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01_El siervo asombroso de Jehová

Isaías 53

BOSQUEJO

— Introducción

— El quinto evangelio

— Juicio y cautividad

— Gracia y salvación

— El siervo del Señor

— Reino y gobierno en Israel

— El siervo sufriente

— La pregunta más significativa

— Mensaje de salvación al pueblo judío

— Interpretación judía de la profecía mesiánica

— Diferencia entre judaísmo y cristianismo

— Conclusión

— Oración


SERMÓN

Introducción

Abra su Biblia en el capítulo 53 de Isaías. Estamos a punto de embarcarnos en un estudio de esta porción inmensamente importante del Antiguo Testamento. Conforme comenzamos nuestra serie en el Antiguo Testamento, encontrando a Cristo ahí. Les voy a dar una advertencia, la realidad es que van a pensar que están en una clase avanzada en el Master Seminary, porque es esencial para mí darles el cimiento y algo de la estructura de esta sección de las Sagradas Escrituras, necesitan entender su naturaleza, su contexto, para que puedan extraer todas las riquezas que están en este capítulo.

Han oído sermones de Isaías 53, pero van a recibir más que eso, entonces necesitan poner atención, pensar como eruditos y pensar con cuidado, y esperen que sea un poco de sobrecarga académica. Vamos a probar su capacidad de gigabytes, cuánto pueden manejar.

Al llegar a Isaías capítulo 53 tengo que decir que el principio del pasaje realmente está en el capítulo 52 versículo 13. Entonces, cuando hago referencia general a un estudio de Isaías 53, de hecho, estoy incluyendo el 52 versículo 13 hasta el 53 versículo 12. Esa sección entera de 15 versículos, comenzando en el 52:13, todo es una sección. Solo podría decir que cuando los eruditos marcaron el capítulo 53, de hecho, deberían haber comenzado en el versículo 13, porque el versículo 13 prepara lo que es detallado en el capítulo 53. Ahora si usted ha sido cristiano por un tiempo, está muy familiarizado con esta sección de las Sagradas Escrituras, y así debe ser.

El quinto evangelio

Ha sido llamada por algunos eruditos en el pasado “El Quinto Evangelio”. El Quinto Evangelio a ser añadido a Mateo, Marcos, Lucas y Juan. Fue Agustín quien dijo, en el siglo quinto: “No es una profecía, es un Evangelio”. Fue Policarpo, el estudiante y amigo del Apóstol Juan, quien llamó a esta sección de las Escrituras: “La pasión dorada del Antiguo Testamento”. Martín Lutero dijo: “Todo cristiano debe poder repetirlo de memoria”. Entonces, esa va a ser su tarea, memorizarse Isaías 52:13 hasta el 53:12 y usted va a disfrutarlo el resto de su vida. Es muy probable que ya conoce la mayor parte de esta sección si ha estudiado las Escrituras por algo de tiempo.

Un par de eruditos alemanes escribiendo en 1866: “Parece como si hubiera sido escrito debajo de la Cruz del Gólgota”. Y añadieron: “En muchas ocasiones ha derretido la corteza del corazón de un israelita”. Los mismos eruditos alemanes añadieron: “Este capítulo es lo más central, lo más profundo y lo más sublime que la profecía del Antiguo Testamento jamás ha alcanzado”. En esta sección de las Sagradas Escrituras va a encontrar la raíz del pensamiento cristiano, aunque es Antiguo Testamento. Usted va a encontrar aquí frases que han entrado y permanecido en el vocabulario y conversación cristianas. Va a encontrar en esta sección de las Escrituras que el texto ha sido más usado por más predicadores del Evangelio y escritores a lo largo de la historia que cualquier otra porción del Antiguo Testamento, de hecho, Isaías 53 es el corazón de la escritura hebrea. Es la escritura mesiánica, épica profética, está por encima del resto en el Antiguo Testamento. Ahora, el brillo de esta gema profética es intensificado por su contexto.

Entonces, mantenga su Biblia en la mano porque va a tener que entender esto conmigo. Quiero darle el sentido de lo que estamos viendo aquí, comenzando con una especie de panorama más amplio. Isaías está dividido en dos secciones, capítulos 1 al 39 y capítulo 40 hasta el capítulo 66. Obviamente, un libro largo y muy detallado y magnífico del Antiguo Testamento. Fue escrito alrededor del año 680 antes de Cristo, o 700 años antes de Cristo.

Juicio y cautividad

La primera mitad del libro, capítulos 1 al 39, hablan de juicio venidero y cautividad. 39 capítulos en donde Dios habla a través del profeta Isaías, hablando de juicio. Juicio contra Israel que estaba por venir inmediatamente, y vino, vino menos de 100 años después de que fue escrito al principio de la cautividad babilónica, cuando el Reino entero del Sur de Judá, la única parte que permaneció, el Reino del Norte ya había sido llevado a la cautividad unos años antes, en el 720. La cautividad del Reino del Sur es el objetivo de los primeros 39 capítulos. Y más allá de eso, hay advertencias acerca de Juicio Divino en contra de los pecadores de toda época y todo tiempo. Inclusive hay indicaciones del Gran Día del Juicio Escatológico Final, definitivo. Pero los capítulos 1 al 39 tratan de juicio y cautividad en términos de cautividad babilónica y el asunto más grande del juicio en contra de los pecadores, inclusive el asunto más grande de Juicio Final al final de la historia humana. Entonces, el capítulo 39 termina pronunciando juicio que está por venir en contra de Israel en la cautividad babilónica, cuando ellos serán llevados por Babilonia.

Escuche los versículos 6 y 7: “He aquí vienen días”, versículo 6 del capítulo 39, “en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia”. Esta es una profecía específica de la cautividad babilónica la cual comenzó en el 603, unos 80 años después de que Isaías lo escribió. Él profetizó que sucedería. Sucedió, hubieron tres deportaciones, 603, 597 y 586 la final, y no regresaron sino hasta después de 70 años después de esa cautividad final.

