Читать книгу Comedias de humor - José Ignacio Serralunga - Страница 10

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(Habrá tres ámbitos dentro de la escena. Uno, la celda donde se ubica inicialmente el Detenido, otro, destinado a ser la casa del Dueño de Casa, y otro, la oficina del Inspector.)

(El detenido, en su celda detrás de una reja, canta LIBRE de Nino Bravo. Llega el Inspector.)

INSPECTOR: Veo que tiene ganas de cantar. Venga acá y cante todo.

(El Detenido retoma la canción.)

INSPECTOR: No. Nino Bravo no. Que cante lo que tiene que cantar.

DETENIDO: No, inspector. Ahora se me fueron las ganas. No canto más.

INSPECTOR: No se haga el vivo. Le digo que confiese.

DETENIDO: ¿Y el cura? Si quiere que me confiese traiga un cura.

INSPECTOR: Veo que no pierde las ganas de embromar. No me haga perder el tiempo. (Ingresa a la celda. El Detenido comienza a gritar como si lo estuvieran matando a golpes)

Deje de gritar, que no lo escucha nadie.

DETENIDO: Pero hay cámaras.

INSPECTOR: Sí, pero están rotas. Hace seis meses que no andan.

DETENIDO: Ah.

INSPECTOR: Describa con precisión lo de su raid delictivo. Lo escucho.

DETENIDO: Bueno, yo me inicié en esto de los robos como todos… tanteando ¿Vio? Como los ciegos.

INSPECTOR: No se dice ciego. Se dice no vidente.

DETENIDO: Bueno, sí. No vidente. Lo mío es pura improvisación. Soy un intuitivo, según las críticas.

INSPECTOR: ¿Críticas? ¿De dónde? ¿Desde cuándo los ladrones tienen críticas?

DETENIDO: De los diarios. Mire este recorte. (Le pasa un recorte al inspector)

INSPECTOR: (lee) Locro de la Puna. Un manjar para la época invernal. ¿De qué crítica me habla? ¿Usted me agarra para la joda o es tonto?

DETENIDO: Las dos cosas. Me equivoqué de recorte. Ese démelo que es la receta. Tengo que hacer un locro este jueves.

INSPECTOR: Si sale libre va a hacer el locro.

DETENIDO: Y si me encanan también. Los jueves tienen peña los muchachos del pabellón de los evangelistas.

INSPECTOR: ¿Y usted cómo sabe?

DETENIDO: (Le alcanza un folletín) Por el semanario.

INSPECTOR: ¿Violeta de los Alpes? ¿Qué es esto?

DETENIDO: El semanario del pabellón de los que nadie quiere. Ellos están invitados al locro. Violeta de los Alpes se llama. ¿La pesca? No me diga que no es poético. Mire la nota de la página 2.

INSPECTOR: (Busca) Este jueves locro. Cocina Cacho. ¿Y cómo saben que usted va a venir?

DETENIDO: Porque me contrataron para cocinar. Como están las cosas, hay que diversificar. Así que, bueno, volviendo al tema que nos convoca, el jueves, si me dejan encanado les cocino a los muchachos del pabellón, y si no me dejan les mando el delivery. Si le interesa, le puedo mandar. Cincuenta mangos la porción. A usted se la dejo a cuarenta. Dólares.

INSPECTOR: Deje nomás, le hacemos requisa a los de la peña y morfamos gratis.

DETENIDO: Entonces le mando unas porciones extra, para que los muchachos no se queden con hambre. Total, tengo margen, los ingredientes son robados. Lo que sí, le aviso, yo al locro le pongo mucho chancho, porque a los muchachos del pabellón les gusta. No sé si me entiende. La carne. De chancho. ¿A usted le gusta?

INSPECTOR: A ver si empieza a confesar.

DETENIDO: Okei. Pero usted no interrumpa porque me hace perder el hilo.

INSPECTOR: Bueno, dele, que no tengo toda la noche.

DETENIDO: Está bien. Mi raid delictivo tiene un origen muy claro. Estaba al cohete, a las vueltas… todo el día en la calle… Así empiezan los problemas. Porque como usted sabrá, el ocio es la madre de todos los vicios.

INSPECTOR: El padre. El ocio es el padre de todos los vicios, porque es masculino. Si usted dijera la ociosidad es la madre… estaría bien dicho, porque la ociosidad es femenina.

DETENIDO: ¿Me va a dejar que le cuente o me va a romper las pelotas con cuestiones ortográficas? Si sigue jorobando no le cuento.

INSPECTOR: No me cuenta, lo dejo adentro.

DETENIDO: Entonces le cuento. ¿Dónde había quedado?

INSPECTOR: En que estaba todo el día sin hacer nada.

DETENIDO: Muy bien. Quería ver si estaba atento. Empecé con la vagancia… femenina, como usted dice… y con la vagancia masculina también, porque en el barrio todos los vagos están al cohete.

INSPECTOR: Le recuerdo que tiene derecho a permanecer callado.

DETENIDO: Póngase de acuerdo ¿Quiere que le cuente o que permanezca callado?

