Читать книгу Jack Boner and the rebellion - José Eugenio Sánchez - Страница 10

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una de las mejores nalgas trataba de poner el miedo ÷ ( )

por ejemplo (el haiku llegó a la costa oeste en el otoño de 1951 –en barco–

impreso en manteles de un sushi bar que al poco tiempo quebró

gary lo calificó divina comedia basada en buda)

bajo la sombra de los árboles/ la tarde refleja en la botella/ una estela de esmeraldas

y escribí entre sorbos

ramble on (por las calles de copérnico):

la veo sonreír mirando el horizonte

su pañoleta atada al cuello parece agitarse desde un

convertible

los elásticos en su brasier son ramas de árbol

y le gusta cuando alguien la mira

carrito del super arbotantes

dedos secretando

: la última vez que menstruó junto a mí

meditaba acerca de que en el mundo hay grandes

charcos de sangre

y gente limpiándolos por muy poca paga

y otros ayudando sin saber

: hay días en que no soporta el mundo

meses sin sonreír

la conocí durante mis tardes de prismáticos amarillos

cuando me entretenía en las ventanas de los edificios

y ahí estaba ella clavándose el tacón de su zapato

: la noche que supe su número

durmió con el teléfono entre las piernas

y después de muchos alaridos

en el elevador despertamos en el lobby

–éramos un boxeador buscando cuerdas

y un tomate en el escenario–

nota 2

a determinada distancia todo es comprensible: las

cosas que se alejan se aproximan

nota 3

es un honor apretarte las nalgas

y sería un privilegio tenerlas

si se pudiera

las usaría de cara

para que todos me llenen de besos

cerré el cuaderno y tomé una siesta

: soñé morir

que mis zapatos me abandonaban

convirtiéndome en vapor que circula la ciudad

y por la ventana veía a allen perdonando a carolyn

y despierto sobresaltado:

me pongo las botas

me sirvo otro vaso con merlot

(el aroma a cítricos y barrica de roble

del líquido violáceo de redondo sabor afrutado

revive la acidez en el esófago el páncreas

el resto de las tripas)

y poco a poco recupero la respiración

: lo real no es real en absoluto

y nadie sabe para qué sirven los sueños

luego pienso escribir:

sonaba fría

aquella tarde

llena de risas

pero no anoto nada

Jack Boner and the rebellion

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