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Los orígenes africanos de la civilización occidental: contabilidad africana1

Aida Sy

Introducción

Algunos arqueólogos en Sudáfrica han excavado el primer instrumento contable (de conteo) que data de hace unos 70.000 años. El hueso ocre de Blombos mostrado en la Figura 1 (Sy y Tinker, 2014) es una evidencia importante, porque es el primer registro que permite que la información se transmita a través del espacio y el tiempo. La importancia de este instrumento radica en que da cuenta de un proceso de coordinación y comunicación, es decir, los primeros pasos (en lo social) hacia el establecimiento de una comunidad, acción colectiva; acuerdos sociales y empatía con el otro.

Figura 1.Ocre de Blombos – Sudáfrica


Fuente: Original Rockart (s. f.) (izquierda); BBC (2003) (derecha).

La cueva de Blombos

A continuación, se cita una conversación entre un narrador de la British Broadcasting Corporation (BBC) y Christopher Henshilwood (del African Heritage Research Institute), que pone de relieve la importancia de este descubrimiento arqueológico2 (BBC Home, 2003, citado en Sy y Tinker, 2014, p. 32):

Narrador: ¿Cuál es la importancia de la evidencia que emerge desde África? Chris Henshilwood: Las pruebas emergentes de África (…) contradicen la idea antigua de que el comportamiento humano moderno tiene sus orígenes en Europa hace 40.000 años. El descubrimiento de la cueva de Blombos (…) y de otros hallazgos similares, muestran que el comportamiento simbólico debió haber comenzado en África, mucho antes. Chris Henshilwood: Este es el primer ejemplo de la capacidad humana para guardar algo fuera del cerebro humano (…) [un] mensaje de que alguien más es parte de ese mismo grupo. (…).

Narrador: (…) Henshilwood encontró una segunda losa de ocre con un patrón abstracto similar (...) escondido en la costa salvaje de Sudáfrica [en] una cueva [que está ahora] abandonada, pero que alguna vez estuvo llena de vida (…) decenas de miles de años atrás, [donde] algunos de nuestros primeros antepasados vivieron. Henshilwood: Me gusta pensar (que este es un) original de los Jardines del Edén.

El hueso de Ishango

Un segundo gran descubrimiento en África, que significa pasos importantes en los orígenes de las matemáticas, se hizo en la década de 1950. En ese momento, un hueso de 20.000 años de edad fue encontrado en un pequeño pueblo de pescadores africanos llamado Ishango, en la frontera entre Zaire y Uganda. Este hallazgo desafió la opinión general de que el estudio de las matemáticas tiene su origen en el antiguo Egipto y Babilonia. El descubrimiento de un hueso de animal pequeño en el que se han escrito marcas que – parece – sirven sirve para representar números (Sy y Tinker, 2014).

El hueso de Ishango ha sido objeto de intenso análisis y discusión académica, incluyendo la especialmente convocada conferencia en la Universidad de Bruselas (Zaslavsky, 1973; Brussels Museum for Natural Sciences, 2005)3. Por un tiempo, se pensó que el hueso era una herramienta de escritura. Mide 10 centímetros de largo, y en un extremo se inserta un trozo de cuarzo que se cree que es para grabado y tatuaje. Un examen más detallado revela una serie de muescas que van al lado del hueso, en tres columnas. Las muescas están agrupadas como se muestra a continuación (Sy y Tinker, 2014):

Figura 2.Hueso de Ishango


Fuente: Ta Neter Foundation (s. f.).

Ahora bien, los arqueólogos consideran que el hueso es mucho más que una herramienta de grabado o, inclusive, más que un tipo de registro, como los artefactos encontrados posteriormente por Schmandt-Besserat o anteriores al descubrimiento del Ocre Blombos.

El hueso se divide en filas que se muestran horizontalmente en la Figura 2. Tal y como indican Sy y Tinker (2014), cada una de las marcas en las filas (a) y (b) –las dos exteriores– completa 60. La fila (b) contiene los números primos entre 10 y 20. La fila (a) es bastante consistente, con un sistema de numeración basado en 10, dado que las muescas están agrupadas así: 20 + 1, 20 - 1, 10 + 1, y 10 - 1. Por último, la fila (c) –la del medio– parece ilustrar por el método de duplicación (multiplicación por 2) que se utiliza poco después en la multiplicación egipcia. Estudios recientes realizados con microscopios ilustran más marcas, y ahora se entiende que el hueso pudo también haber servido como un contador de fase lunar.

