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EL TIEMPO DEL DÍA
ОглавлениеJueves 25 de mayo
Yo pájaro
A las aves migratorias se les desarrolla un agudo sentido del tiempo porque vuelan de un presente a otro y lo primero que perciben cuando llegan es el recuerdo del otro presente.
Entro en la ciudad vacía.
Wellcome back! Pertenencia, familiaridad. ¡Felicidad!
Domingo 28 de mayo
Estaba en Buenos Aires en el año 2000, un año clave para el género especulativo. Había superado la amenaza milenarista-tecnológica del Y2K, el error de software que podía anular el sistema de millones de computadoras cuando sus relojes internos intentaran pasar el 1º de enero de 2000 porque no estaban diseñadas para manejar esa nueva fecha. El fin del mundo era el fin del tiempo cero. Por suerte los técnicos hindúes arreglaron el problema y el mundo no había terminado.
Lunes 29 de mayo
Yo viajera del tiempo
“Buenos Aires año 2000”, en la frontera misma entre siglos y milenios era, en realidad, el título de una posible utopía del siglo XIX o de principios del XX en Argentina. El sueño retro futurista del 2000 como el signo de modernidad y de igualdad que no se escribió acá sino en Brasil, como dice Rachel Haywood Ferreira (Science Fiction Studies, Nº 103, 2007). La utopía de Godofredo E. Barnsley, São Paulo no Anno 2000 ou Regeneração Nacional (Chronica da Sociedade Brasileira Futura), de 1909, imagina en ese o este año “la regeneración nacional”, la sociedad igualitaria y la ciudad como máxima modernidad en transportes, comunicaciones y ciencia.
En el 2000 puedo viajar en el tiempo porque es un año reversible, que se abre en todas las direcciones. Puedo ser como Julian West, el millonario norteamericano del libro de Edward Bellamy Looking Backward from 2000 to 1887 (1888), que está por casarse y sufre de insomnio. Le dan una droga; lo duermen en 1887 y lo despiertan en el 2000. Se encuentra con una maravillosa utopía igualitaria y supermoderna ¡¡y es feliz!! Pero de golpe, en una suerte de doble hélice, se despierta en el siglo XIX junto a la antigua y atrasada novia... Por suerte ese “ahora” retrógrado resulta ser una pesadilla inducida por las mismas drogas y por fin, otra vez de vuelta en el 2000, puede casarse con la nieta supermoderna de su ex novia, la que no lo dejaba dormir.
¡Buenos Aires año 2000!
Como Julian West y como Rachel Haywood Ferreira, podía hacer todo tipo de retrolabellings y dobles hélices (podía practicar “Kafka y sus precursores”): el 2000 era el año ideal para ir al futuro del pasado y al pasado del futuro sin moverme del presente. Podía vivir el 2000 como la utopía realizada del neoliberalismo en América latina (todo el poder a los mercados), y a la vez como el camino al apocalipsis del 2001.
Sábado 27 de mayo
Martes 30 de mayo
Sensaciones de tiempo
Sensación de que aquí hay otra temporalidad, otro código de tiempo. O que mi tiempo sabático es otro tiempo. Es posible que la ilusión de que en Buenos Aires hay otro tiempo provenga de mi posición en otro tiempo. La semana que viene parece ser el futuro y el pasado tiene una densidad mayor que la del presente porque se hace público todo el tiempo. Sensación constante de que el presente es memoria y déjà vu: una duplicación del pasado.
Sensación de corte histórico, temporal, con la “modernización” neoliberal en la Argentina. En Buenos Aires año 2000 hay como un tiempo que se vino de golpe.
Sensación de vivir en la utopía realizada de la comunicación universal y de la circulación universal de bienes. La ciudad está llena de locutorios y de negocios de computación. La gente anda con los celulares en la mano. Buenos Aires ya tiene un primer mundo interno en Puerto Madero, según el modelo global de “la ciudad creativa”, basado en la idea de que la innovación cultural es un motor de crecimiento económico.
