Читать книгу Ponéte bonito - Juan Tesoro - Страница 8
ОглавлениеAntes de comenzar quisiera contarte qué es Ponéte bonito y por qué elegimos este nombre para el libro.
Ponéte bonito es unidad, es ser integral, no estar fragmentados. Ponerse bonito es mirarse hacia adentro y es moverse por fuera y que todo entre en sincronía para que se refleje en la vida, en la claridad de la mente, en un cuerpo sano y armonioso. Ponéte bonito es entender que nada está separado. Es saber que el movimiento con sentido te provee mayor oxigenación, circulación de sangre para el cerebro y liberación de endorfinas, las que causan que mejore nuestro estado de ánimo: el movimiento aliviana nuestra respuesta al estrés. Cuando nos sentimos más livianos mentalmente podemos sentirnos bonitos por fuera, y por dentro, por eso el ponerse bonito es participar en un movimiento con sentido para que ocurra la transformación integral en tu vida, en tu salud y en tu cuerpo.
Ponéte bonito es, por lo tanto, un reencuentro con la fuerza innata que está dentro de cada persona.
Este colectivo que hemos ido creando cada mañana, desde que empezó la pandemia, a través de las pantallas, se ha transformado en una ola en el mar, que resuena y se expande constantemente en personas que no solo buscan cambios físicos, sino transformaciones integrales y sostenibles. Por eso Ponéte bonito es sostenible porque abarca todo, empieza con un pedal, que conecta con la palabra precisa y justa, y te lleva a pensar profundamente en lo que necesitas modificar para ver resultados que se extiendan hacia toda tu vida.
Si me preguntas hoy cómo veo mis clases diarias en la bicicleta te diría que como un mar en crecimiento, donde experimentamos un todo, la bicicleta es un gran ingrediente, por supuesto, y adicional a esto van sucediendo cada vez más cosas, más allá de mí, del aparato. Somos un conjunto que va moviendo la clase, aunque yo sea el “profesor”, no es raro que alguien interrumpa la sesión para gritar: ‘vamos que eres capaz’, y así juntos creamos lo que allí ocurre. Por eso llamo a las clases un mar, si has compartido en ellas o no, encontrarás muchos ingredientes, donde todos cumplimos un papel y cada uno va encontrando su lugar, como una variedad infinita de peces, con olas, que a veces son un tsunami, y a veces olas para surfear. A veces sentimos el viento encima del mar, y nos fundimos en una sola cosa. Eso para mí son las clases: un océano de emociones, vivencias y sensaciones. En estas confluyen adrenalina, deporte, emociones y la mente. Esta última en su proceso de limpiarse, nos permite estar presentes.
Somos un conjunto y cada persona aporta; es por esta razón que siempre que llega una persona nueva agradezco con mantras su ser.
Vas a ver que estas olas gigantes que se producen nos van purificando a todos, así como los ríos que llegan al mar y hacen su ciclo, de esta manera va pasando con todos nosotros: va sucediendo orgánicamente, la vida nos hace llegar a un mismo punto y compartir mensajes poderosos, mensajes que quiero entregar en este libro.He aquí la razón de escribirlo.
Si me preguntan de dónde viene Juan Tesoro diría que hace veinticinco años comencé como propietario de unidades deportivas, pero mi proceso más profundo de consciencia es anterior. Alguna vez vi una persona que me inspiró y quise ser como él, alguien común y trabajador, un emprendedor en una época en que la ciudad estaba inmersa en una oscuridad profunda —siendo este el mismo juego de la consciencia que debíamos afrontar en el momento, para ahora encontrarnos viviendo unos caminos diferentes—, fue un tiempo muy difícil, entre los años ochenta y noventa. Yo vi cómo él salía adelante de manera honesta y lo percibí: quise ser como él. Después de un tiempo, porque creo que nada es casual, pude enlazarme con él y trabajar a su lado, así se abrió un camino. Por eso creo que mis clases y las vivencias comenzaron mucho tiempo atrás en una serie de sincronías muy hermosas.