Gracia y salvación

Entonces, la primera sección puede ser verificada teniendo como autor a Dios debido a que la historia probó su cumplimiento a detalle. Eso lo lleva a la segunda sección, 27 capítulos quedan, capítulos 40 al 66. El tema de la segunda sección es gracia y salvación. Estos 27 capítulos comenzando en el capítulo 40, son la porción más sublime y rica de la profecía del Antiguo Testamento. Realmente, es una profecía, una visión gloriosa, una revelación majestuosa de salvación hasta la venida del Mesías. Es sublime, es amplia. Incluye, no solo la liberación de Israel de Babilonia, no solo la liberación de pecadores del pecado, sino la liberación de las naciones de la maldición al Reino del Mesías.

Entonces, tiene esos mismos elementos. La primera parte habla del juicio en contra de Israel, habla de juicio contra los pecadores y habla de Juicio Final. La segunda mitad habla de la liberación para Israel, liberación para pecadores y una liberación final para entrar al Reino Mesiánico. Lo que es muy interesante en la segunda mitad, la cual es la que estaremos viendo, del 40 al 66, comienza en donde el Nuevo Testamento comienza. Quiero que vea el capítulo 40, por un momento, rápidamente, y el paralelo es bastante interesante. En el capítulo 40 leemos: “Consolaos, consolaos pueblo mío, dice vuestro Dios”. Ese es el giro en el libro de Isaías, después de pronunciar juicio en los primeros 39 capítulos, a consuelo en la segunda mitad debido a la gracia y a la salvación. “Hablad al corazón de Jerusalén”. Y después viene la profecía en el versículo 3 de Juan el Bautista: “Voz que clama en el desierto, preparad camino a Jehová. Enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”. Y claro que fue Juan el Bautista quien vino, quien fue el cumplimiento de esa profecía, él fue el precursor del Mesías, él fue la voz que clama en el desierto. “Preparad el camino del Señor. Enderezad calzada en la soledad a nuestro Dios”. Entonces, ahí es donde el Nuevo Testamento comienza, el Nuevo Testamento comienza con Juan el Bautista.

Y ahí es donde, en la segunda mitad, comienza esta sección llamada el Evangelio de Isaías, comienza en donde el Evangelio del Nuevo Testamento empieza. Ahora, esta sección de Isaías termina en donde el Nuevo Testamento también termina. Y esa es otra característica sorprendente. En el capítulo 65 de Isaías conforme llega al final, en el versículo 17, leemos esto: “Porque he aquí que yo crearé nuevos cielos y nueva tierra”. Los nuevos cielos y la nueva tierra, capítulo 65 versículo 17. Después en el capítulo final, capítulo 66 versículo 22 casi al final mismo: “Porque como los cielos nuevos y la tierra nueva que yo hago, permanecerán delante de mí, dice Jehová”. Adivinen dónde termina el Nuevo Testamento. Termina en Apocalipsis 21 y 22 con los nuevos cielos y la nueva tierra.

Entonces, esta sección de Isaías comienza donde el Nuevo Testamento comienza con la llegada de Juan el Bautista, termina en donde el Nuevo Testamento termina, con el nuevo cielo y la nueva tierra. Y de esta manera vemos la manera magnífica en la que esta profecía increíble es un paralelo del Nuevo Testamento, y toda ella es escrita 700 años antes de que el Mesías comience a cumplirla. Ahora, ¿quién va a traer esta gracia y salvación? ¿Quién va a ser el que provea esta liberación? La respuesta es, el Siervo de Jehová. El Siervo del Señor o de Jehová, así es como Él es designado, la palabra hebrea es eber y significa esclavo o siervo.

El siervo del Señor

Es usado cientos de veces en el Antiguo Testamento, es la palabra hebrea para esclavo como también para “siervo”. El Esclavo de Jehová, el Siervo de Jehová. Él es el que traerá salvación, Él es el que traerá consuelo, Él es el que traerá el perdón de pecados. Él, entonces, se convierte en el tema de esta sección final del libro de Isaías. Ahora, regresemos al capítulo 53, por un momento, con esa especie de panorama amplio y usted encontrará el versículo 13 del 52: “He aquí que mi Siervo, mi Ebe, mi Esclavo”, esta es la misma designación que se ha indicado antes en esta sección del libro de Isaías. Esta es la cuarta de las profecías específicas del siervo. Capítulo 42 es una, capítulo 49 es otra y capítulo 50, versículos 4 al 11 es la tercera. Esta es la cuarta de lo que llamaríamos “las canciones del siervo de Isaías, o las profecías del Siervo”.

Ahora, en esta presentación del Siervo que tenemos frente a nosotros, el profeta nos llama a ver a este Siervo, y sorprendernos. Si fuera titular este mensaje, lo titularía: “El Siervo sorprendente de Jehová”. No sé qué pusieron en la Grace Today, pero yo lo titularía: “El Siervo sorprendente de Jehová”. Esta es la revelación más completa, más poderosa, más importante del Mesías en todo el Antiguo Testamento aquí, frente a nosotros. Ahora un poco más de trasfondo en esto. Si usted regresa a Samuel, usted comienza a tener la revelación de Dios llegando a través de los profetas. Moisés fue profeta en un sentido, él dio profecía divina, él predijo inclusive al Mesías, un profeta que vendría, él lo identificó. Pero, realmente, la responsabilidad o el oficio profético, como lo conocemos comienza con Samuel.

