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Prólogo

Las páginas de este libro sientan bases para comprender la estrecha y necesaria relación que los grupos humanos han establecido con su entorno físico. Una interdependencia vital que se hace cada vez más compleja en un proceso histórico, no solo por dificultades prácticas que tienen que ver con una cuestión de recursos, sino también, y sobre todo, por el complejo tejido de relaciones culturales que las sociedades humanas establecen al construir lugares sobre la superficie terrestre. Las palabras territorio, cultura y paisaje son las claves para este desarrollo, y José Canziani nos lleva, a través de ellas, a recorrer y reconocer sus huellas en la geografía del Perú.

Los estudios específicos sobre el paisaje son escasos en nuestro medio. En el espacio del arte peruano, incluso, se ha llamado la atención sobre la limitada presencia de representaciones del paisaje, al menos en sus formatos clásicos. Puede que esta ausencia se deba a la falta de estudios específicos sobre el tema, pero podría deberse también a una especificidad cultural que merecería otras búsquedas u otros puntos de vista. Uno de los textos más tempranos que plantea de una manera explícita la cuestión del paisaje peruano es el relato que el historiador José de la Riva-Agüero hizo luego de su periplo por el Perú en el año 1912. En él se describen lugares con gran precisión y además se da cuenta de la diversidad cultural del país, de nuestras diferencias, de los estragos tanto de un pasado colonial como de una república aún en construcción, y de las consecuencias de la Guerra del Pacífico. Desde la filosofía, Mariano Iberico publicó, en 1937, Notas sobre el paisaje de la sierra, libro en el que se propone una caracterización de los componentes esenciales del paisaje andino: «He procurado más bien destacar las imágenes tipos, las apariencias más o menos constantes, los gestos representativos del panorama de la sierra», escribió en la introducción de su libro. Se pueden encontrar algunas fuentes documentales para los orígenes de una discusión sobre el paisaje en las imágenes de la fotografía documental del territorio, así como en las primeras representaciones integrales del territorio peruano: el Atlas geográfico del Perú (1865), de Mariano Felipe Paz Soldán y el Mapa del Perú (1888), del explorador Antonio Raimondi.

Paisaje y territorio en el Perú inscribe su aporte en una línea de trabajo y pensamiento que surge de una perspectiva distinta. No desde la dirección de los primeros textos sobre el paisaje, que enfatizaban la cuestión de este como imagen, sino desde las descripciones más objetivas de la geografía y la arqueología. Pensamos específicamente en los trabajos de Javier Pulgar Vidal, Las ocho regiones naturales del Perú, de 1938, y del geógrafo alemán Carl Troll, quien en la década de 1930 desarrolló el concepto de ecología del paisaje y publicó, en 1958, Las culturas superiores andinas y el medio geográfico. Estos trabajos no solo documentaron y ordenaron la inmensa diversidad geográfica del Perú, sino que crearon una primera noción de totalidad y especificidad articulada en el territorio. Estos estudios, desde la geografía, sirvieron a arqueólogos como Luis Guillermo Lumbreras, quienes colocaron al territorio, y sus modificaciones, en la base de todo desarrollo cultural. José Canziani se inscribe en esta comprensión de los desarrollos culturales anclados en la especificidad territorial y en este libro nos propone, en una primera parte, una descripción sistemática de los dispositivos y estrategias usados en los Andes centrales para una transformación productiva del territorio. La segunda parte se adentra en la dimensión cultural, ya no estrictamente productiva, de la relación entre arquitectura y territorio, con una mirada que combina arqueología y antropología, así como el estudio de artefactos culturales que contienen representaciones de arquitectura y paisaje. El caso del valle del Sondondo ocupa un lugar especial con sus esculturas líticas situadas en el propio paisaje que representan. En ambos temas, el de las transformaciones productivas del territorio, así como el de la relación entre este y la arquitectura en el mundo prehispánico, este libro constituye el estado de la cuestión en la materia y se suma y complementa al imprescindible Ciudad y territorio en los Andes (2009). La descripción detallada, antes que la interpretación personal, es la forma en que cada caso es abordado luego de la experiencia desde el sitio y el estudio en gabinete. Esta decisión sobre el tono del texto marca una postura clara en relación con la investigación y la publicación por parte del autor. El libro ofrece, se ofrece, más que como una teoría o una conclusión, como un conjunto de materiales disponibles en la forma de casos de estudio, que pueden servir de insumos para investigaciones y desarrollos teóricos futuros.

Hacia el final del libro, Canziani se expone a la confrontación de sus desarrollos sobre el concepto de paisaje cultural y territorio con la teoría del paisaje de la tradición europea. Las teorías de Augustin Berque sobre las condiciones para considerar a una cultura como «paisajera» o no, así como la sistematización de Javier Maderuelo de los trabajos más relevantes de autores especialistas en temas de paisaje sirven de marco para poner a prueba la arquitectura inca. Si bien, por una cuestión metodológica, la teoría de referencia es respetada y la arquitectura inca resulta cualificada como «paisajera», queda abierta la pregunta sobre si esa es o no la postura teórica del autor en relación con el paisaje. Me aventuraré a decir que no.

Pienso que Paisaje y territorio en el Perú no propone tanto la pregunta de si existe o no un pensamiento «paisajero» en tal o cual cultura, sino más bien insiste en la cuestión fundamental sobre cómo un determinado grupo humano produce paisaje en un territorio específico. Es un punto clave, pues lo anterior supondría decir que todo ser humano hace paisaje; que el paisaje es una categoría antrópica estructural, anárquica (sin arché), en oposición a arqueológica; y, siguiendo a Giorgio Agamben, que el paisaje es, junto con el cuerpo y el lenguaje, un inapropiable: algo que, conteniéndonos, resiste el derecho y la posesión.

Paulo Dam Mazzi

Decano de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la PUCP

Paisaje y territorio en el Perú

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