La vida es de oportunidades y todos siempre las tenemos. Mientras yo administraba una de las unidades en Medellín siempre madrugaba, llegaba a las 4:30 a.m. y meditaba. A las 5:14 empezaba la clase de spinning, pero siempre teníamos dificultades para que los profesores llegaran a tiempo, así que un día no hubo profesor.
Una aclaración que considero importante:
Más allá de ser un dicho coloquial,
siempre he creído que para
lograr lo que uno quiere
es importante, casi que es una
regla primaria universal,
MADRUGAR, pues al que le gusta madrugar, le coge ventaja a todo el mundo, y le permite tener, además, una cosecha perdurable.
Volviendo a mi historia, ese día el profesor no llegó y yo estaba ahí. Somos ocho mil millones de personas sobre esta Tierra, con igual número de oportunidades para cada uno de nosotros. Somos seres humanos genuinos, irrepetibles y auténticos como tal. ¿Cuándo hemos visto un bosque repleto de árboles donde alguno es igual al otro? Difieren en tamaño, color, espesor, número de hojas, en la profundidad de sus raíces. La variedad y diferencia es amplia y profunda. La vida es de oportunidades, tú decides si las tomas. Así que no sé por qué, pero sentí que debía hacer esa clase. El jefe de planta no pensaba que yo le estaba hablando en serio hasta que le pedí un CD prestado, entré al salón —muchos no entendían qué hacía ahí, pues no era profesor de spinning, sino el jefe del lugar—, pero sentí la convicción y me lo creí. Les agradecí a los presentes por tener el privilegio de darles esa clase y al finalizar hubo un gran aplauso, que fue una enorme y grata sorpresa de satisfacción. A partir de esa oportunidad continué en esa bici y las filas de personas fueron creciendo: había filas desde las 6:30 a.m. para tener una clase a las 8 a.m.
Como líder de una de nuestras sedes, siempre quería ponerme en los zapatos de nuestros profesores. Fue así como un día cualquiera tuve la fortuna de comprarme una moto, a próposito de las constantes excusas de los profesores que no llegaban a dictar sus clases y cumplir sus compromisos porque la lluvia les impedía llegar a tiempo en sus horarios establecidos. Coincidían estas con las clases de las 5 a.m. de spinning. Elegí una moto Yamaha Biwis para transportarme diariamente hacia el gimnasio. Compré también un impermeable para estar preparado. Seguí mi rutina normal llegando a las 4:30 a.m. al gimnasio y saliendo a las 10 p.m. Era yo quien abría y cerraba la sede. De esta manera la lluvia comenzó a mostrarme que en ningún momento era impedimento para llegar temprano a realizar la apertura y comenzar la jornada. Ahí tuve claro que es una simple excusa la del profesor cuando dice que la lluvia no le permite llegar a tiempo. Esta es una herramienta más de que cuando uno quiere, PUEDE.
Te cuento la anterior historia para que tú también te lo creas: yo, sin querer queriendo, sin buscarlo, me dejé llevar y comencé a darme cuenta de lo que estaba pasando. La vida es en presente, y sin ser un coach, o motivador, desde entonces emprendí un camino personal que me dejó conectarme con otras personas maravillosas en el camino, como tú. No creo en competir pues no conozco un árbol intentando ser más alto que otro, o un pájaro tratando de volar diferente a otro. Pero no hay ningún río igual de ancho, ni ninguno con los mismos afluentes, y por eso tú eres único. ¿Qué busco con mis clases y con mis palabras en este libro? Desempolvar lo que eres, limpiarte, ayudarte a sacar tu brillo, ese que siempre ha estado ahí.
Todos tenemos un gran poder y no lo sabemos. Todos tenemos una esencia poderosa, pero muchas veces no la vemos. La oportunidad no está a la vuelta de la esquina, estás sentado en ella, pero si miras hacia afuera ves algo muy efímero, lo perecedero, no ves lo más fino que no se percibe a primera vista, que está adentro: tu verdad está adentro.