Otros, hablaron por Dios y ese sería un ministerio profético, pero el oficio profético en cierta manera comienza con Samuel. Esto es, alrededor del año 1000 antes de Cristo, entonces, unos 300 años antes de Isaías. Y a los profetas de manera regular se les dijo que habría una época cuando Dios gobernaría y reinaría en Israel y desde Israel sobre todo el mundo. Muy bien, eso simplemente es básico. Habría una época en la que Dios reinaría y gobernaría desde Israel sobre todo el mundo. Claro que esto tenía conexiones con las promesas de Abraham y David como usted bien sabe.

Reino y gobierno en Israel

Dios reinaría y gobernaría en Israel sobre el mundo, y aquí está la clave, mediante un Rey Justo, mediante un Rey Justo llamado en el pacto abrahámico “la Simiente”, y en el pacto davídico, “el Hijo de David”, un Rey Justo. Este Rey liberaría a Israel de sus enemigos como vimos en el Benedictus de Zacarías, este Rey liberaría a Israel de sus pecados. Entonces, sería una liberación temporal, y lo que es aún más importante, una liberación espiritual. Debido a las promesas de la Simiente y el Rey, el Rey Justo vendría y traería salvación y traería liberación para Israel y a través de Israel para el mundo, la esperanza de los judíos había sido elevada, querían ese Rey, esperaban ese Rey, usted puede regresar hasta la era de Samuel y recordará que ellos querían un rey, y entonces, escogieron a uno llamado Saúl, pusieron su esperanza en Saúl, y quizás de hecho asumieron que Saúl sería ese rey que vendría y traería salvación y haría de Israel la gema del mundo y reinaría desde Israel sobre el mundo entero y traería un reino de justicia y paz. No obstante, Saúl fue rechazado, él fue rechazado por Dios, por su entrometimiento terrible en la función sacerdotal, al sobrepasar sus límites.

Él fue un hombre pecaminoso, y no solo él fue rechazado, sino que su descendencia fue aislada y fue vetada de volver a reinar en Israel. Las esperanzas entonces cambiaron a David, pero David tuvo sus propios problemas y David fue un hombre tan pecaminoso y tan sangriento, que Dios ni tan siquiera le permitió a David que fuera el que construyera el templo. Recordemos que David le dijo a Natán el profeta: “Voy a construir el templo, y Natán le dijo: Adelante. Y Dios vino a Natán, de noche, y le dijo: ¿Por qué le dijiste eso? No me preguntaste, no quería que construyera eso. Él es un hombre de sangre”.

David tenía sus problemas, fue pecaminoso y no iba a ser ese Rey Justo. Pero la promesa vino en 2º de Samuel 7, que sería un hijo de David y las esperanzas deberían haber sido colocadas inmediatamente en Salomón, y debió haberse visto realmente bien cuando Salomón vino, porque él engrandeció mucho el reino, y él se convirtió en la persona más rica en el mundo, por mucho y no solo eso, porque, en cierta manera al comienzo de su reinado él pidió sabiduría, Dios le dio sabiduría en abundancia y entonces él pudo ser exitoso en todo lo que hizo.

Pero resultó que Salomón fue una tragedia total. Salomón se alejó de Dios porque se casó con tantas esposas y tuvo tantas concubinas, se estaba involucrando en relaciones físicas con cientos de mujeres. Él fue un hombre que se entregó al pecado. Él no solo no iba a ser el Rey Justo. Ya para cuando usted llegue al final de su reinado, el reino entero se divide en pedazos y el Reino del Norte se va, y todo rey después de él en el Reino del Norte es miserable y corrupto y vil e impío. Ese no es el bueno. Y el Reino del Sur lucha por sobrevivir con una larga lista en donde la mayoría de los reyes fueron corruptos y unos cuántos decentes estuvieron por ahí.

La gente comenzaba a perder la esperanza en el rey humano, inclusive de los lomos de David, de hecho, la línea de David fue tan mal en un punto, que uno de los descendientes de David, llamado Manasés, se convirtió en rey. Probablemente se acuerda del rey Manasés.

Permítame darle el post-mortem de Manasés, y esto es lo único que necesita saber, 2º de Crónicas 33:9: “Manasés, pues, hizo extraviarse a Judá y a los moradores de Jerusalén, para hacer más mal que las naciones que Jehová destruyó de los hijos de Israel”. Un hijo de David guio a Israel a hacer más maldad de lo que los cananeos habían hecho a quienes Israel expulsó, y los cananeos fueron personas viles, idólatras, paganas. Así de mal estuvo.

Todos los reyes en el norte son corruptos. Virtualmente los reyes en el sur son corruptos con unas cuantas excepciones. Ninguno de ellos cumplió las posibilidades de ser un Rey Justo. Todos fueron un fracaso a un grado u otro. Hubo unos cuantos reyes nobles en el sur, como usted sabe, pero ningún rey humano parecía ser capaz de cumplir con esta promesa esperada. De hecho, la vida de Isaías llega a su fin durante el reinado de Manasés. La vida de Isaías llega a su fin durante el reinado de Manasés cuando este hizo que Isaías fuera cortado a la mitad con una sierra de madera.

Y eso es lo que la tradición nos dice y es coherente con Hebreos 11:36 y 37, el cual se refiere a héroes del Antiguo Testamento siendo partidos a la mitad. Ese fue Isaías. ¿Qué tan mal estuvo? Ningún rey humano fue una esperanza. Es solo apenas antes de que Isaías fuera partido a la mitad, apenas en el tiempo en el que Manasés está entrando al poder, que Isaías de hecho, profetizó durante el reinado de cuatro reyes. Si recuerdo de manera correcta, Uzías, Jotam, Acaz, Ezequías. Ustedes se acuerdan: “En el año que murió el rey Uzías, vi yo al Señor”, capítulo 6 y los otros tres. Y él profetizó durante esos años y fue las profecías que él profetizó durante esos años que se registran en esta profecía, en su profecía. Pero fue cuando Manasés entró, y esto es lo mejor que podemos identificar históricamente, que él fue aserrado por la mitad alrededor del año 686 antes de Cristo, y probablemente Isaías escribió apenas antes de eso.

