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ОглавлениеEMBAJADA DE CHILE EN ROMA, INTERESES POLACOS: ALGUNOS ANTECEDENTES
Ramón Briones Luco asume oficialmente como embajador de Chile en Roma el 7 de septiembre de 1939, nombrado por el Presidente Pedro Aguirre Cerda13, quien a su vez asumió la presidencia de Chile el 24 de diciembre de 1938 representando al Frente Popular. En Chile la situación política no es fácil. Pedro Aguirre Cerda había ganado las elecciones con escaso margen en 1938 apoyado por partidos de izquierda y los nacistas y, además de las complicaciones económicas derivadas en parte de la Gran Depresión, en enero de 1939, a menos de dos meses de haber asumido la presidencia, un terremoto asoló el sur del país. Se producen fricciones en la izquierda chilena, especialmente entre el Partido Comunista (PC) y el Partido Socialista (PS), a causa del pacto de la URSS con Hitler, y los partidos de derecha se fortalecen con el éxito del fascismo europeo14. Surgen instituciones como la Asociación de Amigos de Alemania (AAA) y el Movimiento Nacional Socialista15 (MNS), que alcanzan notoriedad e importancia.
Revisando la correspondencia de los archivos, esa situación la resume con claridad una carta confidencial enviada por el ministro de Relaciones Exteriores y Comercio Abraham Ortega16, a Infante Biggs, encargado de Negocios de la Embajada de Chile en Roma, el 15 de julio de 193917:
“…Como Ud. ya sabe, el régimen popular instaurado en Chile el ٢٥ de diciembre último ha contado y cuenta en todo momento con el apoyo leal y fervoroso de la inmensa mayoría del país… y que es acentuado día a día por la perfecta comprensión entre el Pueblo y el Ejecutivo…”
Luego de explicar el significado histórico y los “caracteres de revolución moral” del hecho, indica:
“…La violenta oposición derechista nacida del deseo de recuperar por cualquier forma el poder que perdieron en las urnas”. Más adelante sigue: “Unidos en torno a sus apetitos comunes, los partidos de derecha y el alessandrismo personalista, han esgrimido todas las armas con el objeto de alterar el proceso constitucional …Desde los órganos de prensa, que les son adictos, por medio de acusaciones constitucionales que carecen de toda seriedad, contra los ministros de Estado, de falsificación de documentos políticos de izquierda, de cargos injustificados por inversiones de fondos y de rumores de toda suerte procuran crear un ‘clima’ de intranquilidad que favoreciera el éxito del complot que fraguaban en las sombras”.
Ortega finaliza señalando que se ha desbaratado el complot y que la vía del país se desarrolla en forma normal, pidiendo a Infante Biggs que procure deshacer cualquier campaña contra el gobierno. Infante Biggs responde por oficio confidencial del 29 de julio de 193918.
“Es precaución primordial, tanto de esta Embajada como la de las oficinas consulares, evitar por todos los medios a su alcance la propagación de cualquier rumor o falsa noticia que pueda ir en perjuicio de la Republica…” Y agrega: “Otro factor también nos ha favorecido: la prensa europea está muy ocupada en ventilar los asuntos y complicaciones de este continente y no tiene interés en dar cabida en sus columnas a informaciones que además irían a demostrar al italiano que en otros países han triunfado otras doctrinas diferentes al fascismo”.
En síntesis, en Italia prefieren no saber qué pasa allá y además tienen otras preocupaciones. Abraham Ortega, el 1 de septiembre de 193919 le envía una segunda carta a Infante Biggs, relatando muy detalladamente el conato de golpe organizado el 25 de agosto por los exgenerales Herrera e Ibáñez, su sofocación y el apoyo multitudinario a Aguirre Cerda.
Hasta ese momento, en Italia, como lo señala Rafael Nocera,
“entre los diplomáticos chilenos, en general, independientemente del embajador de turno, se mantuvo una buena opinión del régimen fascista y del Duce. Sin embargo, a partir de la llegada al poder del Frente Popular en 1938, se aprecia una inversión de esa tendencia, reflejando la diferente orientación política de las fuerzas del poder en Chile. Los elogios, la fascinación, dejan lugar a análisis más puntuales y críticos” … “En la lectura de los documentos del bienio 1939-1940 se observa que el embajador en Roma, Ramón Briones Luco, cuyo cargo comenzó oficialmente en el momento del estallido de la guerra, describe latamente los acontecimientos italianos, poniendo especial énfasis en los posibles movimientos del régimen fascista en el plano internacional”20.
