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03_El siervo menospreciado de Jehová. Parte 1

¿Quién ha creído a nuestro anuncio? ¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos.

Isaías 53:1-3

BOSQUEJO

— Introducción

— La profecía más profunda

— Breve panorama general

— El siervo de Dios

— El pueblo escogido de Dios

— Oración


SERMÓN

Introducción

Abran la palabra de Dios, en el capítulo 53 de Isaías. Este texto es un pozo sin fondo de verdad y realidad bíblicas. Cuanto más lo investigo, más profundo me parece, no tiene paralelos en las Escrituras, y entender los desafíos de toda una vida, es profundo, es elevado y es amplio, y haré lo mejor que pueda por discernir todo lo que está aquí para nosotros y dejar aún, habiendo hecho eso, dejar mucho para su propio estudio futuro.

Pero para presentar este capítulo incomparable y que esté en su mente y quiero leerlo comenzando con el versículo 1 al 12: “¿Quién ha creído nuestro anuncio? ¿Y sobre quién se ha manifestado el brazo de Jehová? Subirá cual renuevo delante de él, y como raíz de tierra seca; no hay parecer en él, ni hermosura; le veremos, mas sin atractivo para que le deseemos. Despreciado y desechado entre los hombres, varón de dolores, experimentado en quebranto; y como que escondimos de él el rostro, fue menospreciado, y no lo estimamos. Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él, herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó en él, el pecado de todos nosotros. Angustiado él, y afligido, no abrió su boca; como cordero fue llevado al matadero; y como oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, y no abrió su boca. Por cárcel y por juicio fue quitado; y su generación, ¿quién la contará? Porque fue cortado de la tierra de los vivientes, y por la rebelión de mi pueblo fue herido. Y se dispuso con los impíos su sepultura, mas con los ricos fue en su muerte; aunque nunca hizo maldad, ni hubo engaño en su boca. Con todo eso, Jehová quiso quebrantarlo, sujetándole a padecimiento.

Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado, verá linaje, vivirá por largos días, y la voluntad de Jehová será en su mano prosperada. Verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho; por su conocimiento justificará mi siervo justo a muchos, y llevará las iniquidades de ellos. Por tanto, yo le daré parte con los grandes, y con los fuertes repartirá despojos; por cuanto derramó su vida hasta la muerte, y fue contado con los pecadores, habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los trasgresores”.

Mientras que, para los creyentes a lo largo de los siglos, este capítulo ha sido un punto de gozo triunfal y de bendición profunda conforme ve la cruz de nuestro Señor Jesucristo, la verdad acerca de este texto es que es una canción triste. Este es un cántico triste, es un lamento, es una canción de lamentación, es una canción de remordimiento, un himno en clave menor de arrepentimiento. Este capítulo, de hecho, constituye la confesión más grande que jamás será hecha en la historia del mundo, por parte de una nación, y en lo que a las Escrituras concierne, solo hay una nación que, como nación, se volverá a Cristo, y esa es la nación de Israel. Esa es la promesa de Dios para ellos en el futuro. Cuando se vuelvan a Cristo, esta será su confesión, no todo conforme leí. Hasta el versículo 10 los verbos están en el tiempo pasado. La mayoría de la gente piensa de este capítulo como una profecía futura acerca de Cristo y eso nos da tantos detalles acerca de Cristo y su muerte y sepultura y resurrección y exaltación que, de manera inequívoca, es una profecía de Él. Pero no está escrita en el tiempo futuro. No es un profeta profetizando lo que le sucederá a Jesús, es un profeta profetizando la salvación de Israel en el futuro cuando ellos mirarán atrás y dirán esto acerca del Mesías que rechazaron y crucificaron. Es el lamento de Israel.

La profecía más profunda

Cuando miran atrás al Mesías que han rechazado por mucho tiempo. Esta es la profecía más profunda del Antiguo Testamento. La profecía del Antiguo Testamento de mayor alcance, de mayor detalle acerca de la muerte vicaria, substitutiva, sacrificial, expiatoria del Mesías, el Siervo de Jehová quien es Jesús. Es eso, es la mirada primordial del Antiguo Testamento con la cruz, la muerte y la expiación de Cristo; pero, su propósito primordial es decirle a Israel que un día, en el futuro, se volverán de su rechazo y mirarán hacia atrás al Evangelio y al Mesías, y reconocerán que han rechazado su única esperanza, su único Salvador, su Mesías Yeshua y este será su lamento. Esto es lo que ellos dirán en esa generación futura. Sí, en este capítulo leemos que el Mesías, el Siervo de Jehová llevará el pecado de los transgresores que él experimentará el juicio del Señor quién se agradará en abatirlo, en hacerlo una ofrenda por la culpa, en hacerlo llevar los pecados de muchos. Sí, este capítulo dice que al proveer una expiación para satisfacer a Dios, Él morirá, lo cual es necesario para proveer perdón de pecado. Pero Él no permanecerá muerto porque acabamos de leer que Él verá su descendencia, Él verá su linaje, Él prolongará sus días, la buena voluntad del Señor prosperará en sus manos, Él verá la luz literalmente y quedará satisfecho. La resurrección está aquí, y entonces, Él será exaltado, todo está aquí; pero usted tiene que entender que este capítulo, mientras que habla de la cruz, habla de ella en retrospectiva desde el punto de vista del tiempo en el futuro, cuando Israel se arrepiente de su rechazo prolongado de Jesucristo.