Entonces, él escribió esta profecía de esperanza, gracia y salvación en un momento en la historia de Judá que estaba en su momento más oscuro de la historia. Tuvieron a Manasés como rey e iban a la cautividad, no podía ser peor que eso. Su templo será destruido, su capital será destruida, el Reino del Norte ya ha sido llevado de manera permanente para nunca volver a regresar y eran los siguientes.

En un tiempo cuando la línea de David estaba en su punto más corrupto y más vil y más impío, Dios entra, y le da a Isaías una revelación nueva, dramática, del Rey Justo. Una revelación nueva y dramática del Rey Justo. Si iba a ver un tiempo en su historia en el que la necesitaron, era en ese entonces, ¿verdad? Cuando toda la esperanza se había acabado, ya se iban, se había acabado. Y fue una masacre sangrienta cuando los babilonios vinieron.

Y aquí estaban las noticias, las noticias sorprendentes, las noticias conmovedoras, Él no solo sería un Rey que reinaría, Él sería un Esclavo que sufriría. Él no solo sería un Rey que reinaría, sería un Esclavo que sufriría, y su gloria no vendría sino hasta que Él hubiera sufrido. Y, además, Él no sufriría por alguna maldad que Él habría hecho, porque Él sería un Rey Justo, sino que más bien sufriría por la maldad que otros habrían hecho. Él sufriría de manera vicaria. Este es una revelación nueva. El Rey Justo sufriría. El Rey Justo moriría, pero no moriría por su propio pecado, moriría por los pecados del pueblo. Él moriría al pagar por los pecados de los suyos.

El siervo sufriente

Él sería un sustituto quien moriría en el lugar del pueblo. Y aunque esa realidad es retratada en el sistema de los sacrificios animales. Es retratada aquí. No fue sino hasta esta profecía que fue presentada de manera clara. Ahora conozcamos a este Siervo sufriente. Permítanme leer comenzando en Isaías 52:13-53:1-12: “He aquí que mi Siervo será prosperado, será engrandecido y exaltado y será puesto muy en alto. Cómo se asombraron de ti muchos, de tal manera fue desfigurado de los hombres su parecer, y su hermosura más que la de los hijos de los hombres, así asombrará él a muchas naciones; los reyes cerrarán ante él la boca porque verán lo que nunca les fue contado y entenderán lo que jamás habían oído.

¿Quién ha creído nuestro anuncio? Y, ¿sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.

Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino. Mas Jehová cargó en él el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo, fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca.

Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo sujetándole a padecimiento. Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores”. ¿Ve usted a Cristo ahí? ¿Prueba de que Dios es el autor de las Escrituras y Jesús su cumplimiento? Se encuentra únicamente en ese capítulo.

En los detalles insignificantes exactamente cumplidos en la muerte, sepultura, resurrección, ascensión, intercesión, coronación y salvación provista mediante Jesucristo. Jesús mismo, los Apóstoles del Nuevo Testamento, los escritores del Nuevo Testamento al proclamar el Evangelio, apuntan de regreso a Isaías 53 muchas, muchas veces. Jesús se refirió a este capítulo, los Apóstoles lo hicieron, los escritores del Nuevo Testamento se refirieron a este capítulo una y otra y otra vez. Hay referencias a Isaías 53 en Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Hechos, Romanos, Primera de Corintios, Segunda de Corintios, Gálatas, Efesios, Primera de Timoteo, Tito, Hebreos, Primera de Pedro y Primera de Juan. Ninguna escritura del Antiguo Testamento, con tanta frecuencia y de manera tan convincente, es aplicada a Jesucristo por el Nuevo Testamento como esta.

La pregunta más significativa

Los escritores del Nuevo Testamento se refieren virtualmente a todo versículo en el capítulo 53. Contiene la suma y sustancia del Evangelio, y rechazar a Cristo, es rechazar el testimonio claro de la historia. Cumpliendo todo detalle en esta profecía. Pero, a una escala más grande que la historia y el cumplimiento por vitales, importantes y maravillosas que sean, está esta pregunta: ¿Qué significa eso para mí? Ese es el punto más importante. Usted podría estar asombrado de la historia, podría estar sorprendido de que profecías detalladas con respecto a la vida, muerte y resurrección de una persona podrían ser predichas 700 años antes de que la persona llegara, y debe estarlo.

Podría estar asombrado del hecho de que ningún hombre podría saber esto y por lo tanto las Escrituras son escritas por el único que conoce el futuro, y ese es Dios, quien no solo lo conoce, sino que lo determina. Debe estar asombrado de la naturaleza divina de las Sagradas Escrituras, debe estarlo. Pero ese no es el punto donde debe detenerse porque hay una pregunta más grande más seria que esa: ¿Qué significa para usted, qué significa para mí, para el resto de la gente? Entonces, permítame hablar de eso por un minuto. La verdad de esta profecía antigua y su cumplimiento en Jesucristo, responde a la pregunta más crucial, esencial y crítica que jamás puede ser presentada por algún ser humano.

Voy a amontonar adjetivos. Este pasaje responde a la pregunta más significativa que cualquier persona puede hacer. La pregunta primordial, la pregunta más importante, la pregunta más vital, la pregunta de mayor peso, la pregunta más seria, la pregunta más monumental, la pregunta más prominente y eso no tiene nada que ver con salud, nada que ver con riquezas nada que ver con éxito, educación, moralidad, bienestar, filosofía, sociología o política. La pregunta más importante que cualquier ser humano jamás hará y ha respondido no tiene nada que ver con los asuntos que ocupan las mentes de la gente. Supongo que si usted pudiera buscar por Google por su computadora, ¿cuáles son las preguntas más frecuentes? ¿Cuáles son las preguntas que más se hacen? Usted encontraría miles de ellas antes de que usted llegara, si es que pudiera descubrir la aparición de esta pregunta, pero debe ser la primera.