INSPECTOR: Cuente, cuente, me había olvidado de leerle los derechos. Después van a decir que como no le leí los derechos el procedimiento es inválido.

DETENIDO: No se dice inválido. Se dice que tiene capacidades diferentes. Como usted...

INSPECTOR: ¿Eh?

DETENIDO: Como usted diga, digo.

(Entra el Dr. Buitrago a espaldas del Inspector. El Detenido lo ve y comienza a gritar nuevamente como si lo mataran.)

DR. BUITRAGO: ¡Inspector! ¿Qué hace?

INSPECTOR: ¿Eh? Nada, Doctor Buitrago.

DR. BUITRAGO: (Al detenido) ¿Te tocó, Cacho?

(El Detenido amaga decir que sí, pero es interrumpido por el Inspector)

INSPECTOR: ¡Le dije que no!

(Pausa tensa.)

DR. BUITRAGO: ¿Qué te mandaste esta vez, Cachito?

DETENIDO: Intento de robo.

INSPECTOR: Intento de robo, invasión de propiedad privada, uso de la fuerza, armas de fuego…

DETENIDO: Con premeditación y alevosía.

DR. BUITRAGO: Ah, bueno. Lo de siempre. Me había asustado.

INSPECTOR: Pero esta vez, no zafa.

DR. BUITRAGO: No prejuzgue, inspector, o lo hago sacar de la causa. Ya, con lo que ví recién…

INSPECTOR: Las cosas que hay que aguantar. Bueno, Cacho. Ya está su abogado. Confiese.

DETENIDO: Bueno. (Le da al Dr. un plano)

DR. BUITRAGO: (Mirando el plano) Chalet nuevo, a estrenar, parrillero, pileta…

DETENIDO: Grifería Ferrum, Gordo.

DR. BUITRAGO: Qué hermosa propiedad, Cacho. Cómo has progresado. Te felicito. Nada que ver con las ranchadas que robabas al principio. Bueno, contame.

DETENIDO: Yo llego a la casa… (Se dirige hacia el espacio de la casa del Dueño de Casa. Comienza a ladrar un perro)

DR. BUITRAGO: Empezamos mal. Ese bicho es un doberman amaestrado.

INSPECTOR: No, doctor Buitrago. Es uno de esos blanquitos…

DR. BUITRAGO: Un dogo argentino.

INSPECTOR: No, no, esos que tienen las orejitas así…

DETENIDO: Mientras ustedes discuten sobre la raza del bicho yo estoy acá expuesto al peligro de que me muerda.

DR. BUITRAGO: ¿Había cartel de “Cuidado con el perro”?

INSPECTOR: Sí.

DR. BUITRAGO: Dale, Cacho, seguí.

DETENIDO: (En víctima) No tenía más opción… era él o yo… tuve que sacar mi cerbatana con un dardo envenenado…

DR. BUITRAGO: En ejercicio de su legítima defensa, Inspector.

DETENIDO: (Apunta hacia el interior de la casa y dispara un dardo. Inmediatamente el perro gime, y se escucha el ruido del cuerpo que se desmorona). Una vez que el perro se durmió de manera… permanente (ingresa a la casa. Un ladrido espantoso, de un perro mucho más grande que el anterior. El Detenido grita. Se siguen escuchando los gruñidos)

DR. BUITRAGO: ¿Usted me asegura de que había cartel de “Cuidado con el perro”?

INSPECTOR: Sí, sí. Es una de las pruebas que recogieron los pesquisas.

DETENIDO: Claro. Decía “cuidado con el perro”, no “cuidado con los perros”.

DR. BUITRAGO: Ah, ah, ah. Qué problema, inspector. Eso es publicidad engañosa. Mi defendido confía en la información que se le suministra y actúa en consecuencia. Es un contrato de adhesión. De manual.

DETENIDO: Claro, yo traje un solo dardo, no dos. Si hubieran escrito cuidado con los perros venía preparado.

DR. BUITRAGO: Siempre lo mismo. Se creen que porque son dueños de casa son dueños del mundo. ¿Usted se da cuenta, inspector, del riesgo a que fue expuesto mi cliente? Es un caso de mordedura fácil, mi amigo. Ese perro, me decía ¿Es de raza de pelea? Cacho, haceme la descripción ocular del bicho.

DETENIDO: Es así de alto, tiene la boca llena de dientes. Y tiene un collar con tachas y púas.

DR. BUITRAGO: Rockero, el perro. Ahora, inspector, imagínese que mi cliente… (Al Detenido) Cacho ¿Te gustan los perritos?

DETENIDO: Sí.

DR. BUITRAGO: Ahí tiene, inspector. Imagínese que, intentando acariciarlo para calmarlo, se lastima con las púas. Un horror.

INSPECTOR: Y bueno, che. ¿Para qué se mete en casa ajena, usted también?

DETENIDO: (Saliendo de la casa) Para robar. (Dr. Buitrago tose, tratando de tapar las palabras del Detenido, ya que lo incriminan)

INSPECTOR: ¿No vio que el otro cartel dice

“Cuidado, peligro de electrocución 220 voltios”?