Los judíos desde el tiempo del Nuevo Testamento han sido profundamente molestados por este capítulo, profundamente, a tal grado que en muchas sinagogas no es leído en la lectura normal de las Escrituras, se lo saltan. Aquellos que lo leen y lo enfrenta han decidido que el siervo sufriente aquí no es el Mesías, y no es Jesús sino Israel. Israel es el justo que sufre, Israel es el justo que sufre aquí, quien debido a sufrir justamente un día será recompensado por ese sufrimiento justo al ser bendecido y al convertirse en una bendición del mundo.

Así es como los rabinos lo ven y lo hacen porque no quieren que sea Jesús y tienen que encontrar una explicación del por qué los judíos han sufrido de manera tan brutal por tanto tiempo. Y para asegurarse de que no han sufrido en vano, ven este capítulo como un tributo al sufrimiento justo de Israel, por el cual Dios los recompensará, los glorificará y mediante el cual, Dios bendecirá al mundo; lo cual, quiere decir que no ven la realidad. ¡Esto no es Israel, no puede ser! No son ni un inocente que está sufriendo como el que se describe aquí, ni un voluntario que sufre. Necesitan reconocer que necesitan que uno muera para pagar la paga por sus pecados. No quieren reconocer eso, quieren un rey y un gobernante, que los libre de sus enemigos, sus circunstancias y sus sufrimientos, pero no de sus pecados. Ellos no son el justo que sufre aquí, que será recompensado por Dios. Eso es parte de un sistema de obras de justicia personal. Lo que necesitan entender es que han atravesado todos estos siglos sufriendo por su injusticia. Han sufrido el juicio de Dios en contra de ellos por el rechazo de Cristo y todavía están sufriendo en la actualidad y continuarán sufriendo el juicio de Dios por el rechazo de Cristo hasta ese día en el futuro cuando ellos, como una nación, se vuelvan a Él.

A lo largo de ese periodo de tiempo, cualquier judío puede venir a la fe en Cristo, y muchos han venido, y muchos de ustedes que son judíos han venido a la fe en Cristo; pero, a nivel nacional, continúan bajo juicio divino esperando la salvación que vendrá seguida por la bendición del cumplimiento de todas las promesas que Dios le dio a Abraham y David y los profetas y a la gloria del Reino. Esta no es una revelación que honra a Israel por sufrir, que lleva la bendición; este es el arrepentimiento de Israel, este es el lamento de Israel con un corazón quebrantado. Esta es la confesión de Israel por parte de una generación que está aún porvenir.

En un sentido personal, toda persona judía que viene a Cristo puede orar este mismo lamento; en un sentido nacional todavía está por venir en el futuro y vendrá. Como dije, las Escrituras únicamente prometen la salvación de una nación. Individuos de toda nación, lengua, tribu, pueblo, pero únicamente la salvación de una nación y esa es Israel, y en el futuro se arrepentirán y se volverán a Cristo. Entonces, mientras que en un sentido esto mira hacia delante, al acontecimiento de la muerte y resurrección, inclusive exaltación de Cristo, y nos da detalles acerca de esas realidades maravillosas, en el sentido más puro, es una mirada más allá de la cruz, a la conversión de Israel y lo que ellos dirán cuando miren hacia atrás. Hay gente, gente astuta, estudiantes de las Escrituras, teólogos, predicadores, escritores que no creen en la salvación futura de Israel, no creen que el Reino estará en la tierra, no son premilenaristas, y mi juicio es que ellos no pueden interpretar este capítulo porque esta es la oración de confesión de Israel como nación en el tiempo de su conversión futura.

Breve panorama general

Ahora, simplemente, para darle de nuevo el panorama general y, no quiero repetir muchos detalles; pero recuerde ahora, Isaías está viviendo en un tiempo previo a la cautividad babilónica cuando los judíos son llevados como cautivos por los babilonios paganos, el Reino será dividido después de Salomón, el Reino del Norte, Israel; el Reino del Sur, Judá; 722, el Reino del Norte había sido llevado cautivo. Ya se habían ido hacía mucho tiempo atrás y ahora Isaías viene y profetiza alrededor de 700 años antes de Cristo —650 años antes de Cristo— y él dice: “También van a ser llevados cautivos, van a ser llevados a la cautividad de la cual regresarán. Israel no regresó al Reino del Norte, pero ustedes irán a la cautividad de Babilonia y regresarán” y sucedió. Sucedió unos ochenta años después de que Isaías murió y la primera deportación cuando los babilonios vinieron fue en el 603, la siguiente en el 597 y la final en el 586.

Jerusalén fue destruida, la gente fue masacrada y los judíos fueron arrastrados por los paganos llevados a la cautividad en donde colgaron sus arpas y lloraron porque ya no tenían su tierra prometida. Pero el Señor les dijo: “Esto va a pasar, pero ese no es el final de la historia, serán restaurados, regresarán; entonces Dios los va a colocar en una cautividad histórica y Él los traerá de regreso. Él los va a liberar, Él los va a salvar”. Ese es el énfasis de la primera sección en la segunda mitad, capítulo 40 a 66, la primera sección, trata de esa cautividad histórica.

Sermones temáticos sobre Isaías 53

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