Читать книгу El viaje sin héroe del cine colombiano - Jerónimo León Rivera Betancour - Страница 9

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Introducción

El héroe1 es el modelo. Queremos ser como él, vestirnos así, movernos así, tener su suerte con las chicas y la valentía e inteligencia para reaccionar rápida y correctamente, aun en los momentos más difíciles. El héroe clásico de las películas, sin embargo, no es común en la vida real, en la que los héroes sufren, lloran, se equivocan y cometen actos indignos de su condición. En el mundo real los héroes sí existen, pero sus motivaciones pueden no ser altruistas y sus métodos poco ortodoxos. El público, por su parte, parece sentirse más atraído por las grandes proezas físicas y el alarde de destreza de personajes que no son modelos de virtud, que por los actos de supervivencia de pequeños héroes cotidianos que deben, por ejemplo, proteger a su familia de la violencia y la miseria.

La industria de Hollywood, el gran referente de la cinematografía contemporánea, ha sido consciente de esto y, cada vez más, las series y películas han optado por elegir protagonistas antiheroicos o abiertamente villanescos. Incluso ha reformulado muchos de sus superhéroes clásicos a fin de crearles traumas, heridas, vulnerabilidad y una buena dosis de oscuridad.

En los estudios de narrativa audiovisual y guion se ha posicionado desde hace décadas el modelo del viaje del héroe propuesto por Joseph Campbell (1959) en El héroe de las mil caras en clave psicoanalítica, y se ha convertido en manual para escritores por Cristopher Vogler (2002) en El viaje del escritor. Ambos autores retoman estudios anteriores y toda una tradición de folcloristas, lingüistas y literatos que recogen la tradición oral y escrita con el propósito de convertir los personajes en arquetipos y representar la memoria colectiva de la cultura en formas claras y aprehensibles.

Al iniciar el estudio del heroísmo en el cine colombiano, la primera duda surge de la existencia o no de héroes en el sentido clásico de la palabra. Los personajes del cine colombiano suelen navegar en sus historias oscilando entre hacer lo correcto y acomodarse a una realidad dura, injusta y un poco absurda. La lógica del universo macondiano propuesto por Gabriel García Márquez cobra sentido y su fuerza reside en que, más que realismo mágico, se trata de una interpretación muy realista de una cultura en la que la realidad supera con creces a la ficción.

El modelo del “héroe de las mil caras” (Campbell, 1949) parte de la base de que, aun en su imperfección, este puede encontrar una forma de ser mejor y de regresar después de un largo viaje con una recompensa que hará bien a su comunidad. Sin embargo, cuando el héroe decide omitir el camino de regreso y se beneficia de su nuevo poder, suele caer en la exploración de su lado más oscuro y terminar convertido en el villano de la historia. ¿Qué pasaría, entonces, si este protagonista no deseara ser héroe, no tuviera las condiciones para serlo, ni un apoyo de un mentor, además de que su misión estuviera condenada al fracaso desde el inicio? De allí surge este libro como una posible vía que permite explorar el viaje de unos protagonistas que no son ni pretenden ser héroes y que, en muchos casos, tienen buenas intenciones que se extravían ante una realidad que, prácticamente, los empuja a hacer el mal.

El origen del libro es el desarrollo de la tesis doctoral “El protagonista del cine colombiano: contexto, gobierno e industria en una narrativa antiheroica” (Rivera-Betancur, 2018), nominada al premio especial de doctorado 2018-2019 de la Universidad de Navarra por obtener la máxima calificación (cum laude). En ese trabajo, parcialmente plasmado en este libro2, se sugiere que una de las principales marcas de identidad del cine colombiano (y buena parte del latinoamericano) es la conexión entre ficción y realidad, y cómo, ante una realidad caótica de valores invertidos, los personajes de las historias se ven limitados a actuar en un contexto que castiga la heroicidad. Dicho de otra forma, más allá de tratarse de ficciones protagonizadas por antihéroes, podríamos afirmar que se trata de narrativas antiheroicas en las que los valores invertidos llevan al espectador a justificar acciones indebidas mediante la aceptación del mal relativo como el menor de los males posibles.

Las referencias que aparecen a lo largo del texto a películas y temas relacionados con el cine latinoamericano tienen que ver con la cercanía social, cultural e histórica entre el cine colombiano y el de estos países, unidos por una historia común y características socioeconómicas y políticas muy similares. La conexión entre estos cines y la realidad de sus países parece ser un imperativo que ha hecho carrera desde hace mucho tiempo y termina por constituir una seña de identidad de buena parte del cine de América Latina.

