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Octubre

Domingo 1

Hoy se votó por la Independencia en Catalunya. Estuvimos caminando, extranjeros a la cuestión, y sólo encontramos gente haciendo largas filas para votar. Más tarde vimos en la tele la represión de la Policía Nacional. Ya no nos sentimos tan extranjeros sino más bien hermanos.

La buena noticia es que encontramos un departamento. Alquilamos un ático en el Born: un ambiente con terraza. El dueño también es argentino.

Lunes 2

Camino bordeando la playa y encuentro el Espai de Mar. Tienen vestuarios donde alquilan lockers si uno quiere entrar al agua y dejar sus cosas ahí. También hay salidas de aguas abiertas auspiciadas por el Ayuntamiento. Justo hoy está programada una, a las dos de la tarde.

Llego puntual. Entramos al mar. Yo no llevo ni traje de neopreno ni boya para nadar. Acá nadie se hace el guapo: la boya de natación es reglamentaria. En Entre Ríos tengo un torpedo naranja que jamás entraría en una valija y que por supuesto no traje. Las boyas que se usan acá son inflables, tienen una correa que se ata de la cintura y, además de hacer más visible al nadador, le permiten agarrarse para descansar en las pausas. La boya cumple esas dos funciones, pero a mí me falta.

El agua está azul transparente, cercana al lapislázuli. Se ven las mantarrayas en la arena. Me alucina el color del agua. Es el Mediterráneo, me dice una nadadora. Nadamos hasta el primer espigón y lo bordeamos. Se ven los grandes bloques de cemento y las sardinas plateadas nadando por doquier. Los ojos abiertos hacia el mar, hacia el cielo. Pasamos el espigón y seguimos rumbo al Vela, pero nos detenemos un par de boyas antes. El Espai de Mar cierra pronto y tenemos que volver a recuperar nuestras cosas y bañarnos. Volvemos de un solo tirón y sin pausas.

Soy feliz: me espera casi un año entero de mar Mediterráneo; en el medio un invierno, que estimo leve, como el de Buenos Aires. Me pregunto si habrá peces en ese tiempo.

Martes 3

Los helicópteros sobrevuelan nuestra terraza de manera constante: somos vecinos del Arc de Triomf donde se congregan los manifestantes. Son días de huelgas, marchas y protestas.

Jueves 12

Si pudiera expresar el movimiento en color, lo dividiría en tres grandes grupos: los movimientos rápidos serían amarillos; los lentos, rojos; y los que van a ritmo medio serían azules. Después habría que pensar en el comportamiento de ese tipo de movimientos: podrían ser pausados (y se tornarían más oscuros, con pequeñas notas de negro); podrían ser continuos (quebrando el color); progresivos (y aquí el color se presentaría puro y saturado); podría ser un movimiento ondulatorio (tiñéndose con un color secundario); y por último podría ser libre (sólo agregándole blanco para darle más luminosidad a cada color). A su vez, el color puede dirigirse hacia distintas direcciones, yendo al norte (y mezclándose con magenta), al sur (con cian), al este (con amarillo limón) y al oeste (con gris). Así tendría una amplia gama de movimientos y colores: un rojo lento y pausado que se dirige a través del magenta hacia el norte, un azul que a ritmo continuo se mueve hacia el este, o un amarillo que en un frenesí progresivo se dirige al oeste grisáceo. Habría tantos movimientos posibles como colores en una paleta.

Sábado 14

Nos encontramos en el Espai de Mar. El día está nublado y el mar, sereno. Ya no están las grandes boyas amarillas que delimitan el perímetro por donde se puede nadar, las quitan cuando termina el verano.

Las otras nadadoras nadan tranquilas, sin apuro. Yo soy más ansiosa y me adelanto continuamente. Las espero o vuelvo hasta donde están ellas. Ando suelta en esta abundante agua. El recorrido es el habitual: pasar el primer espigón y después ir hasta el Vela.

El mar se ondea pausado. Es puro vaivén de azul y océano.

Al parar en el Vela vemos a la distancia el barco de la Policía Nacional. Llegó a estas aguas cuando se votó la Independencia. Noto la indignación: el barco vigila la ciudad. Cuentan que está todo intervenido: no hay presupuesto para nada y no se puede hacer nada sin consultar a Madrid. Barcelona está atravesada por el Procés, el proceso de soberanía de Catalunya. Es prácticamente de lo único que se habla.

Flotamos y charlamos hasta que nos empieza a dar frío. Decidimos volver, dejando atrás el mar y la política.

Domingo 22

Levantarme un domingo de mañana temprano en pleno otoño para ir a nadar al mar. Calcular cuánto debo comer para que no me falten hidratos durante el entrenamiento. Engañarme, sabiendo que voy a salir muerta de hambre, con lo justo para llegar al bar Electricitat.

Sospechar que el agua se lleva mi alimento y se lo da de comer a los peces. ¿Quién me da de comer a mí que soy apenas una nadadora y no un pez? Me engaño pensando que mi falta de ser pez se compensa con una vida más larga y rica, pero cuando nado les envidio su falta de esfuerzo para estar en el agua, su estar natural y absoluto de peces que nacieron nadando y morirán igual que nacieron, siendo parte de un todo al que nosotros llamamos mar y al que apenas podemos visitar.

Miércoles 25

¿Cómo se nada en el mar? Cada cual a su manera, se puede nadar pesadamente, cuidando cada movimiento, buscando no cansarse. Hay quienes tienden a nadar solos, abriéndose del grupo y yendo mar adentro, como si fuera un aria. Algunos nadadores necesitan mirar todo el tiempo para adelante, para no desviarse, otros confían más en el desplazamiento y logran mantener una recta sin levantar la cabeza. Hay nadadores enojados, que golpean con furia el agua, tratando de escapar de la humanidad que los rodea o de quién sabe qué. Hay nadadores de manos grandes que se les abren debajo del agua y los impulsan hacia delante. Están los lobos marinos que no patean, tienen el torso grande y las piernas flacas. Hay peces espada, espetones, delgados nadadores que sorprenden en el mar. Están los que arquean mucho el codo y los que extienden mucho los brazos. Los que bracean muy seguido y los que sumergen las manos antes de tiempo. Hay nadadores de aguas abiertas que patean mucho, desatendiendo la recomendación de no hacerlo. Hay nadadores que prefieren nadar solos y otros, en equipo. Se puede nadar llevando otro cuerpo o sólo el propio. Hay tantas maneras de nadar como peces en el mar.

Som-hi!

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