DETENIDO: Sí. Pero no está conectada la electricidad.

INSPECTOR: ¿Y cómo sabe que no está conectada?

DETENIDO: Porque el cable de alimentación está cortado.

INSPECTOR: ¿Eh? ¿Quién lo cortó?

DETENIDO: Yo. No me voy a andar electrocutando al cohete.

DR. BUITRAGO: Gracias a Dios. O sea que la cerca estaba electrificada de verdad.

INSPECTOR: Según acaba de confesar su cliente.

DR. BUITRAGO: El dueño de casa es un asesino, che.

DETENIDO: Esperá, Gordo, esperá que a ver lo que sigue.

(Ingresa a la casa nuevamente. El perro gruñe. El Detenido intenta huir gritando, queda paralizado, aparece la punta de un arma larga de fuego saliendo del límite de la casa, que lo apunta a la nariz)

DUEÑO DE CASA: Tranquilo, Pappo, tranquilo. (El perro se calla) ¡Vos quedate quieto, negro de mierda!

DR. BUITRAGO: (salta como con resorte) ¡Alto! Quiero ver eso de nuevo.

INSPECTOR: ¡Todo de nuevo!

(El dueño de casa retrocede, repite su aparición, el perro gruñe.)

DUEÑO DE CASA: Tranquilo, Pappo, tranquilo. (El perro se calla) ¡Vos quedate quieto, negro de mierda! (El Dr. Buitrago toma su teléfono, hace una llamada)

DETENIDO: ¡Dale, Gordo, que este me quema de un chumbo!

DR. BUITRAGO: Aguantá, Cacho. La justicia tiene sus tiempos. (Al teléfono) ¿Hola? ¿Cómo andás, Beibi? Soy Buitri. Buitrago, el doctor Buitrago. El Gordo. (Pausa breve, tapa el teléfono con la mano, habla al detenido) Una empleada nueva es, por eso no me reconocía la voz. (Al teléfono) Escuchá, mami. Acá tengo un caso clarito. (Pausita. Al inspector) ¿Podrán repetir una vez más la situación, por favor? (Estira la mano con el celular hacia la dirección donde está el detenido)

INSPECTOR: (Al dueño de casa) Una vez más, por favor.

(El Dueño de casa retrocede, repite su aparición, el perro gruñe.)

DUEÑO DE CASA: Tranquilo, Pappo, tranquilo. (El perro se calla) ¡Vos quedate quieto, negro de mierda!

DR. BUITRAGO: (Al teléfono) ¿Escuchaste, mami?

DETENIDO: Esperá, Gordo. Escuchá.

DUEÑO DE CASA: ¡Te voy a dejar el culo como un colador de fideos, puto!

DR. BUITRAGO: (Escucha algo en el teléfono. Asiente) Okei, mami. Vienen para acá, Cacho.

INSPECTOR: ¿Quién viene?

DR. BUITRAGO: Del INADI.

INSPECTOR: ¿El INADI? (Al dueño de casa) Viene el INADI. (Al dueño de casa) Está sonado, che.

DR. BUITRAGO: ¿Me repite por favor la última acotación?

DUEÑO DE CASA: ¿Te voy a dejar el culo como un colador de fideos?

DR. BUITRAGO: Exacto. Pasame el código, Cacho. (El Detenido le da un código, que lleva hasta el inspector) Art. 149 bis del Código Penal, inspector: Será reprimido con prisión o reclusión de 2 a 4 años el que hiciere uso de amenazas…

INSPECTOR: 6 meses a 2 años, doctor.

DR. BUITRAGO: Bue, un par de añitos más o menos, no cambia la cosa. Si se emplearen armas de fuego… ¿Veo mal, o usted está amenazando a mi cliente empleando un arma de fuego?

DUEÑO DE CASA: ¿Eh? Claro, me estoy defendiendo. Este delincuente entra a mi casa…

DR. BUITRAGO: Está prejuzgando, señor. Tranquilamente, esto configura calumnias e injurias contra mi defendido. ¿Por qué delincuente? ¿Usted está seguro de que mi cliente entró a su casa para robar?

DETENIDO: (En aparte) Más vale, Gordo. No voy a entrar a pedir un vaso de agua.

DR. BUITRAGO: (Descubre una nueva estrategia) Pedile un vaso de agua.

DETENIDO: ¿Eh?

DR. BUITRAGO: Pedile un vaso de agua, te digo.

DETENIDO: ¿Me da un vaso de agua?

DR. BUITRAGO: Que conste. Prueba número uno. Mi cliente solicita amablemente un vaso de agua ¿Y qué hace el dueño de casa?

DUEÑO DE CASA: ¿Vaso de agua? ¡Pedazo de hijo de puta! ¡Esta, te voy a dar un vaso de agua!

DR. BUITRAGO: Que conste. Prueba número dos. El dueño de casa reacciona violenta e injustificadamente contra mi cliente, que se encuentra indefenso, en inferioridad de condiciones.

DETENIDO: Vos, Gordo, siempre el mismo inocente. ¿Indefenso, yo? (Saca un arma enorme y se la muestra)

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