Sensación de que el tiempo es un problema público múltiple en Buenos Aires año 2000: económico, social, cultural y político-estatal. Económico: los vencimientos y plazos de la deuda externa tensan al límite el ajuste (en América latina la deuda es usada como instrumento de dominación). Un problema social, porque en Argentina la velocidad neoliberal produjo nuevas formas de diferenciación y exclusión que se sitúan en otros tiempos, diferentes de los del mercado y el estado. Aparecen nuevos pobres y excluidos que no existían antes. (En el 2000 comienza a aparecer la revista Hecho en Buenos Aires, que escriben y venden por la calle personas desocupadas). La velocidad y la distribución de trabajo y tiempo están en el centro de los debates. El tiempo es también un problema cultural por la cantidad de pasado, de memoria y de historia que hay en el presente. Y un problema político con cuestiones sobre leyes y decretos de necesidad y urgencia.
También es un problema múltiple para los que me rodean. Aquí la gente está mucho más ocupada que antes, ¿o es mi tiempo sabático y el ocio lento que engendra?
Decido escribir un diario para explorar el tiempo.
Martes 20 de junio
Jueves 27 de julio
Los saltos modernizadores
La laguna temporal como experiencia del tiempo
Imaginemos que las modernizaciones latinoamericanas (los cambios en la historia del capital y los cambios de las políticas imperiales por internacionalizaciones de la economía) se producen por saltos o por cortes de tiempo, de modo que no se nos deja un desarrollo (económico, pero también político, social y cultural) “natural”, por así decirlo, “una historia” que sí han tenido los centros para llegar a ese punto global. De golpe se nos corta algo que podría seguir siendo y en un salto de transformación radical y forzosa (modernización o represión: dos modos diferentes de cortar el tiempo), por decreto, los latinoamericanos quedamos instalados en otra situación y en otra historia. El corte de tiempo como régimen histórico hace que América latina nunca esté completa, que su ser sea siempre enviado al futuro, y esa es una de las claves de nuestra posición global.
Los cortes generan lagunas temporales, algo como el jetlag cuando se viaja en avión; Homi Bhabha (The Location of Culture) lo llama “time-lag”. En la laguna temporal se hace nítido el círculo de las políticas imperiales. Se nos corta el tiempo desde afuera y desde el estado, se corta algún proceso, y se nos define como temporalmente diferentes según una historia desarrollista, en etapas, que es la historia del capitalismo y del imperio concebidos como modernidad, civilización y continuo progreso. América latina, en esa cronopolítica, está siempre en una etapa temporal anterior, atrasada o “emergiendo” en relación con lo ya constituido, en un proceso que nunca acaba y que se reajusta con cada salto modernizador. Somos segundos en la historia del capitalismo y “llegamos tarde al banquete de la civilización” (Alfonso Reyes).
La diferencia temporal que se nos produce y asigna nos lleva a pensar críticamente y también a pensar de otro modo. A imaginar cambios sin etapas, progresos y modernizaciones sin desarrollos. Desde aquí no podemos ver el tiempo en forma lineal, en términos de “atraso” o “adelanto”. No podemos aceptar la historia desarrollista del capital y su cronopolítica que nos pone en una anterioridad o atraso. Homi Bhabha dice que Frantz Fanon destruye los esquemas de tiempo: el negro se niega a ocupar el pasado del cual el blanco es el futuro.
H. Bhabha critica la historiografía que plantea la sucesión de colonialismo, poscolonialismo y globalización. Las condiciones del colonialismo persisten dentro de las naciones independientes y también en la globalización, y producen pobreza y racismo.
John Kraniauskas (en Boundary 2, Nº 32, 2005, p. 2) dice que la idea de desarrollo ha sido fundamental en la historia latinoamericana y que es una idea central no solo para la historia del mundo, porque le da una gramática y una dirección civilizatoria, sino también para la administración transnacional del capitalismo aquí en América latina. El desarrollo captura el tiempo histórico y lo despliega como sentido de progreso (civilizatorio). Está íntimamente ligado a las teorías de la modernización, como la conocida “teoría de los estadios” de Rostow, que fue importante para la Alianza para el Progreso de Kennedy. El desarrollo sería el tiempo del capital y del imperio que sirve para la administración biopolítica del tiempo aquí, en América latina.
En América latina el salto modernizador produce tiempo no vivido: agujeros o lagunas de tiempo que quedan, a partir del corte, como estancadas en repeticiones y retornos. Esas lagunas temporales desafían una historia desarrollista como la del capitalismo.
