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Segundo secreto: UN IMÁN NO DEPENDE DE SU FORMA

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Un imán no depende de su forma, depende de su carga. Entiende que, sin importar su forma cuadrada, redonda, o como sea, lo importante es la carga. Por eso es bueno que como mujer pienses en tu energía, en lo que eres desde dentro y en lo que transmites, incluso más allá del aspecto físico.

Aquí vamos a entender que para ser atractivos no dependemos solo de nuestra forma física. Y considero este secreto uno de los más importantes por todo el impacto que tuvo en mí la relación con mi cuerpo a través de los años. Como ya te enteraste en la introducción, yo fui obeso en mi infancia y adolescencia. Con el tiempo me volví anoréxico y bulímico, todo con el fin de cambiar mi cuerpo; creía que así manejaba mejor mis emociones más íntimas.

Y aunque con respecto al tema del cuerpo hay mucha sensibilidad, podemos decir que los imanes son atractivos sin importar si son redondos, cuadrados, planos o, de cualquier forma.

Los seres humanos tenemos dos ideas metidas en la cabeza: que para lucir atractivos debemos tener buen cuerpo, y que nos corresponde cumplir con los estándares sociales de belleza que nos dictan a diario. Voy a ser honesto, no te voy a decir que no, que lo físico no importa y que todo es netamente mental. Pero si te voy a insistir en que es determinante la mentalidad con la que afrontes tu vida. Porque si no te sientes a gusto con tu físico en gran parte es porque se te ha ido metiendo en la cabeza que tus rasgos o tu figura están fuera de las medidas ‘normales’. De hecho, no existen las medidas normales, salvo las que el médico por cuestiones de salud te indique.

Por eso no dudes en aceptar que es la sociedad la que no te permite sentirte atractiva, porque constantemente te señala como: no atractiva, demasiado flaca, pasada de peso, de nariz extraña, orejas irregulares, senos sin tamaño y forma, y de la cola ni se diga.

De una u otra forma nos vemos condicionados por nuestro entorno social, pero a las mujeres les atropella más, es una incomodidad constante. Yo viví todo eso, especialmente a través de la gordura. Estos eran los casos que más trataba cuando inicié mi carrera como coach e hipnoterapeuta. Atendía a personas que de una u otra forma querían controlar sus desórdenes alimenticios, que venían impulsados por la sensación de no estar complacidos con su cuerpo o en armonía con ellos, y en muchos casos por la sensación de no encajar en la sociedad.

Volvamos a mi caso, pues, aunque aprendí a desarrollar esa personalidad de ser el mejor amigo de las mujeres y de cierta forma acercarme a ellas, lo pude hacer teniendo la personalidad del ‘chévere y querido’. Pero, evidentemente no tenía la confianza para llegar a interactuar con una mujer de una forma diferente, porque creía y tenía metido en la cabeza que me iban a rechazar por el simple hecho de ser gordo.

Recuerdo tanto esa época y los comentarios que me hacían: “Eres muy agradable, las facciones de tu cara son muy lindas, tienes unos ojos muy bonitos; ‘pero’ eres gordo, sino serías muy guapo”. De todo eso que me decían lo que al fin me quedaba era el enorme ‘pero’; y me hice a la idea que por ser gordo quedaba por fuera de las opciones. No había aprendido cómo utilizar lo demás a mi beneficio, en especial cuando hablaban de mis cualidades y puntos a favor. Con ese autoconcepto es obvio que no tomé muy buenas decisiones. Ahora que reviso esa etapa de mi vida reconozco cuánto bien me hubiera hecho siendo más positivo. Pero bueno, cada uno lleva un proceso y afortunadamente para mí las circunstancias pasadas ya han sido superadas y ahora puedo recordarlas para seguir aprendiendo.

Lo que quiero con este capítulo es que entiendas que no hay que tomar malas decisiones, que lo primero es entender que en este momento de tu vida el cuerpo que tienes es el ‘tuyo’, y que de cierta manera es muy necesario aceptarlo y quererlo. Además, y esto se aprende con la experiencia, que con el tiempo la atracción física no es tan determinante.

