Читать книгу Juegos predeportivos (Color) - Jordi Romeo Murgó - Страница 8
ОглавлениеEl deporte y los juegos predeportivos
La actividad física ha ido evolucionando a lo largo de los años y ha estado condicionada por varios factores, como la filosofía o los valores sociales y culturales dominantes en ese momento, entre otros. Como docentes de educación física, tenemos que ser conscientes de que uno de los objetivos básicos de nuestra asignatura es el fomento de hábitos saludables, somos promotores de la actividad física y la salud. En este sentido, es muy importante entender el significado terminológico de palabras como ejercicio físico o actividad física.
La actividad física es cualquier movimiento producido por nuestro cuerpo, por el aparato locomotor, como consecuencia de la contracción y la relajación coordinadas de los músculos del cuerpo y que supone un gasto superior del metabolismo basal. Asimismo, según el objetivo, la finalidad o la orientación, podemos hablar de actividad física informal o de ejercicio físico. La actividad física informal es la que se realiza en la vida cotidiana y que necesita la acción de nuestro cuerpo. Así pues, la actividad física informal no tiene ningún objetivo directo sobre la mejora de la salud, más allá de los beneficios evidentes que comporta el movimiento en sí mismo. En cambio, el ejercicio físico sí que tiene un objetivo específico, ya sea la mejora —intencionada y programada— de la salud, la ocupación del tiempo libre o la consecución de un resultado deportivo, por ejemplo. El ejercicio físico presenta una estructura, es decir, un orden, una técnica; necesita un material específico e, incluso, en caso de que el ejercicio físico sea un deporte, una táctica y una estrategia.
Cualquier ejercicio físico posee una técnica y una forma. La técnica consiste en el propio movimiento del ejercicio, en el procedimiento biomecánico que conduce a realizar aquel movimiento determinado. En cambio, la forma es el modo en que realizamos la técnica, es la calidad y la adecuación del movimiento. En función de la forma podemos llevar a cabo un movimiento de manera más cuidada o relajada, más fría o más sentida, con mayor o menor exigencia. En una clase de Educación Física o entreno podemos tener 30 alumnos o jugadores efectuando una misma técnica, como el chut de fútbol, pero con una forma muy distinta los unos de los otros por razones muy diversas.
CONTEXTUALIZACIÓN DEPORTIVA
En función de la naturaleza del ejercicio y de su organización, podemos distinguir varias manifestaciones de este. Algunas manifestaciones de ejercicio físico presentan competitividad o rivalidad y otras no. En este sentido, un tipo de ejercicio físico que debemos tener muy presente como docentes de educación física es el deporte. El deporte es un tipo de ejercicio físico en el que se tienen que cumplir unas normas determinadas para lograr un resultado concreto. Entendemos el deporte como una actividad física que se realiza siguiendo un reglamento y en el que el objetivo es ganar. Las características que debe cumplir una actividad para que pueda considerarse deporte son:
• La propia actividad requiere actividad física y, por lo tanto, movimiento.
• La actividad deportiva se practica en competición con el objetivo de conseguir la victoria, una clasificación determinada, un récord, una marca personal, etc.
• Tiene un reglamento más o menos estricto y regulado por distintas instituciones en función de la competición: federaciones (nacionales, internacionales...), consejos deportivos, etc.
• Tiene movimientos más o menos específicos que conforman la técnica deportiva.
A pesar de esta “rigidez” del concepto de deporte, podemos diferenciar dos modos distintos de hacer deporte o de entenderlo:
• El deporte escolar tiene como objetivo disfrutar de la actividad y mejorar la salud. El deporte, pues, no es un objetivo en sí mismo, sino que es un medio para alcanzar otros objetivos relacionados con los valores, la formación personal, la mejora de la condición física, etc.