¿Cómo especular o imaginar desde la laguna temporal, en el time-lag, sin etapas ni desarrollo desigual y sin modernidades alternativas en relación con una modernidad modelo o un desarrollo parejo? ¿Y cómo pensar sin los relatos historicistas e imperiales de la temporalidad del capitalismo con su imperativo de modernización emancipatoria?
La laguna temporal producida por los saltos modernizadores nos lleva a pensar el problema del tiempo histórico latinoamericano, y también el problema de la relación entre los sujetos y el estado. En la historia latinoamericana no se puede separar a los sujetos del estado porque la laguna temporal es también una experiencia íntima del tiempo. Los saltos modernizadores transforman y alteran las vidas individuales en América latina, donde la relación entre experiencia personal y acontecimiento histórico aparece directa, sin mediación. La dictadura militar o la modernización forzosa no solo producen saltos de tiempo y rupturas políticas y económicas; penetran la vida de las personas, entran en sus casas, deciden sus destinos.
Miércoles 21 de junio
Jueves 22 de junio
Temporalidad del mercado y temporalidad estatal
El tiempo neoliberal en América latina: la temporalidad del mercado es mucho más rápida que la temporalidad política y puede aniquilarla. La velocidad del neoliberalismo aplasta el estado latinoamericano y lo reformula. En adelante, será otra la relación entre nación y estado.
En el siglo XIX y sobre todo en el XX se instituyó una temporalidad estatal, poderosa y autónoma, que dominó sobre el tiempo del mercado actuando como lentificador social. Esta temporalidad culmina en la mitad del siglo XX y hoy está fracturada. Un legislativo lento y un ejecutivo que se acelera con los decretos de necesidad y urgencia para responder a lo que los diarios del 2000 en Buenos Aires llamaban “los mercados”. La velocidad de los mercados subordina y pone a su servicio (y usa) la temporalidad política estatal, mucho más lenta (y no hablemos de la temporalidad judicial). El tiempo neoliberal transforma el estado en América latina: el presente eterno y a la vez la máxima aceleración hacen estallar la temporalidad estatal e impiden proyectos políticos. El efecto es la abolición de la política.
La tradición económica y temporal del neoliberalismo (que nace con Adam Smith y culmina en los años 60 con los escritos de Friedrich von Hayek) trató de legitimar la supremacía del tiempo del mercado sobre el tiempo político. El pensamiento de Von Hayek coincide con la ideología neoliberal del fin del siglo XX. La economía del presente eterno de la sociedad de mercado trata de abolir la política: Von Hayek llevó al límite el rechazo del proyecto político negando toda idea de construcción fundada en el tiempo largo (un proyecto de nación, una reorganización social). Con esto puso en evidencia la tensión entre temporalidades del mercado y temporalidades políticas que se vive aquí en el 2000. Uno de los problemas es que no hay proyecto de nación, cuando el proyecto mismo es el que la define en tanto tal. El neoliberalismo no solo pone en cuestión el estado latinoamericano sino también la nación. Nos lleva a replantear la relación entre nación y estado, a dejar de usar la expresión estado-nación.
Miércoles 26 de junio
Domingo 2 de julio
La velocidad neoliberal y lo popular en Buenos Aires año 2000 (el santito de la temporada)
Me enteré de que el cantante Rodrigo (“El Potro”) existía el día de su muerte. Y en el accidente y en el estallido, en su cuerpo, pude imaginar (ver en imagen ) la temporalidad neoliberal y el negocio sin límites de la industria musical y discográfica.
El 25 de junio, después de un show, se estrella en el camino a La Plata, iba sin cinturón: la vida al borde. El pueblo le hace un altar en el lugar del accidente y le reza. Rodrigo, un muchacho de Córdoba que tenía ojos celestes y atravesaba por lo menos dos clases y culturas, podría dejarnos imaginar (ver en imagen: especular) no solo la velocidad del neoliberalismo latinoamericano sino su forma misma. Rodrigo usa una forma musical rural, una alianza con “el interior” folklórico (el auténtico folklore cordobés, de origen campesino) y con los pasodobles y las tarantelas (de los inmigrantes españoles e italianos) y eso es lo popular, pero es hijo de un empresario de la industria discográfica, del sello CBS. No representa; es él mismo un tipo de formación populista (“popular”) neoliberal como la de Menem, caudillo de La Rioja. Y se lanza a toda velocidad para estallar y cortar el tiempo.
