Читать книгу Estructura formal y no formal de la interacción transfronteriza de población, bienes y recursos naturales en la frontera México-Guatemala - Jorge Enrique Horbath Corredor - Страница 6

Introducción

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Jorge Horbath Corredor

María Amalia Gracia

Regina López Luna

La movilidad poblacional a través de la frontera México-Guatemala se puede dimensionar según las intensidades que se registran entre inmigrantes, migrantes temporales, transmigrantes y trabajadores residentes con tránsito frecuente, así como también a la interacción con la dotación de factores y en especial de infraestructura desde los propios cruces hacia los entornos inmediatos al proceso migratorio. De allí que las necesidades de cada grupo poblacional también estarían marcando no solamente su ruta y trayectoria migratoria sino también su característica y frecuencia, así como su vinculación con el territorio y con los grupos poblacionales de llegada a México y cuyo origen es desde Guatemala.

En ese sentido la frontera permeable de ambos países otorgaría una oferta de condiciones migratorias que la población guatemalteca utiliza para internarse en territorio mexicano, siendo condicionada inicialmente por las estructuras formales e informales de los lugares de entrada al territorio mexicano. No es lo mismo el tránsito permanente de trabajadores frecuentes que podrían cruzar la frontera con permisos de trabajo cuyo objetivo es ir a un lugar específico a trabajar, sujeto a unas condiciones de entrada y a unas necesidades de salida del territorio mexicano, que aquellas necesidades que tiene un migrante temporal o un inmigrante, cuya estancia más prolongada le habilita nuevas necesidades a ser cubiertas por las dotaciones de las localidades en México.

Sujetas a dichas características también se integran otras formas migratorias colaterales como es el caso de la migración de familiares, de acuerdo también a sus necesidades. Tal es el caso del acompañamiento de familiares al tránsito tanto de trabajadores frecuentes como al de migrantes temporales, quienes pueden cruzar con las expectativas de recibir atención en puestos y centros de salud, así como en hospitales, además de las necesidades de acceso a la educación que viene determinada también por el acompañamiento de menores de edad a familiares migrantes que tengan forma de un lugar más estable del lado mexicano. Incluso hay parte de la frontera, donde los relatos locales dan cuenta de la frontera diluida en la demarcación de los dos países, pese a que existen por ejemplo escuelas en territorio mexicano, salen siendo también aprovechadas por las familias rurales fronterizas de guatemaltecos que mandan a sus hijos a estudiar en dichas escuelas sin restricciones en el lado mexicano precisamente por el vínculo territorial y familiar que los hace cercanos.

Se propuso como objetivo, identificar y analizar la estructura no formal de la interacción transfronteriza, relacionada con la movilidad de personas, bienes o servicios, así como el aprovechamiento de recursos naturales, incluyendo un balance de sus actores principales. Revisar los aspectos de tensión, inclusión o exclusión frente a la estructura formal e informal y sus funcionamientos en municipios de cinco regiones de la frontera sur de México con Guatemala. Para ello se propusieron los siguientes objetivos específicos:

• Identificar los componentes de la estructura formal e informal que permiten y favorecen la movilidad de personas, bienes y recursos naturales en la región transfronteriza entre México y Guatemala.

• Definir aquellos componentes formales que limitan la movilidad de personas, bienes y recursos naturales entre ambos países y que estimulan la conformación de componentes informales.

• Analizar la composición y articulación de la población de ambos países a cada componente de la estructura formal y no formal y sus elementos, tanto en su formación como en la dinámica que se genera, destacando la vigencia y persistencia en el territorio y su área de influencia.

• Exponer el tejido y vínculos de las organizaciones sociales locales que habilitan su ampliación en las relaciones transfronterizas, conformando estructuras que habilitan la movilidad en la frontera.

• Diferenciar las estructuras formales de las localidades en el territorio transfronterizo, en relación a la oferta de servicios de atención social como salud y educación, económicos como el acceso a mercados y tiendas, así como a fuentes de empleo, etc. para distinguir la capacidad gravitatoria que tienen cada una de ellas en la atracción temporal y permanente de población, estimulando especialmente la migración hacia el lado mexicano.