• El deporte competitivo de alto rendimiento, en cambio, tiene como objetivo ganar. La salud, por ejemplo, no es un objetivo en sí mismo porque lo más importante es triunfar. La salud de los deportistas de élite se considera más como un medio para alcanzar el nivel óptimo de rendimiento que facilite la victoria.
Es evidente que entre el blanco del deporte escolar y el negro del deporte competitivo existe una escala de grises. Sin embargo, el problema surge cuando el deporte escolar se enfoca a partir de patrones copiados del deporte competitivo, con lo que alcanzar objetivos puramente educativos puede resultar más difícil. Los profesionales de la educación física tenemos que luchar (mediante el trabajo) para crear un deporte integrador, realmente educativo y que garantice el desarrollo motriz de los niños, niñas, chicos y chicas.
APRENDIZAJE DEPORTIVO
Una de las razones para escoger el deporte como actividad educativa es por su diversidad y su capacidad de adaptación a cualquier situación y entorno. En el ámbito educativo, el aprendizaje deportivo ha de ir más allá del técnico. Sin embargo, en relación con la técnica y su aprendizaje, que también se debe tener en cuenta, podemos insistir en la necesidad de huir del modelo técnico ideal. Nuestro objetivo es que el alumnado sea capaz de realizar una serie de habilidades técnicas básicas que le permitan gozar de la práctica deportiva; no obstante, para lograr dicha capacidad no es necesario ejecutar al milímetro un movimiento determinado. Pongamos el ejemplo del voleibol: yo, como profesor, quiero que mis alumnos aprendan las habilidades técnicas del voleibol para que tengan, al menos, un mínimo nivel que les garantice jugar con continuidad y pasárselo bien. Pretendo que al salir de la clase o del entreno tengan más ganas de practicar una actividad fisicodeportiva. Asimismo, para que deseen jugar necesitan tener un dominio técnico que les permita disfrutar de la actividad. Por lo tanto, volviendo al ejemplo del voleibol, si logro que mis alumnos sepan ejecutar con éxito (independientemente de la precisión) el toque de dedos, el toque de antebrazos y el servicio, serán capaces de realizar un “partidillo” y disfrutarlo, y, en consecuencia, querrán jugar a dicho deporte. Nuestro objetivo, entonces, es más el resultado de la habilidad que no la técnica en sí misma.
EL ERROR DURANTE EL PROCESO DE APRENDIZAJE
Son muchas las ocasiones en las que modificar una habilidad técnica determinada y adaptarla a las capacidades y cualidades de cada jugador se considera un error. Es decir, muy a menudo entendemos el error como la variación de lo que consideramos como modelo ideal (modelo técnico ideal). Hemos de ir más allá y percibir el error como una fase del proceso de aprendizaje y una manifestación más de la variabilidad del individuo. Existen muchos deportistas, incluso de élite, que se alejan del modelo ideal y, sin embargo, esto no es un problema. El error se da cuando no garantiza la eficacia de la técnica. Es decir, que la técnica de un sujeto no sea estrictamente fiel al modelo ideal no es un problema siempre y cuando sea capaz de lograr el objetivo y, por lo tanto, sea relativamente eficaz. Nuestra labor como educadores es facilitar que el alumnado pueda ejecutar la técnica básica de cada deporte con la mayor competencia posible, sin importar tanto la “manera” en que lo haga (sobre todo en etapas y entornos escolares).
LAS EMOCIONES Y LA MOTIVACIÓN EN EL PROCESO DE ENSEÑANZA-APRENDIZAJE
Las emociones son las responsables de nuestras conductas y, por lo tanto, del movimiento. Partiendo de esta base, no es difícil imaginar que sin emociones no es posible educar. Educar con sentimientos dota de un potencial espectacular al proceso educativo, ya sea en el ámbito de la educación formal (escuela) o en el de la educación no formal (familia, amistades, extraescolares, agrupaciones, etc.). Las emociones nos permiten conectar mucho mejor con las personas y, en consecuencia, garantizar todo el proceso educativo. El profesor, o educador en general, no tiene que inculcar solo unos conocimientos y unos valores, debe ayudar al alumno a descubrir su camino para conseguir sus propios objetivos.
