Читать книгу De amores, pasiones y traiciones - Karina Colopera - Страница 10

Оглавление

Nota de la autora

Llovía y el día estaba gris, como mis pensamientos. Me puse a llorar de los nervios por un par de problemas que no podía resolver (llorar es liberador para mí). Entre esos problemas se encontraba una disminución de horas de trabajo y, por lo tanto, menos dinero, pero también más tiempo libre, así que me dije: «Este es el momento justo para dar rienda suelta al próximo libro».

No podía dejarme abatir por las circunstancias, pero sí podía, como siempre digo, transformar mi preocupación en algo positivo y productivo. Empecé a pensar en el amor. Sí, sí, el amor y todo lo que implica, recordando que me han definido desde niña como a una verdadera enamorada del amor.

Amar implica entrega y a veces renuncia; implica dar y recibir, ya sea mucho, poco, nada (comprenderán más adelante que algunas veces «nada» es «algo» y hasta «mucho»). Cada uno da lo que puede y tiene, porque no se puede dar lo que no se posee.

Amar implica soñar y proyectar, volar alto con los pies sobre la tierra, pero acariciando aquellas nubes que parecen inalcanzables. Amar implica reír y llorar en situaciones en las que a veces es necesario perdonar y alejarse, o quedarse para pedir perdón.

Se ama con pasión o sin ella, pero siempre con ilusión; por ello, amar también implica decepcionarse. Se ama con el corazón descubierto y por eso muchas veces termina herido. Se ama con egoísmo o con humildad, se ama con sabiduría y también por impulso. Se ama a una persona, a un animal, a un ideal. Se ama inevitablemente y aunque pase desapercibido, y lo hacen aun aquellos que no saben cómo hacerlo y simplemente se dejan llevar. Hay quienes eligen la forma equivocada de amar, amando con rencor o posesión, o quienes aman de forma diferente cada día, pero también hay quienes lo hacen en cada acto de su vida. ¿Quién no ha vivido el dolor de una traición, la pasión de un gran amor?

Comencé a revivir en mi mente muchas de las historias de amor que protagonicé o de las que fui testigo a lo largo de mi vida, o más bien diría a finales de los 80 y durante la década de los 90 hasta el cambio de siglo, y decidí plasmarlas por escrito. No necesariamente las que están narradas en primera persona son mías o las que están como narradora omnisciente no lo son. Es simplemente la forma que sentí en ese momento que sería la mejor para involucrar al lector y hacerlo sentir parte.

Y aquí estoy, dando vida a esta obra, tantas veces postergada, de algunas historias propias y otras contadas. La postergaba quizás porque no quería herir susceptibilidades de quien se reconozca en alguna letra. Pero, en definitiva, ya no importa. Como dicen por mis pagos: «A quien le quepa el poncho que se lo ponga». Y yo agrego: «Que se haga cargo también».

De amores, pasiones y traiciones

Подняться наверх