Читать книгу Las humanidades médicas desde la perspectiva de estudiantes de medicina - Jaiberth Antonio Cardona Arias - Страница 8
ОглавлениеIntroducción
Este trabajo de investigación nació de una experiencia docente en el programa de Medicina de la Universidad Cooperativa de Colombia, Sede Medellín, hace unos diez años. El ejercicio de docencia en el área sociohumanística se mostraba arduo y poco estimulante para los autores de esta investigación, debido a la dificultad de establecer puentes entre disciplinas que tradicionalmente han habitado “culturas” diferentes, así como a las condiciones estructurales de la malla curricular, que confinaba a los estudios humanísticos —como en la mayoría de los programas de medicina en el mundo— a una posición secundaria (1). Dicha situación, inevitablemente, llevó a que se planteara una reflexión acerca del lugar de las humanidades dentro del ámbito de la formación médica. Además, presenciar la falta de interés de los estudiantes hacia los contenidos de las materias —que obedece a la exigencia propia de los saberes en la clínica y en las ciencias básicas— reforzó la apuesta por problematizar este acontecimiento. En este orden de ideas, el punto de partida para este estudio subsume elementos de la malla curricular de medicina, su propuesta pedagógica y didáctica y la perspectiva de los estudiantes y profesores, como ejes para una ampliación de esta problematización. Esta no se circunscribe al ámbito local; representa una problemática nacional e internacional, pues las lógicas técnicas de la biomedicina predominan en la educación médica mundial.
Una idea habitual planteada por expertos de las humanidades médicas en Estados Unidos y en Inglaterra tiene que ver con las experiencias de fracaso propiciadas por la distribución y el uso de este tipo de conocimientos que privilegian un modelo estrictamente biomédico en las estructuras curriculares (2). Lejos de ser un conjunto de conocimientos que compensa el reduccionismo cientificista, este tipo de abordajes termina convirtiéndose en un agente extraño, muchas veces inútil o puramente ornamental. La imagen estereotipada del médico mecánico, frío y poco empático ha sido, en cierta medida, el producto de una profesionalización de la medicina, a la cual se le ha exigido ser lo más objetiva posible en sus razonamientos y prácticas. Las humanidades médicas aparecen —nos cuentan— con el propósito de equilibrar la balanza hacia conductas y comportamientos más humanos y empáticos, más preocupados por los beneficios de una buena atención y de una mirada de los enfermos más global y situada (1).
Nuestras primeras experiencias con cursos como Socioantropología, Ética, Historia de la Medicina o Salud y Sociedad I resultaban ser realmente frustrantes. La estructura curricular y el número de créditos asignados a dichos cursos no permitían una profundización en los contenidos; estábamos experimentando un evento bastante común en quienes se ocupan de la enseñanza de los “complementos” humanistas y sociohistóricos en medicina: una sensación de estar “incompleto”, provocada por actitudes de rechazo a la actividad abstracta y conceptual, pero también a abordajes muy generales en los que no se lograban comprensiones detalladas de problemas importantes. Aterrizar desde el mundo de las humanidades y las ciencias sociales al de la medicina ha sido siempre un enorme reto intelectual, en la medida en que el mundo hoy demanda de profesionales con la habilidad de integrar y relacionar saberes y conocimientos: personas capaces de aportar en la producción de un ideal de médico “interdisciplinar”, con una mirada amplia para entender otras dimensiones de la medicina y la persona.
No obstante la nobleza de estos objetivos, resulta bastante difícil afrontar la tarea de dotar de firmeza profesional a los nuevos médicos en medios sociales donde predominan condiciones económicas de mucha exigencia y competitividad: escenarios “fríos”, “estandarizados”, “cosificados” y altamente burocratizados y gubernamentalizados (2). Por otra parte, es claro que dentro de los planes formativos de herencia flexneriana se les da un lugar más prominente a las ciencias básicas y clínicas, y a las ciencias de laboratorio. Aunque el propio Flexner abrazaba ideales pedagógicos y liberales cercanos al filósofo y pedagogo John Dewey, la balanza siempre se concentró en el tipo de conocimiento que, después de la Segunda Guerra Mundial, se ha denominado biomedicina (3).
Si bien en términos retóricos se ha reconocido la importancia de las humanidades médicas para efectos de la profesionalización y la humanización del acto médico, especialmente en el ámbito de la atención primaria, la estructura curricular tanto del programa por “objetivos” que comenzó en el 2008 como del programa por “competencias” que se inició en el 2016 privilegia un proyecto basado fuertemente en el paradigma biomédico (v. anexos 2 y 3). Resulta difícil establecer un contrapeso a los peligros del reduccionismo de esta perspectiva con las pocas horas asignadas a las materias de humanidades médicas. Esta situación terminaba generando efectos perniciosos en las expectativas y motivaciones de los estudiantes frente a estos cursos, reforzando lugares comunes problemáticos, como la idea de que el componente sociohumanístico es no solo marginal, sino también un obstáculo para escalar en las materias realmente importantes.