Estos resultados son notables, ya que tal dominio de las matemáticas es mucho más avanzado que el que se descubrió 12.000 años más tarde en las excavaciones de Schamdt-Besserat. El hueso de Ishango indica una comprensión de un sistema de base número 10, el reconocimiento de los números primos, y de la importancia (para la reproducción) del calendario lunar (que lleva a algunos arqueólogos a especular – jocosamente– que la primera contadora fue una mujer) (Zaslavsky, 1973; Brussels Museum for Natural Sciences, 2005).

¿Contabilidad o teneduría de libros?

Frente a esto, la pregunta que debe hacerse es: ¿La contabilidad empezó con los primeros registros del hueso ocre o con el sistema de teneduría de libros de partida doble de Pacioli? (Yamey, 1949, 1964, 1975). El caso de la contabilidad por partida doble se basa en su relación con el surgimiento del capitalismo. ¿Dan lugar las categorías de contabilidad de acumulación de capital, ganancias, gastos, entre otros, a una mentalidad pública que fomentó los procesos de acumulación de capital? Hay una serie de aspectos preocupantes de esta tesis.

En primer lugar, el aclamado Pacioli, como padre de la contabilidad moderna, llevó registros monásticos que se trataron principalmente de cantidades agrícolas y, de alguna manera, se apartan del nacimiento del capitalismo (Pacioli, 1984 [1494]). Al parecer, otros factores desencadenantes pueden haber activado el surgimiento del capitalismo (y el papel de la contabilidad pudo haber sido mínimo).

En segundo lugar, un detonante en el desarrollo del capitalismo fue el colapso de la religión católica y la aparición del protestantismo. Tal cambio en las mentalidades sociales probablemente haya sido mucho más decisivo que los cambios en la contabilidad. La revisión de Tawney en La religión y el auge del capitalismo es el clásico estudio de dichos procesos. Tawney (1937) ni siquiera menciona la contabilidad como un instrumento en esta revolución social.

En tercer lugar, y de manera importante, de todos los sistemas sociales del mundo (históricos y contemporáneos), el capitalismo no es sino uno. Pudo ser difícil para las mentes eurocéntricas entender que, el mundo del capitalismo no tiene sino 300 años de antigüedad, tan solo flor de un día en comparación con los 80.000 años de los primeros cazadores-recolectores de África, con los 4.000 años de los chinos y de la sociedad esclavista faraónica o, incluso, con los más recientes imperios europeos de España, Inglaterra, Grecia y Roma.

Esta favorable omisión es, sin duda, apoyada por la fuertemente financiada industria de investigación norteamericana y europea que concentra la producción arqueológica en direcciones que mejor se adecuen a sus disposiciones4 ideológicas. Es la maldición del egocentrismo en la que sus creyentes consideran que su destino reinará para siempre.

Por último, cabe destacar que, de hecho, en la actualidad, el capitalismo no es una entidad uniforme. El capitalismo americano es un capitalismo de cabildeo que le pertenece a las corporaciones; el de Rusia y China han sido por largo tiempo formas de capitalismo de Estado; y en diferentes partes de Europa, van desde el capitalismo de favoritismos de Italia, hasta las cercanas formas feudales/rurales en otras partes del continente. Las trayectorias del capitalismo ruso o francés siguen trayectorias históricas muy distintas y le deben muy poco a la partida doble de Pacioli.

La historia nos enseña que ningún sistema social es eterno y es un logro tratar de elevar la contabilidad a los orígenes de las múltiples formas del sistema social llamado ‘capitalismo’.

Volviendo al registro Blombos y a otro tipo de registro contable africano, su lugar en la historia humana es indudablemente significativo. Según se expresó en Sy y Tinker (2014), los orígenes de la civilización son los precursores de todo lo que vino después (la esclavitud, el feudalismo, el capitalismo y post-capitalismo). Los registros de Blombos en Sudáfrica que se remontan a unos 70.000 años antes del presente, provocaron un despertar humano de una existencia nómada en las diferentes empresas sociales subsecuentes, las cuales incluyeron al cazador recolector, al esclavo agrícola, al feudal y al capitalista. Este hecho pone a lo contable en África, en el núcleo de todas las civilizaciones (pasadas y presentes).