• Detallar la relación entre los cruces fronterizos y su articulación con localidades y la red física de carreteras y caminos en México para el estímulo y control de la movilidad de población, mercancías y recursos naturales, en contraste con los cruces no controlados por ambos países habilitados principalmente por las condiciones naturales.

• Formular recomendaciones de política pública respecto a las relaciones de las estructuras formal e informal con relación a la movilidad de población, recursos naturales y bienes en la región transfronteriza.

Siendo entonces la frontera de México-Guatemala una de las más permeables, debido principalmente a que grandes franjas de la misma contienen accidentes geográficos con montañas, selvas y ríos, acompañados de una elevada dispersión de la población en el territorio, hacen que el control de la movilidad de población, bienes y recursos naturales sea difícil y se desarrollen cruces de tipo no formal habilitadas desde uno y otro lado de la frontera.

El estudio tuvo especial concentración en la población guatemalteca, para captar la relevancia de las organizaciones económicas y sociales formales e informales en el territorio mexicano y su vínculo desde el territorio transfronterizo guatemalteco cuya diferenciación, en el sentido del acceso a la infraestructura de servicios, pueda ser elevada debido a la insuficiencia de estas dotaciones en sus localidades en el territorio guatemalteco. Eso hizo posible, entonces, identificar que las diferencias en esas dotaciones detonan, y condicionarían, los tipos de movilidad en la región transfronteriza.

La primera parte del libro, Marco teórico y metodología, está dividida en dos capítulos. En el primero, los aportes del Dr. Jorge Enrique Horbath Corredor y de la Dra. María Amalia Gracia, titulares del Departamento de Sociedad y Cultura de El Colegio de la Frontera Sur, buscan explicitar los conceptos utilizados a lo largo de la investigación explorando, de manera inicial, las estructuras, procesos e instrumentos que forman parte de los procesos de movilidad en la frontera sur de México. En base al análisis realizado, se demuestra que, en lo transfronterizo, se ponen en juego las estructuras formales, no formales y las informales en el análisis de los flujos migratorios. Así, se puede ver que, entre las localidades fronterizas se evidencian continuidades que se dan, no solamente, en relación a lo étnico sino que, también, involucran cuestiones familiares, derivadas de alianzas empresariales e, incluso, de entidades distintas a los estados, tales como organismos civiles internacionales o religiosos, que mantienen influencias históricas entre la población. De este modo logra observarse que, los curces fronterizos, cuentan con una organización y reglamentos propios lo que, a partri de vinculaciones consideradas informales, hace viable las relaciones entre ambas partes.

El segundo capítulo refleja los mecanismos metodológicos usados por las diversas autoras y autores del presente libro, presentando la estrategia y el plan de trabajo seguidos para el logro de los objetivos anteriormente descritos. Aquí, se explicita la selección de las subregiones en las que se trabajaría a lo largo de la investigación, las cuales fueron seleccionadas por su importancia comercial, los cruces transfronterizos formales que resguardan y la información accesible sobre las mismas. Así, a través de diversas técnicas metodológicas, tanto cualitativas como cuantitativas, se logró un acercamiento global al tema analizado. El trabajo de campo en las poblaciones fronterizas, por medio de la obtención de testimonios escritos, historias de vida y encuestas, permitió tener una visión amplia, y más de una perspectiva, acerca de lo que sucede y cómo son percibidas las interacciones transfronterizas en diversas localidades de la amplia frontera que comparten México y Guatemala.

En la segunda parte del libro, dividida en 6 apartados y denominada Estructura formal y no formal de la interacción transfronteriza de población, bienes y recursos naturales en cinco puntos de paso entre México y Guatemala, se demarca la investigación como un acercamiento a las condiciones de vida de la sociedad que integra estos espacios, una aproximación a sus sistemas económicos, culturales y sociales, que enmarcan las prácticas de la zona fronteriza, su composición y su comportamiento. Asimismo, esta segunda parte presenta las 5 regiones de la frontera México- Guatemala que serán abordadas durante el análisis: Río Suchiate, Frontera Huehuetenango y Ríos Negro y Usumacinta, en Chiapas; Vértice y meridiano de El Ceibo, en Tabasco y la Biósfera Maya- Calakmul- Dos Lagunas, en Campeche.