Sobre Polonia, las cartas de Raúl Infante Biggs ilustran la coyuntura, vista desde la Embajada de Chile: el 18 y 25 de agosto de 1939 informa que “la situación se ha vuelto a complicar por el problema de Danzig”, comenta los pactos Hitler-Stalin, la declaración de Polonia acerca de la amenaza de agresión contra el Corredor y contra Danzig, y en Italia el llamado a reclutamiento militar, requisición de camiones, detención de vapores… todas consideradas como “medidas de precaución” … Infante Biggs concluye que “Italia no desea participar en una guerra”21. El 28 de septiembre de 1939 informa al ministro de Relaciones Exteriores sobre la repartición de Polonia, citando a Gayda en el Giornale d´Italia quien dice “La Polonia ya ha sido liquidada, nada excepcional se ha verificado en el frente occidental, entonces, ¿por qué continuar la guerra?”22
Posteriormente, en un informe confidencial, el 13 de octubre de 1939, Raúl Infante Biggs presenta una síntesis de los discursos de Hitler, Daladier y Chamberlain. Sobre Hitler señala que éste “dice y pide”:
La Polonia de Versalles se ha terminado. Las fronteras alemana-soviéticas están definidas. Podría surgir un “Estado-tampón polaco” en la parte asignada a Alemania. “La instauración de un estado polaco no dependería ni de polacos ni de terceras potencias sino exclusivamente de Alemania. Así pues, nada de conferencias para resolver los problemas polacos…”
Acerca de las minorías, Infante Biggs acota del discurso de Hitler:
“El asunto de las minorías será solucionado con un traslado de grupos nacionales, de manera que resulten líneas de demarcación mejores que las de hoy. Para el problema hebreo, se podrían hacer tentativas de solución”.
Daladier, en palabras de Infante Biggs, responde:
“Limitándose a exponer como argumento principal que la Francia no piensa discutir con el Reich… que, si la Polonia no interesaba a los franceses, interesaba a los propios polacos, a los cuales la Alemania no tenía derecho alguno a atacar… Francia e Inglaterra combaten por liberar completamente a la Europa del dominio de las fuerzas…”
Chamberlain por su parte, siempre citado por Infante Biggs, señala:
“Deseo resumir la actitud del gobierno británico en la forma siguiente: Hitler hasta ahora ha rechazado todas las sugestiones de una solución pacífica hasta que no ha liquidado completamente a la Polonia como antes lo hizo con Checoslovaquia. No pueden ser aceptables unas condiciones de paz que deben comenzar con un perdón previo de la agresión”23.
En cuanto a la situación interna de Italia, la comunicación de Infante Biggs, del 11 de noviembre de 1939, reseña el complejo panorama de cambios que experimenta la política italiana, resumido en un “cambio de guardia” en todos los campos de la política y en la conformación de varios grupos diferentes, si bien todos cercanos a Mussolini, con ciertas diferencias, especialmente la posición del conde Ciano, que se ha acercado al Rey y a la nobleza italiana hasta declarar que “su país no entraría a la guerra porque Vittorio Emmanuele III no quería”24.
Por su parte, el embajador Briones Luco informa al Ministerio de Relaciones Exteriores y Comercio, con fecha 24 de abril de 1940, que son anti-guerra S.M. Víctor Manuel y el conde Ciano. Ambos dicen que Mussolini “necesita la guerra para salvar el partido”.
“Mussolini tiene siempre razón –es un dicho fascista–. Hasta ahora los hechos han probado la inefabilidad de esas cuatro palabras; la fortuna ha ayudado al Duce. El presente constituye, sin embargo, un cuadro mil veces más complicado que el pasado. Los acontecimientos se suceden ahora con rapidez e imprecisión, y es difícil para un hombre, por muy capaz y preparado que sea, preverlo todo y tener la convicción de no haberse equivocado. Si Italia entra en la guerra europea y vence, el Partido se salva; pero si la pierde, tal vez del fascismo no quedaría más que el recuerdo. Si el Reino permanece extraño al conflicto, la suerte del Partido es una interrogante y podría decirse que su subsistencia dependerá del desarrollo de los acontecimientos y de su duración, factores que quedan fuera del control del gobierno italiano. Dios guarde a US.”25.