En los tres días que siguieron a su muerte vendió 170 mil copias de su último disco. El más exitoso había vendido 300 mil copias. “La industria no pierde tiempo, por eso la velocidad y la autopista, y quizás por eso, también el golpe y el final”, dice Alejandra Dandan en Página/12 el domingo 2 de julio.
La muerte de Rodrigo, que en julio acumuló otro millón seiscientas mil unidades totalizando dos millones desde que se mató hace un mes, me deja ver la velocidad neoliberal. Decido que este tipo de estallidos que cortan el tiempo (muertes no naturales, accidentes y atentados, crímenes y suicidios) son acontecimientos centrales del 2000 en Buenos Aires. Es “cuando la muerte habla”. Después registro el suicidio de Favaloro, el asesinato de Natalia Fratticelli y otras muertes.
Lunes 29 y Martes 30 de mayo
Jueves 1º de junio
Lunes 5 de junio
El comienzo del fin
Trato de explorar ese tiempo otro que percibí cuando llegué. Ahora lo llamo “el misterio del tiempo otro” y viajo en el tiempo para descubrir su secreto. Leo los diarios de la mañana y tomo algunas notas. El país se hunde. Reducción brutal de gastos en el estado: quita de jubilaciones, sucesivos recortes salariales, impuestos. Cada paso en esta dirección produce inmediatamente un “impacto favorable en los mercados”: “Wall Street dice que es un paso en la dirección correcta”. Treinta por ciento de la fuerza laboral, subocupados o desocupados, 37% por debajo de la línea de pobreza.
Voy entrando en el tiempo de la recesión, del ajuste, del desempleo, la miseria, la corrupción y la represión. En este tiempo apocalíptico puedo ver los primeros estallidos del estado latinoamericano.
Miércoles 31 de mayo
Veo por televisión la marcha contra el ajuste y el FMI: 40.000 personas. Hugo Moyano, el dirigente de la Confederación General del Trabajo, pone en paralelo la “dictadura militar” pasada con la actual “dictadura económica” y amenaza con la “desobediencia civil”.
Paolo Virno (Gramática de la multitud) esboza una teoría política del futuro (una política potencial) que se funda en el éxodo como acción y en la multitud como sujeto. La desobediencia civil o el éxodo (por ejemplo, no pagar impuestos y no acatar ciertas leyes) no es una protesta sino un acto de imaginación colectiva: la defección en masa del estado. La desobediencia civil es una categoría prepolítica, el derecho a la resistencia, que autoriza el uso de la violencia cada vez que alguna prerrogativa positiva es alterada por el poder central. El éxodo del estado es para Virno la condición sine qua non de la acción política hoy. Una acción totalmente diferente de la que concibió la tradición liberal porque cuestiona el poder de mandar (leyes, impuestos) del estado.
Con la “teoría política del futuro como acto de imaginación colectiva” estoy en el 2000 exactamente en el tiempo anterior: la desobediencia civil anunciada por Moyano en el 2000 se hace visible al fin del 2001. Primero hay que pasar por el fin de la creencia en la representación.
Lunes 21 de agosto
Fin de la creencia en la representación
Escándalo del Senado: denuncia de sobornos para aprobar la ley laboral.
La serie temporal: 3 de setiembre: encuesta de Equis: Imagen del Congreso: positiva 11%, negativa 88%; 7 de octubre: renuncia del vicepresidente Chacho Álvarez. Se quiebra el ejecutivo y la alianza que lo sostenía: primer estallido del estado.
El sistema exhibe de un modo explícito sus nuevos mecanismos en forma de corrupción política. Cae una creencia, un proyecto político y un modo de gobernar. Es el fin de la confianza en la representación política, un fin de la política. Todo listo para la desobediencia civil y que se vayan todos.
Jueves 31 de agosto
Viernes 3 de noviembre
Clarín -Landrú y el humor popular
Una pareja en la cama, él dice: Ahora que estamos casados voy a revelarte un espantoso secreto, querida: soy senador.
Un padre y un hijo, el chico dice: Sinónimos de dinero son plata, guita, guitarra, biyuya, cuerito, toco, vento, ventolina, morlaco, menega, piastras, patagón, mango, meneguina, sopardo, goman, luca, lucarda, mosca… Y el padre: ¡Muy bien! De grande vas a ser senador.
Sábado 11 de noviembre
Imposible gobernar sin represión
Violencia en Salta y asesinato del piquetero Aníbal Verón, 37 años.