Es bueno que aprendas e incluso descubras por ti misma cuán fundamental y duradera es la atracción emocional. Obviamente que la atracción física cumple su rol, nos introduce en algunos aspectos, pero no lo es todo. Una relación es básicamente, y esto es en verdad hermoso y mágico, la creación de un vínculo emocional con la otra persona, es darse la oportunidad de ir entrelazando sentimientos. Es interesante porque es una situación que no se programa.

Y ese milagro se da indistintamente del cuerpo que tengas, porque se crea a través de las miradas, en las conversaciones, por medio del contacto físico, con base en la confianza, aceptando sus propias vulnerabilidades, y en la medida que juntos descubran eso que les habita y les hace especiales. Ese ser humano que eres, lo eres sin importar el cuerpo que tengas, sin importar tu forma.

Te propongo que en este capítulo dejemos de lado por un momento el tema de la parte física para que nos enfoquemos en ti, en todas esas cualidades que tienes y que realmente no dependen de lo físico. Porque muchas veces las opacamos por creer que nadie las va a ver por estar detrás del cuerpo, de la forma que tenemos.

Lo primero es que te hagas a la idea de que las demás personas sí pueden ver tus cualidades, y que para ello te corresponde mostrarlas. No te pido que lleves en tu espalda un cartel que las enumere. Aquí se trata de ser interesante para ti misma. Se trata de ser cariñosa, aunque es cierto que cada uno tiene sus propias formas y momentos para ser tierna; este es un descubrimiento que te corresponde solo a ti. También sé que tu carácter tiene mucho para mostrar, porque eres una mujer que no se deja del mundo, que tampoco sale a rogarle amor a cualquier persona, que tiene un montón de cosas para dar, para que otras personas se sientan bien, cómodas, seguras, y muy amadas.

Todo esto que tienes para dar, en la medida que lo vivas a plenitud, será una curiosidad, un reto y un motivo de gran interés para quienes se acerquen. Si analizas con detalle, la persona más interesante muy probablemente eres tú misma. Y aunque los seres humanos no terminamos nunca de conocernos, siempre será muy provechoso abrazar nuestra vida emocional, porque a partir de ella crearemos lo que siempre hemos soñado.

Ahora te contaré la historia de Catalina, quien fue una de las primeras personas que acompañé cuando empecé a ofrecer sesiones personalizadas. De hecho, en esa época no me había metido tanto en el tema de las relaciones de pareja, sino que me enfocaba en el manejo de los desórdenes alimenticios. Trabajaba lo relacionado con el fondo emocional que había detrás de dichos desórdenes, es decir, de la razón por la que no estaban a gusto con su cuerpo. Lo que les generaba unas conductas que las hacían refugiarse en unos extremos, fuera estos el comer más de la cuenta o comer menos. Lo más preocupante era que en tal estado se negaban la posibilidad de darle importancia a su autoestima y autoconfianza. Y mira que el haber pasado por eso no significa para nada que la persona sea mala, sino que al encerrarse en su problema creaban una dificultad mayor.

Cuando iniciamos las consultas Catalina me dijo que la principal razón por la que buscaba ayuda era porque además de no sentirse a gusto con su cuerpo, lo que más le mortificaba era que por eso no podía conseguir novio. Te confieso que de inmediato me vi reflejado en la situación de ella. Eso me revolvió las fibras a tal punto que me vi de nuevo como ese ‘gordo’ mejor amigo, convencido de que no podía tener una relación amorosa y que no lo iban a mirar de la mejor forma. Entendí rápidamente que la clave estaba en empezar a trabajar en todas sus cualidades, en que ella identificara los puntos que tenía a su favor.

¿Suena paradójico, cierto? Pero tiene sentido, porque frecuentemente nos enfocamos en el problema y nos olvidamos de que tal vez estamos obviando todas nuestras capacidades. Así iniciamos con Catalina un muy buen proceso en el que trabajamos en su carácter, en sus cualidades. Lo que hicimos fue precisamente empezar a trabajar en todas sus cosas buenas, que eran muchas. Y por supuesto, en identificar cuál era su problema real y cómo, al identificarlo, podía ir resolviendo el rompecabezas de su vida.

Mira que cuando logramos cambiar la forma de vernos, o incluso algunos de nuestros comportamientos, todo eso influye de forma tan positiva en nuestro equilibrio emocional. La cuestión está en que, aun sabiendo nuestro problema, de vez en cuando nos viene bien una mirada externa que nos dé un poco de luz, una palabra, un pequeño empujón. Esto sucede porque una opinión de un amigo, conocido, o en este caso mía, ayuda mucho, pues es una mirada desde otro ángulo, y siempre será provechosa una palabra de aliento.

