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Introducción

El caos, el desorden, pre-existe y precede al cosmos, el orden, en las dos culturas, la cristiano-judía (Génesis) y la greco-latina (Teogonía de Hesíodo, Ilíada de Homero, Timeo de Platón), que fundamentan y sustentan la fábrica cultural de Occidente; pero también en los contrafuertes germánicos (la anónima Völuspá) que la abaluartan y abastionan.

Por mucho que se haya intentado regularla una y otra vez –y de manera notoria en la Edad Moderna– mediante el imperium de la legislación, la guerra supone, a nivel individual, una regresión al estadio evolutivo del cazador, donde el depredador por antonomasia que es el hombre solamente sobrevive mediante la muerte y ulterior ingesta de la presa, si no ha sido muerto y devorado por ella. La excitación del combate (y sobre todo de la entrada en combate) es, desde el punto de vista bioquímico, una respuesta del organismo, aportando la adrenalina, la energía física necesaria, como para emprender, en su caso, con mayores probabilidades de éxito, la huida.

También podemos interpretar la excitación del combate según otro paralelismo, aquel en el cual la alegría de matar está indisolublemente ligada a la alegría de estar vivo. Otras interpretaciones de esa satisfacción harían hincapié en la ataraxia tras el esfuerzo. Poniéndonos (pseudo)freudianos, sería equiparable a la detumescencia post-orgásmica. Y también es, para concluir, la dicha de la voz en off de Joker en la escena final de La chaqueta metálica (Full Metal Jacket, Kubrick, 1987), sobre un coro de infantes de marina cantando canciones infantiles (¡sunt pueri pueri pueri puerilia tractant!) y contra un fondo de ruinas industriales en llamas.

De manera colateral y relacionándola con este apunte, la alegría de la supervivencia puede rematarse ritualmente con el apareamiento, como un premio añadido en arras a no haber muerto. Estas relaciones sexuales pueden

a) ceñirse a los vínculos que la sociedad condona

b) extralimitarse a los contratos mercenarios y los recursos que la sociedad tolere

c) asilvestrarse en el territorio de lo imputable y criminalizado.

Como alega Humbert Humbert, en su apología de la pederastia, del delito sexual por excelencia de nuestro tiempo: We do not rape as good soldiers do (Lolita.Part One. 19: 87).

De las pulsiones del combate (con su Todestrieb consubstancial) y de las relaciones sexuales subversivas es de lo que trata el presente libro. El estudio analiza, desde el punto de vista traductológico, doce fragmentos de literatura norteamericana en prosa de obras de Hemingway (Farewell to Arms, 1929), Mailer (The Naked and the Dead, 1948), Updike (Couples, 1968) y Nabokov (Lolita, 1955), y sus primeras versiones al español.

Traslación, agresión y trasgresión

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