Su nombre será el de uno de los movimientos piqueteros.
Clarín, Política, p. 16
La situación social
Durísimos enfrentamientos por los cortes de rutas
Salta: violencia, saqueos y un piquetero muerto
Era chofer mecánico y murió de un balazo al enfrentarse con la Policía en la ruta 34. Los manifestantes se enfurecieron, tomaron como rehenes a cuatro policías y arrasaron Tartagal.
Miércoles 23 de agosto
Estallidos del estado latinoamericano
Me encontraba en un estado-nación del sur que había transformado sus estructuras estatales para reformular sus funciones dentro del nuevo orden global. Reformada la Constitución en 1994 para regular otro tipo de tiempos y turnos políticos (para acortar y acelerar los tiempos políticos), completa la desnacionalización (privatización, desregulación), solo faltaba la nueva ley del trabajo para cerrar el sistema. Y ese es el punto preciso donde se produce el primer estallido que abre la temporalidad apocalíptica para el estado. El 2000 fue al mismo tiempo la utopía realizada del sistema y el estallido en todas las direcciones, por eso es el año ideal para especular sobre la experiencia del tiempo.
¿Será ese tiempo a la vez utópico y apocalíptico uno de los hilos de la sensación de tiempo otro que sentí al llegar y que quería desentrañar escribiendo el diario sabático?
Domingo 12 de noviembre
Yo diario sabático
Mi experiencia del presente es una conjunción y una yuxtaposición de temporalidades en movimiento cargadas de símbolos, signos y afectos. En Buenos Aires año 2000 estoy en el salto modernizador, en la aceleración temporal del neoliberalismo, en el presente eterno del Imperio (que no se define como un período histórico sino como la culminación de la historia), en la laguna temporal del sur, en la recesión y la represión, el llamado a la resistencia civil y en los primeros estallidos del estado. Y me encuentro también en una especie de déjà vu, donde el presente se duplica en el espectáculo del presente.
Qué otra cosa hacer para pasar el tiempo sabático que explorar el tiempo del 2000 en Buenos Aires. Tratar de registrar en presente la travesía del futuro hacia el pasado; seguir los signos del tiempo en los relatos de lo cotidiano y en la repetición de lo empírico. Ver las tensiones entre secuencia y serie, ritmo y medida, extensión y simultaneidad. Matar el tiempo.
Así fue como en el año 2000 en Buenos Aires entregué mi tiempo a los géneros del presente porque a la mañana leía los diarios y a la tarde escribía un Diario de lecturas: “el Diario sabático”. Allí registraba algunas noticias y otras experiencias del tiempo. El Diario era la puerta para entrar al tiempo otro que sentí al llegar. La meta del viaje: las temporalidades de Buenos Aires año 2000 en la fábrica de presente.
Miércoles 18 de octubre
El otro yo
Encuentro con Marta Cisneros en Rosario. ¡Felicidad! Ella viene de Córdoba, yo de Buenos Aires. Tema: el tiempo.
Me dice MC: Sí, ya sé que tu tema es el tiempo, pero vos seguís hablando del tiempo y hablás del pasado y del futuro como si todos tuviéramos la misma sensación del pasado o del presente… ¿Cómo la misma sensación? Claro, la misma sensación… porque cuando vos decís que en la Argentina la gente vive en el pasado, claro, vos generalizás para poder comparar pero te olvidás… sí, creo que borrás algunas cosas que por aquí todavía no se sabe a qué tiempo pertenecen… a ver… te voy a poner un ejemplo… el año pasado para la última elección presidencial unos amigos recibieron una citación para que el hermano mayor se presentara como presidente de una mesa electoral… ¿En qué tiempo creés que se sintieron? Porque hace veintidós años que lo dejaron de ver cuando lo desa-parecieron los milicos de la dictadura de Videla pero sigue existiendo en los padrones como ciudadano argentino, entre comillas, y ahora tiene en los papeles veintidós años más y seguramente lo van a multar por no presentarse a cumplir con sus deberes ciudadanos… Ah, bueno, pero ese es otro tema, si vos me querés hablar de la memoria… No, te equivocás, yo no estoy hablando del pasado de los recuerdos, por lo menos ahora no estoy hablando de la tan remanida memoria; es más elemental pero más complicado que eso… yo estoy pensando en una, por lo menos una madre que conozco que hace veintitrés años que está esperando que su hijo regrese y todos los días, desde que se lo llevaron los milicos de su casa, está esperando que vuelva porque como todavía no vio ningún cuerpo, no va a dejar de vivir en un… ¿cómo denominarlo con nuestras categorías del tiempo? ¿presente?… Bueno, vos perdoname que insista pero cuando yo hablo de futuro o de pasado no significa precisamente que me olvide de lo que me estás refrescando con tu ejemplo… Está bien… ahora voy a seguir ese otro hilo, ahora voy a hacer memoria… cuando también nosotros vivíamos en el futuro porque estaba ahí, “ahicito nomás” como decimos por aquí, vinieron los actuales dueños del futuro a cagarnos a palos porque el futuro no se comparte, querida mía, y ahí sí deberíamos ambas admitir que no estamos hablando del tiempo, ¿no?, ¿o no te enteraste de que si sacamos cuentas, por cada desaparecido de la Argentina nos “premiaron” con algo así como un millón de dólares? Lindo tema el de la deuda externa para pensar en términos de hipoteca, o sea, en términos de futuro, o sea… que podría seguir…
Dos experiencias del tiempo
“Dicen que soy aburrido…”. Fernando de la Rúa, presidente argentino en el año 2000.