Por el contrario, la clave para que un problema se mantenga en el tiempo es sencillamente ocultarlo, dejarlo ahí, no reconocerlo, ni compartirlo. Los gordos nos comemos la tristeza, literal. Eso me pasó a mí y a más de una persona con la que he trabajado. Seguramente recuerdas que durante mucho tiempo estuviste con un problema o queriendo tomar una decisión, pero no lo hacías porque te daba miedo o porque le veías muchos riesgos. Resulta que una vez te decidiste a dar el paso notaste un gran cambio y ahí mismo te dijiste sorprendida: “¡¿Por qué me demoré tanto?!”.

Lo primordial que te recomiendo es aceptar la situación en la que te encuentras. Pero esta aceptación no es resignación, sino una mirada sensata y positiva sobre lo que eres. Esto se basa en lo que te enfocas para aceptarte. Según Tony Robbins (autor, motivador y empresario americano), los seres humanos tomamos decisiones según nuestro enfoque. Él propone estas conexiones: en lo que te enfocas sientes, cómo te sientes piensas, y, según piensas, actúas.

Entonces, si te enfocas solo en tu cuerpo y lo que te falta, te vas a sentir mal e insuficiente. Vas a pensar en todo lo que respalda a esas emociones, vas a justificarlo, y, con base en eso, decidirás que no eres suficiente. Esto te llevará a quedarte callada y resignada. Tanto así que preferirás estar en la zona de mejor amiga, por sentir que no eres suficiente para algo más.

El paso inicial con Catalina fue dedicarle tiempo a escribir su situación de ese momento y le pedí que lo hiciera con una mezcla de libertad y de cariño propio para que lograra decirse: “No me voy a sentir mal”, y que no se iba a rechazar, que no iba a dejar de quererse, que se iba a aceptar; y que ese era el primer paso, aceptarse. Y a veces nos olvidamos de lo provechoso que es escribirnos a nosotros mismos, ya sea en un diario o en una agenda. Nada mejor que plasmar con nuestro puño y letra lo que sentimos, eso nos ayuda a sacar tanta cosa que guardamos. Además, nos permite, pasado un tiempo, volver a leer esas notas con una mirada más comprensiva.

Una vez que Catalina avanzó en su proceso de aceptación hicimos algunas sesiones para que se mirara profundamente. Entonces su vida empezó a cambiar, ya se miraba con otros ojos, y reconoció que entre más se aceptara nadie la iba a mirar con inferioridad o rechazar; porque ella misma se aceptaba y no veía su condición actual como un defecto. Fue sorprendente cómo este cambio nos permitió empezar a indagar con Catalina sobre todas esas características y cualidades que poseía y que no quería ver. Así pudimos cambiar su enfoque de lo negativo a lo positivo. Incluso, identificamos que así las reconociera todavía existía en ella la creencia de que no le serían suficientes para que alguien la llegase a querer. Como lo puedes notar, identificar el problema es un primer paso, luego se requiere de mucho trabajo para lograr la aceptación y el cambio en nuestra forma de pensar.

Después dedicamos un buen tiempo a hacer una lista de posibilidades y más adelante te voy a decir cómo la harás. Pero para que te quede claro, trabajamos sobre esta lista enfatizando lo que ella era y sus cualidades. Ahora miraba con otros ojos sus cualidades de mujer inteligente, de buena amiga y su buen sentido del humor. Identificamos detalles tan curiosos como el hecho de que primero dijo que le fascinaba bailar, pero luego notamos que lo hacía mayormente como mecanismo de defensa para decirle al mundo que no le importaba que estuviera con sobrepeso.

Mira que esto fue positivo, de hecho, siempre es bueno hablar y expresarse, porque no se trata de que al momento vayan brotando todas las soluciones. No, a veces es necesario ir sacando lo que pensamos y ya luego se dirá si estábamos en lo cierto o no. Así avanzamos con Catalina hasta identificar que no necesitaba mecanismos de defensa de ese tipo, ni mucho menos que su preocupación debía centrarse en lo que pensara o no pensara el mundo. ¿Genial, cierto? Ahora bailaba para su propio gusto, realmente lo disfrutaba, y si era o no el alma de la fiesta la tenía sin cuidado. Qué bueno saber que una persona decide no estar en función de los demás, sino de su propia vida, de ser feliz.

