Читать книгу Cuentos Habbaassi IV - Juan Moisés De La Serna, Dr. Juan Moisés De La Serna, Paul Valent - Страница 10
EL RATÓN VOLADOR
ОглавлениеNo creerías que todo lo que se dice en un cuento carece de fundamento y de verdad, son hechos aislados y que de por sí no servirían para nada pero que juntándolos pueden dar ideas y enseñar a los demás como son los animales y cómo somos los humanos.
El ratón volador existe en realidad aunque no penséis que es un ratón común y no os imaginéis que es el que puede estar en vuestra casa, es un ser especial que vive en los árboles y que tiene una gran cola y también membranas entre las patas, algunos las llaman ardillas, pero veréis que son ratones o si queréis los ratones son ardillas y así todos conformes.
Hubo un tiempo en que en Etiopía todas sus tierras estaban verdes y cubiertas de abundantes bosques y vegetación y donde el agua corría en todas partes y entonces los animales que había todos vivían de forma distinta a ahora en que las tierras son secas y donde no existen los árboles.
Muchos de los hombres de antes vivían en los árboles, y no sólo lo hacían por sus creencias en la naturaleza como los Druidas sino como medio normal de sobrevivir.
Así ocurría entonces y ahora también ocurre que algunos animales desarrollaron diversas posibilidades que les hicieron triunfar y sobrevivir, y este es el cuento de uno de ellos, en Etiopía es un ratón volador vosotros lo conocéis como Ardilla.
Uno de estos animales que aún no tenía alas, se vio sometido a un gran peligro. Estando en un árbol vino hacia él uno de los reptiles que entonces habitaban en abundancia y el animal advertido del peligro subió y subió con el ánimo de dejar atrás al reptil, pero este que al parecer tenía cierta necesidad alimentaria y ya había dispuesto que el ratón sería su almuerzo, y así siguió detrás de él.
El ratón en un momento determinado subió hasta el máximo y cada vez que subía miraba a abajo, y veía la altura que era considerable y mucha para él que nunca había estado tan alto.
En un momento determinado acuciado por el miedo, pero también con la inteligencia se dio cuenta de que no podía subir y al fin sería engullido y así prefirió intentar coger otro árbol que estaba al lado a cierta distancia y así subió y desde una rama, la que estaba más próxima se dejó caer impulsado por un instinto, y lo consiguió, para ello había abierto todas las patas a fin de poderse sujetar mejor cuando llegase al otro árbol y en este abrir sus patas le dio con el viento el poder planear.
Aquel hecho prodigioso, le hizo salvar su vida, pues la serpiente menos atrevida o menos motivada o asustada no se atrevió a saltar detrás de él, y hubiera estado bien ver también a una serpiente voladora, como existían en la antigüedad pero no lo intentó.
El ratón se maravilló de sí mismo y bajó del árbol y se metió en otro distante en donde tenía su guarida, pues al poco tiempo empezó a llover de la manera que era corriente en aquellas tierras llenando todas las tierras de agua.
Por este motivo algunos animales como los ratones estaban en los árboles en guaridas, pero también lo estaban sus martirizantes enemigos las serpientes, y los pájaros, y también otros animales que tenían como misión darse un convite a costa de estos roedores, parecía como si alguien hubiera dispuesto que su destino era dar de comer a otros.
Así era como pensaba este animal y se decía, “no, no quiero, me niego a que me coman, y enseñaré a los demás a respetarme”, y así ideó algo, que puedo poner pues es un cuento, ideó tener una gran cola, larga y puntiaguda en forma de arpón por encima de su cabeza, y así los enemigos cuando quisieran acercarse verían el arma.
Lo ideó y la verdad es que no lo consiguió, aunque intentó poner su pequeña cola en la forma indicada esta era pequeña y en apariencia no le servía de nada, y así estando pensando en esto, se encontró con un viejo ratón que viendo tan tranquilo pensó que estaría enfermo de la peor enfermedad de los ratones, el poder pensar.
A él le había servido cuando era joven pero luego se dio cuenta de que una cosa era pensar y otra distinta la realidad, y así habló con el joven y este le contó lo que le había ocurrido y el anciano le dijo,
–En verdad has hecho algo prodigioso, pero para que sea una realidad tienes que repetirlo, repetirlo muchas veces y luego ten hijos, y así ellos saldrán con ese conocimiento.
Cuando contó también lo del rabo el anciano ratón se rio, y le dijo,
–Ya tenemos antecedentes de ratones que tienen rabos largos que los utilizan, pero no es tu caso, pues si le pusieras como un estoque se reirían de ti, y mientras te comían por delante no te llegaría desde atrás.
El ratón entendió y se conformó con lo que era, y así volvió a subir a aquel árbol y repitió el salto y lo volvió a hacer varias veces, y siempre le salía bien, y así luego lo hizo desde otro árbol, y luego desde otro, y ya no era para escapar sino por capricho y por cambiarse e árbol cuando quería comer de otro del que tenía.
Siguiendo los consejos del acaciano que para eso se les tiene que respetar porque tienen la sabiduría de la experiencia, tuvo hijos y les enseñó y estos le siguieron y así ahora tenéis las ardillas, pero antes eran ratones de campo que vivían en los árboles por que los suelos se inundaban.