Muchas veces nos estamos perdiendo de la capacidad de sentir y es allí donde te invito a mirar tus hábitos pues estos son donde habitas, por eso son tan importantes, por eso estos crean tu hábitat, tú no habitas en ningún otro lado, sino allí, razón por la que tienes que establecer los más beneficiosos para ti. Hoy te invito a hacerlo.
Este no es un mensaje nuevo, pero creo que debe ser recalcado: muchos me dicen: ‘Juan, sos el mismo de siempre’. Es verdad, pero a veces no estaba listo; sin embargo, ahora tú, leyendo estas líneas, estás listo o lista para Ponerte bonito, para sacar tu propio brillo, para escuchar de otra forma y por eso has llegado hasta aquí. No es casualidad, nada lo es, ¡de verdad!
Todo lo que vemos viene del infinito y estamos en esta realidad para despertar y reconocernos. Hoy tenemos este espacio tú y yo para que nos unamos en esta lectura, en este libro, en esta vida. Tú eres tan poderoso como el vacío mismo, pero no solo habitas en el cuerpo, tú eres el vacío. Pero: ¿qué es el vacío? Es el lugar de donde todo proviene: estamos hechos de tierra, agua, aire, fuego y éter, este último es un elemento que no vemos, pero de dónde todo nace, se crea, así de poderoso eres tú, tu mente, tu cuerpo y tus pensamientos. Lo más valioso en el universo, lo dicen los sabios, es lo que no se ve. Lo más valioso es invisible a los ojos, como decía El principito.
¿Ahora me preguntarás cómo sacar toda esa potencia que llevas dentro? Estando aquí justo en el presente. Cuando estoy en esa bicicleta puede que no sea yo mismo, pero al estar en contacto con otros, contigo, otra energía se desata porque estamos presentes, la energía aumenta.
Siempre he creído que estar presente es lo justo contigo mismo y con los demás, estar presente ayuda a generar satisfacción, es el regalo más poderoso de los seres humanos, la presencia, el sentido que le das a las cosas. Cuando estás buscando un regalo para alguien por una ocasion especial, encuentras algo material, lo adquieres y lo envuelves de una manera muy bella, hasta le puedes colocar un moño, cuando ya vas a entregar el detalle a la persona ese regalo se convierte en presente. Materialmente se llama regalo, pero el regalo más grande que le puedes dar a otra persona es estar presente, porque es el momento en el que brillas, es el momento en el que estás en el vacío, es el único momento donde puedes estar con alguien más de manera consciente, lo llaman Mindfulness. Jesucristo lo decía: “No soy yo, es Él “. De igual manera, déjale todo a Él.
Recuerdo perfectamente cuando pasaban los días de haber iniciado este proceso de ser profesor con las clases de indoor cycling.Yo tenía una compañera, una novia de la época, le comenté que la gente hacía fila por recoger una ficha temprano para la clase de los sábados, una que hacíamos de manera especial durante una hora y media, acompañados de un profesor que se llamaba Felipe Zapata. Le dije a mi novia que le quería mostrar porqué la gente hacía fila y le hice una clase personalizada. Terminando la clase, ella me expresó: “A mí esta clase no me gustó”, de una manera muy despectiva. Y ahí aprendí que el miedo a perder lo hace a uno perder. Hoy en día ya no estoy con ella y le deseo lo mejor, y que la vida la proteja y la guarde, pero el ego se encargó de apartarme de ella, se encargó de llenarla de miedos y de celos, y de ahí salio la frase: “El miedo a perder te hace perder”. Es que afuera no hay nadie mejor que vos, tienes que comprenderlo, pero cuando entiendas que no hay nadie a quien le vas a ganar más que a ti mismo, lograrás todo.
El entusiasmo de demostrarle a ella lo que hacía, para que se sintiera orgullosa, porque ella era profesional y exitosa, resultó un ataque a su ego y me di cuenta en ese momento que con ella no iba a terminar mi vida. Y así fueron transcurriendo los días y cada vez entendía más que los miedos de ella a perderme la hicieron perderme, como efectivamente pasó. Por eso te digo que:
El miedo a perder
te hará perder,
las ganas de ganar
te harán ganar.