Yo aburrida
Boredom: a State of Mind.
Sábado 1º de julio
Clarín, sección Policía
Matar por matar. Un caso que conmueve a Italia
Tres chicas asesinan a una monja para “matar el aburrimiento”
Fue en un pueblo del norte de Italia donde desde hace 50 años que no ocurría un asesinato. Las acusadas tienen 16 y 17 años, son de clase media alta y están presas. Engañaron a la monja y le dieron 19 puñaladas.
Eran tres chicas “normales” de clase media alta, estudiantes de la escuela comercial y del Instituto de Hotelería, dominadas al parecer por un enorme vacío existencial. Las tres habían intentado sacudir esta cultura de la nada acercándose al satanismo, al rock pesado, a elogiar a la “familia” Manson (que en los años 60 mató en un rito satánico en Los Ángeles a la actriz Sharon Tate, que esperaba un hijo del director Roman Polanski).
“Queríamos matar a un cura o a alguien de la Iglesia”… “Había que matar a esa bastarda”… Las tres se comunicaban continuamente por medio de sus respectivos celulares. En Italia hay más de treinta millones de estos teléfonos y todos los chicos “bien” los tienen. “Las tres manejaron bien los tiempos”.
Lunes 3 de julio - Jueves 6 de julio
El aburrimiento como experiencia del tiempo
A veces, en el 2000, me atacaba el aburrimiento. Es un agujero o un pozo de tiempo que altera el mundo, como en algunos estados semejantes del sueño. Parece sin fin y no distingue pasado, presente y futuro. El aburrimiento es una experiencia subjetiva del tiempo típicamente moderna; nació en la misma era que las ideas de ocio y de persecución de la felicidad. A diferencia de su más distinguido primo el ennui, el aburrimiento es considerado una afección tonta o reaccionaria. Dado el oprobio político y moral, de victimización y confinamiento, que algunos atribuyen al aburrimiento, muchos lo niegan para sí mismos mientras lo ven en los otros, de otro tipo: clase, sexo, edad. En el siglo XVIII las mujeres lo atribuían a los hombres; en el XIX, los hombres lo atribuían a las mujeres y la clase media a la aristocracia. El aburrimiento puede ser una intriga capitalista o el efecto inevitable de los avances tecnológicos. Repudiado, atribuido, pretendido, está en todas partes y cambia de forma según los tiempos.
El aburrimiento se presenta como la forma negativa del deseo. Asegura a su víctima la incapacidad de desear o de realizar el deseo; esa sería la forma atroz del aburrimiento como pozo de tiempo. Hoy algunas alternativas al aburrimiento, además de especular y escribir, son la transgresión y el delito. Pero si ya no hay transgresión ni siquiera en el satanismo, o si la esfera de la transgresión se amplía hasta cubrirlo todo y perderse (no solamente abarca el adulterio y la cocaína sino también los cigarrillos, el café y el chocolate…) solo queda matar como única alternativa. El 8 de diciembre de 1991 The Washington Post titula: “Para luchar contra el aburrimiento, algunos en los suburbios se dedican a la bebida y al crimen”.