Volviendo al tema que está directamente relacionado con la practica motriz, hemos de entender que el profesor (o educador) es un participante más. Es el responsable de guiar al alumnado y, sobre todo, de ¡motivarlo! La mayoría de los conocimientos y contenidos que el profesor transmite (ya sean habilidades motrices u otra clase de conceptos) se pueden aprender en cualquier lugar y sin profesor. Sin embargo, el objetivo del educador será facilitar dicho aprendizaje y optimizarlo. Como docentes y/o educadores hemos de motivar al alumno para que quiera seguir aprendiendo cuando no esté con nosotros. A pesar de la importancia de la motivación, no debemos caer en el error de la sobremotivación, ya que es contraproducente. Motivar en exceso a nuestros alumnos puede comportar, en un futuro, que requieran grandes estímulos para estar predispuestos y, por lo tanto, que ante situaciones que consideren menos motivantes no sepan encontrar las razones para hacerlas.
Podemos sintetizar las ideas generales a partir de las siguientes afirmaciones:
• La habilidad motriz es el resultado de un proceso de aprendizaje en el que el profesor o el entrenador tienen un papel de soporte/guía y, en pocos casos, de director total y absoluto.
• Las habilidades no tienen un patrón ideal y exacto, sino que cada individuo las adapta a sus características personales para poder realizar la acción de la manera más eficiente posible.
• Los niños y las niñas en etapas de formación no tienen que recibir unas directrices muy marcadas de cómo realizar una habilidad determinada, sino que deben ser ellos los que, a través de un proceso de aprendizaje guiado, alcancen la forma más eficiente para realizar una habilidad concreta.
• Sin la emoción se dificulta el proceso de aprendizaje. Es decir, sin que haya una conexión entre el profesor/entrenador y los alumnos se obstaculiza notablemente la posibilidad de crear un hilo de aprendizaje a partir del cual poder mejorar, bien sea a escala motriz, conceptual o personal.
LOS JUEGOS PREDEPORTIVOS
Las propuestas didácticas de este libro, organizadas en sesiones, se basan sobre todo en el trabajo con juegos predeportivos. El juego deportivo incorpora, a la definición de juego, un deporte y las características que lo definen. Por lo tanto, mediante el juego predeportivo podemos aprender la técnica de un deporte sin necesidad de realizar actividades muy cerradas que estén orientadas estrictamente a la optimización de un gesto técnico. Sin embargo, no todas las actividades y tareas de este libro son juegos. A través del juego predeportivo podemos organizar al grupo, distribuir el espacio y escoger el material para alcanzar los objetivos planteados de la manera más lúdica posible, pero, a pesar de las muchas facilidades que nos aportan los juegos en el proceso de aprendizaje, es evidente que no solo se puede utilizar este recurso para alcanzar el aprendizaje deportivo. En este sentido, y en relación con la periodización de las tareas del libro, las primeras sesiones tienen una connotación más lúdica y básica. En cambio, a medida que el dominio técnico del alumnado aumenta, las actividades (también lúdicas) serán más complejas y más parecidas a la situación real de juego, llegando al final de la periodización de cada deporte con partidos y actividades que representen la realidad de cada disciplina.
ORGANIZACIÓN DE LA SESIÓN
El presente libro recoge multitud de juegos y actividades deportivas organizadas en sesiones. Para poder realizar dichas sesiones es importante entender la estructura que debemos cumplir. Las tres fases o momentos de la sesión son:
• Acogida (fase inicial). Es el momento de la bienvenida. Recordaremos aquello que ya hemos hecho (éxitos y problemas, por ejemplo). Informaremos de los objetivos del día y los pasos que hay que seguir para alcanzarlos (organización). En este primer momento es muy importante la motivación: hemos de observar cuál es el estado emocional del alumnado y crear un ambiente positivo.
