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1. EL MILAGRO DE LA RESPIRACIÓN
ОглавлениеEn cualquier momento de la vida podemos tomar conciencia de nuestra respiración, la forma más poderosa de anclarnos en el Ahora de que disponemos.
Dondequiera que estemos, sea la hora que sea, independientemente de lo que esté ocurriendo en el mundo externo, siempre podemos mostrar curiosidad por el profundo misterio de la respiración, podemos sentir como su continuo subir y bajar nos llena de vida, su cadencia de expansión y relajación. Nos permite salir de la mente, abandonar la narrativa construida por el pensamiento sobre el pasado y el futuro y entrar en contacto con la frescura y la creatividad de un solo momento de respiración.
Solo por un momento, estate plenamente presente con la respiración a medida que esta asciende y desciende a su propio ritmo. Al tiempo que vas leyendo estas palabras, presta atención a las sensaciones del vientre y el pecho, sin intentar controlarlas o cambiarlas, sin tratar de respirar de una manera concreta. Fíjate en las sensaciones que te produce, en ese subir y bajar tan familiar del pecho y del vientre que, como si de olas se tratase, te han acompañado siempre desde que eras un niño. ¿Dónde sientes con más intensidad el ascenso o el descenso? ¿Puedes dedicar unos preciosos instantes a seguirla con tu atención, arriba y abajo, arriba y abajo?
Deja que la respiración sea como es. Subiendo y bajando, subiendo y bajando, como una ola en el océano. No intentes alterarla en modo alguno. Si es superficial, deja que sea superficial. Si es profunda, deja que sea profunda en este momento. Tanto si es apretada y contraída como si es suave y espaciosa, limítate a estar con ella igualmente. No trates de convertirla en algo que no es. No compares tu forma de respirar de hoy con la de ayer o la de mañana. Quédate con la respiración tal como es, en este momento, en esta hora, en este día.
Tan solo deja que la respiración sea natural, que el cuerpo respire por sí mismo. Suelta cualquier sensación que puedas tener de estar aguantando o reteniendo el aliento. Permite que suba y baje a su manera, a su propio ritmo.
¿Ves? Por un momento, mientras prestas atención a lo que está aquí (y no a lo que no está aquí), ¡no estás atrapado en la historia de tu vida que ha construido el pensamiento! Por un momento, te has desprendido de la mente, de toda esa narrativa tan compleja y dramática llamada «yo y mi vida», y te has adentrado en tu cuerpo vivo. Has abandonado el conocido y familiar mundo del hábito y el condicionamiento y has descendido a lo Desconocido, al gran Misterio viviente.
Ahora, cuando vuelvas a perderte en la locura del mundo, siempre puedes recurrir a la ayuda que te brinda la respiración.
Puedes invocar la gran pregunta eterna: «Respiración, ¿cómo estás ahora, justo en este momento?».
Puedes sentir al misterioso «Uno que respira» dentro de ti con la mayor ternura y fascinación.
Y sentir, en última instancia, que no eres tú quien respira, sino que estás siendo respirado.