Читать книгу Cerebro Y Pandemia: Una Perspectiva Actual - Juan Moisés De La Serna Tuya - Страница 7
Capítulo 1. Introducción al estudio del Cerebro
El Desarrollo Cerebral
ОглавлениеEl desarrollo cerebral viene genéticamente determinado, de forma que las estructuras neuronales se “repiten” de humano a humano, lo que permite una identificación morfológica, aunque ello no implica que los cerebros sean iguales, pero sí la distribución en lóbulos, áreas y regiones, y también los surcos, tractos o ventrículos neuronales.
De hecho, los primeros estudios anatómicos del cerebro, realizados postmorten, se fijaban precisamente en las semejanzas y diferencias de los cerebros de personas que habían sufrido alguna patología, para compararlo con los cerebros sanos, y de esta forma intentar comprender las implicaciones neuronales de dicha patología (Haines, Faaa, & Mihailoff, 2019).
Así uno de los casos más reconocidos en la historia es el de Phineas Gage, quien sufrió un accidente laboral en la mina, donde le atravesó el cráneo una barra con la que trabajaba, a partir de entonces, su comportamiento cambió siendo errático, imprevisible e incluso temerario.
El estudio post-morten permitió conocer las áreas afectadas, en concreto el lóbulo frontal izquierdo, lo que permitió establecer las primeras hipótesis sobre el papel del lóbulo frontal en el control de los impulsos, el juicio, así como sobre su participación en tareas de planificación, coordinación, ejecución y supervisión de conductas (Echavarría, 2017).
Actualmente el avance de las técnicas permiten observar el cerebro trabajando en vivo ante determinadas funciones, lo que ha posibilitado conocer no sólo las áreas cerebrales implicadas, sino también las vías de comunicación entre áreas corticales y subcorticales de determinados procesos, ya sean de tipo más fisiológicos o cognitivos, lo que aplicado al ámbito de la medicina, permite comparar el cerebro de los pacientes, con el “normal” y así determinar en qué punto del mismo se encuentra el “problema” en cada caso, especialmente importante a la hora de la intervención quirúrgica, cuando el resto de los tratamientos no tienen la eficacia esperada para la resolución del “problema”. Las diferencias morfológicas o de densidad dan pistas a los neurólogos sobre las patologías que puede estar sufriendo un determinado paciente, así en el caso de la enfermedad de Alzheimer la microscopía ha permitido comprobar la presencia de placas seniles y ovillos neurofibrilares, igualmente desde la anatomía macroscópica es característico en esta enfermedad la pérdida de densidad de las estructuras neuronales y el agrandamiento de los ventrículo (@evafersua, 2009) (ver Ilustración 2).
Ilustración 2 Tweet Cerebro con Alzheimer
Si bien hasta este momento se ha planteado el estudio del cerebro como si fuese este estático e invariable en el tiempo, esta idea se aleja mucho de la realidad, de hecho en el desarrollo del cerebro se pueden distinguir dos etapas claramente establecidas, antes y después de nacer, así y a diferencia de lo que sucede en otras especies, el cerebro humano está todavía sin terminar de formar en el momento del nacimiento, lo que conlleva que sea menos independiente, y que requiera de cuidados y protección durante más tiempo.
El desarrollo neuronal ya puede ser observable desde las cuatro semanas de gestación, a partir de ahí empieza un proceso acelerado de formación de nuevas células, migración de estas, diferenciación y especialización, para con posterioridad establecer las interconexiones axónicas entre ellas (Portellano, 2000).
El sistema nervioso se desarrolla a partir del tubo neuronal donde sobre la cuarta semana de gestación, se divide en tres vesículas del encéfalo, el romboencéfalo, el mesencéfalo y el prosencéfalo.
A las cinco semanas de gestación ya se conforman las cinco vesículas de donde se desarrollarán el encéfalo, dividiéndose el romboencéfalo en metencéfalo (protuberancia y cerebelo) y mielencéfalo (médula oblonga o bulbo); el mesencéfalo dará lugar al pedúnculo cerebral y a cuatro colículos, dos superiores relacionados con la visión y dos inferiores con la audición; el prosencéfalo se dividirá en dos, el diencéfalo (tálamo, hipotálamo, subtálamo, epitálamo y tercer ventrículo) y el telencéfalo (hemisferios cerebrales).
Con tres meses de gestación, el sistema nervioso ya está lo suficientemente formado para expresar los primeros reflejos básicos, como mover las articulaciones.
A los cuatro meses, ya están formados los ojos y oídos, pudiendo reaccionar el bebé a la luces y sonidos externos.
Con cinco meses, ya empiezan los primeros movimientos controlados.
A los seis meses se produce una deceleración de la formación de nuevas neuronas y en cambio se incrementa- el proceso de interconexión entre ellas, formándose los primeros aprendizajes simples, por ejemplo, el de habituación, donde se deja de atender a los estímulos repetitivos.
A pesar de que el cerebro no termina de desarrollarse dentro del vientre materno, se ha comprobado cómo el bebé es capaz de captar diferencias estimulares, tanto visuales como auditivas, y a través de estas se le puede “enseñar”.
Pero hay que entender lo limitado del proceso, debido a que los circuitos neuronales no están consolidados, a pesar de lo cual, se han observado cambios en la actividad eléctrica cerebral en neonatos, ante determinados estímulos presentados mientras se estaba en el vientre materno, al comparar bebés expuestos, frente a no expuestos a cierta estimulación, mostrando así el aprendizaje.
Tal y como se afirma desde la Universidad de Helsinki (Finlandia) (Partanen et al., 2013), quienes estudiaron a 33 mujeres embarazadas, a la mitad de las cuales las hicieron oír repetidamente durante el día una pseudopalabra, es decir, una palabra inventada que no existe en su idioma, mientras que la otra mitad no escuchó nada nuevo.
Después del nacimiento al bebé se le evaluó empleando el registro mediante electroencefalograma, que evalúa la actividad eléctrica del cerebro, encontrando que los bebés del primer grupo eran capaces de reconocer las pseudopalabras, lo que indicaría cierta capacidad de aprendizaje y memoria, con lo que a partir de este estudio se afirma de la importancia de la estimulación temprana en el desarrollo cognitivo, incluso antes del nacimiento, durante la gestación.
Tras el nacimiento y gracias a la estimulación ambiental, se produce un gran incremento de las conexiones sinápticas entre las neuronas, llegando su máxima expresión sobre los 6 meses.
Con un año de vida, el bebé tiene casi el doble de las conexiones que las de un adulto, conectando estructuras y áreas casi sin ningún tipo de orden, las cuales van a ir perdiéndose por su falta de práctica, gracias al fenómeno de la apoptosis o muerte neuronal programada, de forma que aquellas neuronas que no tengan unas conexiones fuertes van a tender a desaparecer, manteniendo sólo aquellas que son “útiles” basadas en la experiencia y el aprendizaje, produciéndose un adelgazamiento cortical. Mecanismo de apoptosis que no es exclusivo de las neuronas (@CienciaDelCope, 2020) (ver Ilustración 3).
Ilustración 3 Tweet Apoptosis por COVID-19