Читать книгу Richard Rorty: democracia, contingencia y verdad - Juan José Ramírez - Страница 10
INTRODUCCIÓN
ОглавлениеLas páginas siguientes constituyen una investigación cuyo propósito es abordar la perspectiva política comprendida en la obra del filósofo norteamericano Richard Rorty.
En la tradición filosófica de occidente, que transcurre desde Platón hasta el pensamiento ilustrado moderno, toda propuesta de organización política ha comportado una arquitectura discursiva que se fundamenta en entidades metafísicas, certezas epistemológicas o evidencias lingüísticas. Las diversas propuestas de organización social enmarcadas en esta tradición poseen un elemento común: todas ellas se erigen a partir de un discurso filosófico que pretende ser portador de un status de privilegio (respecto de otros discursos), para ordenar la vida social de las personas.
A diferencia de esa tradición el filósofo norteamericano Richard Rorty proclama The Priority of Democracy to Philosophy. La proclama política de Rorty se sitúa en el contexto de un resurgimiento del pragmatismo norteamericano al que el mismo Rorty contribuye de manera destacada.
Ángel Faerna, un destacado estudioso del pensamiento pragmatista, considera que, más que albergar la idea de una filosofía pragmatista como un movimiento unitario, resulta conveniente hablar de pensamientos y pensadores impulsados en la tarea común de interpretar al hombre como un ser que piensa, juzga, comprende, actúa y proyecta en la toma de decisiones y en la valoración de la realidad.(1) El pragmatismo clásico que conformara las obras de Charles Peirce, William James y John Dewey, se diluyó en la disposición intelectual que se ha dado en llamar “filosofía analítica”, corriente filosófica que quiso depurar a la filosofía a través del desplazamiento de los problemas filosóficos, de la esfera de la experiencia, al ámbito del lenguaje. Pensadores de la talla de Rorty, Quine, Sellars, Putnam, Bernstein y Davidson, entre otros, encarnan un resurgimiento del pragmatismo mediado por lo que se ha dado denominado the lingüístic turn .
La expresión de Gustav Bergman, linguístic turn (2), hace referencia a la manera de hacer filosofía iniciada por Ludwig Wittgenstein. En un sentido general se trata de un cambio metodológico sustancial por el cual se cree que la filosofía no puede desarrollar su labor conceptual sin un análisis previo del lenguaje. El giro lingüístico constituye una línea divisoria entre el pragmatismo clásico y el neopragmatismo (3). Esa línea, sin embargo, se torna borrosa para catalogar la obra de Rorty como parte de la tradición pragmatista, o bien como un aporte al neopragmatismo.
Rorty dice emparentarse con los pragmatistas clásicos, y en particular con William James y John Dewey, por la actitud de éstos de relacionar sus doctrinas filosóficas de modo deliberado y consciente con el país del que eran ciudadanos (4); Charles Peirce, a diferencia de ellos, se pensó a sí mismo como parte de una comunidad internacional de investigadores.
No obstante la adhesión de Rorty para con el pensamiento de los pragmatistas clásicos, en virtud del patriotismo que esbozan sus obras, el familienähnlichkeiten (5) que acerca a Rorty a los primeros pragmatistas tiene sus limitaciones. Mientras que los pragmatistas clásicos sostenían que el empleo del método científico acrecienta la probabilidad de que nuestras creencias sean verdaderas, Rorty entiende que la noción de scientific method se esfumó después de las obras de Thomas Kuhn y Paul Feyerabend.(6)
Con los neopragmatistas o pragmatistas posteriores al giro lingüístico, Rorty enfoca su atención en el problema del lenguaje. Se distingue, no obstante de aquellos pensadores que consideran el lenguaje como una cuestión ontológicamente primordial, por su preocupación respecto de temáticas propias de la filosofía política. Para Rorty, la mayoría de los neopragmatistas no ha ido más allá de los límites, exclusivamente académicos, fijados por el positivismo lógico de Rudolf Carnap.
La versión pragmatista de Rorty está teñida de herramientas provenientes de Thomas Kuhn, Paul Feyerabend, Friedrich Nietzsche, Martín Heidegger, Ludwig Wittgenstein, Michel Foucault y Jacques Derrida entre otros. Rorty minimiza las diferencias que lo separan de Dewey, y de su modo de entender la ciencia en particular. Para Rorty, el costado cientificista y metódico de Dewey no es más que un legado desafortunado de su juventud.
Sidney Hook, uno de los más destacados estudiosos de la obra de Dewey, ha echado un manto sospecha respecto de la posibilidad de que Rorty constituya una continuación del pragmatismo de Dewey. Para Hook, la lectura rortyana del pragmatismo de Dewey no constituye más que una versión irracionalizada y nietzscheanizada del mismo (7).