El 4 de junio de 1940, después de una entrevista con el canciller conde Ciano, el embajador Briones Luco actualiza su informe respecto a la situación de los chilenos en caso de guerra, pero proyecta el tema con mayor amplitud sobre el futuro de Europa:
“Me expresó que Italia pronto entraría a la guerra y que nuestros connacionales tendrían todas las facilidades que se otorgan a los ciudadanos de los países amigos, y que después de producida la guerra, podrían salir por Suiza, si quedaran clausurados los puertos italianos… Aquí se encuentra –de incógnito– el exministro de Relaciones Exteriores de Francia, M. Laval, antiguo amigo de la Italia, y se rumorea que está haciendo proposiciones de paz. Niza, Córcega, Gibuti, Suez, Túnez y otras reivindicaciones serían aliciente suficiente. Pero se dice, también, que Mussolini contestó a estas insinuaciones de Laval, que había llegado con un año de atraso… La entrada de la Italia a la guerra va a ser indudablemente un golpe mortal para los aliados y desvanecerá su última esperanza de triunfo… En fin, señor Ministro, si no se verifica el milagro del que habla Reyunad, el cetro de Europa pasará a Alemania y sus aliados en este conflicto. Dios guarde a US. Ramón Briones Luco” (firma manuscrita)26.
La nota de Briones Luco, del 20 de junio1940, al ministro de Relaciones Exteriores marca el inicio oficial, de acuerdo con los documentos revisados, del “Encargo de los Intereses Polacos”27 y la ambigüedad que desde el principio acompaña este proceso. La Embajada de Chile se hace cargo de la protección de ciudadanos cuyo país no es reconocido por el país donde está la representación chilena, con una misión que por lo tanto no puede ser oficial. En esas aguas debe navegar Ramón Briones Luco, con los agravantes de la falta de recursos y en un medio internacional en guerra, amén de conflictos en el ámbito chileno. Se expone inextenso porque define con mucha exactitud todo este período:
“Señor Ministro: En conformidad con las instrucciones impartidas por US. en telegrama Nº 19 del 11 del corriente, acepté tomar bajo la protección de esta embajada los intereses polacos en Italia, de lo que di cuenta a US. por cablegrama Nº 24 del 12 del presente.
El embajador de Polonia comunicó este hecho al Gobierno del Reino, lo que yo también hice a mi vez, en una breve nota oficial. La Cancillería italiana no me ha contestado hasta este momento dicha nota. Yo creo que el retardo del Gobierno italiano para dictar alguna providencia sobre este particular se debe a la situación bélica en Francia, en donde el ejército alemán adelanta vertiginosamente y puede tomar posesión de Angers, ciudad en que se halla establecido el Gobierno polaco, de un momento a otro; con lo cual desaparecería éste del continente europeo.
El nuncio apostólico, monseñor Borgongini Duca, que también ha recibido el encargo de proteger ciertos establecimientos eclesiásticos franceses y polacos, con quien he conversado sobre esta actitud del Gobierno italiano, me ha dicho que a él tampoco se le ha contestado; pero que ha procedido a desempeñar su encargo sin mayores dilaciones. Yo he adoptado el mismo temperamento.
Hemos convenido que en caso de dificultades tendríamos una nueva conversación sobre el particular. Dios guarde a US. Ramón Briones Luco”(firma manuscrita)28.
