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Preparándonos para el Viaje

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Explorando Las Características y Funciones de los Pactos

“Por mí mismo he jurado,” dice Jehová…“de cierto te bendeciré…” Génesis 22:16-17

Viajar a un nuevo lugar es emocionante, pero el viaje puede ser confuso y desalentador si usted solo tiene una vaga idea de a donde se dirige, y no sabe de seguro por qué se dirige hacia allá. Esto vale también en un estudio de los pactos. Muchas veces, cuando le decía a personas que estaba trabajando en un libro sobre “los pactos,” me miraban inexpresivamente. Aunque me deseaban lo mejor, yo podía sentir que mi respuesta no había estimulado en sus mentes nada sino confusión o desconcierto. Tristemente, para muchos cristianos, “los pactos” o “el plan de redención no son siquiera términos reconocibles.

Esta ignorancia es evidencia de un problema más grande. Nuestra cultura nos sobrecarga con una información fragmentada y desconectada que raramente es procesada. Puesto que la mentalidad promedio del cristiano practicante es a menudo igualmente fragmentada y nebulosa, no siempre somos adeptos uniendo las piezas de la información. El tipo de enseñanza y predicación en muchas iglesias simplemente desciende hasta este nivel en vez de procurar elevarlo hacia un entendimiento más claro y comprensivo. Es más, cuando usted considera que la Biblia es una colección de sesenta y seis libros escrito por más de cuarenta autores, abarcando tantos siglos, la tarea de comprender la relación entre todos puede parecer absolutamente abrumadora. Pero, ésta es exactamente la razón por la que es importante para nosotros entender los pactos. Como veremos, los pactos, son señales dadas por Dios; son marcadores que nos indican cómo la historia de la redención progresa y se desarrolla. Ellos son los grandes puntos de referencia en el detallado mapa de la Biblia, manteniéndonos en curso y ayudándonos a conseguir nuestro rumbo mientras viajamos por sus páginas.

Ya que estaremos viendo los pactos a lo largo de nuestro estudio sobre cómo la Biblia encaja perfectamente, comencemos estableciendo una idea básica de lo que son los pactos, y después considerando por qué son importantes.

¿Qué buscamos

Una Definición Básica de los Pactos

EL CONCEPTO GENERAL DE LOS PACTOS

El término “pacto” es usado casi trescientas veces en las Escrituras. El término antiguo-testamentario, “berith,” es usado 266 veces y habla de un compromiso formal hecho entre dos partes. Los pactos contienen en esencia un juramento hecho ya sea por una o ambas partes. Cuando ocurre un compromiso de pacto, el término usado a menudo era “cortando” un pacto, ya que animales eran cortados y sacrificados como parte de una solemne ceremonia de compromiso con el pacto (Génesis 15:18; Éxodo 34:10; 1 Samuel 11:1), y porque los pactos frecuentemente involucraban una comida o banquete conmemorativo (cf. Génesis 26:26-30). Este compromiso coloca a las personas involucradas bajo la solemne obligación de “guardar el pacto.” (1 Reyes 8:24; Génesis 17:9-10; Éxodo 19:5 compare Génesis 21:25-34, 31:44-55; 1 Samuel 18:3-4; Josué 9:3-15, etc.). La violación de las obligaciones del pacto amenazaba el bienestar de aquel que había prometido guardarlo, particularmente si ese pacto había sido impuesto por un superior. Por ejemplo, en Jeremías 34:8-22, Dios pronuncia juicio sobre Israel por haber quebrantado el pacto y “jura” destrucción como resultado de hombres que quebrantaron el pacto con Él, o no guardaron lo que juraron delante de Él (compare Isaías 24:5; Jeremías 22:5; Salmo 95:10-11; Oseas 10:4).

Por lo tanto, en términos generales, los pactos en las Escrituras son compromisos solemnes entre dos partes, ya sea que envuelvan promesas, obligaciones o ambas. Esto es, en general, la naturaleza de los pactos que Dios ha hecho con los hombres; son compromisos bajo juramento que incluyen promesas y responsabilidades.

LOS CINCO PRINCIPALES PACTOS ENTRE DIOS Y LOS HOMBRES

Las personas hacen pactos unas con otras, como en el matrimonio, y también hacen votos a Dios, en los cuales prometen fidelidad a Él. Ambos tipos de pactos son iniciados por hombres; pero en este libro, estaremos considerando un tercer tipo, los pactos en los que Dios jura a los hombres su bendición. Estos pactos anuncian y declaran ciertas bendiciones sobre los hombres, y son iniciados y definidos solo por Dios. A menudo conllevan obligaciones así como responsabilidades, pero el énfasis en estos pactos es en la promesa de Dios. Como los otros pactos que hemos mencionado, ellos incluyen un acto de Dios por el cual Él jura guardar ese pacto con Su propia vida. Hebreos explica que el juramento que Dios presta es diferente al de aquellos que prestan los hombres; no hay nada superior a Dios por lo cual Él podría jurar:

Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa. Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el juramento para confirmación. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundantemente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento; para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo consuelo los que hemos acudido para asirnos de la esperanza puesta delante de nosotros. (Hebreos 6:13-18; énfasis mío)

Todas las palabras de Dios son seguras y ciertas (Salmo 119:89-90). Encima de eso, Sus promesas son señaladas como infaliblemente dignas de confianza y fieles por causa de Cristo (2 Corintios. 1:20). Pero el texto está diciendo que en ciertas ocasiones, con ciertas promesas Suyas, Dios hace un juramento de confirmación. Ese juramento no hace Su Palabra más segura, ya que todo lo que Él habla es inmutablemente verdadero y eterno. Lo que sí hace el juramento es que consuela el corazón y fortalece la fe de Su pueblo.

De esta manera, en el curso de la historia, Dios ha pronunciado promesas especiales y las ha sellado con un juramento. Hay cinco pactos llamados explícitamente así en las Escrituras: el pacto con Noé, el pacto con Abraham, el Antiguo Pacto, el pacto con David; y el Nuevo Pacto. Estos cinco pactos son necesarios porque el hombre no obedeció el mandamiento de Dios en el Huerto, y ellos son la revelación de la Promesa de Redención de Dios declarada en el huerto justo después de la caída de la humanidad.

¿Cómo Son?

Marcas que Identifican a los Pactos

Ya que nuestro objetivo en este libro se limita a los principales pactos que Dios ha hecho con Su pueblo a lo largo de la historia redentora, necesitamos desarrollar un entendimiento más claro de la naturaleza de esos pactos entre Dios y la humanidad. Un estudio de los elementos comunes de todos los grandes pactos entre Dios y los hombres revela ciertas marcas inconfundibles de la mano de Dios en los pactos que Él hace con Su pueblo. Cada pacto tiene sus características particulares, pero todos comparten las siguientes marcas identificables:

Todos los pactos son distintivamente soberanos. La soberanía total de Dios es mostrada en cada pacto que Él hace con Su pueblo a través de la historia. Cada uno de los pactos que consideraremos es iniciado por Dios, no por los hombres. Dios procura activamente el bien de los hombres, aunque ellos no lo estén buscando a Él. Los términos del pacto no son elaborados entre Dios y los hombres, sino declarados sólo por Dios. A las personas no se les pide hacer un pacto con Dios; Él no se reúne con Noé, Abraham, o ninguna otra persona en la historia redentora y trata de “llegar a un acuerdo.” En otras palabras, el establecimiento de pactos en la Biblia no es como comprar una casa, donde el contrato es pasado de uno al otro por medio de un mediador hasta que todos estén de acuerdo sobre cuánto va a costar y quien se queda con el refrigerador. En vez de eso, un pacto es un decreto real: el Rey emite una declaración respecto a las bendiciones que Él conferirá a Sus súbditos y a las responsabilidades de ellos para con Él y el asunto es concluido.

Todos los pactos son relacionales. Cada uno de los pactos establece una relación entre Dios y aquellos con quienes Él hace el pacto. Ellos no son solo momentos para transmitir información; son épocas en las que se establecen relaciones que representan una nueva fase en el trato de Dios con las personas involucradas. Los pactos son marcas del desarrollo de la interacción de Dios para con Sus criaturas, y cada una impacta profundamente la relación que los recipientes tienen con el Dios vivo y verdadero.

Todos los pactos por naturaleza son de gracia. Si Dios fuera como los gobernantes humanos, la declaración anterior sobre los pactos siendo soberanos serían una causa real de preocupación. Las personas vivirían en temor, preguntándose cuál decreto descendería de los cielos sellando inalterablemente su condenación. Es verdad que los pactos contienen elementos de obligación para los hombres, pero, como veremos, cuando Dios le habla a los hombres y hace un pacto con ellos, el tema predominante es el de la gracia. Los pactos le expresan a la gente en términos comprensibles, los propósitos misericordiosos que han estado en el corazón de Dios desde antes de la fundación del mundo. Cada vez que un nuevo pacto es revelado en las Escrituras, es otra revelación más del gran diseño de Dios de hacerle bien a Su pueblo.

Todos los pactos contienen promesas de Dios. Los pactos no solo emiten el aroma de la actitud misericordiosa de Dios hacia Su pueblo, sino que contienen promesas objetivas de Dios. Si todo lo que recibiéramos de Dios fueran expresiones verbales de benignidad, ciertamente sería más de lo que merecemos, pero no ayudaría nuestra situación; no nos daría una esperanza y un futuro. Por esta razón, las promesas son el corazón de cada pacto. Ellas expresan los deseos de Dios para Su pueblo, y exponen ciertas cosas que los recipientes pueden esperar de Dios, porque Él siempre cumple Su Palabra (Hebreos 6:13-20).