La versión rortyana del pragmatismo está signada por un carácter antiesencialista, antirepresentacionalista y antifundacionalista; constituye una vertiente pragmatista de corte historicista y etnocéntrico cuyo propósito es ofrecer respuestas útiles a problemáticas contemporáneas éticas y políticas.
Rorty es un férreo defensor de la democracia liberal, sin embargo entiende que la democracia, como propuesta de la mejor forma de vida pública, no posee fundamento filosófico alguno. Para él, las opiniones y apreciaciones respecto de las diversas perspectivas filosóficas pueden y deben ser independientes de nuestra valoración de la democracia (8). Rorty dice acordar con Dewey al considerar que la política no requiere de premisas filosóficas,(9) sin embargo algunos críticos han puesto en duda la continuidad de Rorty respecto de Dewey en el tratamiento del vínculo entre filosofía y democracia. Para Ramón Del Castillo la concepción rortyana de la política, como un experimento que no requiere de articulación filosófica es distante de la perspectiva de Dewey, para quien la filosofía no tiene motivos para reprimir su intervención pública (10).
La filosofía no tiene la función de proveer de fundamentos a la vida política de una comunidad. La propuesta social democrática del filósofo norteamericano no requiere de fundamentos racionales del tipo que le asignó el pensamiento ilustrado de la modernidad. Para Rorty, la democracia puede prescindir de una razón absoluta, pues “las razones” para ser demócrata son de orden contingente.
La prioridad pragmatista de la democracia respecto de la filosofía que proclama Rorty se traduce en la idea de que no es la filosofía la que fundamenta y precede a la democracia, sino que es la democracia la que precede a la filosofía. El hecho político como ámbito público es el que da lugar a la filosofía como realización privada; esto es, a la filosofía entendida como “un género de escritura más” que se subordina al interés público, sin pretensiones de una verdad absoluta. No obstante ese orden de cosas, debe tenerse en claro, que la subordinación del discurso filosófico en particular y, de los discursos privados en general a la vida pública, en modo alguno niega la posible contribución del filósofo a la vida pública.
Richard Bernstein afirma que “existe una relación entre pragmatismo y democracia aún cuando Rorty quisiera decir que no la hay. Se cree que esta relación es especial en el caso de los pragmatistas clásicos y que uno jamás podría decir que el pragmatismo de Dewey no tiene relación con su visión de la democracia. Se cree también que esto es verdad sobre Rorty mismo aún cuando el lo niegue”(11). Eduardo Mattio profundiza aún más la idea de Bernstein y señala: “la consecución de la utopía democrática liberal es la única finalidad de la obra de Richard Rorty”.(12)
El objetivo del presente trabajo es mostrar cómo “la prioridad de la democracia sobre la filosofía” comporta una perspectiva política y filosófica que se articula convenientemente con un modelo de filosofía edificante.
El trabajo se organiza en cinco partes. En el primer capítulo se examinarán diversas formas de actitudes y disposiciones filosóficas. En ese examen se buscará distinguir los rasgos característicos de filósofos edificantes de aquellos que son propios de la filosofía sistemática. Al mismo tiempo se intentará mostrar el aspecto que adquieren, la actividad filosófica y la tarea científica, una vez que las mismas se despojan de sus pretensiones representativas. En este contexto se quiere revelar como el trabajo intelectual puede ser valorado, no por su potencial para alcanzar algo como “el verdadero modo de ser de las cosas”, sino por su capacidad para ejemplificar una labor cooperativa y solidaria.
En el segundo capítulo se expondrá el rasgo “etnocéntrico” que para Rorty tienen las actividades humanas, y la importancia de que esa característica no implique la imposibilidad de entablar lazos con otras culturas y ampliar el “nosotros”. Para ese análisis se considerarán algunas disputas de Rorty con Clifford Geertz y con Jean Francois Lyotard.
El tercer capítulo del trabajo retrata la figura rortyana del “ironista liberal”. Se trata de la imagen que resulta de la inconmensurabilidad que el mismo Rorty postula entre lo público y lo privado. En este apartado se intentará esclarecer la crítica del filósofo norteamericano a las dos formas que puede adoptar el proyecto de sintetizar las esperanzas sociales con los proyectos de perfección privada. Esas dos formas están encarnadas en las figuras de Michael Foucault y Jürgen Habermas, pensadores con los que se contrastará la perspectiva rortyana. En el contexto de la escisión entre lo público y lo privado que opera Rorty, cualquier proyecto filosófico es portador de una esterilidad política y las creencias consolidadas públicamente no requieren de ningún tipo de amparo ontológico.