En el apartado referente a la Zona transfronteriza del Río Suchiate y el Ejido Talquián, Municipio de Unión Juárez, del Dr. Jorge Enrique Horbath Corredor, la Dra. María Amalia Gracia y el M.C Holger Weissenberger, se evidencia al Río Suchiate como uno de los puntos frotnerizos más importantes de toda la franja. Por ello, en esta zona convergen migrantes de diferentes Estados que buscan pasar por México y llegar hacia Estados Unidos, y se puede concebir como un espacio de tránsito, destino, expulsión y recepción de migrantes pero, al mismo tiempo, como una zona de paso para poblaciones móviles, tales como traileros, trabajadores agrícolas temporales, trabajadoras sexuales, transmigrantes y migrantes indocumentados, entre otros. Esta dinámica permite presenciar una multiplicidad de relaciones entre la población migrante y la población local, existiendo una gran interacción transfronteriza en las localidades cercanas al río y proporcionando beneficios económicos para las personas allí asentadas. Este apartado permite ver de qué manera, el río, desempeña un papel importante para los comerciantes guatemaltecos, ya que es utilizado para el traslado de mercancías y personas, a través de diversos pasos informales. Así, la cotidianidad y las relaciones de cercanía entre los países, facilitan los intercambios entre los habitantes, basándose, no en acuerdos formales, sino en la historia y las tradiciones compartidas por los pueblos.

En el apartado referente a la Frontera Chiapas- Huehuetenango, se evidencia que, una parte de los cruces irregulares, concierne a personas que fácilmente podrían internarse de manera formal a México -ya sea por actividades económicas como por el acceso a bienes y/o servicios- pero que optan por la vía informal, evitando cumplir ciertos procesos como registros, presentación de solicitudes, y llenado de formularios, acciones que podrían representar una verdadera dificultad u obstáculo, por tratarse de alteraciones en la vida cotidiana de las poblaciones limítrofes. Todo esto teniendo presente que, en la frontera México-Guatemala, prevalecen instituciones informales, prácticas, costumbres, modales, códigos de conducta, normas y convenciones que, históricamente, se han venido construyendo sin ser, necesariamente, escritas y que permiten este relacionamiento fronterizo.

El apartado siguiente, Zona de los ríos Negro y Usumacinta, nos presenta las interacciones transfronterizas entre los Estados de México-Guatemala, con pasos terrestres informales a lo largo de la frontera ubicados en los centros urbanos más importantes y con los ríos Suchiate y Usumacinta frecuentemente utilizados como cruce informal. El análisis realizado ha permitido identificar que las relaciones de amistad y cercanía, entre ambos lados de la frontera, permanecen arraigadas y que la falta de autoridades en los Estados, ha posibilitado la continuidad del comercio ilegal de mercancías, flora y fauna, así como el tránsito de personas indocumentadas. Sumado a esto, la porosidad de la frontera, y la existencia de grandes zonas selváticas, impide abarcar todos los espacios, provocando el aumento de los pasos informales.

En el apartado Vértice y meridiano de El Ceibo (Tabasco): Puerto fronterizo El Ceibo y ejidos de Arroyo, El Triunfo, la Lic. Regina López Luna y el M.C. Holger Weissenberger, asistente de investigación del departamento de Sociedad y Cultura del Colegio de la Frontera Sur, unidad Chetumal y Coordinador Unidad de SIG de El Colegio de la Frontera Sur, respectivamente, mencionan que, en El Ceibo, sus cerca de 500 comerciantes mueven alrededor de 60 millones de pesos semanales, provenientes del comercio informal y generados por los más de 7.000 visitantes de Campeche, Quintana Roo, Veracruz, Chiapas y Tabasco. Sin embargo, la importancia de El Ceibo como cruce fronterizo no radica únicamente, ni por completo, en su auge e importancia comercial, sino en su ubicación geográfica en relación a Tenosique de Pino Suárez y la estación tabasqueña del tren de carga conocido como “La Bestia”. Por otra parte, en este apartado, queda plasmado el aumento en el número de mujeres migrantes, marcando una diferencia con el “modelo migratorio tradicional” en el que, los hombre jóvenes y cabeza de familia, eran los que migraban en busca de nuevas oportunidades.

