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2. LA DIMENSIÓN EDUCATIVA DEL CINE

El cine como arte es una actividad humana creadora de belleza. Se trata de un despliegue de la inteligencia y de la voluntad creativas: en las películas se recrea la realidad en sus distintas dimensiones, se hace caer al espectador en nuevas perspectivas y se suscitan sentimientos que involucran al espectador en el desarrollo de la película y en su grado de verosimilitud y de impacto dramático.

El objeto artístico (las películas) presenta una dimensión simbólica y técnica, una dimensión histórica y una dimensión cultural.

La dimensión simbólica es especialmente relevante en la medida en que no se pueden entender las películas al margen de su referencia a las realidades en ellas representadas (vivencias, ideologías, personalidades).

La historia de la civilización occidental es la historia de la progresiva autonomización del arte, que se hace cada vez más independiente de su finalidad social: en la medida en que se acentúa la búsqueda de la belleza como un fin independiente de la utilidad, el arte se independiza, y se convierte en territorio autónomo, regido por las leyes estéticas (se ensalza la figura del artista como persona singular, su reconocimiento social, la investigación en las formas y técnicas artísticas, etc.).

El discurso narrativo-audiovisual, y en general la capacidad artística representativa, es empleado por el hombre con el fin de expresar y transmitir verdades, modelos y valores, hechos sucedidos o seres reales, de los que se ha sacado un conocimiento y una experiencia que se quieren transmitir: la función expresiva del arte es también comunicativa de aquellas verdades, valores y bienes comunes que constituyen el patrimonio de una comunidad.

Una consideración puramente simplista de la actividad de creación y contemplación artística olvida que la cultura es, ante todo, manifestación y esperanza de diálogo, ingreso en un mundo de bienes compartidos.

El cine tiene una enorme proyección educativa, en la medida en que ayuda a cultivar el mundo interior mediante la asimilación de la cultura, que humaniza los espíritus, permite el aprendizaje humano y eleva al mundo de la razón la mera fuerza vital y espontánea.

Educar consiste en transmitir ideales y tareas vitales por medio de una relación de amistad. La educación, como comunicación de la excelencia y transmisión de la verdad exige poner en juego el amor y sus actos: amar es enseñar, porque es dar lo propio al enseñado.

El cine tiene varias facetas íntimamente relacionadas entre sí: es espectáculo, es arte y es medio de comunicación.[1] Por todo ello es medio para educar.

1. El cine es espectáculo

Los medios de comunicación social (y el cine es el más popular de todos, porque es comprensible en todas las culturas) tienen tres funciones:

— Informar / formar, con lo que pretenden comunicar ideas con un afán de convencer al espectador, provocando en él procesos de «identificación dramática».

— Sensibilizar: función artística.

— Entretener: esta función exige espectáculo y da lugar a una compleja infraestructura industrial y comercial-publicitaria. El público no soporta aburrirse en la película: es el destinatario de la obra fílmica y no puede ser ignorado por el realizador ni por el guionista.

2. El cine es arte

Como séptimo arte, se le considera cumbre y reunión de las otras artes:

— De la literatura toma el cine la utilización de la palabra por los personajes; la finalidad de contar historias; la sintaxis para unir oraciones (planos) mediante la elipsis; y, particularmente de la novela, técnicas narrativas para la introspección (el monólogo) o el distanciamiento (mediante el narrador), etc.

— Del teatro toma la historia, el argumento, los personajes, las situaciones, los actores, la interpretación y la puesta en escena (vestuario, iluminación, etc.).

— De la poesía hace suyos la atención a los detalles, el poder de evocación, la sugerencia de emociones, su estética de sucesión rítmica, su sensualidad, etc.

— De la pintura no sólo hereda el color y la luz, los modelos estructurales de la composición (su puesta en escena), la perspectiva (los diferentes planos y la profundidad de campo) y los puntos de vista, sino problemas de fondo como la representación del instante frente al momento tópico, de lo impalpable (en particular del aire y de la luz), o de lo que se encuentra en proceso de transformación.

— De la arquitectura toma prestados los edificios, los decorados y el sentido del espacio paisajístico.

— De la música y de la danza adopta su empleo de la banda sonora, con sus instrumentos, sus temas y sus ritmos, el baile y el ritmo en el montaje de los planos.

— De la fotografía toma sus características técnicas, pues comparte con ella el empleo de la luz como condicionante de la presentación, el carácter monofocal de la perspectiva (si bien en el cine no es estática sino dinámica), etc.

El cine es un arte del espacio tridimensional, sobre todo un arte de la profundidad revelada por el movimiento de las figuras dentro del encuadre. Y es un arte del tiempo en movimiento gracias a la continuidad que otorga el montaje de los planos.

Es necesario, por tanto, dada la enorme versatilidad del cine, aprender a leer y reflexionar sobre los elementos expresados en una película. Y esto si se desea apreciar sus valores y no ser manipulado por las imágenes, porque la película es un festival de emociones y aprender a leerla exige distanciarse de ella, dada la fascinación que produce en el espectador.

3. El cine es un medio de comunicación

El espectáculo cinematográfico siempre descubre intenciones, sean de simple comunicación o para convencer.

El cine es un testigo/partícipe de la historia de cada momento y, aunque no producirá grandes cambios estructurales en la sociedad, sí matizará y pondrá de manifiesto costumbres y puntos de vista.

[1] F. J. Zubiaur. Ib, pp. 34-40.

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