Читать книгу Ayudas ergogénicas y nutricionales - Juan Carlos González González - Страница 7

Оглавление

CAPÍTULO

1

Energética de esfuerzo

La energética de esfuerzo es la ciencia que se encarga del estudio de la actividad metabólica necesaria para abastecer de energía los diferentes y complejos circuitos metabólicos que permiten la realización de ejercicio físico.

Toda tarea del ser humano conlleva un consumo energético. El combustible básico es el ATP (adenosintrifosfato) que encierra en su interior tres moléculas de fosfato unidas por enlaces de alta energía. Cada vez que los músculos se mueven a modo de los pistones de una máquina, una de estas moléculas de ATP pierde un fosfato y se convierte en ADP (adenosindifosfato), lo que provoca la liberación de energía (transformación de energía química en energía mecánica o cinética) que las células del músculo aprovechan para realizar movimiento o fuerza. Para conseguir más ATP, el organismo utiliza la creatina o fosfocreatina. La creatina dona fosfatos al ADP para convertirse en ATP. Sin embargo, la recarga de fosfocreatina tampoco es duradera y a los 15 ó 20 segundos se gasta también la nueva energía.

Para proseguir el movimiento, se moviliza el glucógeno y la glucosa, que son el auténtico combustible de nuestro motor. Pero no es tan sencillo; para obtener energía, los músculos pueden elegir varios caminos. La elección de cada uno de ellos depende de la cantidad de oxígeno disponible (ya que el oxígeno actúa como chispa o comburente), del tiempo y la intensidad de un ejercicio, del tipo de alimentación y del entrenamiento al que se somete el organismo. De este modo, a pesar de ser la glucosa el combustible básico, el organismo también utiliza los ácidos grasos, y sólo subsidiariamente las proteínas, en reacciones de oxidación o aeróbicas o en reacciones de deshidrogenación citoplasmática que integran el denominado metabolismo anaeróbico.

Vías productoras de energía muscular

a) Sistema anaeróbico aláctico o sistema de los fosfágenos Sistema metabólico que no precisa oxígeno y no produce lactato. Es el sistema del motor de arranque, ya que produce una liberación rápida de energía con una duración que abarca los 8-10 primeros segundos desde el inicio de la contracción. Es también llamado el sistema fosfágeno ATP-PC (fosfocreatina). El responsable energético es la fosfocreatina existente a nivel muscular. Las reservas totales de fosfágeno (fosfocreatina) en el músculo esquelético son muy reducidas (aproximadamente 29 mmol/kg) agotándose rápidamente durante ejercicios intensos –por ejemplo, después de pocos segundos de esprint–, mientras que el ATP disminuye entre un 15% y un 20% sus reservas para esa misma actividad. La consecuencia de la resíntesis anaeróbica de fosfágenos después de un esprint de 4 segundos de duración es la acumulación de lactato.

Tras finalizar el ejercicio, las reservas de fosfocreatina son reconstruidas mediante el consumo de oxígeno a través del metabolismo glucolítico y oxidativo en la llamada “fase de liquidación de la deuda de oxígeno aláctica”. Esta deuda se reduce a la mitad en 15 a 20 segundos y totalmente en 2 a 3 minutos según un ritmo exponencial.

b) Sistema aeróbico láctico

Sistema de glucólisis anaeróbica en el que se realiza la transformación de glucógeno en glucosa y ésta en piruvato más lactato, produciendo 3 ATP. Su consumo tiene lugar a los 1 a 2 minutos de prueba (figura 1).

Diferentes vías metabólicas

Figura 1. Vías glucolíticas aeróbicas y anaeróbicas

c) Glucólisis aeróbica

Es la responsable energética en el ejercicio continuado. Constituye una vía de inicio lento y progresivo. Metabólicamente se realiza la transformación de glucógeno en glucosa, ésta en piruvato y finalmente, tras su paso por el ciclo de Krebs, se producen 38 ATP por molécula de glucosa (figura 1).

Figura 2. Destino metabólico de la glucosa

d) Utilización de ácidos grasos

Se pone en marcha a partir de aproximadamente los 8 minutos de ejercicio. Son fundamentalmente los encargados de cubrir las necesidades energéticas durante los esfuerzos de larga duración. Por esta vía se producen 138 ATP. El entrenamiento aumenta la capacidad para oxidar los ácidos grasos mediante el aumento de la concentración de la enzima que transforma ácidos grasos en glucosa, llamada L-carnitina.

Figura 3. Sistemas de representación de la secuencia temporal del continuo energético del combustible celular.