Continuando con el tema de la oficialización del encargo de los Intereses Polacos por parte de la embajada, el 26 de junio de 1940 el embajador Briones Luco señala al ministro de Relaciones Exteriores y Comercio, que dado que los italianos no habían contestado su nota acerca de que se han hecho cargo de los asuntos polacos y que los ciudadanos polacos,
“…apremiaban a esta embajada, para que se ocupara de sus intereses ante las autoridades del Reino, estimé conveniente conocer previamente el motivo del silencio guardado por el Palacio Chigi. En una entrevista celebrada ayer con el señor Guarneschelli, vicedirector de los Negocios Políticos del Ministerio de Relaciones Exteriores, este funcionario manifestó al consejero de esta embajada que mi nota se había recibido oportunamente y que se le habían dado instrucciones para comunicarnos verbalmente que no se contestaría porque Italia no ha reconocido nunca al Gobierno polaco que tenía su residencia en Angers y, por lo tanto, era imposible que ahora se refiriera a él en comunicación dirigida a la Embajada de Chile, aun cuando fuera indirectamente, porque esto podría ser interpretado por alguno en el sentido de que se le reconocía… Hasta el día de la partida de Italia de los diplomáticos polacos se mantuvo con ellos relaciones amistosas y cordiales; pero en ningún sentido oficiales. Con los encargados de los asuntos polacos en Italia, en lo que a ellos se refiere, se mantendrá la misma actitud y la Embajada de Chile –dijo el señor Guarnechelli– pueda estar cierta que los funcionarios de la Cancillería, a título humanitario, no tendrán inconveniente en atender los casos que oficiosamente se les señalen… Ramón Briones Luco” (firma manuscrita)29.
Para ilustrar más precisamente la validez de las acciones que emprenden en materia de protección de ciudadanos polacos, el 11 de julio de 1940 el embajador Ramón Briones Luco informa al ministro de Relaciones Exteriores y Comercio de Chile sobre el valor que darían las autoridades del Reino de los pasaportes, certificados, cartas de presentación emitidos por la embajada para ciudadanos polacos ante autoridades italianas. Ante las consultas realizadas, la respuesta fue que “las actuaciones carecerían de valor para las autoridades del Reino”. De acuerdo con eso Briones Luco informa del hecho a los consulados de Chile en Italia y los instruye en el sentido que,
“…dichas visaciones o renovaciones tendrán valor para nuestro Gobierno y aún es posible que también lo tengan para algunas naciones, especialmente las que han seguido reconociendo al Gobierno polaco al que antes me refiero. Por consiguiente, si algún ciudadano polaco solicita la renovación de su pasaporte y prueba que esa renovación deberá servirle para obtener una visación no italiana, nuestros cónsules pueden concederla… Si dicha renovación es para permanecer en el país, no deberán concederla porque las autoridades italianas han prometido no molestar a los ciudadanos polacos que tengan su pasaporte vencido y permitirles su salida del país si pueden hacerlo.
En cuanto al otorgamiento de copias de documentos que deban tener valor en Italia, no puede ser hecho por nuestros consulados, ya que no serían válidas ante las autoridades del país. Dichas copias deberán ser dadas por un notario italiano.
Por último, nuestros cónsules prestarán toda ayuda que necesiten los súbditos polacos, siempre que no se trate de dinero, pero deberán abstenerse de dirigir oficios o comunicaciones a las autoridades. Cualquiera intervención que se haga deberá ser verbal… Completando esas instrucciones, debo comunicar a US., y a fin de que lo haga saber a todos los consulados de su dependencia inclusive Roma, que deberá cobrarse por dicha renovación de pasaportes, el derecho fijado en el Arancel Consular de Chile, haciéndolo figurar en sus respectivas cuentas…”
Y una última observación, que nos da alguna pista de cómo se van comunicando estas acciones al Gobierno polaco en exilio:
“Tengo el agrado de comunicar a US. cuanto precede para su conocimiento y a fin de que si lo estima oportuno, lo haga saber al representante diplomático de Polonia (en Chile)”… alusión explícita a Wladyslaw (Ladislao) Mazurkiewicz. Ramón Briones Luco... (Firma manuscrita)30.