Es la pregunta más necesaria, es la pregunta más esencial, es la pregunta más determinante y francamente es la pregunta más evitada. Trasciende cualquier otra pregunta de manera infinita, infinita y sin embargo casi no existe en la lista de prioridades de la gente. ¿Cuál es la pregunta? Aquí está la pregunta: ¿Cómo puede un pecador estar bien con Dios como para estar en una posición en la que pueda escapar del infierno y entrar al cielo? Esa es la pregunta más importante. ¿Cómo puede un pecador estar bien con Dios como para poder escapar del infierno eterno y entrar al cielo eterno? Esa es la pregunta: ¿Cómo puede un hombre estar bien con Dios? ¿Cómo puede un Dios santo declarar un pecador justo? Esa es la pregunta.

Este es el dilema más grande que existe en el mundo. Este es el gran dilema moral que existe en el mundo. Escuche, es precisamente en respuesta a esa pregunta que la Biblia fue escrita.

¿Escuchó eso? Es precisamente para responder esa pregunta que la Biblia fue escrita. Es precisamente para responder a esa pregunta, que Isaías 53 fue escrito. Esa es la pregunta. En la era del Nuevo Testamento, hubo millones de esclavos, y hubo mucho abuso de esclavos. Los números algunas veces son astronómicos. Algunos dicen 15 millones de esclavos, algunos dicen 60 millones de esclavos.

La gente que era socialmente sensible asumía que el Nuevo Testamento probablemente debería haber confrontado el tráfico de humanos, la esclavitud humana porque tenían sus esclavos sexuales como usted bien lo sabe, si sabe algo de la historia Antigua, y tenían todo tipo de abusos en la esclavitud. Pero me parece fascinante que el Apóstol Pablo quien escribe 13 libros de los 27 en el Nuevo Testamento, nunca escribió acerca de las injusticias sociales de la esclavitud. Lo que él hizo, fue escribir un tratado enorme de cómo un pecador puede estar bien con Dios y escapar del infierno eterno y entrar al cielo eterno y se llama: el libro de Romanos. Isaías 53 es el Romanos del Antiguo Testamento. Romanos, es la revelación más grande, el Nuevo Testamento que responde a esa pregunta.

Todo lo demás en el Nuevo Testamento también es parte de la respuesta a esa pregunta. Claro, pero Romanos ata todos los cabos y se concentra específicamente en responder a la pregunta, e Isaías 53 es la revelación más grande del Antiguo Testamento acerca de la misma pregunta. Y tanto Isaías como Pablo, por cierto, dan la misma respuesta. Ambos dan la misma respuesta. Un pecador, aquí está, puede estar bien con Dios y escapar del infierno eterno y entrar al cielo eterno porque el Siervo de Jehová se convirtió en un sustituto y sufrió el Juicio de Dios en el lugar del pecador. Ese es el mensaje de Romanos y ese es el mensaje de Isaías. Dios derramó su ira hacia los pecadores en el sustituto Siervo. Ahora este es el corazón de la sección del 40 al 66 y voy a mostrarle cuán interesante, simplemente, es este pequeño aspecto de esto. Hay 27 capítulos, 40 al 66, esos son 27 capítulos, están divididos en tres secciones, 9, 9 y 9 en términos de tema.

La primera sección termina con esta afirmación: “No hay paz para el impío”. La segunda sección de 9, termina con esta afirmación: “No hay paz para el impío”. La tercera sección, termina, capítulo 66 versículo 24, con una afirmación parecida de juicio. Cada una de las tres secciones termina con una advertencia de juicio contra el impío, pero las tres secciones prometen salvación. Son muy evangelísticas. Prometen salvación y terminan con una advertencia si usted la rechaza. Las tres incluyen bendición y paz para el justo y nada de paz y juicio para el impío. Las tres determinan que la justicia y la impiedad son fijadas para siempre. El destino no puede ser alterado. La sección uno, la primera sección, habla de la salvación de la cautividad babilónica.

La segunda sección habla de la salvación del pecado y la sección tres, los últimos 9 capítulos, salvación de la tierra maldecida. Entonces, la primera tiene que ver con la liberación de Israel de Babilonia, la del medio —como dije antes—, tiene que ver con la liberación de los pecadores del pecado y la tercera de la liberación de la tierra de la maldición, el Reino Glorioso Venidero del Mesías. Entonces, estamos en la del medio. La sección de en medio que va del 49 al 57. Y esta de en medio trata con el asunto del perdón de pecados y hace la pregunta acerca de la salvación del pecado. No liberación temporal de Babilonia, y no el Reino Escatológico que está por venir en el futuro, sino liberación del pecado.

Ahora, eso presenta una pregunta muy importante, no pierda esto de vista, esto vale la pena esperarlo. ¿Por qué Dios necesita salvar a su pueblo de sus pecados? Esto es enorme. Y este era el problema con los judíos. Ellos no estaban convencidos de que necesitaban a un Salvador. Ellos pensaban que únicamente necesitaban un Rey Justo. Ellos pensaban que, debido a su descendencia abrahámica, debido a los pactos y las promesas y todo eso, que estaban en el lugar de bendición, debido a su bondad y su religiosidad, debido a sus esfuerzos en sus actividades religiosas, ceremonias, rituales, intentos por obedecer la Ley de Dios, se habían ganado su favor con Dios y entonces lo tenían por raza y lo tenían por mérito. Entonces este mensaje acerca de un Salvador que nos va a librar de nuestros pecados para que podamos escapar del infierno eterno y entrar al cielo eterno, este es un lenguaje extranjero para ellos, no debió haberlo sido.