En el apartado referente a la Zona transfronteriza de la Biosfera Maya-Calakmul (Campeche): Localidades de Pioneros del Rio Xno-Ha, Arroyo Negro y Dos Lagunas Sur, Santana Navarro-Olmedo, Dr. en Ciencias en Ecología y Desarrollo sustentable, departamento de Conservación de la biodiversidad, Colegio de la Frontera Sur y el M.C. Holger Weissenberger nos plantean que durante la década de los ochenta, en el área fronteriza que colinda con Calakmul, Campeche, predominó el tráfico de marihuana, la extracción de madera preciosa, que se sacaba desde la frontera con Guatemala, y el saqueo de piezas arqueológicas. Esta franja fronteriza también ha sido una importante vía de transito de migrantes procedentes de Guatemala. En los ochenta, durante la guerra civil de Guatemala, cientos de personas se vieron obligadas a huir del conflicto. La gente de Arroyo Negro recuerda que, poco más de cuatrocientos inmigrantes guatemaltecos, llegaron a la comunidad y cruzaron la selva del Peten en busca de apoyo del gobierno mexicano. Ante esta migración masiva de guatemaltecos en la frontera sur, el gobierno mexicano reaccionó trasladando contingentes de migrantes al estado de Quintana Roo, donde creo comunidades como Mayabalam y Cuchumatan, en el municipio de Bacalar. Después de este acontecimiento, el lugar se volvió lugar de tránsito de migrantes centroamericanos.

La tercera parte de la investigación, Expresiones de la estructura productiva formal e informal en la región transfronteriza México-Guatemala, se divide en dos apartados.

En el primero, La estructura informal en las características de ocupación en la RTMG, elaborado por el Dr. Jorge Enrique Horbath Corredor, la Dra. María Amalia Gracia y el M.C. Holger Weissenberger, se presenta un listado de 466 categorías de ocupación para el 2010, del Censo de Población de México. Allí, la tabla que muestra las 25 principales categorías, y que concentra al 66.86 por ciento de la ocupación municipal mexicana de la RTMG y reúne al 85.21 por ciento de la ocupación de guatemaltecos muestra que hay, al menos, cinco categorías de actividades informales, que representan el 4.7 por ciento de la ocupación total y, a dichas actividades, se vincula el 23.65 por ciento de la fuerza de trabajo guatemalteca. De ese listado de 2010 sobresale la categoría de trabajadores domésticos, cuya ocupación atrae al 13 por ciento de los trabajadores guatemaltecos. La información de la Encuesta Intercensal de México para 2015, igualmente presenta las 25 categorías más importantes de la ocupación. Estas 25 categorías concentraron 22.53 por ciento de la ocupación de la RTMG en los 22 municipios mexicanos fronterizos y representaba el 44.93 por ciento de la ocupación de guatemaltecos. Dentro de esas 25 categorías hay al menos ocho que se pueden identificar como ocupaciones informales, llegando a ser el 2.11 por ciento de la ocupación total y el 11.7 por ciento de la ocupación guatemalteca. La principal categoría de ocupación informal en 2015 vuelve a ser la de trabajadores domésticos, con una representación del 11.05 por ciento de los guatemaltecos respecto al total en esa categoría. Pese a que hay una limitante entre ambas bases de datos por el número tan disímil de categorías que hay en una y otra, estos resultados muestran que hay una persistencia de ocupaciones informales a las que se incorpora la población guatemalteca en la RTMG.