Cuando me pregunto cómo fue que llegué aquí, a esta casa, mirando un bosque, del cual soy su guardabosque designado, al lado de maravillosos seres, como mis mascotas, veo la magia, la misma que todo ser humano puede lograr. Para esto debes tener tu pensamiento ligado a tu palabra: hablar y pensar de manera precisa. Siempre que estoy conectado, siento: ¡qué dicha esta clase! ¡qué dicha lo que estamos haciendo! Esto es algo mutuo y transversal porque todo lo que le digo al otro también es para mí: es una transferencia, y la vida es un espejo, un mirarse en el otro. Cuando miras al otro te estás mirando a ti mismo, es tan básico como eso, ahí está la clave, y si lo entendiéramos desde un principio no nos demoraríamos tanto en aprender, pero a veces debemos dar una vuelta muy larga para encontrarnos.
Cuando nacemos, fisicamente el médico nos corta el cordón umbilical, nos dice “¡Vuele!”. En ese momento comienza nuestro viaje. Durante los primeros siete años de vida estamos en una vibración llamada Zeta-Theta —aquí absorbemos la información que nos brindan nuestras personas cercanas—. Es cuando nuestros padres, y madres, con sus buenas intenciones, nos cargan de su información antigua, no nos permiten continuar como llegamos al mundo: ¡Nuevos! Nos visten con los mismos miedos y actos suyos. Un claro ejemplo es cuando un niño sale a correr y se quiere subir a un árbol, y la mamá con sus propios miedos, le dice NO SE SUBA QUE SE CAE, el niño se sube y se cae y la mamá inmediatamente le dice: ¡Viste!, ¡te lo dije! Es como si compraras un dispositivo nuevo para llenarlo de información antigua y nunca te permites actualizarlo. Siempre permanecerá en el pasado. Es así como repetimos las historias de nuestros padres. Diferente es si esta madre ve a su hijo correr, se percata de que va a subir a un árbol y, a diferencia, le dice: CORRE DURO, SÚBETE Y LLEGA A LA CIMA Y, SI TE CAES, ¡VUELVE A INTENTARLO! Qué tan diferente puede ser el resultado de las indicaciones dadas por la primera y la segunda madre. La primera habla desde los miedos de su pasado y la segunda habla desde una educación óptima y precisa, a partir de la consciencia.
Pienso en un caso puntal en nuestras unidades en Sabaneta, cuando llegó a nuestra recepción una de nuestras usuarias y tenía a un hijo infante en cada mano, niño y niña. Yo le pregunté: ¿por qué no has vuelto al gimnasio? y ella me respondió: “Juan, ¡pereza!”. En ese instante los niños se soltaron de sus manos y salieron a jugar. Recuerdo este caso porque yo estaba en un camino de unión con la vida y el universo llamado yoga. El Nazareno lo manifestó: “Primero fue el verbo”. Cuando los niños se soltaron, le comenté a la señora: “Con todo respeto, usted dijo delante de sus hijos que le da pereza venir a hacer ejercicio. Cuando los niños vayan creciendo y les digas que deben hacer la tarea, o ayudar en algo en casa, ellos te responderán: ‘Tengo pereza’. Inmediatamente vas a decir: ‘lo qué están enseñando en el colegio’, sin percatarte de que fuiste tú quien les brindó esa información. Recuerda, los niños pequeños solamente sonríen por emular al papá o la mamá, ellos aún no saben qué es la sonrisa”. La señora me comprendió de manera imediata y se disculpó, dijo: “Uno no se da ni cuenta de lo que dice delante de estos muchachos”. Los errores de nuestros hijos son los fracasos de uno como padre.