Los miércoles a las 23 entre octubre y diciembre de 2000
La vida cotidiana como experiencia del tiempo
Veo por TV Okupas. ¡Felicidad!
Yo adicta
En la televisión, en Okupas, en la realidadficción, encontré la temporalidad de lo cotidiano. Una organización de las horas del día (Max Weber la remonta a los monasterios y las reglas de ciertas órdenes religiosas que cultivaban la tierra); una organización del tiempo que no solo depende de la tecnología y los medios (reloj, radio, TV, diarios, blogs, e-mail, Internet) sino de una política de la representación y del sentido. La temporalidad cotidiana es una categoría tecnológica, capitalista, de la mercancía y de los valores.
Imaginemos que la temporalidad cotidiana es la forma misma de la vida cotidiana. A la vida cotidiana se la define como en negativo, como lo otro y lo que no es… Lo cotidiano sería el concepto filosófico que designa lo no filosófico, el concepto literario que designa lo no literario, el concepto histórico que designa lo no histórico: lo que escapa a la historia, a la literatura, a la filosofía.
La vida cotidiana fue un tema central para los surrealistas (de donde lo tomó Walter Benjamin para tratarlo como objeto privilegiado de una experiencia histórica). Y para Henri Lefebvre, que dijo en 1947 y en 1958: la vida cotidiana y las mercancías, papeles y discursos que la habitan, son la base de toda experiencia social y el verdadero ámbito de la crítica política. Y para los situacionistas: Guy Debord (La sociedad del espectáculo, 1967) dijo que la vida cotidiana es la medida de todas las cosas, de la realización (o mejor dicho, la no realización) de las relaciones humanas, del uso del tiempo vivido, de la experimentación artística y de la políti-ca revolucionaria. El ideal situacionista era que los medios técnicos se usaran para terminar con la pobreza de esta vida cotidiana que es la vida misma: la riqueza y la energía que nos faltan en el día a día del capitalismo y de la sociedad del espectáculo.
Cada tiempo tiene su realidad. Para algunos el tiempo cotidiano es “la realidad”, no una realidad histórica sino uno de los grados de realidad de hoy: una realidadficción que hace porosas las fronteras entre vivido e imaginado.
La temporalidad cotidiana (para algunos el puro presente y la realidad) traza un dibujo y parece tener un sentido y un sujeto específico. Es una temporalidad intimapública cortada en fragmentos o bloques de tiempo (instantes, horas, días, días de la semana) que incluyen una variedad de ciclos repetitivos. El tiempo cotidiano es un tiempo roto, hecho de interrupciones y fracturas, que se repite cada vez como lo mismo y lo diferente: comer, dormir, mirar TV, leer diarios… Los bloques fluyen en sucesión en una serie que nunca se unifica ni totaliza. Fluyen en tiempo presente. Esa compleja forma-temporalidad cotidiana es la de los medios y del melodrama, y una de las formas narrativas dominantes de la literatura del presente.
La temporalidad de la TV, del melodrama y de la vida cotidiana (y de una forma de narrar) parecen ser casi las mismas; tienen el mismo diagrama de tiempo fragmentado y repetitivo en flujo sin totalización ni unificación.
Esa temporalidad cotidiana y esa forma narrativa postulan un tipo de sentido y un tipo de sujeto.
Un sentido. En el tiempo de la vida cotidiana (de lo que no es especializado), de la TV y del melodrama, el sentido de lo que se ve y vive es transparente, rápido y accesible a todos, a veces engañosamente simple o accesible: el sentido es lo que se da a ver explícita y espectacularmente. Como en Okupas.
Y un sujeto. La subjetividad del tiempo cotidiano es privada y pública a la vez: el sujeto cotidiano es intimopúblico porque estoy compartiendo la experiencia con una cantidad de otros al mismo tiempo. Los miércoles a la noche con Okupas en el canal público me instalo en la familiaridad, en casa, en cama, en plena experiencia afectiva de habitar y pertenecer en un ahora público.
La ficción de Okupas se integra en mi vida cotidiana de Buenos Aires año 2000, se incorpora a las rutinas de los miércoles, entra en la repetición. Y me constituye en sujeto cotidiano que contempla, adicta, el cuento de los chicos okupas que no eran verdaderos okupas sino la defensa contra los okupas.