Читать книгу Y se llamaban Mahmud y Ayaz - José Manuel Lucía Megías - Страница 11

Fueron necesarios cuatro brazos

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y una soga ajena a su cobardía.

Fueron necesarios dos hombres

que escondieran sus corrompidos gestos

tras el anonimato de un pañuelo.

Fue necesario un juicio

y la rápida sentencia de muerte.

Y nuestro silencio,

no lo olvidemos.

Fue también necesario nuestro silencio.

Y se llamaban Mahmud y Ayaz

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