No hay que olvidar que Chile se hace cargo de los Intereses Polacos en Italia en el momento en el cual ya se había firmado el pacto comercial Ribentrop-Molotov (23 de agosto de 1939) y el pacto de no agresión (19 de agosto de 1939) entre la URSS y Alemania, o sea, entre Stalin y Hitler. La Segunda Guerra Mundial acababa de comenzar, Polonia ya había sido invadida y el 20 de noviembre de ese año la Unión Soviética invade Finlandia. El Gobierno de Polonia en exilio no solamente no es reconocido, sino que después del 23 de agosto de 1940 Polonia deja de existir formalmente, y como se ha señalado, los polacos en la Italia de Mussolini pierden sus derechos incluyendo el derecho a la circulación y muchos son internados en campos de concentración. En base a lo anterior, el 11 de septiembre de 1940, Ramón Briones Luco, embajador de Chile ante Italia, señala:
“Señor Ministro: El 24 de agosto último se produjo una variación substancial en la situación de los territorios polacos ocupados por Alemania. Desde el principio de la ocupación estos territorios han atravesado por tres períodos:
El primero abarca el tiempo comprendido entre la ocupación y la fijación de límites con Rusia; el segundo, en el que se organizó definitivamente el régimen administrativo de territorio ocupado; y el tercero, denominado de “gobierno general” instaurado el 24 de agosto pasado y por el que Polonia perdió el carácter de territorio ocupado y pasó a formar parte de la nación alemana.
Esta nueva situación de la Polonia ocupada por el Reich, debemos considerarla en relación con la protección de los Intereses Polacos en Italia, de que esta embajada se hizo cargo a pedido de la exembajada polaca ante el Quirinal y con la aprobación de ese ministerio. Hasta hoy, esta embajada se ha ocupado con todo interés de estos asuntos y le ha correspondido intervenir en numerosos casos, ya sea para proporcionar ayuda pecuniaria a los polacos más necesitados, haciendo intervenir a la Cruz Roja Polaca, la Santa Sede, la Nunciatura Apostólica en Roma y las Asociaciones Israelitas del Reino, que disponen de fondos para ello; ya sea para pedir la libertad de los que han sido encarcelados, o para apoyar solicitudes de visación de pasaportes ante diversas representaciones diplomáticas y consulares, etc. En muchos de estos casos los resultados obtenidos han sido plenamente favorables y se han podido solucionar situaciones penosas de súbditos polacos que se encuentran en Italia, abandonados a su propia suerte y constantemente expuestos a ser encarcelados o recluidos en campos de concentración, sin otro delito que su calidad de ciudadanos de Polonia.
A pesar de que el Gobierno de Italia no reconoce actuaciones oficiales de esta embajada en cumplimiento de su misión protectora de los Intereses Polacos en el Reino, por las razones que di a conocer a US. en mi oficio confidencial ٦٢٩/٥٧ del ٢٦/٦/٤٠; sin embargo, hasta ahora hemos encontrado amplia comprensión de parte de las autoridades a que nos hemos dirigido.
Sobre la nueva situación creada en los territorios polacos ocupados por Alemania… el Gobierno de Italia hasta ahora no se ha pronunciado. En consecuencia no he creído necesario variar en forma alguna los procedimientos que desde el principio puso en práctica esta Embajada en cumplimiento de su misión especial; pero deseando proceder de acuerdo con el criterio del Departamento, agradeceré a US. decirme qué actitud deberé adoptar si Italia se solidariza en cualquiera forma con el nuevo estado de cosas instaurado en Polonia por el Reich. Si US estima que de tal solidaridad debiera derivarse el término de nuestra intervención en los asuntos polacos, sería necesario saber si deberé continuar protegiendo estos mismos intereses en lo que se refiere a los ciudadanos de los territorios de Polonia, hoy en poder de Rusia. Dios guarde a US. Ramón Briones Luco” (firma manuscrita)31.
Adjunta a la carta, está la respuesta del Departamento, del 9 de octubre de 1940 con el número de página 146 y que tiene membrete del ministerio y firma manuscrita en que le dan una cuidadosa luz verde para operar si los italianos no se oponen. Se transcribe completa:
“En el caso a que se refiere el oficio adjunto del 11 de septiembre de 1940 de nuestra Embajada de Italia, mientras sea posible a dicha embajada realizar alguna acción benéfica en el sentido a que la citada comunicación alude, tanto respecto a los habitantes u oriundos de los territorios polacos actualmente en poder de Alemania, aún después de la formal incorporación en agosto último de esos territorios, al de Alemania, como en poder de Rusia, correspondería en las presentes circunstancias proseguir esa acción e intentarla en la forma y medida que la justifiquen y permitan las circunstancias de cada caso. Serían deberes concurrentes en el caso en cuestión el de tratar de proceder en semejante forma, dado el encargo de la exembajada polaca en Italia, que nuestra embajada en este último país aceptó con aprobación del ministerio, y a la vez el deber de proceder en el desempeño del mismo encargo mientras quepa proseguirlo con la mesura y caracteres que corresponden a nuestra posición de neutrales y a la cordialidad de nuestras relaciones con el Gobierno italiano. Tan pronto como se haga saber o entender a nuestra Embajada que es voluntad de Italia que no prosiga la intervención de nuestra aludida embajada en los asuntos en cuestión, correspondería poner término a tal intervención, pues no podría pretenderse una acción de tal género contra la voluntad del Gobierno ante el cual hubiera de realizarse. Santiago, octubre 9, 1940” (firma manuscrita ilegible).
