Читать книгу Y los archivos guardaron sus voces - Judith Riquelme - Страница 6
ОглавлениеCASI UNA INTRODUCCIÓN
Entre 1939 y 1944, numerosos ciudadanos de Polonia llegaron a diferentes partes de Europa buscando refugio. Su país acaba de ser invadido, repartido y nuevamente había dejado de existir1. Despojados de ciudadanía, pierden todos sus derechos, incluyendo el derecho a circular libremente por Italia, pudiendo ser internados en campos de concentración italianos por ser extranjeros2; por ende, peligrosos, agravado, en el caso de los polacos judíos por las leyes raciales establecidas ya desde 1938 por Benito Mussolini.
Esta investigación indaga sobre un período de vida muy breve de esos migrantes y refugiados, polacos, católicos y judíos en Italia, a través de la gestión y asistencia diplomática de la Embajada de Chile en ese país. Concretamente, desde el 11 de junio de 1940, fecha en la cual Ramón Briones Luco3, embajador de Chile en Italia, asume los “Intereses Polacos”, hasta que, después de la ruptura de Chile en sus relaciones con el Eje (el 20-1-1943), el día 3 de febrero de 1943, el Encargado de Negocios de Chile en Italia, Jorge Barriga Errázuriz4 entrega toda la documentación pertinente a la Legación Suiza en Roma.
No se sabe exactamente por qué Chile se hace cargo de los llamados “Intereses Polacos” en Italia. Por la correspondencia revisada, no sería extraño que el origen esté en la figura de Wladislaw Mazurkiewicz5, quien fue entre 1940 y 1945 representante de Polonia en Chile, embajador y ministro Plenipotenciario y tomó parte en la vida de la elite chilena. Mazurkiewicz desarrolló una actividad intensa con el gobierno polaco en exilio (Angers, Francia, 1939-40 y Londres, Inglaterra, 1940-89), con la elite chilena y con las comunidades polaca católica y polaca judía, especialmente durante los años de la Segunda Guerra Mundial. Se encontró además en los archivos, cartas intercambiadas entre Wladislaw Mazurkiewicz y Ramón Briones Luco, que muestran un conocimiento previo. La primera de las misivas, del 21 de febrero de 19416, respondiendo a una solicitud para emitir pasaportes polacos y la segunda, referida a apoyo en dinero, dirigida a Ladislao Mazurkiewicz. Oficialmente, la solicitud de hacerse cargo de los asuntos polacos se hace a través del embajador de Polonia en Italia, antes de dejar ese país, al embajador de Chile en Italia, Ramón Briones Luco, lo cual es aprobado por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Chile.
El tema de migración y refugio, hilo conductor de este libro, más allá de su relevancia histórica, es hoy día nuevamente crucial ya que los debates actuales se desarrollan en un contexto de olvido de las propias vicisitudes no tan lejanas. Los argumentos que se usan no son exactamente iguales a los de aquellos años, pero lo que predomina y persiste es lo que tan lúcidamente describe Umberto Eco (2012) en su ensayo sobre cómo Construir al enemigo. Desde Cicerón hasta Hitler, recordando el Nosotros de Zamiatin (1921) y la novela de Orwell 1984, ya sabemos que el “otro” puede ser peligroso. No lo queremos cerca. Es feo, es diferente, huele mal. Olvidamos que hace muy poco, muchos fuimos el “otro”. Nos olvidamos de nuestras propias historias. La literatura da cuenta notablemente de estos olvidos. Pero no logra revertirlos.
Se busca mostrar algo de esa realidad a través de la vida de personas privadas, de su relación con instituciones específicas, especialmente las diplomáticas, esperando que el análisis de esta pequeña muestra aporte a la comprensión del fenómeno y contribuya en lo posible a un acercamiento más sensato de los temas de la convivencia entre culturas diversas y la resistencia al “otro”.
Si bien se ha priorizado acá el uso de archivos de papel, correspondencia principalmente, tanto de instituciones como de personas privadas, que se encuentran en los Archivos de la Cancillería de Santiago de Chile7 y que respiran aún el aire de aquellos años, evidentemente se ha debido recurrir también a otras fuentes, para completar historias, llenar lagunas y –por qué no decirlo– seguir el hilo de la propia curiosidad. Los documentos consultados tienen su propio lenguaje, el de la diplomacia de los años cuarenta. A veces no son lo que hoy llamaríamos políticamente correctos, a veces se traicionan los prejuicios. Y los refugiados, al borde de la pérdida de su existencia y de su dignidad, mantienen un lenguaje que –pese a la desgracia que describen– pueda ser aceptable para esa esfera de formalidad8.
En los siguientes capítulos se reseñan algunas acciones de la Embajada de Chile en Italia en torno al tema principal. Se seleccionaron aquellas que se refieren al otorgamiento de documentos legales, visas, pasaportes, certificados, ayuda pecuniaria, búsqueda de familiares e historias personales. Lo oficioso de la tarea –ya que Italia no reconoce a Polonia en el período analizado– permite apreciar las ambivalencias y posibilidades discrecionales que ejerce la diplomacia –y las personas– en esta situación. A lo largo del documento se puede ver también las posibilidades reales que existían de salvar personas.
La diferencia entre la situación de los polacos arios y los polacos judíos es un dato de la realidad desde el inicio. Los certificados arios comienzan a emitirse casi de inmediato, lo cual no significa que la actuación del embajador Briones Luco tenga algún sesgo antisemita e incluso se podría decir que toma acciones heterodoxas para ayudar a personas, postura en la cual no lo acompaña necesariamente todo el personal de la Embajada9.
Las instituciones involucradas, que aparecen reiteradamente y cuya acción se muestra a través de algunos ejemplos son, en Italia, la Nunciatura Apostólica en el Vaticano, la Organización Cultural Adam Mickiewicz, la Cruz Roja Polaca en Italia, la Embajada Polaca en la Santa Sede, el Gobierno Polaco en Londres y sus “informales” representantes en Italia, la Legación Polaca en Suiza, Berna, DELASEM10,American Friends Committee11, Joint, Hicem, Hias12 y muchas otras personas privadas o instituciones que ayudaron oficial o clandestinamente. A través de los documentos revisados se puede afirmar que las cartas dan cuenta aun más de lo que no se dice, de lo que no es explícito y en ese período, como en muchos otros, lo legal y lo justo no fueron de la mano. En dictaduras y en guerras, personas degradadas y enjuiciadas por contravenir la ley, en la realidad solamente realizaron acciones en defensa de lo básico y esencial en los derechos humanos.
Este documento es una investigación, pero procura humanizar los archivos y acercar aquellos tiempos a lectores curiosos, a través de las propias voces de los involucrados. Por ellos se han priorizado las citas, que dan cuenta más precisa de un lenguaje de época. Para facilitar la lectura y la comprensión, se han ubicado al final las a veces muy amplias notas, útiles para situar el contexto, pero además para invitar a nuevas investigaciones. Las fotos tienen el mismo objetivo: iluminar ese pasado que se esfuma como las imágenes en blanco y negro dificultosamente rescatadas.