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INTRODUCCIÓN

Han pasado dos años desde la publicación de Miradas cruzadas. El sujeto. Esta segunda publicación cierra tres años de investigación con nueve trabajos elaborados por Jorge Luis Martin, Federico Mitidieri, de la Universidad del Salvador (USAL-Buenos Aires) y Ruth Ruiz, Dennis Schutijser, Stéphane Vinolo y quien suscribe, por la Pontificia Universidad Católica del Ecuador (PUCE-Quito). Desde 2016 hasta la fecha, el grupo se ha consolidado y ha hecho un lugar en el que confluyen intereses particulares de investigación, pero siempre enfocados en un tema, en este caso, el sujeto.

Cada mirada se dirige, desde la lectura de autores y contextos teóricos distintos, al espectro del sujeto perdido, diluido, evanecido, muerto o profundamente herido y segmentado. Sin embargo, es imposible no chocar con los cuerpos que proyectan sus propias miradas y, a través de ellas, su existencia, precaria o no; desde esa evidencia, partimos jugándonos en el único ámbito de resistencia, el pensamiento. El resultado es un encuentro que nos pone frente a frente a través de cuatro apartados. El primero recoge una coincidencia, Pablo de Tarso; S. Vinolo y yo, hacemos sendos recorridos por la vida del profeta no ungido a través de las pisadas de Badiou y, en mi caso particular, además, se suma la figura de H. Arendt. El segundo aborda al hombre figurado en los límites del surrealismo de Bataille y la ética transgresora nietzscheana; estos dos textos son de autoría de D. Schutijser. El tercer grupo de trabajos pone en relación autores fundamentales leídos con filósofos relevantes de la filosofía francesa; J.L. Martin, desde Deleuze, pone en juego al sujeto del empirismo de Hume, S. Vinolo trae a Badiou y Sartre para producir un relevo en el ámbito del sujeto: el metafísico por el amoroso; y, por mi parte, propongo un acercamiento a los espectros de Marx a partir de la atenta mirada de J. Derrida, J.L. Nancy y P. Lacoue-Labarthe. Finalmente presentamos dos trabajos de filósofos invitados; Federico Mitidieri y María Luz Roa, muestran al sujeto inmerso en los paisajes de América, plantados de hierba mate; el pre-texto filosófico se centra en las tesis del pensamiento crítico; Ruth Ruiz cierra esta entrega con un artículo elaborado a partir de la hermenéutica de H. Corbin, cuyas tesis abordan los conceptos de tiempo, espacio y sentido, ámbitos propios del pensamiento de Oriente.

Si hay algo particular que surge de cada uno de los trabajos es la investigación sostenida, bien dentro de los proyectos de doctorado, bien en los intereses que han madurado a lo largo de los años. Esta es una condición especialmente difícil de mantener en países como el nuestro, no así en otros de la región; sin embargo, la publicación de este segundo libro, da cuenta de la consolidación de una línea de pensamiento que manifiesta la deriva de ideas sobre la complejidad de la contemporaneidad; las discusiones generadas en y por esta deriva, provocan una suerte de apertura en el pensamiento, de manera que los autores, las tesis y los argumentos, definen un cuerpo teórico donde se encuentran y distancian las posturas filosóficas. Hay, en esa dinámica, una pregunta central asumida en cada trabajo, pregunta que recae sobre el sujeto, su condición y posibilidad.

De allí, el recurso a Badiou en tanto determina un “carácter afirmativo de la ética”, como dice Vinolo, carácter que “se debe pensar junto con su teoría del Sujeto que deja de ser simplemente un individuo que defiende sus intereses cuando se incorpora a un acontecimiento para desplegar uno de los nuevos posibles que éste abre.” A partir de esta forma de concebir al sujeto, la figura de Pablo se define en tanto encarna a “un verdadero militante, tal como lo fue Lenin para Marx, el hombre de la creación de la organización dentro de la cual podrán fluir las verdades que surgieron de manera acontecimiental”; vale decir, acontecimiento que trae la verdad y fundamenta el Bien en el centro de cualquier ética posible. Un sujeto activo parece surgir de esta propuesta, activo desde las consideraciones éticas y políticas. Hay, en este punto, un mismo camino que retoma a Pablo tanto desde la interioridad (H. Arendt) /exterioridad (A. Badiou) del sujeto, con el fin de dibujar los límites de una teoría que permita actualizar el sentido político de las Epístolas Paulinas, fundamentalmente, Romanos y Gáltas. Este segundo acercamiento al profeta, apela a la militancia que Badiou encuentra en la vida de Pablo y, la tesis de la voluntad con la que Arendt hace frente a la escisión interior del sujeto ante el dilema de seguir la ley de Cristo o la ley del amor; la doble mirada enfrenta las posturas filosóficas; es allí donde defino la condición de posibilidad para pensar un sujeto.

D. Schutijser abre una entrada distinta al mundo del sujeto, a través de la puesta en escena del Surrealismo, en tanto sus autores y tesis fundamentales, atraviesan todo el s. XX. La “práctica del surrealismo”, tal como la entiende el autor del tercer ensayo de este libro, ha constituido un ethos del “hombre entero” que transgrede la vida cotidiana definida en la Modernidad; de esta manera, “llegan a lo que se puede realmente llamar un arte de vivir, es decir una mirada estética en la vida del hombre”; el filósofo que plantea esta transgresión en Georges Bataille, de cuyo pensamiento surgen dos preguntas, “¿Podemos pensar un hombre entero? ¿O siempre nos chocamos al límite de nuestro ser y de nuestro pensar?”; la búsqueda de la respuesta definirá un sujeto tensionado, cuya individualidad se pone en juego permanentemente; de allí que, “Bataille confirma la inevitabilidad del intento continuo de reabrir nuestra individualidad, así como la imposibilidad de consolidarla”. En este intento, lo ético y lo político, marcan el complejo camino de constitución de cualquier sujeto.