Resistencia al cambio en la historia de la contabilidad

El término resistencia al cambio se toma de una literatura de estudios organizacionales de tendencia liberal de la década de 1970, que intentó ‘explicar’ la oposición de los empleados a las innovaciones generadas, en última instancia, por falta de cualificación y, finalmente, los llevó por fuera de la organización (Allen, 1975; Aronwitz y DiFazio, 1994; Baritz, 1960; Braverman, 1998; Leavitt, 1964; Shaw, 1975; Taylor, 1967), Inspirada por el espíritu de los Estudios Hawthorne de la Clínica Mayo (Shaw, 1975), esta investigación se propuso encontrar la manera de manipular a los trabajadores (en las palabras de una de las dirigentes sindicales) en vacas dóciles (Shaw, 1975).

La literatura sobre resistencia al cambio y la historia de África comparten en sí una causa común con los trabajadores: sus voces son silenciadas y sus componentes siguen padeciendo las privaciones materiales. En el caso laboral, los trabajadores gozan de una disminuida participación de la riqueza social que producen; en el caso de los africanos, estos siguen sufriendo la represión residual de las relaciones sociales de la colonia.

Para comenzar con esta exposición de la situación africana, se ofrece un ejemplo que es a la vez irónico y apócrifo, con el fin de reproducir una imagen de los objetos que se muestran en este artículo: la autora, de origen africano, debió pagar la cantidad de 150 euros por los derechos al Museo de Ciencias Naturales de Bélgica. Así, los ciudadanos africanos están (actualmente) en la obligación de pagar por el privilegio de usar imágenes de los artefactos robados de su país a quienes fueron sus amos coloniales (Bélgica). Mientras que, por otro lado, estas imágenes se pueden descargar de Internet a coste cero. Así, Bélgica sigue llevando a cabo la violación económica de una colonia una vez saqueadas sus materias primas, dejándolos empobrecidos. Cuando se le preguntó por los autores, el funcionario del museo no vio ningún dilema moral en la exigencia de este cobro.

Reprimiendo el registro del pasado colonial de África

Hoy en día, hay un movimiento fuerte para el retorno de los tesoros nazis robados a sus propietarios europeos. No hay tal clamor por el regreso de los artefactos de África (como el hueso de Ishango). Por ejemplo, es ampliamente considerado como un acto de blasfemia aplicar el término Holocausto a cualquier otro evento que no sea el de los cinco millones de judíos que fueron exterminados por los nazis. Pero ¿de qué otra manera vamos a describir la tragedia de la época colonial, cuando unos 30 millones de africanos (9 de cada 10) fueron arrojados al mar en su viaje a la ‘Tierra Prometida’? (Diop, 1974, 1991). Un destino similar de falta de memoria histórica se mide por los colonizadores europeos a los 30 millones de americanos nativos – ¿genocidio u holocausto? –; un millón de habitantes de Ruanda; o los cinco millones de armenios –de nuevo: ¿genocidio u holocausto?–.

La falta de voluntad de Europa (en particular) para decir “lo sentimos” puede tener una motivación más cínica para evitar demandas de reparación. Hay estudios que muestran que el crecimiento de la economía estadounidense se debe, en buena medida, a los aportes de mano de obra esclava africana americana y, posteriormente, al trabajo asalariado barato (James, 1963).

Además, tenemos aún un intento más extraño por evitar asumir responsabilidades. Este fue proporcionado por el primer ministro británico Gordon Brown, quien, siendo líder del (Nuevo) Partido Laborista, escandalosamente ofreció una vergonzosa reescritura de la historia del Imperio británico en la India, alegando que “No todo era malo, les dimos, por ejemplo, los ferrocarriles” (Brendon, 2007). Es de suponer que solo un líder del ‘nuevo’ Partido Laborista se atrevería a tal patraña indecorosa.

Esto fue realmente producto de un descuido histórico del entonces académico escocés, el Dr. Gordon Brown; a quien no le gusta que se le recuerde que él tiene un doctorado, ya que podría disminuir su imagen de hombre del pueblo. Probablemente, ‘el pueblo’ no incluía indios o africanos. El Dr. Brown, en algún momento historiador, no se dio cuenta de que los ferrocarriles fueron construidos sobre la base del trabajo forzoso, donde muchas vidas se perdieron en este regalo británico maravilloso para la India.

Contribuciones de la contabilidad a la represión del pasado colonial en África

En 1980, se publicó Hacia una economía política de la contabilidad (en una revista contable). Pero, seguramente, esta publicación no fue una tarea fácil. El documento se presentó, en un principio, para una revista de contabilidad, en 1976, y rechazado por dos evaluadores, quienes dieron las ya conocidas negativas revisiones en las revistas académicas; la frase lacónica fue “esto no es contabilidad”5.