El marco argumentativo del tercer capítulo conduce la investigación a la temática que se desarrolla en el capitulo cuarto, y cuyo eje es la proclama rortyana de “la prioridad de la democracia sobre la filosofía”. En este apartado se considerará que, en la ocasional tensión entre lo público y lo privado, que representan la democracia y la filosofía, la democracia tiene un carácter prioritario. Para la vida política la democracia se antepone a cualquier perspectiva filosófica y no requiere del auxilio filosófico, ni de ningún tipo de justificación extrapolítica, ajena a la libre deliberación de los ciudadanos. La democracia liberal rortyana esta modelada por las herramientas pragmáticas descriptas en los capítulos anteriores. Se trata de una democracia que se ha liberado de los andamios de la Ilustración y de cualquier tipo de fundamentación filosófica. Es una democracia que, con Rawls, opera una tolerancia filosófica prescindiendo de cualquier base o fundamentación de esas características. Es una democracia que no elude su carácter etnocéntrico pero que, al mismo tiempo, aspira a un cosmopolitismo utópico.
La democracia de Rorty no es filosófica, sino posfilosófica; ella no remite a “la verdad” de un sistema filosófico, sino que facilita las condiciones para el desarrollo de cualquier proyecto filosófico o cultural, siempre que los mismos puedan convivir con los proyectos alternativos de otros ciudadanos. El progreso de esta democracia no admite revoluciones, sino que es impulsado por reformas imaginativas. Walt Whitman y el brasileño Roberto Unger, serán dos interlocutores para la promoción de un romanticismo político. La democracia liberal constituye un experimento político que sólo puede desarrollarse de manera contingente e imprevisible.
El quinto y último capítulo del trabajo quiere exponer la fachada que adopta la filosofía en el marco de una cultura democrática. En una cultura semejante la filosofía política promueve “la verdad de la democracia” por sobre las pretensiones de verdad de cualquier proyecto cultural privado. En el contexto de una cultura democrática la filosofía política se descubre al servicio de la democracia del mismo modo que cualquier otra realización cultural. La prioridad democrática hermana a todos los sectores de la cultura impidiendo que alguno de ellos se atribuya algún tipo de privilegio para informar los senderos que deben recorrer las convicciones ciudadanas.
Las páginas que siguen esperan ser una contribución para la filosofía política como análisis de las herramientas pragmáticas que promueven una democracia contingente, en la que las prácticas sociales y las convicciones ciudadanas, constituyen la única autoridad epistémica y moral que se requieren para el progreso social. La retórica rortyana no brinda axiomas evidentes e irrefutables para una defensa de la democracia; en cambio ofrece una colección de sugerencias, no libre de grietas y contradicciones, dispuesta a redescribir el presente en términos de un futuro de mayor comprensión ante la crueldad, mediante una educación sentimental de nuestras intenciones.
1. Faerna, Ángel Manuel: Pragmatismo conceptualista. La teoría del conocimiento de C.I. Lewis. Universidad Complutense de Madrid. Madrid, 1994. p 48.
2. Rorty, Richard (eds): The Linguistic Turn: Recent Essays in Philosophical Method. The University Chicago Press. Chicago 1967
3. Rorty, Richard: ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción al pragmatismo. Fondo de cultura económica. Buenos Aires 1997. p 10 Véase también: Rorty, Richard: “Pragmatismo y filosofía postnietzscheana” en Ensayos sobre Heidegger y otros pensadores contemporáneos. Escritos filosóficos 2. Paidós. Barcelona 1993.
4. Rorty, Richard: ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción al pragmatismo.Op cit. p 10.
5. La expresión familienähnlichkeiten que puede traducirse por aire de familia o parecidos de familia se utiliza aquí en el sentido que Wittgenstein la aplica a la relación entre los distintos juegos de lenguaje, esto es una complicada red de parecidos a gran escala y de detalle que se superponen y entrecruzan. véase: Wittgenstein, Ludwig: Investigaciones filosóficas. Crítica. Barcelona 2002. p 87.
6. Rorty, Richard: ¿Esperanza o conocimiento? Una introducción al pragmatismo. Op cit. p 28-29. Véase también: Rorty, Richard: “Pragmatismo sin método” en Rorty, Richard: Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos I. Paidós. Barcelona 1996. p 93-113
7. Rorty, Richard: “Pragmatismo sin método” en Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos I. Op cit. 1996. p 95
8. Rorty, Richard: ¿Esperanza o conocimiento?, Una introducción al pragmatismo. Op cit. 1997. p 7
9. Rorty, Richard: Objetividad, relativismo y verdad. Escritos filosóficos I. Op cit. p. 247
10. Del Castillo Santos, Ramón: “De R. Rorty a J Dewey: notas sobre filosofía, democracia y comunidad” en Isegoría Nº 14. 1996. p 175.
11. Bernstein, Richard: “Si la acción fuera o pretendiera ser todo el pensamiento, ese sería el final del pensamiento”. Arete. VOL XVIII Nº 1 año 2006. p 171.
12. Mattio, Eduardo: “La función del antiesencialismo en la utopía liberal de Richard Rorty” en Portal: Producciones en estudios sociales ISSN 1667-7889. Nº. 1, 2000. págs. 9-18 [http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2526201]