Mensaje de salvación al pueblo judío

Regrese al primer capítulo de Isaías. Isaías está tratando de comunicarles el mensaje a ellos. Capítulo 1 versículo 4: “¡Oh, gente pecadora, pueblo cargado de maldad, generación de malignos, hijos depravados! Dejaron a Jehová, provocaron a ira al Santo de Israel, se volvieron atrás. ¿Por qué querréis ser castigados aún? Todavía os rebelaréis, toda cabeza está enferma y todo corazón doliente o débil”. Como Jeremías 17: “Engañoso es el corazón más que todas las cosas y perverso. Desde la planta del pie hasta la cabeza no hay en él cosas sanas sino herida, hinchazón y podrida llaga, no están curadas ni vendadas ni suavizadas con aceite. Vuestra tierra está destruida, vuestras ciudades puestas a fuego, vuestra tierra delante de vosotros comida por extranjeros y asolada como asolamiento de extraños”.

Él habla de desolación: “Príncipes de Sodoma”, versículo 10, “oíd la palabra de Jehová; escuchad la ley de nuestro Dios, pueblo de Gomorra. ¿Para qué me sirve, dice Jehová, la multitud de vuestros sacrificios?”. Su religión falsa dice el Señor: “Hastiado estoy de holocaustos de carneros y de sebo de animales gordos; no quiero sangre de bueyes ni de ovejas ni de machos cabríos. ¿Quién demanda esto de vuestras manos, cuando venís a presentaros delante de mí para hollar mis atrios? No me traigáis más vana ofrenda, el incienso me es abominación; luna nueva y día de reposo, el convocar asambleas”, las cuales por cierto Dios ordenó, “no lo puedo sufrir; son iniquidad vuestras fiestas solemnes. Vuestras lunas nuevas y vuestras fiestas solemnes las tiene aborrecidas mi alma; me son gravosas; cansado estoy de soportarlas. Cuando extendáis vuestras manos, yo esconderé de vosotros mis ojos; asimismo cuando multipliquéis la oración, yo no oiré; llenas están de sangre vuestras manos. Lavaos y limpiaos; quitad la iniquidad de vuestras obras de delante de mis ojos; dejad de hacer lo malo; aprended a hacer el bien; buscad el juicio, destituir al agraviado, haced justicia al huérfano, amparad a la viuda. Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueran como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueran rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana”.

Necesitaban salvación. Necesitaban desesperadamente salvación. Eran un pueblo impío, y como dije, aquí en este punto del reinado de Manasés, los peores de ellos estaban conduciéndose como cananeos. Necesitaban desesperadamente salvación y redención. Entonces es cuando usted llega a los cánticos del Siervo de Isaías capítulo 42: “Las promesas de que Él va a traer salvación”. Capítulo 42 versículos 5 y 6: “Así dice Jehová Dios, Creador de los cielos y el que los despliega, el que extiende la tierra y sus productos; el que da aliento al pueblo que mora sobre ella, y espíritu a los que por ella andan: Yo Jehová te he llamado en justiciar, y te sostendré por la mano; te guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones”.

Él está hablando al Siervo, Él está hablando al Mesías. “Yo te pondré por pacto al pueblo, yo te voy hacer luz a las naciones, voy a hacer que tú abras los ojos de los hijos para que saques de la cárcel a los presos”. “Cantad”, versículo 10, “a Jehová un nuevo cántico, su alabanza desde el fin de la tierra”, el Señor va a traer salvación a su pueblo. Capítulo 43 versículo 1: “Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y formador tuyo, oh Israel: No temas porque yo te redimí; te puse nombre, mío eres tú. Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás ni la llama arderá en ti. Porque yo Jehová, Dios tuyo, el Santo de Israel”, ¿cuál es la siguiente frase? “Soy tu”, ¿qué?, “tu Salvador”, Yo soy tu Salvador. Yo soy tu Salvador. Versículo 11: “Yo, yo Jehová, y fuera de mí no hay quien salve. Yo anuncié, y salvé”, dice Jehová. Versículo 14, “Redentor vuestro, el Santo de Israel”. Voy a ser tu Salvador, voy a ser tu Redentor y esa es la razón por la que esta sección comienza: “Consolaos”, capítulo 40, “Consolaos, consolaos, pueblo mío, dice vuestro Dios. Hablad al corazón de Jerusalén; decidle a voces que su tiempo es ya cumplido, que su pecado es perdonado; que doble ha recibido de la mano de Jehová por todos sus pecados”. La salvación está por venir, necesitaban salvación, sí.

El diagnóstico que es dado en el capítulo 1 es reiterado en breve en el capítulo 6, cuando Isaías tiene una visión de Dios, y él dice: “Soy un hombre de labios inmundos y moro en medio de un pueblo de labios inmundos”. Isaías entendió la necesidad de salvación, la necesidad de limpieza. Entonces, la sección del centro de mesa de estos tres nueves, la primera tiene que ver con salvación de Babilonia, la última con salvación escatológica en el Reino, la del medio salvación del pecado para pueblo de Dios, judío y gentil, y va a venir mediante el Siervo, quien será el Salvador enviado de Dios. Entonces, la sección del medio, capítulo 49 al 57, los capítulos de en medio son el 52 y el 53 y el versículo de en medio del 53 es el versículo 5: “Más él herido por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados”.

La sección de en medio, capítulos de en medio, la mitad del capítulo, el versículo de en medio. Todo se enfoca en la perforación o el traspaso sustitutivo del Siervo de Jehová, por nosotros. ¿Cuál será el medio que Dios usará para salvar a su pueblo? ¿Cuál será el medio que Él usará para perdonar sus pecados por la muerte vicaria sustitutiva de su Siervo, su Esclavo, el Mesías, el Rey Justo? Él cumplirá esta profecía.