Tú también puedes comenzar a andar más liviano, liberado, si vuelves al presente y dejas tu brillo fluir. Cuando estamos presentes, como en nuestras clases, te digo que todo va pasando de manera orgánica, natural. Mis clases no se preparan, no hay un gran plan, a veces hay una idea, pero la clase se va creando entre todos, yo estoy presente y en el lugar y eso nos conecta a todos, esto ayuda a limpiar la mente de todos los pensamientos y a alivianarnos. En esa liviandad aparece la palabra precisa y correcta, en el momento justo, palabras que crean unas frases de poder que te quiero compartir a lo largo de este libro.
Muchas veces es tu ego el que siempre te quiere mantener atado en el pasado o el futuro, por eso vivimos un presente siempre pasado, o presente siempre futuro, y ahí es donde nunca somos porque siempre está llena tu cabeza y tu mente de basura, literalmente, porque el pasado ya pasó y eso ya no existe. Creo que no hay nada más bello que ver una casa limpia. Así podría ser tu propia mente, pero, a propósito de todo tu pasado hace que veas otra cosa, nadie crece, sino envejece, porque estamos dormidos, o como decía Facundo Cabral: “estamos distraídos” con nuestro pasado y con el futuro. Nuestro inconsciente está cargado de todos los programas que nos entregaron nuestros padres. No actualizamos informaciones. Por eso los expertos dicen que estamos repitiendo patrones de conducta. La invitación es a que, diariamente, una vez te despiertes, tiendas tu cama, organices tu espacio, así mismo hagas con tus pensamientos, renuévalos, limpíalos, ¡actualízalos! Por eso decimos: si cambias tus pensamientos, cambia tu mundo. Recuerda, no lo dudes, la primera ley universal es: TODO ES MENTE, como aparece en el libro El Kybalión.
Te invito a reflexionar en algo muy simple: el pasado no existe, si no el sol se mantendría todo el día ahí, pero él te da la oportunidad de volver a empezar, todos los días son nuevos y a veces uno no los quiere cambiar, y no atreverse a ser nuevo, uno quiere ser el día de ayer, pero sencillamente ya no lo eres. Hay que despertar, ¡despierta!, y mira tú poder.
Piensa en esto: cuando sales de tu casa qué sería lo ideal: ¿dejar una casa limpia o dejar una casa sucia? Sal de tu casa con la mente ¡LIMPIA! Pensamientos renovados, nuevos y brillantes. Recuerdo cuando tuve la oportunidad de alquilar el primer apartamento donde iba a vivir. Lo primero que percibí fue el espacio: lo más valioso que hay es el espacio vacío para llenarlo. ¡Esa es la mente! ¿De qué vas a llenar tu espacio? ¿De qué pensamientos vas a llenarlo? Si tienes un apartamento nuevo, ¿de qué lo vas a llenar? ¿Vas a tener un espacio minimalista o quieres llenar todo el espacio sin dejar lugar para moverte? Imagínate una cancha de fútbol con veintidós jugadores, tres árbitros y un solo balón. El juego está servido. En la cancha sigue habiendo espacio para jugar. Sería lo contrario si cada jugador tuviera un balón: no jugarían porque no habría espacio suficiente para maniobrar. Así está tu mente cuando la ocupas con muchos pensamientos que solo provienen del pasado. ¡Organiza tu juego! ¡Organiza tu espacio! Es un pensamiento tras otro pensamiento, ahí hay un espacio, más adelante te indicaré cómo funciona.
Si crees que algún amigo, familiar, o una persona cercana a ti, se está equivocando y quieres ayudarlo a despertar, seguramente esta persona, si lo haces caer en la cuenta de su comportamiento, se alejará, pero no lo estás perdiendo, bastará que él, o ella, recorra su propio camino, pues la herida no sana con el tiempo, ni con el alcohol, ni con otro clavo, la herida cicatriza cuando la entiendas: en unos años se reencontrarán y serán verdaderamente amigos. Así es: las cosas bonitas se demoran en el tiempo, nada es instantáneo, la vida no funciona así, todo es un proceso.
