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CONTRA LOS GALILEOS


INTRODUCCIÓN

«Como el invierno hacía largas las noches, junto a otros muchos brillantes discursos, atacó los libros que hacen a ese hombre de Palestina dios e hijo de dios, y en una larga y dura polémica demostró que tales honores son pura irrisión y garrulería; en este tema se mostró más sabio que el viejo de Tiro» (es decir, Porfirio). Así nos presenta su amigo Libanio 1 la lenta composición, a lo largo de los meses de invierno pasados en Antioquía, de este tratado de Juliano, del que sólo nos han llegado los fragmentos que tuvo a bien reproducir el obispo de Alejandría Cirilo, que escribió una larga refutación del mismo, En defensa de la santa religión cristiana contra los libros del impío Juliano , entre los años 433 y 441 2 .

Conservamos los diez primeros libros del tratado de Cirilo, que responden al primero de Juliano, más algunos fragmentos de los libros 11-20, que responderían al segundo del emperador 3 . Basado en ello, Neumann supuso que Cirilo habría escrito 30 libros, diez por cada uno de Juliano, pero esta hipótesis es indemostrable y sólo hay seguridad de que escribió veinte. En su dedicatoria, dirigida al emperador Teodosio II, afirma Cirilo que Juliano escribió tres libros contra los galileos y nos da los motivos que le han impulsado a esta refutación: la elocuencia de Juliano, las abundantes citas de la escritura que utiliza, «aunque no sabe lo que dice», y el hecho de que muchos paganos dicen que los libros de Juliano nunca han sido refutados. Y es sorprendente, sin embargo, que Cirilo emprendiese tamaña tarea, puesto que tenemos la impresión de que el tratado de Juliano no debía de ser muy corriente ya en su época; en efecto, tanto en el decreto de 431, en que se condena a la hoguera el tratado de Porfirio contra los cristianos, como en la ley del 448 de Teodosio II, con el mismo objetivo, no aparece el nombre de Juliano 4 .

Sea como sea, sabemos que Teodoro de Mopsuesta y Felipe de Sido escribieron ya a principios del siglo V refutaciones de Juliano 5 , y Neumann señala que quizá fuera el deseo de corregir algunos puntos de vista heterodoxos del primero lo que llevó a Cirilo a la composición de su obra 6 . En la misma introducción dice el obispo de Alejandría que ha excluido las blasfemias de Juliano contra Cristo y que, dada la falta de orden de los argumentos aducidos, ha tratado de agrupar las ideas esparcidas aquí y allá. De estas afirmaciones pueden deducirse las limitaciones y dificultades de la reconstrucción que llevó a cabo Neumann.

El Contra los galileos y la obra de Cirilo se sitúan en la línea de la polémica paganismo/cristianismo que comenzó en el siglo II . Dejando a un lado nombres menores, los representantes paganos más importantes de esta literatura de combate son Celso y Porfirio. Celso escribió su Discurso verdadero en el reinado del emperador Marco Aurelio (161-180) y, como en el caso presente, sólo nos han llegado los fragmentos contenidos en la refutación de otro cristiano, ahora Orígenes, que escribió el Contra Celso en el primer tercio del siglo III 7 . La obra de Celso, un platónico de amplia cultura y conocedor de las escrituras, estableció varias de las líneas maestras —e incluso de los motivos concretos— por las que habrían de discurrir los tratados de Porfirio y Juliano. Así, por ejemplo, el achacar a los cristianos haber abandonado su religión patria, el judaísmo, su fe ciega y excesivamente irracional, su carácter proletario y su afán de proselitismo; la crítica de las escrituras, tanto del Antiguo Testamento —especialmente del Génesis confrontado con el Timeo platónico— como del Nuevo, se centraba en la discusión de la cosmogonía, la doctrina del dios único o la comparación de Cristo con los grandes benefactores del mundo griego como Heracles, Dioniso, Asclepio, etcétera, o la invalidez de los milagros de Cristo para probar su divinidad 8 .

