Читать книгу Leer para escribir - Javier H. Murillo - Страница 6
ОглавлениеLeer es una actividad que realizamos permanentemente. Leemos en la calle, en el centro comercial, en el transporte público y en la casa. Leemos en nuestras computadoras y teléfonos móviles cuando usamos aplicaciones como WhatsApp o Facebook. Leemos conscientemente, con la intención de buscar una información específica, y también a veces leemos sin darnos cuenta. Leemos textos (aquellos compuestos por signos lingüísticos), pero también puede decirse que leemos otros tipos de signos y otros tipos de textos, como los que son comunes en las matemáticas o en la música, por ejemplo, o los gráficos y las imágenes que recibimos a diario de la publicidad. Pero como la lectura no es solo decodificar letras y sonidos, leemos también en otros espacios de nuestra vida, más complejos y a veces también oscuros: leemos los gestos de nuestros seres queridos, las intenciones de quienes nos rodean e, incluso, buscamos las marcas de nuestro destino en las cartas, en las estrellas, en el chocolate o en las entrañas de los animales, como los antiguos romanos.
Existen variadas maneras de leer, y muchas de ellas están condicionadas por la intención con que lo hacemos. Cuando nos levantamos leemos nuestro reloj para saber qué hora es. Posiblemente leemos también el diario en las mañanas para informarnos sobre sucesos ocurridos en nuestra ciudad, país y el mundo. Cuando nos transportamos leemos las señales de tránsito para guiarnos, o los letreros del transporte público para saber qué bus debemos tomar. Leemos la correspondencia que nos llega a la casa o al correo electrónico para descubrir qué tienen los demás que comunicarnos, y leemos las cuentas de luz, agua, etc., para informarnos de los valores que tenemos que pagar. Leemos los letreros de las películas cuyo audio está en idiomas distintos del nuestro para entender qué dicen los personajes. Leemos los mensajes de Instagram para compartir experiencias o hacer mercadeo personal, o simplemente para actualizarnos sobre la vida de nuestros conocidos, y Twitter para informarnos sobre lo que opinan personas o entidades que nos interesan… Pero no leemos siempre de la misma forma: no leemos con la misma atención la novela que nos tiene fascinados o el volante promocional de una cafetería que nos es entregado mientras caminamos por la calle. Leemos todos los días y en todo momento de nuestra vida. La lectura es un elemento constitutivo de nuestra cotidianidad y determina la forma en la que vivimos en sociedad.
En este libro nos ocuparemos solo de dos tipos de lectura específicos: aquel que da cuenta de signos lingüísticos que componen textos, textos formales, y que tiene lugar fundamentalmente en el ámbito académico, en el colegio o en la universidad; y el que se usa para resolver problemas que involucran números y operaciones matemáticas. Además, nos enfocaremos en la lectura con un propósito definido; esto es, no en la lectura con un fin lúdico o placentero (como cuando leemos por mera diversión, curiosidad o entretenimiento, con la literatura o con nuevos medios de comunicación como las redes sociales), sino en aquella lectura que es apenas un medio, un instrumento para conseguir otro. Hablamos, de esta manera, de leer para escribir; de leer para comunicar, algo, por escrito: cualquier información que pueda ser dada a través de signos lingüísticos o de signos matemáticos. De ahí el título de nuestro libro.
La estructura del libro obedece, pues, a tal propósito. El volumen está dividido en dos grandes apartes: “Leer para informar y leer para argumentar” y “Leer para resolver”. El primero hace referencia a lo que hemos llamado los signos lingüísticos, a los textos con los que un lector corriente se puede encontrar en la universidad. Y el segundo, a esos otros textos que constituyen la materia prima del estudio de las matemáticas: los problemas y las situaciones comunicativas que incluyen números y valores, fórmulas y sus planteamientos y sus resultados.
Cada uno de estos dos apartes está dividido en secciones y en pasos concretos en los cuales se explican los procedimientos para alcanzar los propósitos planteados. A continuación se presenta un resumen en el que se resaltan las ideas principales del capítulo, y los elementos que no deberían olvidarse (“En síntesis”). Después, se procede a aplicar lo visto en el capítulo en una reconstrucción propia del conocimiento, donde se practica lo aprendido (“Yo construyo”). Luego se proponen los ejercicios que el estudiante debe desarrollar para comprobar que se ha apropiado de la información; finalmente, en un último aparte se da cuenta de los errores en los que podría caer el estudiante y se anticipan las principales dificultades que podría enfrentar al trabajar en cada uno de los temas (“Que no nos pase”).
Leer en el entorno académico
Las situaciones formales y académicas demandan ciertas tareas de escritura y, como es natural, estas implican también determinadas formas de lectura. En el entorno académico leemos para buscar información específica, para dar cuenta de un concepto, de una idea específica. Para demostrar (o para negar) una de nuestras ideas; leemos para conocer los temas que nos presentan los profesores, pero también para poner por escrito este conocimiento. Informar, argumentar y resolver suelen ser tres de los propósitos más comunes en la universidad. Por eso, son los que nos ocuparán en este libro: ¿cómo leer para informar? ¿Cómo leer para argumentar? ¿Cómo leer para resolver?
Evidentemente, no es lo mismo leer para escribir un resumen que leer para dar nuestra opinión respecto a un tema específico, como puede ocurrir en una discusión abierta de clase o en un debate, o para resolver una situación que propone variables numéricas. ¿Cómo hacerlo, entonces, en cada uno de los casos que nos demandan las diferentes tareas de la universidad?
Como no siempre leemos igual, existen distintas estrategias que nos pueden resultar de utilidad para dar cuenta de las tareas escritas que nos piden: ¿qué buscamos? ¿Dónde lo buscamos? ¿Qué debemos recordar y conservar, y qué podemos desechar en el gran mar de información que tenemos hoy a nuestro alcance gracias a los sistemas hiperconectados? Todas estas preguntas, que dan lugar a posteriores decisiones, tienen que ver con el propósito, con la intención con que leemos y, sin duda, con el contexto dentro del cual se produce esta intención. Este libro se ocupa de tales cuestiones.