• Desarrollo (fase motriz). Es el periodo en el que se debe trabajar para asimilar nuevos contenidos y conseguir los objetivos. Esta fase de desarrollo consta de 3 subfases que responden a la organización tradicional de una sesión:
– Puesta en acción: calentamiento y adaptación al nuevo espacio, material, actividad, etc.
– Desarrollo de situaciones: es lo que podríamos conocer como la fase principal. Es la parte más larga de la sesión porque en ella el docente diseña situaciones de aprendizaje para alcanzar los objetivos planteados. Es importante individualizar la dificultad, la secuencia y la intensidad.
– Recuperación: actividad (también motriz) que sirve para reducir la actividad fisiológica del alumnado, sobre todo si el trabajo ha sido intenso. Según la actividad y si el tiempo es escaso, esta recuperación se puede realizar mientras ser realiza la siguiente fase.
• Despedida (fase final). Este momento es muy importante para remarcar todo lo que hemos hecho y, además, concienciar al alumnado de la utilidad que ha tenido. En este instante, pues, debemos:
– Evaluar: los aspectos positivos y negativos de la sesión.
– Anticipar: los avances de la próxima clase.
– Preparar: plantear el futuro de la manera más interesante para predisponer al alumnado al aprendizaje.
– Vincular: con clases anteriores y posteriores. Es importante que durante el proceso de aprendizaje el alumnado sepa dónde está, es decir, de dónde viene y a dónde va.
Evidentemente, este modelo de sesión podrá variar en función del objetivo, del tema, del momento de la unidad didáctica en el que nos encontremos, etc. En el presente libro las sesiones se centran, sobre todo, en la descripción de la fase motriz. La fase inicial y la fase final se tienen en cuenta, pero será el educador quien tendrá que pensar cómo llevarla e intervenir: son las fases más reflexivas y personales de toda la sesión y cada profesional decidirá cuál será su estilo y su forma de realizarlas.
LOS DEPORTES DEL LIBRO Y SU ORGANIZACIÓN
En este libro podremos encontrar siete programaciones, una para cada uno de los siguientes deportes: rugby, bádminton, hockey, baloncesto, balonmano, voleibol y fútbol. Algunos deportes son más conocidos y más comunes que otros; sin embargo, todos ellos tienen una justificación de por qué deben realizarse.
• El rugby es un deporte diferente que puede resultar muy motivante para el alumnado. Nos permite trabajar el espacio íntimo y el contacto. Entre los deportes de contacto, el rugby es una buena opción, puesto que no necesita mucho más material que un balón. Sin embargo, es muy importante extremar las precauciones, sobre todo cuando se trabaja con adolescentes, para evitar lesiones.
• El bádminton es el deporte de raqueta más adaptable a la escuela por dos razones: el volante requiere menos precisión que otras herramientas de los distintos deportes de raqueta y, por lo tanto, facilita el proceso de aprendizaje. Asimismo, no necesita tanto espacio como, por ejemplo, el tenis. Al tratarse de un espacio más reducido podemos organizar al alumnado para que disfrute de la práctica deportiva sin problema. Desde el punto de vista coordinativo es un buen deporte para trabajar la coordinación oculomanual a la vez que, al carecer de contacto, facilita la agrupación y evita de este modo los problemas que puedan surgir de esta situación.
• El hockey es otro deporte con implemento que, por ser distinto de los demás y, en general, poco practicado por el alumnado, ayuda a incrementar su motivación y garantiza que todos los jugadores partan más o menos de un mismo nivel. La interacción entre el niño y el palo con el terreno, la bola y los otros compañeros es única: el hockey nos permite ofrecer sensaciones y estímulos únicos que no se encuentran en otros deportes. Es un deporte que puede conducirnos a situaciones conflictivas por el simple hecho de usar palos, pero a la vez, en muchas ocasiones, alumnos con más inhibiciones para la práctica deportiva participan más porque el uso del palo les proporciona seguridad. En cualquier caso, hay que entender que una situación conflictiva se deberá trabajar con el alumnado y con el fin de convertirla en una situación de aprendizaje.