Todos los pactos son sellados con un juramento. Cada uno de los pactos expresan la gracia de Dios en forma de promesas específicas para Su pueblo, y esa promesa de gracia es sellada con un juramento. Hay cientos de promesas en la Biblia, pero, como veremos en los capítulos que siguen, las promesas en los pactos tienen un lugar más formal, solemne y esencial en el plan de Dios. Cada pacto incluye un momento en el que se jura y se hace un compromiso que certifica lo que se ha prometido. A menudo envuelve una señal, una comida ceremonial, o ambas, como medio de confirmación y para hacer memoria del juramento que se ha tomado (Génesis 31:44-55). Es más, a menudo los pactos son repetidos en diferentes pasajes de las Escrituras para enfatizar su valor único entre las promesas de Dios.

En resumen, los pactos son promesas soberanas de Dios bajo juramento que crean una relación especial entre Él y aquellos con quienes Él hace el pacto con juramento. Ahora volveremos nuestra atención del “dónde” de nuestro viaje hacia el “por qué” de su función y propósito.

¿Por Qué Vamos Hacia Allá?

LA IMPORTANCIA DE LOS PACTOS

¿Qué es tan importante sobre los pactos que debemos tomarnos el tiempo para viajar a través de las Escrituras estudiando cada uno de ellos durante el camino? Por un lado, los pactos son revelados por Dios, y por lo tanto son parte de las Escritura que Dios dice que es “útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia” (2 Timoteo 3:16). Toda la Escritura merece un estudio y consideración cuidadosa. Pero más allá del beneficio general de conocer toda las Escritura, las siguientes son otras de las razones por las que los pactos en particular merecen nuestra especial consideración.

Primero, los pactos marcan los momentos cruciales de la revelación de Dios a los hombres. Las Escrituras no nos fueron dadas todas a la vez, y tampoco fueron dadas a un ritmo lento y consistente durante un largo período de tiempo. Ellas vinieron en períodos marcados e intensos o en épocas en las cuales Dios reveló una gran cantidad de verdad sobre Sí mismo, y expuso algún otro aspecto importante de Su plan global en la salvación de la humanidad. Los pactos sirven como marcos de referencia para estos períodos y ellos son el principio organizador para las cosas que Dios nos revela en la Biblia. En otras palabras, las eras de los pactos son las grandes eras en las cuales fue dado el contenido de la Biblia. Puesto que éste es el caso, los pactos nos brindan el esquema divino de las Escrituras. En un sentido, los pactos son los grandes encabezados para el libro que llamamos la Biblia y nos dan una idea del tema de cada sección de su contenido.

Segundo, los pactos ayudan a explicar los grandes actos redentores de Dios. La Biblia contiene los siguientes tres grandes actos redentores de Dios: Él redimió a una familia del diluvio universal, Él redimió a una nación de la esclavitud en Egipto, y Él redimió a un mundo de pecadores de la destrucción por medio de Cristo. A veces podemos ser como niños en nuestro entendimiento de estos y otros eventos claves en la Biblia—conocemos la historia, y podemos contársela a otros, pero no estamos tan claros sobre lo que significa y por qué está allí. Los pactos proveen el significado para las historias más grandes de la Biblia, declarando la infalible interpretación de Dios de Sus actos redentores.

Revelación y redención siempre van juntas. Cuando Dios hace una gran obra, Él habla de antemano, preparando a la gente para lo que viene, y luego posteriormente, explicando la importancia de lo que Él ha hecho y como se aplica prácticamente a Su pueblo. Los pactos de Dios son sus herramientas interpretativas para explicar el significado de Sus actos. Por ejemplo, veremos que Dios habla a su pueblo antes del Éxodo, y luego le habla nuevamente para enseñarle la importancia de lo que había ocurrido. El pacto que Él hace con ellos está conectado a esta liberación, tal como Su pacto con Noé está conectado con su rescate del diluvio (Éxodo 19:1-6; Génesis 9:1-11). De hecho, cada uno de los pactos tiene una conexión con la obra redentora más importante—la obra de Cristo para nuestra salvación. La Biblia nos dice que Cristo viene, describe lo que Él hace, y luego nos explica y aplica la importancia de estos eventos. Los pactos juegan un papel central exponiendo las características principales de la obra redentora de Cristo, tal como veremos a lo largo de este libro.