Sin desanimarse, los autores decidieron subir la temperatura. Primero, se presentó una versión de la investigación en la prestigiosa reunión de la Asociación Británica de Sociología, en Leeds en 1977. Segundo, una versión fue expuesta en una reunión de contabilidad en la Universidad de Oxford. Tercero, se publicó una versión en Crítica de la Antropología (Hoogvelt y Tinker, 1977) y, por último, otra versión fue publicada en la Revista de Estudios Africanos (Hoogvelt y Tinker, 1978).

En 1980, la presión sobre el editor de la revista contable fue intensa. Este estudio contable había sido estrenado en varios foros no contables. En una conferencia en la UCLA, organizada por uno de los autores, el artículo fue presentado y aceptado para su publicación en la revista patrocinadora (Tinker, 1980). Pero había un problema. La publicación estaba condicionada a permitir una refutación realizada por el editor, dicho último comentario iría acompañando el original y los autores del original no tendrían ninguna oportunidad de responder (Cooper, 1980). Afortunadamente, la refutación fue tan mediocre que tal concesión no fue una pérdida grave.

El relato anterior no pretende ser una expresión de amargura o arrepentimiento. Demasiada agua ha pasado bajo el puente para calmar las emociones. Más bien, se trata de ofrecer esta experiencia como un ejemplo de la táctica de la perseverancia necesaria para obtener una publicación africana.

Lo que sigue es un resumen del artículo de Tinker (1980). Es el primer documento sobre La Contabilidad para el colonialismo que aparece en la literatura contable. En ese sentido, se destaca como un hito en la historia de la contabilidad de África y debe tenerse en cuenta que Ankie Hoogvelt fue fundamental para hacer posible dicho estudio. Ankie es una reconocida ‘socióloga de países en desarrollo’, con varios libros de éxito sobre el tema a su haber (Hoogvelt, 1975, 1982).

La investigación comenzó con los datos de contabilidad de 70 años de la compañía minera Delco que se derrumbó durante la última visita de Hoogvelt a Sierra Leona. Ella regresó con los registros contables a su Departamento de Sociología de la Universidad de Sheffield. Entonces, le llevó estos registros a una colega en el Departamento de Contabilidad de la Escuela de Negocios, alguien de quien había oído era una contadora marxista (la autora de este artículo).

La empresa Delco había sido un importante empleador en la zona y, después de 70 años de minería, la empresa simplemente creció y se fue. Hoogvelt utilizó los registros financieros para plantear unas simples, pero profundas y preocupantes preguntas: “¿Por qué los registros muestran una empresa tan rentable durante tantos años y, sin embargo, en última instancia, abandonó la comunidad en Sierra Leona? ¿Por qué esta calamidad no se registró en ninguna parte de los documentos?”.

La pregunta de Hoogvelt va al corazón de una controversia en la economía: entre la economía neoclásica y clásica. Las controversias de Cambridge representan el gran torneo intelectual entre estos dos sistemas teóricos (Harcourt, 1972; Harcourt y Laing, 1969). El primero, denominado marginalismo, no tiene en cuenta las preocupaciones de Hoogvelt; el segundo sí lo hace.

El punto de vista clásico evoca una visión diferente del significado de los conceptos de gasto en los estados de resultados. Las partidas de gastos, incluyendo el número de beneficios, es indicativo del poder social, institucional y monopólico, en contraste del recuento neoclásico de eficiencia social y productividad. En esencia, como únicamente la mano de obra ‘crea’ valor (el capital no produce nada), entonces, la ganancia es una medida de expropiación o explotación6.

Sin embargo, el análisis empírico de Delco no es, en sí mismo, una crítica suficiente de la ‘teoría’ en la cual se basa la contabilidad convencional (la economía neoclásica). Es importante revisar la crítica del neoclasicismo, en particular, las controversias de Cambridge (Cambridge Massachusetts contra Inglaterra Cambridge) (Harcourt, 1972). El final es la derrota del neoclasicismo7, logrado en parte, pero no exclusivamente, en La producción de mercancías por medio de mercancías de Piero Sraffa (1960), un texto señalado por Paul Samuelson como el libro más importante de la economía en los últimos 70 años (Harcourt, 1972)8.