En el segundo apartado, Análisis de la localización espacial de unidades productivas informales en los municipios de la RTMG, se identificó uno de los subsectores de mayor dinamismo en la actividad informal, el comercio al por menor, en el cual existen varias ramas de actividad económica que son reconocidas como informales. Al desagregar por ramas de actividad económica en los municipios mexicanos de la RTMG se pudo apreciar que, casi todas las unidades económicas, son pequeñas y tienen hasta cinco trabajadores. De ellas, más del 68 por ciento corresponde a tiendas de abarrotes, ultramarinos y misceláneas y, poco más del ocho por ciento, son establecimientos de venta de frutas y verduras frescas, mientras que, las tiendas de venta de carnes rojas y aves representan, ambas, cerca del nueve por ciento. Asimismo, uno de los datos más interesantes corresponde a la fecha de registro de los establecimientos la cual nos puede indicar, de alguna manera, el inicio de actividades de los mismos, apreciándose con claridad dos fechas relevantes: la mitad de año de 2010 y final de año de 2014. En estas fechas se registraon, prácticamente, el total de los establecimientos, la mitad de ellos en cada año mencionado.

La parte IX del trabajo, realizada por Reynaldo Germán Martínez Velasco, Dr. en Ciencias Sociales del departamento de sociedad y cultura del Colegio de la Frontera Sur, y Valentina Estrada Guevara, Dra. en Estudios Regionales de la Universidad Autónoma de Chiapas, estuvo enfocada al Trabajo Etnográfico en 8 cruces fronterizos de 4 regiones: Región 1, Soconusco- San Marcos; Región 2, Huehuetenango- Comalapa- Comitán; Región 3, Frontera Corozal y Benemérito de las Américas; Región 4, Frontera Tabasco- El Petén. En estas 4 regiones se identificaron 8 cruces fronterizos, dos formales y seis no formales, en los cuales se entrevistaron a actores de diversos perfiles y se realizaron recorridos, con el fin de profundizar en el conocimiento de las regiones mencionadas. Asimismo, el trabajo realizado permitió indagar en la relación existente entre las estructuras formales y no formales existentes en estos cruces, analizando las actividades productivas, el comercio, los servicios y el empleo de las personas que los habitan.

La quinta parte de la investigación se orientó a la realización de Recomendaciones de política pública y conclusiones. Las recomendaciones de política pública, realizadas por Rodrigo Alonso Barraza García, Dr. en Estudios interdisciplinares de género y políticas de igualdad por la Universidad de Salamanca y por Ayelén Amigo, Mtra. en Servicios Públicos y Políticas Sociales por la Universidad de Salamanca, se basaron en la consideración de la frontera sur como un continuum sociocultural desregulado, heterogéneo y fragmentado –artificialmente– por una delimitación política arbitraria, pero con gran dinamismo y comunicación a nivel interno. Sin embargo, los procesos de globalización y la profundización del modelo neoliberal, experimentados los últimos años y el modelo de securitización fronteriza, impuesta por Estados Unidos a partir de septiembre de 2001, chocan con la diversidad y el dinamismo de las regiones fronterizas. Así, el accionar impulsado desde las instancias gubernamentales contrasta con las prácticas reales desarrolladas por las comunidades fronterizas. Los Estados nacionales actúan y ejercen poder dentro de un territorio determinado, con límites definidos y, sus políticas se caracterizan por poseer una rigidez difícil de superar, desconociendo qué pasa del otro lado de los propios límites nacionales. De este modo, nos encontramos con instrumentos y políticas que incentivan -o limitan- las interacciones transfronterizas entre personas, bienes y recursos naturales en la frontera sur de México. En base a esto, las recomendaciones de política pública parten de reconocer la especificidad y el dinamismo de las interacciones transfronterizas y, al mismo tiempo, abogan por el reconocimiento y el potencial diálogo entre las estructuras formales e informales que animan la vida en la frontera.

Jorge Horbath Corredor, María Amalia Gracia y Regina López Luna

Estructura formal y no formal de la interacción transfronteriza de población, bienes y recursos naturales en la frontera México-Guatemala

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