACOA, HUILA.

Muchas veces había oído mencionar el desierto de La Tatacoa, ese pedazo de tierra yerma enclavado en el valle superior del río Magdalena. Pero hasta el momento me había sido esquivo. El lugar se convirtió en sitio turístico por las formas particulares de sus capas de arcillas, semejantes a castillos de brujas. Además, la sequedad de su cielo y la ausencia de luces de ciudades cercanas lo hicieron ideal para la observación de la bóveda celeste. Yo lo tenía aún más presente por los fósiles de animales que vivieron allí hace millones de años.

Al pasar por Neiva, en vez de dejarme llevar por la autopista que cruza el Magdalena hacia su orilla izquierda, seguí de largo por una vía secundaria rumbo a la población de Villavieja. Allí compré algo de comida y doblé al oriente, alejándome del río hacia la cordillera Oriental.

Grávido Río

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