En el último tercio del siglo III , Porfirio, el discípulo de Plotino, escribió sus quince libros Contra los cristianos 9 . Ya Constantino había ordenado la destrucción de su obra 10 . Dentro de lo escasos que son sus restos, cabe destacar que Porfirio utiliza varios de los argumentos de Celso, y su aportación personal es, fundamentalmente, la profundización de la crítica filológica e histórica de las escrituras. Con Porfirio queda centrada la pugna ideológica entre las dos grandes corrientes de pensamiento del final de la Antigüedad: neoplatonismo y cristianismo, que, sin embargo, se influyen mutuamente porque tienen puntos de contacto esenciales, de forma que sus relaciones fueron, como dice un crítico moderno, «una especie de desdichado amor» 11 .

Juliano conoció sin duda las obras de Celso y Porfirio y utilizó en abundancia sus argumentos, pero el lamentable estado en que nos han llegado estos fragmentos no permite sino asegurar la continuidad de la tradición apologética pagana, sin incurrir en juicios demasiado aventurados sobre el valor real de la obra del emperador 12 . Así, en líneas generales, digamos que Juliano critica al judaísmo por su cosmogonía, su concepción exclusivista y excesivamente antropomórfica de dios, admitiendo que, por lo demás, su culto en nada se diferencia del de los paganos; el cristianismo es atacado por su traición gratuita al judaísmo, ya que nada hay en la doctrina de Moisés que anuncie esta nueva secta, por su carácter intransigente y revolucionario y por la vida corrompida de sus seguidores 13 .

Nota sobre la numeración de párrafos

Al editar NEUMANN el tratado Contra los galileos , acepta la numeración de SPANHEIM , pero cambia de lugar algunos párrafos, por lo que se advertirán algunos saltos en dicha numeración marginal.


1 Or . XVIII 178. Cf. la carta 90 de Juliano a Fotino, obispo herético de Sirmium, en la que le anuncia la composición de este tratado.

2 Cf. QUASTEN , Patrología , II, 140.

3 La obra de Cirilo en MIGNE , PG , 76, cols. 509-1064, y la reconstrucción de los fragmentos de Juliano en NEUMANN , Iuliani imp. librorum contra christianos quae supersunt , Leipzig, 1880.

4 Cf. WRIGHT en la introducción de su edición.

5 SÓCRATES , VII 27.

6 Neumann, sin embargo, rechaza como falsa la noticia que da SOZÓMENO (V 18) de que, poco después de la muerte de Juliano, Apolinar de Laodicea había escrito una refutación llamada Sobre la verdad .

7 Texto de Celso: R. BADER , Tüb. Beiträge z. Altertumswissenschaft , Heft 43, 1940; D. RUIZ BUENO ha traducido en la «B. A. C.» tanto el Contra Celso de Orígenes como los fragmentos de Celso en el tomo Padres apologistas griegos .

8 Cf. GIGON , La cultura antigua y el cristianismo , Madrid, 1970, págs. 146 y sigs.

9 Texto: HARNACK , «Porphyrios gegen die Christen», Abhd. Preuss. Akad. Phil.- hist. Kl . I (1916); JACOBY , FGrHist , 260F 33-61.

10 Cf. GIGON , La cultura antigua ..., pág. 168.

11 GEFFCKEN , Zwei griechische Apologeten , Leipzig, 1914, pág. 296; en ese mismo libro, págs. 239-322, puede leerse un excelente resumen de las líneas y autores fundamentales de la apologética.

12 Así, GEFFCKEN , Zwei griech. Apolog ., pág. 304, asegura que la obra de Juliano no aporta nada nuevo al género, mientras que GIGON , La cultura antigua ..., pág. 174, afirma que «los fragmentos de la obra de Juliano dejan vislumbrar una monumentalidad de proyecto que difícilmente podemos suponer en Celso y Porfirio».

13 Cf. REGAZZONI , «Il Contra Galileos dell’imperatore Giuliano e il Contra lulianum di S. Cirilo Alessandrino», Didaskaleion III (1928), 1-114, que parece más bien la continuación moderna de la refutación de Cirilo.

Contra los galileos. Cartas y fragmentos. Testimonios. Leyes

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