El primer capítulo presenta un breve recorrido por conceptos necesarios para el análisis, tales como los de justicia, legalidad y autoridad. Aunque pueden usarse como similares y con significados casis intercambiables, es importante aclarar que la justicia se entiende como un valor universal propio de cada momento de la historia que ha sido definido ampliamente en la tradición occidental. La justicia trasciende las normas y, en ocasiones, las leyes (legalidad) van en contra de la libertad y la justicia en cuanto valores universales. La autoridad, por su parte, la encarnan personajes que han sido designados, legal o ilegalmente, como sujetos con atributos de poder y decisión.

Más allá de una profunda discusión teórica (lo cual requeriría muchos tomos de muchos libros), se presentan algunos referentes que nos permiten entender la relación de los protagonistas con situaciones y personajes que representan estos conceptos, a partir de la idea según la cual, en la práctica, las leyes pueden estar al servicio de intereses particulares, su aplicación ser injusta y los representantes de la autoridad carecer de legalidad o legitimidad.

En este apartado se presenta también cómo en un contexto de valores invertidos puede llegar a verse mal el seguimiento estricto de la ley (como una muestra de ingenuidad o cobardía) y que puede premiarse la infracción de las normas, vista a veces como una prueba de astucia (viveza), inteligencia o, simplemente, como un acto cotidiano que pierde su sanción social por el simple hecho de que muchos lo hacen.

Acto seguido se describen algunos rasgos característicos del heroísmo, de manera que se diferencia la imagen del héroe clásico de las de los héroes y antihéroes contemporáneos. Este marco de referencia nos permite entender la importancia de las misiones, las motivaciones, los métodos y los resultados de los protagonistas, así como la evolución a lo largo del tiempo de conceptos importantes como, por ejemplo, la voluntad, la valentía, el valor y el altruismo.

Posteriormente, se presenta el modelo del viaje del protagonista del cine colombiano que, a partir del análisis de películas relevantes para la filmografía nacional reciente, esboza un comportamiento tipo de personajes protagónicos que se alejan del concepto del heroísmo. En este modelo se consideran características de su personalidad, su caracterización antropológica y la naturaleza de sus misiones.

A lo largo de este recorrido se parte de lo general a fin de llegar a lo particular, con el propósito de encontrar un modelo que pueda funcionar en narrativas antiheroicas en las que es casi imposible forjarse como un héroe a causa de contextos hostiles con sistemas de valores invertidos en los que el concepto del mal se relativiza.

Aunque el modelo propuesto ha sido pensado para el cine colombiano y surge de la visualización de una inmensa mayoría de las más de seiscientas películas realizadas en el país (1915-2021), es posible que pueda aplicarse a otras cinematografías con condiciones socioeconómicas similares y desarrollos cinematográficos equivalentes. Esta es la razón por la que, a manera de prospectiva o apéndice, el texto culmina con un análisis de cinco películas latinoamericanas contemporáneas relevantes3 (provenientes de Argentina, México, Brasil, Chile y Uruguay) en las que se puede ver claramente un desarrollo narrativo similar al del modelo presentado. Se trata de un guiño para que investigadores de otros países consideren la posibilidad de aplicar el modelo a un corpus determinado de películas de países diferentes a Colombia. Sería maravilloso tener datos sobre estas exploraciones para constatar —o no— su pertinencia y validez.


1 A lo largo del libro hablaremos de “el héroe”, término en el que se incluye a las heroínas. Es importante reconocer, sin embargo, que la tradición de las heroínas en el cine no es tan amplia y que la representación de la mujer en los relatos ha sido bastante pobre y estereotípica. La presencia de las mujeres en posiciones de poder de la industria del cine también ha sido escasa y, aunque la situación ha mejorado en los últimos años, estamos lejos de una representación y participación equitativa entre hombres y mujeres.

2 La otra parte importante de la tesis, el análisis de la cinematografía colombiana con la mexicana, brasileña y argentina, se ha materializado en el libro El papel del cine colombiano en la escena latinoamericana, editado por la Universidad de La Sabana en el 2019.

3 Taquilleras, bien valoradas por la crítica y/o ganadoras de premios.

El viaje sin héroe del cine colombiano

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