Tabla 1.Explicaciones contradictorias del beneficio

La economía neoclásica MarginalismoEconomía política clásica
Significados atribuidos al beneficioIndicador de eficiencia económica.Los retornos a los capitalistas.
Explicación teórica sobre cómo la tasa de ganancia se determinaTeoría de la productividad marginal centrada en las fuerzas de la producción.Un análisis social y político que se centra en las relaciones sociales de producción.

Fuente: elaboración propia.

Las diferencias entre estas alternativas teóricas se cristalizan con el estudio de caso Delco. Este se refiere a la historia socioeconómica de una multinacional escocesa (Delco) que operaba en África. Delco operó un negocio de extracción de mineral de hierro en Sierra Leona durante 46 años. La empresa cerró sus puertas en 1976. Esta investigación vincula la historia contable de la empresa con su historia sociopolítica (utilizando la teoría económica clásica).

Se utiliza un análisis de la periodización de datos históricos para ilustrar la relación entre las variables contables y sociopolíticas. La historia de 46 años de Delco se divide en tres periodos: principio de la Colonia, finales de la Colonia y el poscolonial. El estado de resultados se monta para cada periodo, este último resume la distribución de los ingresos y los gastos de la empresa para esa fase. Las diferencias entre los tres estados de resultados (es decir, los cambios en la distribución del ingreso) se enlazan después con los cambios en las condiciones sociales y políticas que subyacen de las cifras contables (la explicación de la economía clásica).

La Tabla 2 contiene un resumen de las partidas de gastos de las cuentas de resultados de Delco. Los gastos se muestran en términos monetarios y como porcentaje de ingresos por ventas9. Las preguntas anteriores ahora se pueden dirigir a los datos de la Tabla 2: ¿son los rendimientos a los inversionistas, trabajadores y gobierno, un indicativo de productividad marginal en la producción o la lucha entre los actores sociales? Por ejemplo, ¿debemos entender los £ 43 millones “ganados” por los inversionistas durante 46 años? ¿O se trata de una medida de “extracción” de la riqueza de Sierra Leona10? Del mismo modo, ¿son solo las tasas de salarios indicativos del valor de la mano de obra en la producción?, ¿o la mano de obra es estafada al recibir menos del valor que produce?1113

La Tabla 2 se subdivide en tres momentos. Cada época tiene su propia cuenta de resultados y muestra una diferente distribución de gastos e ingresos. Asociar el estado de resultados con cada periodo es una configuración única de las condiciones sociales y políticas (es decir, cada uno es un régimen diferente que representa la lucha de extracción de valor de la mano de obra de Sierra Leona).

Tabla 2. Muestra de ítems de tres cuentas de resultados de Delco Ltda.


Fuente: elaboración propia.

Los datos de ingresos son un producto de la realidad socioeconómica. Las diferencias entre los elementos de los tres estados de resultados son atribuibles a los cambios en sus específicas realidades sociales subyacentes. De esta manera, usamos la economía política (la teoría económica clásica), la cual explica y predice los números contables.

Ahora es posible ofrecer un análisis más claro del contenido del documento, con una lectura marxista de los datos: que los ‘gastos’ y los ‘impuestos’ representaban diferentes magnitudes de explotación (de mano de obra), que varía en cada uno de los periodos.

Conclusiones e implicaciones

En la década de 1980, la contabilidad conservadora bloqueó la admisión de cualquier cuenta del colonialismo, esclavitud y orígenes africanos de la contabilidad para la literatura contable. Esta resistencia fue parte de un rechazo occidental compartido de aceptar la responsabilidad por los actos atroces cometidos durante los periodos coloniales esclavistas (y la posibilidad de que “una disculpa” pudiera dar lugar a una reclamación legal por reparaciones). Un eurocentrismo ha cargado los dados en contra de la literatura no norteamericana y no europea (Diop, 1974, 1991; Tinker y Sy, 2006). Después de todo, es difícil admitir que las poblaciones han sido objeto de una colonización infantilizadora como (nuestros) ‘niños’ que necesitaban (nuestra) ‘civilización’.

Una hoja de higo de teoría económica neoclásica ha protegido la historia contable y la contabilidad conservadora. Las controversias de Cambridge destruyeron la fachada, ¡en teoría! Aún esta ideología continúa dominando tanto la economía como la contabilidad. Sin embargo, ahora ha recibido un serio golpe con las crisis económicas mundiales de la década pasada. La bancarrota de la ideología marginalista se ha visto expuesta a enfrentar una nueva crisis. Esta vez, el reto no es solo desde fuentes teóricas, sino desde las crisis mundiales de la vida real. Ciertamente, esta ideología ya no funciona (Galbraith, 2000, 2009; Krugman, 2009; Posner, 2009).