Ambos documentos dan luz sobre situaciones sumamente complejas: por una parte, evidentemente Abraham Ortega apoya el trabajo de Ramón Briones Luco para ayudar a los ciudadanos que han perdido justamente eso: su ciudadanía. En segundo lugar, dado que todo ello es oficioso, el lenguaje es más cuidadoso aún. Además, se expresa otra preocupación del embajador: ¿Qué pasa con los ciudadanos polacos que en este momento en realidad vienen o vinieron de los territorios que ha ocupado la URSS? Dilema no menor en el contexto de una guerra.
El 29 de noviembre de 1940 el embajador Briones Luco ya tiene más clara la situación que debe enfrentar más allá de lo diplomático, la ayuda financiera.
“Señor Ministro: Desde que el subscrito, a pedido del exembajador de Polonia ante el Quirinal y con la autorización de ese Ministerio, se hizo cargo de los Intereses Polacos en Italia, esta embajada se ha preocupado diariamente y con el mayor interés de solucionar las numerosas dificultades que se han presentado a los ciudadanos de esa nacionalidad.
La prolongación del conflicto europeo agrava cada día más el problema, ya que, de los dos mil polacos, más o menos, que residen en el Reino, por lo menos una cuarta parte tiene urgente necesidad de ayuda pecuniaria, ya sea para subsistir aquí, ya para salir del territorio. Además, varios centenares de individuos se encuentran en campos de concentración, sometidos a un régimen de privaciones y dificultades. Todas esas personas se han dirigido a la embajada y hasta ahora, en materia de auxilio en dinero no ha podido hacer otra cosa que recomendar a los más necesitados al Vaticano, a la Nunciatura Apostólica en Roma, a la Cruz Roja Polaca, al American Friends Committee, etc., que algunas veces han proporcionado fondos directamente a los interesados.
El embajador de Polonia ante el Quirinal, cuando partió de esta capital, manifestó por medio de su consejero, que en poder del embajador de Polonia ante la Santa Sede quedaría una importante suma de dinero, que podría emplearse en la protección de los ciudadanos polacos más necesitados; pero en realidad, según se me ha informado, esos fondos han sido destinados a otras finalidades, entre las que figura la mantención de la propia Embajada ante la Santa Sede.
Los fondos de que disponían algunas de las instituciones a que antes aludo se van agotando y llegará el momento que ninguna pueda prestar ayuda a los ciudadanos polacos.
Ante las insistentes demandas de dinero que recibe esta Embajada, me ha parecido oportuno poner los hechos en conocimiento de US., para que si lo cree necesario se informe sobre ellos al Gobierno de Polonia, que tiene actualmente su sede en Londres, por medio de nuestra Embajada en Gran Bretaña o la Legación de Polonia en Santiago, en vista que esta embajada no tiene comunicación directa con el Gobierno polaco.
Para prestar un auxilio eficaz a los ciudadanos polacos que se encuentran en Italia, esta embajada debería contar por ahora, con una suma de ٣٠.٠00 liras mensuales aproximadamente, que se emplearía en proporcionar medicinas, alimentos, vestido y alojamiento a los que no puedan salir del Reino; pequeñas sumas de dinero a los que están en campos de concentración y pasajes a los que puedan obtener visados para dirigirse a otra nación. La inversión de esos fondos se haría de acuerdo con el embajador de Polonia ante la Santa Sede y el Presidente de la Cruz Roja Polaca en Italia. Dios guarde a US. Ramón Briones Luco” (firma manuscrita)32.