Recuerdo una experiencia cuando era joven: estaba compartiendo en una piscina con unos amigos, uno de ellos se acercó a mí y me dijo: “Juan, tienes brazos de niña”. Una vez lo escuché tuve dos opciones, enojarme con él o sacar el mejor partido del momento. Este fue un momento culmen en el desarrollo de mi vida. Salí de la piscina inmediatamente a mirarme al espejo, y efectivamente mis brazos eran como él los describía. En ese entonces vivía cerca a un parque donde las personas frecuentaban y hacían ejercicio de barras dominadas. No puedo negar que me encontré algo afectado con este comentario. Hoy me doy cuenta de que el comentario de mi amigo traía consigo una valiosa oportunidad. Yo tenía resistencia a asistir al parque porque me podían ver otras personas. Entonces, percatándome de que el parque estuviera solo, comenzó mi proceso de ejercitarme a nivel físico. Empecé a hacer un ejercicio por agarre. Uno de pecho, uno de bíceps, de espalda y de tríceps. Hacía series de a uno. Al día siguiente, la sensación de rompimiento de fibras era indescriptible. Al séptimo día, a la primera semana de realizar los ejercicios constantemente, sentí los primeros cambios en mi vida. El cuerpo me dolía, pero mi mente se fortalecía. Lo decimos en clase: al principio el cambio es doloroso, resistido, y al final la satisfacción es total. Pasaron dos, tres, cuatros semanas y cuando pasaron estas cuatro semanas extraordinarias, logré quitarme la camisa llegando a este parque que anteriormente visitaba cuando nadie me veía. Ahora me trasladaba desde mi casa hasta el parque sin camisa, repleto de satisfacción porque mis brazos ya habían tomado forma. Ahí comenzó una nueva etapa de mi vida.
Como le digo a la gente:
“Yo ya no soy ni pasado ni
futuro cuando me monto en la
bicicleta, estoy ahí, totalmente
presente a las 5:00 a.m.”.
Muchos se acercan a las clases físicas o virtuales, por el entorno, el entrenador, por una palabra que los sane, buscando un cambio o encontrarse. Pero nosotros no buscamos cambiar a nadie, estos es responsabilidad de cada uno, nosotros ayudamos a soltar un peso para que cada quien vuele.
Piensa en esto: un niño pequeño hasta los siete años no va a ver más allá del muro o de lo que se le ha presentado en la vida, sin embargo, la vida puede ser algo muy distinto a lo que le enseñaron. Muchas veces lo más poderoso es lo que no se ve. Dios mismo puede residir en la nada, y nosotros somos parte de un sistema perfecto, pero no lo vemos a simple vista, si lo hiciéramos nos parecería asombroso el mismo hecho de que nuestro corazón lata, nuestro pelo crezca y todo nuestro organismo funcione, sin siquiera saber cómo. Ahí entiendes que eres, que existes, y decides que sos un ser poderoso.
¿No es entonces volver a vivir el conectarnos y asombrarnos ante la vida misma? Porque se siente bonito vivir, soltar los miedos, aunque no se puedan ir del todo (sería mentirte), pero puedes ser amigo del miedo, de la muerte misma, darte cuenta de que son una cara de la misma moneda, como lo alto y lo bajo, la noche y el día. Tienes que darte cuenta de que la vida tiene una estructura, un sistema, y si te vuelves su amigo todo fluye. Si sabes que vas a morir algún día, vas a vivir mejor, por eso la muerte es nuestra gran maestra.
¿Estás listo para comenzar este viaje? ¡Sí! Entonces a cambiar los hábitos, así creces, no envejeces, y estos pueden elevarte. No tienes que sobrepasar a nadie, solo elevarte sobre ti mismo. Este es un libro para confirmar un proceso diario y para invitarte a vivir en el momento presente, a reconocer tu existencia magnífica y poderosa, porque si vives un momento presente ya valió la pena vivir. Cuando uno saborea una presencia, un momento real, valió la pena estar aquí, pero si se va uno de este mundo sin estar presente no se supo lo que es vivir. En cambio, si logramos hacerlo conscientemente, los frutos siempre serán boyantes. A eso te animo, comencemos.