Читать книгу El despertar del alma - Jorge Tomás Acuña Gutiérrez - Страница 7
ОглавлениеPREFACIO
“¡Oh gente humana, para volar nacida!
“¿Por qué al menor soplo caes vencida?”
Dante Alighieri
“La Divina Comedia”
Este libro no es una tesis doctoral y tampoco es un evangelio, solamente, es mi profundo pensamiento transformado en un ensayo, y lo que está escrito en él refleja mi sentir y la percepción que tienen muchos hombres y mujeres de la grave crisis moral y espiritual en que se encuentra la humanidad.
El escritor de filosofía, no solamente es un pensador o filósofo, es más que eso, porque quien escriba de estos temas debe estar encantado y maravillado de poder llegar a descubrir, a través del pensamiento crítico aquella verdad que se encuentra velada y que no se percibe comúnmente
No escribo de política, y menos para la ciencia, aunque abordo algunos temas de vital importancia y que en estos momentos afectan a todos los seres humanos. Pareciera que es fácil expresar nuestros pensamientos cuando vivimos en una sociedad de verdaderos seres humanos, en donde todos deberían percibir su Alma divina o por lo menos en donde la mayoría debería reconocer que existe una divinidad en su interior y que, en estos momentos, hay que actuar de acuerdo con los postulados éticos y/o morales acorde con una sociedad que se encuentra ad portas de la extinción de gran parte de la humanidad.
Pero, la verdad es que no todos piensan así, y lo expreso de esta forma porque hace unos meses, tenía terminado este libro y fue borrado de todos mis medios de internet y de mis computadores. No quedó nada, ni siquiera los borradores.
¿A quién le interesa que no exista un nuevo pensamiento filosófico que llegue a reemplazar y a transmutar la oscuridad, la negatividad, la destrucción, manifestada en materialismo y en un racionalismo brutal? ¿A quién le interesa que la humanidad se extinga y que no pueda despertar de la oscuridad en que se encuentra? ¿Es mejor destruir, con virus, a los seres humanos, para evitar que la espiritualidad inunde sus pensamientos a través del Amor de lo Divino?
Muchos de nosotros estamos en este mundo porque deseamos cooperar con los seres humanos a descubrir su propia divinidad. Sin doctrinas de pensamiento, sin trabas de conciencia, solo con la mente del ser puro que llegó a este mundo para ser feliz y hacer de él un paraíso. Pero, lamentablemente las fuerzas oscuras que gobiernan el mundo lo han transformado en el infierno que es; porque el infierno no está en ninguna otra parte, se encuentra en la tierra, en la sociedad: es el materialismo, el ateísmo y el agnosticismo que domina a los seres que se esconden de la Luz y el Amor Divino.
No importa cuántas veces tenga que rehacer este libro para expresar mi pensamiento, lo haré cuantas veces mi Padre me lo solicite, porque ahora tengo muy claro que vivimos momentos difíciles en la humanidad en donde hay que corregir esos errores y ellos se corrigen transmutando la oscuridad, la negatividad y la destrucción en Luz, sin destruir nada, y ello se logra solo con el espíritu y con esa Luz inmanente de Dios.
Por los años 469 – 399 A. de J.C. Existió, un famoso filosofo llamado Sócrates, que enseñaba a descubrir la propia identidad de sus estudiantes a través de la IRONÍA Y LA MAYEÚTICA. Él sabía que dentro de cada hombre existía una parte de la verdad que se podía manifestar a través del diálogo.
Este filósofo hizo suya una inscripción que se encontraba en el último Oráculo conocido, el “ORÁCULO DE DELFOS”.
Este Oráculo era un Templo Griego, ubicado en el Monte Parnaso a 700 metros sobre el nivel del mar, Consagrado al Dios Apolo y a la entrada de este se encontraba la siguiente inscripción:
“Conócete a ti mismo
Y conocerás el poder
del universo y a los Dioses”
Tales de mileto
Debo aclarar que los filósofos materialistas del Siglo XX y XXI, eliminaron lo más importante de esa inscripción, la parte divina, y cuando hablan de esta inscripción, solamente le ponen la parte material, “Conócete a ti Mismo”; pero en realidad es una enseñanza divina, y Sócrates la utilizaba hacer despertar a sus estudiantes negativos y oscuros.
Sócrates enseñaba que la mayoría de los seres humanos, por sí solos, nunca podrán descubrir su propia verdad y, este, se refería a descubrir la divinidad que anida en el interior del ser humano. Este pensamiento rige hasta nuestros días y es el modesto objetivo de este libro.
Es muy difícil demostrar, científicamente, lo expuesto en estas líneas, pero mi alma no se equivoca y la divinidad está ahí, solamente que los seres humanos no la quieren ver.
Existe un concepto que deseo aclarar y se refiere a que el autor de este libro, no incita a nadie para que adopte una religión y menos al agnosticismo y al ateísmo, su objetivo es exponer sus propios puntos de vista de lo que interpreta como divinidad y lo que él, escritor, percibe como la misión de los seres humanos en la tierra.
Además; reconoce que todas las religiones, de cualquier credo, cumplen la función importantísima de hacer evolucionar espiritualmente a los seres humanos que se encuentran perdidos entre la Luz y la Oscuridad.
Por lo tanto, el autor está en contra de todo pensamiento agnóstico y ateo, porque estos conceptos no existen dentro del vocabulario de DIOS. El ateísmo no existe, porque a lo largo de mi vida todos los ateos, de los que tuve la oportunidad de despedirme antes de que murieran, todos, llamaron a Dios en el último momento y antes de que su Alma abandonara el cuerpo.
Finalmente, les deseo comentar que una persona me preguntó en qué se encontraban fundamentados mis conceptos, para que fueran válidos; y le respondí que no necesito validar mis pensamientos a través de los escritos de otros filósofos o escritores. Porque mi mente es universal y nadie ha descubierto nada en este este mundo, y menos en el universo, porque todo pensamiento o ciencia, se manifestó junto con la creación misma a través del Big Bang; es decir, nadie puede crear ningún pensamiento, porque todo está creado y solamente debemos recordar lo que vivimos en el momento de la Gran explosión y de nuestro viaje llamado involución, cuando bajamos a la tierra y ocupamos un cuerpo mortal.
El Autor