Una síntesis del año 1940 y que ratifica el informe anterior, lo constituye la memoria de la embajada correspondiente al año 1940 en lo que respecta a los Intereses Polacos, confidencial, escrita por Briones Luco en primera persona, señala que se hizo cargo de los Intereses Polacos el 12 de junio de 194033. Destaca lo delicado de la misión, puesto que el Gobierno de Italia no reconocía al Gobierno nominal polaco establecido después de la ocupación de Polonia por los alemanes. La fórmula era,
“...con la Embajada de Chile, en lo que se refería a la protección de asuntos polacos, los funcionarios de la Cancillería, a título humanitario, no tendrían inconvenientes en atender los casos que oficiosamente se le señalaran”. Briones Luco opera en base a esa ambigüedad, destacando los buenos resultados que obtuvo. Nombra “una secretaria para los asuntos polacos, la señora Natalia Plotnikoff, la que se dedicó durante todo el año con inteligencia, constancia y verdadera abnegación a atender lo relacionado con esas cuestiones…” Señala que “en el momento de abandonar el país el embajador de Polonia ante el Quirinal manifestó que estimaba en unos 350 individuos los ciudadanos polacos que quedaban en Italia… según su opinión esos ciudadanos no tendrían necesidad de ayuda pecuniaria, principalmente porque entre los que quedaban había muchos ciudadanos de raza judía que contaban con protección de sus respectivas sociedades”. Añade: “Sin embargo, desde el primer momento nos pudimos dar cuenta que el número de ciudadanos polacos residentes en el Reino era muy superior a los ٣٥٠ que nos fueron señalados y, al terminar el año ١٩٤٠, a pesar de los que han ido saliendo del país podemos calcular en unos ٢.٠٠٠ los que quedan aquí”.
Constata que se recibieron 250 visitas de polacos al mes y que los documentos otorgados y las comunicaciones alcanzaron a 939.
Respecto a los campos de concentración y prisiones donde han sido internados o recluidos ciudadanos polacos Briones enumera: Ferramonti (300); Vinchiaturo (20); Campagna cerca de Salerno (10 aprox); Treia (Spada); Montechiarugoli (Parma); Acquependente; Notaresco; Vterbo; Isola del Gran Sasso; Civitella del Tronto y Norcia. No tienen los números de internados, pero han recibido pedidos de ayuda. Describe como “penosa” la situación de las personas en esos campos.
“…Contrariamente a lo que nos fue informado por la exembajada de Polonia en Italia, las necesidades de los polacos que quedaron en el Reino son considerables y éstas han ido aumentando a medida que se prolonga el conflicto europeo... En realidad, existe gran miseria entre los polacos refugiados en el Reino…” Respecto a los recursos que ha podido obtener hasta la fecha, señala los de la Cruz Roja Polaca (mínimos), los de la Embajada de Polonia ante la Santa Sede solamente los financian a ellos mismos.Han buscado ayuda con el American Friends Committee y otras sociedades americanas, sin resultados. Hizo además gestiones ante el Departamento para lograr apoyo a través de la Legación polaca en Santiago con el Gobierno polaco en Londres, pero no han tenido aún respuesta.
En cuanto a la emigración polaca de Italia, explica que,
“…las autoridades italianas solo han permitido a los ciudadanos polacos que abandonen los campos de concentración si pueden salir del país y en muchos casos hemos podido evitar a tiempo su internación por medio de certificados en los que se deja constancia que están haciendo los trámites necesarios para obtener la visación de sus pasaportes para dirigirse a otra nación” … “las autoridades italianas nos manifestaron que se tenía la intención de ir llevando a campos de concentración a la gran mayoría de ciudadanos polacos, especialmente los de raza judía.Estimamos que la mejor manera de protegerlos era ayudarlos a que emigraran...“
De acuerdo con las cifras presentadas por Briones, se ayudó a salir a unas 100 personas, otorgando 1 pasaporte en Génova, 5 en Roma, revalidando 4 en Génova y prorrogando 136 en Milán y 111 en Roma. Es interesante destacar que en esta situación algunos pedidos vienen de las autoridades italianas. Pese a no poder otorgar documentos válidos, se aceptan legalizaciones certificadas por Leonard Kociemski. Finalmente, la embajada consigue que 10 estudiantes polacos internados puedan continuar sus estudios34.