• El baloncesto es un deporte relativamente practicado por los alumnos y, por lo tanto, tiene la contrapartida de que en el momento en el que planteemos actividades será muy probable que observemos diferencias de nivel muy grandes entre ellos. En función de cada grupo, evidentemente, adaptaremos las actividades e intentaremos ofrecer un proceso de aprendizaje que sea útil para cada alumno. A escala coordinativa, el baloncesto es un buen deporte para trabajar la coordinación oculomanual y, desde un punto de vista condicional, es un muy buen deporte para trabajar la resistencia a intensidades altas (puesto que normalmente el baloncesto presenta un sistema de juego de continuos esprintes y cambios de ritmo).
• El balonmano, como el baloncesto, se basa en la manipulación de una pelota con la mano. Sin embargo, en este deporte el balón es más pequeño y, por lo tanto, las habilidades técnicas más básicas (bote, pase y lanzamiento) tienen una mayor dificultad de ejecución. En lo que se refiere al aprendizaje, es un deporte que se parece bastante al baloncesto: regulación del contacto, sentido espacial y dispersión, cambios de ritmo y de roles (defensivos y ofensivos), búsqueda de espacios libres o huecos en la línea defensiva, etc.
• El voleibol es uno de los deportes que están más de moda y que más podemos utilizar para motivar al alumnado. Si periodizamos bien el proceso de aprendizaje de este deporte y logramos que adquieran un mínimo dominio técnico será fácil encontrar a grupos de jóvenes jugando a voleibol en la playa durante el verano, por ejemplo. Es un deporte en el que no hay contacto físico y, por lo tanto, en según qué grupos será una oportunidad para trabajar con equipos mixtos. Además, dado que no necesita una condición física muy elevada, sino más bien un buen control neuromotor (coordinación), nos permitirá integrar a todo el alumnado independientemente de su nivel. De los deportes colectivos más practicados, el voleibol es el que presenta una estructura más peculiar, puesto que el campo recuerda a los de los deportes de raqueta, no hay contacto, se utiliza el cuerpo para golpear el balón, etc.
• El fútbol es uno de los deportes más conocidos y practicados por nuestro alumnado, pero, a la vez, uno de los que más precisa la intervención de la educación física para enfocarlo desde un punto de vista distinto al que estamos acostumbrados a ver en televisión. Nos encontramos ante un deporte en el que se pierden muchos valores positivos a causa del espectáculo que se ha creado a su alrededor. Será muy importante el trabajo emocional que realicemos en las sesiones y las unidades didácticas que dediquemos al fútbol. Es un buen deporte para trabajar la coordinación oculomanual, ocular y de cabeza y, sobre todo, la coordinación ocular y de pie.
En relación con la organización de las programaciones de este libro, cada deporte está estructurado en sesiones. Asimismo, cada una de ellas está estructurada en actividades que nos permiten conseguir objetivos específicos de cada sesión. Cada sesión incluye un apartado en el que se describen los objetivos de la misma. A diferencia de los objetivos que debe tener una unidad didáctica (que han de ir destinados al alumnado), estos pueden estar destinados al alumno o al profesor y, por lo tanto, nos ayudan a entender cuál debe ser el rol del alumno y, evidentemente, el del docente.
LEYENDAS DE LAS ACTIVIDADES
Las representaciones gráficas de todos los deportes utilizan la misma simbología para explicar las actividades.
• Desplazamiento sin pelota
• Desplazamiento con pelota
• Pase de pelota
• Pelota
• Jugadores
• Jugadores específicamente defensivos
• Material de pista