A efectos de entender con más amplitud este problema, a partir de una serie de revisiones exhaustivas en la literatura pronto se revelaron múltiples cuestiones que llevaron a concluir que no se trataba de preocupaciones meramente individuales. La incursión de las humanidades médicas en los regímenes de verdad médicos desde los setenta del siglo pasado no ha estado libre de problemas. Por tal motivo, en el desarrollo de instrumentos metodológicos mixtos se buscaron herramientas que permitieran efectuar un diagnóstico completo de la situación de las humanidades médicas en un programa de Medicina en particular, con la esperanza de que esto pudiese, además, tener un efecto valioso en términos curriculares y formativos.
En cierta medida, los hallazgos han corroborado esas intuiciones originalmente nacidas de las experiencias docentes. La indagación por los significados, las concepciones y la puesta en práctica de estos conocimientos resulta determinante para identificar los problemas e intervenirlos. Se advirtió, sin embargo, que la investigación que se pretendía realizar abarcaba otros asuntos: no se trataba solamente de una problemática curricular, sino que también apuntaba a las limitaciones epistemológicas y ontológicas de las humanidades médicas frente al concierto de la biomedicina. Este libro procura mostrar dichas consideraciones.
En este orden de ideas, la presente investigación problematiza el lugar de las humanidades en estudiantes de medicina. Para ello, la fase inicial del estudio brinda los fundamentos teóricos que evidencian la importancia de la siguiente pregunta: ¿cuáles son los significados, concepciones y prácticas relacionadas con las humanidades médicas en estudiantes de medicina de una universidad colombiana ubicada en Medellín (Colombia)? En la contextualización de esta pregunta, el primer capítulo expone los antecedentes de investigación, que, entre otros asuntos, demuestran el complejo disciplinar agrupado bajo el término “humanidades médicas”, su inclusión en las mallas curriculares, el lugar periférico de sus cuerpos teóricos y metodológicos en la formación en salud y el predominio de su estudio con base en artículos de reflexión. Se prueba así la novedad, pertinencia e importancia de esta investigación; se justifica en la necesidad de un abordaje empírico de esta temática en Colombia, particularmente en Medellín, mediante un estudio mixto que articula las ventajas de las investigaciones cualitativas y cuantitativas.
El segundo capítulo presenta el marco teórico como una ampliación conceptual de los elementos centrales de la pregunta de investigación. En tal sentido, se contextualizan algunos hechos históricos que operaron como condiciones de posibilidad para la incursión de las humanidades en la formación médica. Se resaltan algunos acontecimientos de la década de 1970, que derivaron en múltiples críticas a las lecturas anatómicas, patológicas o probabilísticas de la vida, la salud, la enfermedad y la medicina. Asimismo, se exponen antecedentes de investigaciones relacionadas con las humanidades médicas, para finalizar con algunas consideraciones sobre los estudios mixtos.
El tercer capítulo contiene los objetivos y el diseño metodológico, que resuelven la pregunta de investigación. Se describe el tipo de estudio, la selección de los participantes, las estrategias de recolección y análisis de la información. Se presentan además los principios éticos y las normativas bioéticas que orientaron el diseño y ejecución del estudio, así como la divulgación de los resultados.
El cuarto capítulo expone los resultados del estudio, desagregados en los componentes cualitativo y cuantitativo. En el primer caso, se presentan las categorías analíticas, con sus propiedades y dimensiones, desde las que se describen los significados de las humanidades médicas en el grupo de estudio. En el segundo, se exponen las propiedades psicométricas del instrumento de medición y los factores asociados los puntajes de las tres dimensiones analizadas: las concepciones, las prácticas y la importancia de las humanidades para los estudiantes de medicina.
El libro cierra con la discusión de los resultados. La articulación de los hallazgos cualitativos y cuantitativos demuestra múltiples puntos de conexión, como el predominio del enfoque biomédico en la enseñanza de esta disciplina; el lugar marginal que se ha dado a las humanidades médicas en el grupo de estudio; y una suerte de reduccionismo en las ontologías de lo sociohumanístico en salud, al considerar que las ciencias sociales son un anexo del sistema biológico, sin injerencia directa o específica en la praxis médica. Se incluye, finalmente, una serie de recomendaciones de orden pedagógico, didáctico y curricular para la formación médica, y se muestran las conclusiones pertinentes.