Читать книгу María, la Innovadora. La innovación aplicada a la empresa - Jesús María López-Davalillo y López de Torre - Страница 7
ОглавлениеIntroducción
Queremos poner este manual a disposición de visionarios, para aquellos que cambian el juego y a los que desafían los modelos de negocio que se están quedando obsoletos y, por supuesto, a todos aquellos que diseñan las empresas del mañana.
De la mano de María, vamos a transmitirles, a lo largo de estas páginas, el conocimiento y la dilatada experiencia internacional de nuestro equipo, que ha colaborado activamente en la consolidación de empresas de alto rendimiento, redactándolo con espíritu divulgativo, sin ningún sesgo de interés de ningún orden.
Estamos dejando atrás un mundo para crear otro con actitud posibilista, centrado en la solución a los problemas que se suscitan en la sociedad actual, que la pandemia del COVID-19 ha acelerado de manera muy importante, por lo que todas las empresas se han puesto a innovar, unas con mejor preparación que otras, pero todas con el fin de mantenerse en el mercado, si es posible más fortalecidas, tras la recesión y aprovechar la ola de crecimiento, cuando se produzca.
La innovación ha marcado, y lo sigue haciendo, la evolución humana y de las empresas, y vuelve a ser en estos momentos una prioridad estratégica, ya que a partir de ahora el crecimiento de las empresas, en general, no se va a dar en los productos y organizaciones actuales, así que debemos buscar nuevas fuentes de rentabilidad y, para ello, es imprescindible poner énfasis en la innovación, acelerando los procesos, desde la aparición de la idea hasta la implementación de la misma.
En tiempos de incertidumbre en los que estamos empresarios y directivos, nos vemos obligados a buscar las mejores ideas, no solo de nuestros colaboradores y empleados, sino de proveedores, clientes, distribuidores, etc., facilitando esta recogida de ideas mediante una cultura de la innovación, que tenemos que implantar en toda la organización, creando un clima propicio para integrar a todos ellos en un grupo dinámico en el que se perciba que la innovación es el eje de nuestra empresa.
Estados Unidos sigue siendo el país que más ideas innovadoras aporta tradicionalmente al mercado, si bien actualmente, debido a la globalización y la mejora sustancial de las comunicaciones y el transporte, ha hecho mucho más fácil la entrada de una cantidad importante de empresas al comercio global, y que pueden ubicarse geográficamente en cualquier país que se ajuste mejor a sus expectativas e intereses.
Las empresas necesitan innovar si pretenden conseguir una ventaja competitiva con respecto a su competencia en el irreversible mercado global, adaptando nuevas tecnologías y herramientas que están transformando nuestra organización y la forma de comunicarnos con nuestros consumidores.
Y no basta con tener buenas ideas, sino llevarlas a la práctica, innovando o adaptando una idea antigua a los nuevos tiempos y, para ello, nada mejor que analizar las empresas de la competencia, dónde y en qué segmentos y mercados operan, para introducirnos en nuestro mercado local en primer lugar, y pasar posteriormente al mercado global, con un producto o servicio que realmente coincida con el demandado por los clientes potenciales, lo que nos va a permitir descubrir los segmentos de mercado donde existen oportunidades de negocios, por no estar cubiertos en este momento.
La economía mundial en estos dos decenios del tercer milenio se ha caracterizado por las turbulencias y la incertidumbre; por todas partes están apareciendo nuevos competidores y nuevas tecnologías, incluso creando sectores nuevos, llevando a la obsolescencia a muchos productos y empresas, además de eliminar fronteras y barreras de todo tipo.Todo ello nos obliga a aprender a gestionar la incertidumbre con eficiencia.
Las escuelas de negocios tenemos en estos momentos una función muy importante en la formación de líderes que gestionen con eficacia esta innovación, porque se precisan personas creativas y con iniciativa, actitudes necesarias para cualquier directivo o empresario.
Cualquiera puede tener una buena idea, pero lo que distingue al líder es tener la iniciativa y la capacidad de poder sacarla adelante para dar respuesta a las necesidades de los clientes valorando todas las opciones disponibles, motivando, fomentando y promoviendo la innovación en un contexto de «cultura innovadora».
Y todo ello debemos hacerlo en base a una prioritaria responsabilidad social y, si es posible, conjuntamente con otras empresas, instituciones y organismos públicos y privados, sin por ello perder de vista nuestra obligación de obtener buenos resultados finales, teniendo presente que no solo debemos dar por resuelta la solución a los deseos actuales del cliente, sino tender a conseguir perspectiva de escalabilidad, que nos permita resolver más fácilmente los problemas a medida que vayan surgiendo.
No vamos a entrar en este libro en las funciones de la Administración Pública, aunque influyen, y mucho, en la actividad empresarial; tan solo nos gustaría que los diversos gobiernos allanaran el camino para que la innovación pueda llegar a nuestros sectores y, si fuera posible, fomentarla en el tejido empresarial de su país.
Están surgiendo nuevos emprendedores que pretenden revolucionar la manera de hacer negocios innovando no solo en productos y servicios, sino en la aplicación de las nuevas tecnologías en los procesos de producción, apertura de nuevos mercados y, principalmente, en nuevos estilos de organización empresarial y de sus modelos de negocio.
Estos emprendedores e intraemprendedores están localizando nuevas fuentes de abastecimiento, encontrando proveedores en ámbitos antes no buscados, y creando organizaciones que optimizan los costes y la calidad para mantener los márgenes de beneficio en sus procesos productivos a fin de garantizar la subsistencia de las empresas e intentar su crecimiento.
No nos engañemos, es mucho más frecuente el fracaso de los emprendedores que aquellos que tienen éxito, que es de los que comentamos siempre, pero tenemos que aprender a convivir con el error y convertir estos en nuestras mejores enseñanzas. Así lo hacen los auténticos emprendedores y por eso continúan apareciendo nuevos productos y servicios innovadores todos los días que podemos ver en internet y las redes sociales.
Tampoco olvidemos que la innovación lleva aparejado un riesgo, pero que bien contralado y resuelto es rentable, si conseguimos ese producto o servicio que nos proponemos, con el que podremos impactar en el mercado y generar beneficios para nuestra empresa.
La sociedad está en permanente evolución y nuestra obligación, si pretendemos tener éxito, es anticiparnos a los posibles cambios y sus impactos que se nos van a presentar a corto y medio plazo, sabiendo identificar las oportunidades de negocio y aprovecharlas en nuestro favor.
Hay aspectos en los que se incide mucho y que son muy importantes, como es el caso de la digitalización en todas las
áreas de la empresa apoyada en los retos de la robotización y la inteligencia artificial, en los sistemas organizativos de las empresas, además de procesos comerciales automatizados para poder hacer llegar al cliente nuestra propuesta de valor.
Tenemos que tener presentes también otras cuestiones menos divulgadas, pero no por eso menos importantes, como es la innovación en la cadena de suministros que permite reestructurar la distribución para conseguir que sea más ágil, menos costosa y de mayor calidad, con el fin último de siempre que es conseguir un consumidor satisfecho y fidelizado.
Pero teniendo siempre en cuenta que la tecnología debe ser un facilitador de nuestra gestión, nunca un controlador de logros y resultados.
Por ello, debemos estar orientados a aportar soluciones a los problemas y cuestiones que la sociedad necesita. Podremos desarrollar nuevos modelos de negocio construyendo en nuestras empresas una verdadera cultura de la innovación continua, de manera que cada día busquemos nuevos escenarios y caminos para mejorar y prosperar en este mercado global, tanto nuestras empresas como nosotros como profesionales.