Y es curioso, porque muchas personas, por más que no se sienten cómodas con algo de su cuerpo, encuentran hobbies con los que se sienten absolutamente plenas, como bailar, dibujar, escribir… Y así se les olvida esa supuesta condición negativa. Quiero que te des cuenta, así como con Catalina, que en el momento en que encontramos el hobby, empezamos a explotar ese gusto y fuimos creando su proceso. Cuando aceptó su condición actual, descubrió muchas actividades en las cuales ella dejaba de pensar en su ‘problema’ y se enfocaba en aprovechar sus cualidades. Comprendió que sin importar su condición física podía transmitir todo lo que deseara. Todo estaba en que se enfocara en sentir y en actuar diferente.

A Catalina le ocurría con frecuencia que, aunque a los tipos les encantaba bailar con ella y gozarse la fiesta a su lado, se cohibía y mentalmente se decía que ahí no pasaría nada. Total, a lo largo de la noche pensaba, actuaba y se relegaba a la ‘zona de amigos’. Su cabeza le repetía una y otra vez que nadie le iba a prestar atención.

Cuando nos dimos cuenta, descubrimos que ya teníamos mucho terreno ganado y que ahora era el momento de confiar y dar el siguiente paso. Si ya tenía buenos amigos, si ya se sentía cómoda de fiesta y rumbeando, y si los hombres la pasaban rico con ella bailando, esa energía era la que tocaba aprovechar para que diera ese paso y viviera una nueva experiencia. Y esto fue precisamente lo que pasó: hicimos que en vez de enfocarse en su “gordura” mientras bailaba, se enfocara en sus cualidades.

Dos meses después de estar en el proceso me habló de un chico que le gustaba. Y le dije: “Vamos a hacer lo siguiente, quiero que la próxima vez que vayas de fiesta con él, que bailes como sueles bailar y que empieces a coquetearle”. Le insistí en que no se trataba solo de bailar con cara de “ay la estoy pasando rico”, sino bailar con cara de “la estamos pasando rico”. La idea era aprovechar esa mirada en la que cierras un poco los ojos para mirar con coquetería, esa sonrisa muda, esa energía que se transmite a través de los ojos. Eso es maravilloso, porque como diría el poeta Octavio Paz: “El mundo cambia si dos se miran”. Así, ella empezó a coquetearle y a lograr esas conexiones cada vez que se veían y cuando bailaban.

Dos meses después había logrado lo que quería, se había dado besos con ese hombre que le gustaba. Y esto desató una reacción en cadena, creció en autoconfianza. Tanto que llegó a sentirse capaz y a aceptar que tenía la energía necesaria para poder atraer al tipo que le había gustado. Y esta energía la usamos en el caso de ella (y esto no lo tiene que hacer todo el mundo, fue el caso de ella) para transformar su cuerpo, pues, aunque ya había hecho un trabajo de aceptarse como era en ese momento, ella me dijo: “Jorge, voy a transformar mi cuerpo, porque si puedo ser atractiva como estoy hoy, seré imparable con un cuerpo nuevo”.

Descubrió que poseía la energía suficiente para ser atractiva y la decisión y el encanto necesarios para darse besos con el hombre que quería. Entonces pensó: “Yo puedo tener ese mismo empeño y canalizarlo en otros aspectos de mi vida, para cambiar las cosas que quiero cambiar y sentirme siempre mejor y más a gusto”. Fue así que logró cambiar su cuerpo y eso potencializó su energía, porque se sentía más segura de todo lo que poseía para ser feliz.

Las personas que han tenido una transformación física como la de Catalina y la mía saben que estrenar cuerpo es un tema bastante raro. Que la gente empiece a mirarnos diferente por la parte física, impacta. Nosotros decidimos adquirir herramientas y ganar en seguridad para llegar a ser atractivos de una forma emocional, y ahora vivimos más de cerca la atracción física. Esto cambia en parte nuestra forma de ver la vida. Lo interesante es que dicho cambio no era nuestro objetivo principal, sino que fue la consecuencia positiva de un camino recorrido con decisión.