Interpretación judía de la profecía mesiánica

Este texto, queridos amigos, apunta al Señor Jesucristo. Es tan claro, que es inequívoco. Ahora, permítame darle algo de historia. Los judíos antiguos interpretaron esta profecía originalmente como mesiánica, muy bien. En toda la literatura judía antigua, este capítulo 53, esta área entera, esta sección entera, la sección de en medio, de los últimos 27, todo era mesiánico. Todo era mesiánico, aunque no estaban claros de cómo el Mesías sufriría. Cuando llegaron al capítulo 53 los rabinos escribieron esto: “Que Él será compasivo, que Él en compasión sentirá nuestro dolor”. Y hasta ahí llegaron. Ellos entendieron que Él sería un Mesías compasivo, que Él sería un Rey Justo. Dicho de otra manera, que se sintió tan mal porque un pueblo noble había sufrido tanto que Él sintió el dolor de ellos.

Ellos no vieron muerte sustitutiva mesiánica a pesar del hecho de que diariamente en su historia estaban muriendo animales, retratando la muerte sustitutiva. Lo único que vieron en sus escritos fue: compasión, empatía. Esta perspectiva mesiánica de esta sección, por cierto, se aparece en la liturgia judía para el día de la expiación. Esta es una cita de lo que ellos decían: “Horror nos ha cautivado no tenemos a nadie que nos libere. Él ha llevado el yugo de nuestras iniquidades y nuestras transgresiones. Es herido debido a nuestra transgresión, Él lleva nuestro pecado en su hombro para que pueda encontrar perdón por nuestras iniquidades. Somos curados por su llaga en el tiempo en el que la voluntad eterna lo creará como una nueva creación. Oh, tráelo del círculo de la tierra, levántalo de ser para congregar por segunda vez en el monte Líbano por la mano de Yinon”. Yinon es una palabra hebrea para Mesías.

Entonces, ellos, literalmente, en el acontecimiento del día de la expiación parafrasearon a Isaías 53 y después se alejaron de él y dijeron, simplemente significa que él será compasivo hacia nosotros. La idea del Mesías mismo muriendo, no es posible, inaceptable. Esa es la razón por la que Jesús fue al Antiguo Testamento, para hablar de su sufrimiento necesario, y los Apóstoles, inclusive, predicaron eso. Ellos no tuvieron interés en eso. Escuche, aquí está el punto, esto es muy importante. Ellos no tenían necesidad de un Salvador. Ellos no tenían necesidad de un sacrificio por el pecado. Nadie, en un sistema de obras, necesita un Salvador. Ellos necesitan a alguien que fuera compasivo con ellos. Ellos le daban la bienvenida a alguien que mostrara empatía hacia ellos.

Ellos querían a un Rey que fuera compasivo con lo que habían sufrido, y de esta manera a partir de compasión les dieran lo que de hecho merecían. Esa fue la perspectiva del judaísmo antiguo. Esa fue la perspectiva del judaísmo del Antiguo Testamento. Esa fue la perspectiva del judaísmo post Nuevo Testamento. Esa es la perspectiva del judaísmo moderno. El judaísmo nunca se definiría a sí mismo en los términos de Isaías 1: “enfermo de la cabeza a los pies”. Ellos no necesitan un Salvador. Como puede ver, si usted no entiende la doctrina de la depravación y no entiende que usted es incapaz de salvarse a sí mismo por algo que haga, entonces, no necesita usted un salvador que lo salve, usted alcanza la salvación, y cualquier sistema que tiene algún mérito que salva, no tiene lugar para una expiación vicaria sustitutiva.

Después de que el Señor Jesús vino y la Iglesia nació, la Iglesia interpretó claramente Isaías 53, todos los escritores del Nuevo Testamento como dije lo hicieron, la Iglesia comenzó a predicar a los judíos que Jesús es el cumplimiento de Isaías 53. Ellos no querían oír eso, y entonces, persiguieron a la Iglesia. Mataron a los cristianos, como usted sabe, e inclusive hasta el día de hoy, el judaísmo como institución rechaza a Jesucristo, y rechaza a Jesucristo como el cumplimiento de Isaías 53. Cuando se lo leí hace un momento fue una experiencia conmovedora, ¿no es cierto? Simplemente oírlo leído, porque todo lector cristiano, siente el poder de esta descripción de Jesucristo.

Usted siente el poder de su obra que lleva el pecado a favor de usted en la cruz. Por otro lado, un judío que lee eso ve algo completamente diferente. Él ve, esta es la interpretación común, a Israel ahí. Este es Israel sufriendo. Israel es el siervo sufriente, quien ha sufrido y sufrido y sufrido y un día entrará en la gloria. La gloria de Israel está por venir, pero en este momento, están atravesando sufrimiento. ¿Injusto quizás? Esta es una perspectiva judía aduladora de Isaías 53, que ellos como un pueblo noble están sufriendo injustamente atravesando por agonías, pero algún día emergerán y llegarán a la gloria prometida a ellos y se convertirán en la nación suprema y bendecirán al mundo entero. Se van a ganar su gloria mediante su religión, mediante su justicia personal y, escuche, mediante su sufrimiento.

Pero Jesús, no está en Isaías 53. Bueno, esa es la razón por la que Isaías 53 ha sido llamado: “la cámara de tortura de los rabinos”. Isaías 53 ha sido llamado: “la conciencia culpable de los rabinos”, porque usted no puede meter a Israel aquí. Israel no fue alguien que sufrió de manera humilde, no es alguien que sufre de manera humilde. Israel no es alguien que sufre de manera voluntaria. Israel no es un pueblo justo, sin pecado, que está sufriendo injustamente en un sentido, y al mismo tiempo, de manera vicaria por alguien más.