Los políticos, reguladores y académicos están “pescando fuera del basurero de la historia”, al olvidar al predecesor del marginalismo: la teoría económica clásica (a veces llamada la “teoría del valor de la mano de obra”). Como trabajo académico, esta es una modesta intervención política para restaurar los documentos centrales sobre contabilidad africana e historia contable africana, esclavitud y colonialismo, y las controversias de Cambridge y crítica de Sraffa de 1960 sobre el marginalismo. Este golpe de gracia intelectual languideció durante unos cuarenta años (lo que demuestra el triunfo de la ideología de la veracidad intelectual). Un avance rápido hasta la crisis económica actual: el neoclasicismo está en crisis, al no anticipar y explicar las fallas del mercado, el desequilibrio del mercado y el aumento de los oligopolios y monopolios – exponiendo la falacia de la disciplina del mercado competitivo –.

Así pues, en este trabajo se reavivan las críticas del marginalismo proporcionadas por las controversias de Cambridge, e ilustra cómo las ideas de la contabilidad impactan los estados contables, utilizando la evidencia de un estudio empírico de una multinacional escocesa (DELCO).

Referencias bibliográficas

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Notas

1 Este capítulo retoma algunos apartes y datos específicos de la historia africana, incluidos en Sy y Tinker (2014).

2 El texto completo se puede encontrar en BBC Home (2003). Expresamos nuestro agradecimiento a la BBC por esta selección abreviada y reeditada de este texto. Los límites y las adiciones a la selección garantizan que se han respetado los derechos de autor de la BBC.

3 Esta fuente, citada en Referencias, ofrece enlaces a las publicaciones actuales y debates sobre el hueso de Ishango.

4 La represa de Asuán en Egipto inundó miles de artefactos de la época de Nubia, y enterró varias civilizaciones africanas sin rastro. Egipto ha luchado siempre para negar su herencia africana (incluida la tecnología de la construcción de pirámides, y varios faraones negros que gobernaron Egipto).

5 Posteriormente, el autor se encontró con otros tres evaluadores (cuyos comentarios nunca fueron remitidos a los autores). Uno de ellos le preguntó: “¿cuándo se va a publicar?».

6 Será argumentado por el neoclasicismo que el “capital” producido por la contribución de maquinaria, instalaciones, equipos y otras herramientas de producción es, por lo tanto, “productivo”, y los propietarios merecen una parte del producto social. Este argumento ignora los orígenes históricos del capital (acumulaciones que se originaron en los primeros tiempos de trabajo). Después de todo, el capital no apareció por primera vez de la nada. Les costó mucho a los trabajadores hacer esos primeros telares / máquinas.

7 Cabe señalar que, si bien la economía clásica ha triunfado sobre la economía neo-clásica “en teoría”, en la práctica de la mayoría de las escuelas de negocios y departamentos de economía, el neoclasicismo es el rey supremo. La explicación es más social que lógica: el triunfo de la ideología sobre la verdad.

8 Los Debates de Cambridge han iniciado una nueva y sustancial literatura sobre teoría del capital que continúa hasta nuestros días, pero donde el sistema de Sraffa todavía ocupa un lugar preponderante en los intentos de hacer frente a una de las áreas más difíciles de la economía: La teoría del crecimiento. Cabe señalar que Keynes excluyó el problema del crecimiento con un índice en su teoría general que mantiene la mercancía del capital constante.

9 Hoy, el Instituto de Examinadores de Fraude ofrecen las herramientas de auditoría de investigación del estado del arte, proponiendo la transformación de los números reales a porcentajes para aclarar la comparabilidad e identificar señales de alerta. Cabe destacar, pues, que este método fue adoptado, en este trabajo, unos 60 años antes de los examinadores de fraude entraran en escena.

10 Para reiterar el punto anterior: las ‘máquinas’ (capital) deben su creación original a la mano de obra – ya sea en Escocia o Sierra Leona–. De cualquier manera, “capital”, en sí mismo, es un producto de (actualizado) mano de obra, no es de autogeneración.

11 La diferencia entre el valor producido y el valor recibido (en salarios) representa la plusvalía (ganancia) extraídos por capital (istas) que se consume o se utiliza para crear más máquinas (capital). Por lo tanto, una vez más, el trabajo produce capital y reproduce el capitalista.

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