Y en ningún momento quiero que te vayas a ir con la idea de pensar: “La gente me va a rechazar porque ahora estreno cuerpo, entonces me van a decir que soy creída”. Mira, hay personas que incluso van a recriminártelo, pero hay otras que te van a decir: “Te admiro, veo tu personalidad muy integrada. Me encanta que te propusiste metas y que las lograste. Te ves genial”.

Quiero insistir un poco en el tema “del qué dirán”. Porque, si bien, la opinión de las personas nos afecta, no debe ser eso lo que determine cómo debes vivir. Lo fundamental es que la decisión de los cambios en tu vida venga de tu propia iniciativa. Por eso en ningún momento le vas a decir a un hombre: “Yo cambié esto de mi cuerpo y aquello de mi forma de ser por ti”. Esa frase debe ser solo para ti, por tu gusto y agrado personal. En el secreto anterior te hablé de cómo ser atractiva, y va muy en relación con la imagen que tengas de ti misma. Por eso ahora vamos a tocar un aspecto interesante y que en realidad tiene mucha relación con tu forma de ser.

Hemos dicho que un imán no depende de su forma. Ahora veremos en tu caso de qué puedes depender. Entenderemos cuál es aquella característica fundamental que moldeará mejor tu forma de ser. Lo que te recomiendo es que trabajes mucho en tu actitud. Por ahora digamos que la actitud es la certeza con la cual te paras ante la vida. No se trata de ser sobreactuada o lanzada, eso sería todo lo contrario; lo ideal aquí es que te esfuerces en adquirir un estado mental positivo.

De hecho, es muy difícil que una mujer sin actitud sea vista como atractiva. Y me refiero a que en un principio los hombres vemos una mujer y pronto identificamos que esa belleza es solo del cuerpo y que no llega a ser una belleza completa. Además, piénsalo un poco a la inversa: ¿te gustaría establecer una relación medianamente seria con un tipo atractivo, pero con poca actitud y de carácter? Me imagino que no, porque eso te haría casi que lidiar con una persona conflictiva. Claro que te dirán que una mujer con mucha actitud suele intimidar. Pero lo que puedes hacer es considerar esa capacidad como una forma de descartar hombres que no te convienen. Porque si él busca a una mujer fácil de dominar, pues esa no serás tú.

Cuando logras asumir una actitud más positiva, dinámica, cuando generas nuevas energías para tu entorno, cuando te dices: ‘quiero cambiar esto de mi trabajo y esto de mi apartamento’, cuando todo eso pasa es porque llegas al punto en que te identificas contigo misma. Todos estos cambios se van a reflejar en la forma como miras a los demás, en tu postura corporal, en las amistades que elijas y en la forma como ocupes tu tiempo. El resultado será una mujer más atractiva en el sentido más encantador de la palabra.

Quiero que empieces este camino hoy mismo. Desde mi experiencia personal, y también a partir de las muchas personas que he acompañado, sé que lo fundamental es entender que el cuerpo no es lo primero, que lo más sano y positivo es centrarnos en nuestras energías y fuerza de carácter; luego vendrá lo demás. Lo mejor es que todos esos cambios se darán uno tras otro. Durante arduos años deseamos estrenar cuerpo, no nos sentíamos cómodos, la inseguridad rondaba por nuestra mente día y noche. Eso no nos permitía disfrutar la vida porque vivíamos soñando con un ideal. Lo primero, entonces, es disfrutar de la novedad que somos, no como un acto de alabanza egoísta, sino como una mirada de sorpresa.

Una vez reconozcas, te asombres y empieces a disfrutar de esa energía que posees para lograr tus metas, descubrirás nuevos caminos y opciones de transformación, incluso más allá del aspecto físico. Aunque en este capítulo hemos hablado reiterativamente del cuerpo, podría ser que tus cosas a trabajar sean otras. Eres tú quien identifica y conoce a fondo esos detalles que deseas mejorar. Bueno, en realidad este libro es una invitación a entrar en la onda de aprender a conquistarte, de atraerte con tus virtudes, con tu inteligencia. Ya verás cómo te vas a enamorar de tus cambios, y pronto notarás que la gente va a estar encantada contigo. Porque, piénsalo, hasta las mujeres más bonitas pueden terminar solas por falta de actitud.

Cómo ser un imán de atracción

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