No hay manera alguna en la que alguien pueda hacer que Israel sea el objeto de Isaías 53. Este tiene que ser Jesús. Pero en este punto, solo quiero señalarle algo que será útil. Israel entonces, Israel en el tiempo de Jesús, e Israel ahora, no tienen necesidad de un sacrificio sustitutivo, no tiene necesidad de un Salvador vicario. No tiene necesidad de un mediador que muera por ellos, lo único que necesitan es un rey compasivo. Solo quieren un gobernante, solo necesitan un rey, no necesitan un Salvador que lleve sus pecados, no necesitan un Salvador que lleve la ira de Dios por ellos, ellos únicamente necesitan un rey que los rescate de todo el sufrimiento y toda la injusticia y el dolor y que les dé la exaltación que ellos merecen debido a su descendencia abrahámica, la promesa davídica y su propia bondad.

Entonces, cuando usted habla con un judío la pregunta que debe hacerle es: “¿Necesitas un Salvador? ¿Necesitas un Salvador? El cristianismo le ofrece a usted un Salvador. ¿Necesitas un sustituto que muera en tu lugar? ¿Necesitas a alguien que lleve la ira de Dios contra tu pecado?”. Esa es la pregunta. Y eso regresa a la pregunta de todas las preguntas: “¿Cómo puede un pecador estar bien con Dios como para escapar el infierno eterno y entrar al cielo eterno?” Y la única respuesta es: si los pecados de ese pecador han sido completamente pagados y el único que puede hacer eso, es el sacrificio escogido vicario, sustitutivo Jesucristo mismo.

Diferencia entre judaísmo y cristianismo

La diferencia fundamental, y esto es algo crítico, la diferencia fundamental entre el judaísmo y el cristianismo es esta: el judaísmo es una religión que magnifica el esfuerzo humano y no necesita un Salvador. El cristianismo es una religión que deprecia el esfuerzo humano y necesita desesperadamente a un Salvador. Esa es la diferencia. Los judíos no necesitan un sustituto que lleve la paga por sus pecados. Dios va a aceptarlos en base a Abraham y en base a su bondad y sus privilegios y sus promesas. Esa es la diferencia. No piense ni por un momento que no hay un valle enorme fijo entre esas dos. Los judíos no necesitan un Salvador que les salve de sus pecados personalmente, únicamente necesitan un liberador para rescatarlos de sus enemigos y de sus dificultades.

Los cristianos necesitan un Salvador que les salve de sus trasgresiones, iniquidades y pecados personales. Entonces, la pregunta que debe hacerle a cualquier judío es: “¿Necesitas personalmente un Salvador que tome tu lugar y muera bajo el Juicio de Dios por tus pecados?

¿Necesitas un Salvador?”. Esa es la pregunta. Y ese es el problema moral de toda la existencia humana. “Mi Siervo”, versículo 11 del 53, “mi Siervo justificará a muchos, Él los hará estar bien con Dios”. ¿Cómo? “Él llevará” ¿qué? “Sus iniquidades. En la expiación, el Siervo de Jehová justifica a muchos”. Él les prometió en el Antiguo Testamento como el que vendría de la nación de Israel, como descendiente de Abraham para venir a través de la familia de David. El Antiguo Testamento dice que nacerá en Belén. Isaías dice que nacerá de una virgen, pero no es hasta que Él llega, que sabemos quién es Él. ¿No podían saber quién era Él? Pero cuando Él llegó, sabemos que Él es Él, porque, en su bautismo, desde el cielo, la voz del Padre dijo: “Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia”. ¿Qué estaba diciendo Dios ahí? Él estaba haciendo un eco de Isaías 42:1: “He aquí mi siervo, yo le sostendré, mi escogido, en quien mi alma tiene contentamiento; he puesto sobre él mi Espíritu”. Eso es lo que pasó en el bautismo. El Espíritu descendió como paloma. El Siervo sufriente, por el testimonio mismo de Dios y la llegada del Espíritu Santo, no es ningún otro que Jesús. Él es el Cordero de Dios quien quita el pecado del mundo. Entonces, al cerrar, pase a Hechos 8.

Conclusión

¿Usted se acuerda de Felipe y el eunuco en Hechos 8? Y Felipe es guiado por el Espíritu para que vaya al carro de este hombre quien es un oficial en la corte. Y llega a este hombre, él es un prosélito gentil al judaísmo. Él ha estado en Jerusalén, está leyendo Isaías, está leyendo Isaías el profeta, y le pregunta en el versículo 30: “Pero, ¿entiendes lo que lees? Él dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare?”

Entonces, Felipe se subió al carro, y el pasaje que estaba leyendo: él fue llevado como oveja al matadero, como cordero ante sus trasquiladores, está en silencio y no abre su boca. En humillación su juicio fue quitado. Él está leyendo a Isaías el profeta. Y él le pregunta en el versículo 30. “Pero, ¿entiendes lo que lees? Él dijo: Y, ¿cómo podré si alguno no me enseñare?

Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este:

Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo que va donde el que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justiciar; más su generación ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida”. Tomado de Isaías 53, “Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas, ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo o de algún otro?” ¿De quién está hablando? Me encanta esto. “Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el Evangelio de Jesús”. Esto es lo que vamos a hacer, vamos a predicar a Jesús a partir de la misma escritura.

Oración

Padre, te damos gracias por nuestro tiempo esta mañana, un tiempo para celebrar, un tiempo para regocijarnos, un tiempo para adorar, un tiempo para contemplar la grandeza de tu Palabra y tu Hijo y nuestro Salvador. Sé con nosotros para bendecirnos, oramos el día de hoy, en su nombre maravilloso oramos. Amén.


Sermones temáticos sobre Isaías 53

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