Tercero, los pactos nos ayudan a ver la naturaleza progresiva del plan redentor de Dios. Como cristianos modernos quienes siempre han tenido una Biblia completa, podemos tener una perspectiva simplista sobre la verdad del Evangelio. Nos olvidamos que literalmente hace miles de años Dios ha estado desarrollando progresivamente un plan para salvar a los pecadores el cual fue consumado en la muerte, sepultura, y resurrección de Cristo. Un estudio de los pactos nos permite recorrer todo el trayecto desde la promesa de Dios a Adán y Eva en el Huerto hasta la inauguración del Nuevo Pacto el cual fue sellado con la sangre de Jesucristo. Nos permite ver las cosas desde la perspectiva de los hombres y mujeres que oyeron estas promesas por primera vez y nos hace apreciar de una forma más completa lo limitado de su conocimiento; pero a la vez nos muestra la unidad esencial entre su fe y la nuestra. Al mismo tiempo, vemos cuán vastos e detallados fueron los designios de Dios en la salvación de su pueblo. En este sentido, estudiar los pactos es como volver atrás y mirar fotografías de la construcción de una masiva e detallada obra maestra arquitectónica. Podemos ver cómo son el fundamento, la estructura, y las obras internas del desarrollo del reino de Dios. Esto nos ayuda a apreciar más plenamente la salvación que disfrutamos actualmente, y también maravillarnos de la sabiduría de Dios como el Diseñador del plan de redención.

Cuarto, los pactos nos permiten apreciar la centralidad de Cristo en las Escrituras. A medida que las piezas del mosaico de los pactos sean unidas en el transcurso de este libro, es mi esperanza que usted reconozca crecientemente el rostro de Cristo en el estudio de los pactos. El predicador tenía razón cuando dijo: “Así como todos los caminos conducen a Roma, así todos los textos conducen a Cristo.” Esa no es sola una manera agradable de pensar acerca de la Biblia, sino que es la regla bíblica de interpretación. Debemos esperar encontrar a Cristo en todas las Escrituras (Lucas 24:27; Juan 5:39). Si usted ama encontrar a Cristo en las Escrituras, amará estudiar los pactos. Cada uno revela una faceta diferente de Su persona y de Su obra.

Quinto, los pactos son el patrimonio y la herencia de todos los cristianos. ¡Esta es una razón poderosa para estudiar los pactos! Ellos le pertenecen por nacimiento como un hijo de Dios. En el libro de los Efesios, Pablo describe la maravilla de nuestra salvación por la libre gracia del Señor Jesucristo. Él muestra nuestra posición de muertos en nuestros pecados y enemigos de Dios, y luego describe cómo Dios nos dio vida por Su poder. Hablando primordialmente a los gentiles, (no judíos), él sigue relatando que antes de que se volviesen Cristianos, ellos estaban “sin Cristo, alejados de la ciudadanía de Israel y ajenos a los pactos de la promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo.” (Efesios. 2:12-13).

Eso significa que todos los cristianos, de cualquier trasfondo étnico o religioso, son hechos cercanos a Cristo, tanto por haber sido adoptados como por haber sido hechos herederos. ¡Estos pactos son nuestros pactos! Las bendiciones pronunciadas en los pactos son la propiedad de los descendientes espirituales de aquellos que originalmente oyeron esas promesas, y por consiguiente, estudiar los pactos puede ser como descubrir un montón de riquezas y bendiciones familiares que usted ni siquiera sabía que existían. Así como la oración de Pablo era que los efesios pudiesen comprender plenamente la altura, profundidad, y anchura del amor de Cristo, es mi oración que usted comprenda crecientemente la altura, profundidad, y anchura de la heredad que Dios ha preparado para usted como Su hijo.

Acabamos de rascar la superficie del significado e importancia de los pactos. Mientras nos movemos hacia los detalles de cada sección, las características comunes de los pactos que identificamos en este capítulo serán resaltadas y, al mismo tiempo, veremos cómo nuestra visión de la revelación progresiva del plan de redención de Dios causa tanto impacto a nuestra vida cristiana diaria y a nuestro caminar con Dios. Comenzando con los eventos claves en los primeros capítulos de la Biblia que declaran la promesa de redención, estudiaremos cada uno de los cinco grandes pactos del Antiguo Testamento, y luego seguiremos mirando el Nuevo Pacto, el cual reúne todos los demás, y muestra su cumplimiento en Cristo.

RECOMENDADOS PARA MÁS ESTUDIO:

Hendriksen, William. Survey of the Bible. [Panorama de la Biblia] Grand Rapids, MI: Baker Book House, 1995.

Gonzales, Robert. “The Covenantal Context of the Fall: Did God Make a Primeval Covenant with Adam?” [El Contexto del Pacto en la Caída: ¿Hizo Dios un Pacto con Adán?] in Reformed Baptist Theological Review. 4:2 (2007): 5-32.

Coxe, Nehemiah and Owen, John. Covenant Theology from Adam to Christ. [La Teología del Pacto, Desde Adán hasta Cristo] Palmdale, CA: Reformed Baptist Academic Press, 2005.

Desde el huerto del Edén hasta la gloria del Cielo

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