Participación de los sistemas energéticos en la producción de energía

En la figura 2 se muestra el destino metabólico de la glucosa mientras que en la figura 3 se muestran dos formas de representar la secuencia temporal de los sistemas energéticos en la producción de energía como combustible celular.

El funcionamiento de los diversos sistemas anteriormente explicados no es autónomo, es decir, no comienza uno y cuando éste termina comienza el siguiente, sino que todos funcionan a la vez; no obstante, la aportación de cada uno en la realización de un ejercicio es diferente y va a depender básicamente de la intensidad del ejercicio. Si realizáramos un ejercicio de máxima intensidad, como sucede en una competición, la contribución de las diferentes vías energéticas se realizaría en función de la duración del ejercicio, tal y como se muestra en la figura 3; así, para realizar un esfuerzo máximo de 10 segundos, no es exclusivamente el metabolismo anaeróbico aláctico el que aporta la energía, sino que también contribuye el metabolismo anaeróbico láctico, aunque en mucha menor medida. Si alargamos el tiempo de una competición a 1 minuto, vemos que cambia la proporción de los diferentes tipos de metabolismo, disminuyendo la preponderancia del metabolismo anaeróbico aláctico a medida que aumenta el tiempo de la prueba. A partir de los 2-3 minutos de prueba, adquiere una importancia creciente el metabolismo aeróbico. Estos resultados deben tener una incidencia directa en la programación del entrenamiento; así, no va a ser lo mismo entrenar una característica u otra y debemos tener clara la importancia relativa de la participación de cada tipo de metabolismo en el rendimiento físico de la prueba en concreto que estamos preparando.

Por otro lado, estas premisas se complican porque no siempre la práctica deportiva mantiene una constancia en tiempo o en intensidad a lo largo de la propia prueba, siendo diferente por tanto la importancia relativa de los diferentes tipos de metabolismo. Por ejemplo, cabría pensar que en un partido de fútbol con una duración de 45 minutos sin interrupción (cada tiempo) el metabolismo preponderante y casi exclusivo sería el aeróbico, pero el hecho es que no hay una intensidad máxima y mantenida a lo largo de los citados 45 minutos, sino que se alternan períodos de intensidad claramente diferenciada, habiendo incluso períodos de recuperación pasiva o inactividad. En este caso, al igual que en cualquier otro ejercicio prolongado que se realice a diferentes intensidades –deportes que algunos denominan de tipo interválico–, la utilización de una vía de producción de energía u otra estará en función de la intensidad del momento y no de la duración del ejercicio.

Gasto metabólico. Sistemas energéticos en diferentes deportes

En cuanto al gasto metabólico para cada deporte, es indudable que, en función de las características de cada uno de ellos y sus pruebas, la participación de los diferentes sistemas metabólicos será diferente. De este modo, deportes acíclicos como los colectivos han sido definidos como deportes híbridos, que requieren durante el juego la participación simultánea de los sistemas aeróbico y anaeróbico para realizar con garantía los períodos de esprint (máximo esfuerzo) y carrera a velocidad moderada (trote) que se exigen durante los partidos.

A pesar de que el metabolismo anaeróbico es uno de los factores más importantes en el rendimiento en la mayoría de estos deportes, no hay que olvidar que otros factores (psicológicos, tácticos, musculares, antropométricos...) condicionan en gran medida el rendimiento físico del deportista. No obstante, y en lo que se refiere a los sistemas energéticos utilizados por los deportes colectivos, es un error atribuir al metabolismo anaeróbico el protagonismo único del rendimiento físico, y ello se debe a que los partidos tienen una duración determinada (período que no se podría completar con una actividad puramente anaeróbica) y hay que considerar que la recuperación de las reservas de fosfágenos y la eliminación de lactato (producido durante la glucólisis anaeróbica) se realizan a expensas de procesos aeróbicos.

En cambio, en otros deportes la participación de los diferentes sistemas energéticos se decanta más hacia los sistemas anaeróbicos puros, como les sucede a los atletas de velocidad que presentan las mayores tasas de potencia anaeróbica, o hacia los sistemas energéticos aeróbicos como en el caso de las pruebas de resistencia. En la tabla 1 se expone un cuadro con la participación de los diferentes sistemas energéticos en diferentes deportes.

Tabla 1. Gasto metabólico. Sistemas energéticos en diferentes deportes


Gasto metabólico mínimo y máximo por actividades deportivas


Ayudas ergogénicas y nutricionales

Подняться наверх