El segundo trabajo de D. Schutijser es una suerte de desarrollo de algunos temas que están planteados en su primera entrega. Estos temas convergen en el campo de la ética nietzscheana, resumida en la pregunta fundamental, “¿cómo vivir?”. El recorrido por las respuestas, tiene como interlocutor a Kant, sus principios morales, las consecuencias de ellos y las posturas que generaron en el campo de la ética. Frente a cada momento, los textos de Nietzsche se suman para formular “un giro” en las concepciones éticas de la metafísica tradicional; sin embargo, dice Schutijser, “Aunque por un lado, con Humano, demasiado humano, Nietzsche da un giro radical a su propia existencia y, tal como nos dirá más tarde, rechaza todo lo que le es extraño, la obra termina con el anclaje de la existencia personal en una pluralidad versátil.” De todos modos, aquello frente a lo que no claudica, es el “espíritu libre”, carácter propio de su filosofía.

La tercera parte suma, desde la filosofía francesa del siglo pasado, tres propuestas; la de Jorge Luis Martin elabora, lo que en sus términos es “un híbrido Hume-Deleuze”; desde allí, propone la “crítica a la conciencia originaria” y, después, la definición de las condiciones “que hacen posible la constitución de la subjetividad”. El aporte fundamental a la temática de la investigación sobre el sujeto, se centra en el cuidadoso ensayo de Martin, a partir del trabajo sobre la experiencia deleuziana con los conceptos del empirismo; el objetivo será, “determinar ni capta o no el verdadero sentido de la filosofía del empirista escocés.”

Desde Badiou y Sartre, Vinolo entra en el ámbito de las propuestas postmetafísicas; el relevo del sujeto constituido en ellas, para dar lugar al sujeto de lo amoroso, supone la diseminación derrideana y la diferencia y repetición de Deleuze; el efecto de una y otra, surgen de “la oposición a la centralidad sartreana del Sujeto.” La entrada de Badiou en la temática, enlaza la condición del amor que se establece tanto en su perspectiva, como en la de Sartre. Este lazo se tensa cuando Badiou determina los peligros que rondan al amor y que lo convierten bien, en un contrato, bien en la fusión; “el Sujeto sartreano, dice Vinolo, en sus relaciones amorosas, permanece prisionero de las dos concepciones del amor”, de allí que naufrague en el solipsismo y no abra el espacio de la alteridad.

Del sujeto del conocimiento, al sujeto amoroso de la postmetafísica, se figura la necesidad de hablar sobre el sujeto político; en este sentido, la tesis de la espectralidad de Marx, elaborada por Derrida, me permite actualizar la lectura de los Manuscritos de 1844 y del Manifiesto. La intención se define en el análisis de categorías tales como “comunismo” y “alienación”, sus implicaciones históricas y la posibilidad de tasar su peso en la contemporánea necesidad de proponer relaciones políticas y económicas distintas a las del capitalismo. De suyo, la interpelación al sujeto de la metafísica tradicional, pone en juego su condición más íntima; en este marco, la escritura termina en una suerte de espera activa junto a los espectros que no cesan de aparecer y, de una u otra forma, consolidarse.

La parte final de la publicación es el resultado de la invitación a Federico Mitidieri y Luz Roa. Ellos traen, no solo una mirada, sino el recorrido por los territorios de la Sociología y la Filosofía, en busca de las historias de aquellos cuya definición es “ser tarefero, es decir, ser cosechero de yerba mate”. Roa y Mitidieri asumen la búsqueda a partir del filósofo argentino Rodolfo Kush, en quien confluyen las propuestas centrales de la Teoría crítica y la visión “americanicista” de la fenomenología del “ser tarefero”. Un encuentro entre el trabajo etnográfico y el filosófico, dan cuenta de las vivencias de sujetos concretos en sus labores cotidianas, a la vez que muestra la tensión entre teoría y praxis, tensión que permite renovar la búsqueda de mejores condiciones para dichos sujetos.

Ruth Ruiz cierra este libro, proponiendo un sujeto constituido en “lo imaginal”, donde el espacio y el tiempo no se traducen dentro de los límites de lo inteligible, sino que hallan sentido “a través de su dimensión cualitativa sobre la que se configura el mundo de los símbolos, determinaciones espacio temporales que están presentes ejemplarmente en el mundo onírico, en la ensoñación y en los mitos.” El análisis emprendido por Corbin, de una dimensión distinta a la que la filosofía tradicional ha supuesto, permite elaborar una comprensión del sujeto que se lanza en una deriva caracterizada por la reinvención permanente y el cambio ontológico.

La invitación a leer cada uno de estos trabajos, no tiene otra intención que abrir la discusión, para continuar recorriendo, con la mirada, los caminos de cada uno de nosotros; podría decirse que, será, en palabras de Aristóteles, una forma de “tocarnos” y dar cuenta de la existencia de una comunidad de pensamiento.


Ruth Gordillo

Octubre de 2020

Miradas Cruzadas 2-3

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