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PARTE 1

La gente

“Me siento realmente agradecido con las personas que me

alentaron y me ayudaron a desarrollarme y crecer.

Nadie puede triunfar solo”.

—Sheryl Sandberg

¡El Principio de proximidad funciona a-to-da-ho-ra! No es magia. Más bien, es una disciplina que produce resultados.

Las personas adecuadas + Los lugares indicados = Oportunidades

Si te enfocas en poner en práctica este principio, te acercarás al trabajo de tus sueños. Tenlo por seguro. Así que ¿por dónde empezamos? Comencemos con la primera parte de la ecuación: la gente. Es un hecho que, para triunfar, no solo se trata de lo que sabes, sino que también es igualmente importante a quien conoces.

Proximidad con la gente adecuada

La gente que te ayudará a conseguir el trabajo de tus sueños está trabajando duro en este mismo momento. Pero está trabajando para sí misma, no para ti. De hecho, ni siquiera piensa en ti. Está viviendo su propia vida y enfocándose en su propio trabajo.

Por lo tanto, tu trabajo es ser estratégico y encontrar a esa gente.

Encontrar gente con la capacidad de hacer que las oportunidades salgan a tu encuentro es la parte fácil. La parte difícil es obtener algo de su tiempo y convencerla para que te ayude en tu viaje. No es imposible, pero requerirá de perseverancia y paciencia de tu parte. Prepárate para esta realidad. Habrá momentos en los que no recibirás una respuesta, en que te pasen por alto y seas rechazado. Así que disponte a eso. Toma cada rechazo y conviértelo en una guía para redireccionarte. No dejes que los “no” te detengan. Más bien, permíteles que te lleven al siguiente “sí”.

Obteniendo un “sí”

El trato es el siguiente: no te conviertas en un despreciable oportunista con tal de obtener un “sí”. Si te acercas a los demás con la mano extendida para obtener favores, como un niño en busca de truco o trato, ellos te verán venir a una milla de distancia y te cerrarán la puerta en la cara. Si quieres que la gente te ayude, debes ser el tipo de persona a la que la gente quiera ayudar. Las personas están más dispuestas a dedicarte un tiempo en algún lugar de sus agendas para enseñarte cuando estás entusiasmado con lo que estás aprendiendo. Mi amiga Joy me habló sobre esto.

Joy trabaja en el mundo de la publicación de libros y me dijo: “Me encanta mi trabajo, pero a veces, parece que todos quieren algo de mí: agentes literarios, autores, miembros del equipo. Cada vez que se me acerca alguien con ganas de aprender más sobre el negocio editorial, por lo general, me detengo, pues esa actitud me recuerda cuánto amo mi trabajo y me da la oportunidad de retribuir algo de lo que he aprendido”. ¡No subestimes cómo, ni cuánto tu pasión por aprender y crecer podría inspirar y darles vida a quienes te rodean!

¿Recuerdas cuando contacté a la gente de Catalyst para hacer podcasts? Yo no solo les pedí que me ayudaran a comenzar a transmitir. Si así lo hubiera hecho, ellos no habrían tenido nada que ganar y yo habría quedado como un completo egoísta. Por esa razón, procuré encontrar una manera de ayudarlos a medida que obtenía algo de experiencia en el proceso. Me acerqué a ellos con una idea de podcast que creía que los beneficiaría y ellos me dieron un tiempo de estudio que era muy necesario para mí en ese momento. Fue un ganar-ganar para ambas partes. Lo que quiero decir es que, a medida que buscas ayuda de los demás, debes acercarte a ellos con una actitud de gratitud y humildad en lugar de solo enfocarte en obtener algo para ti. Lo que quieres es desarrollar relaciones reales con personas reales.

A lo largo de tu viaje, es esencial obtener ayuda de otros y también brindarla.

Por eso, busca personas a las cuales ayudar y de las cuales obtengas ayuda. A lo largo de tu viaje, es esencial obtener ayuda de otros y también brindarla. Escalar una montaña no es tarea fácil y el hecho de saber que no estás escalándola solo te ayudará a superar los desafíos mentales que enfrentarás. Me gusta llamar “creencias limitantes” a estos desafíos mentales.

Creencias limitantes

El primer paso para superar las creencias limitantes que te detienen es identificarlas. En el camino hacia el trabajo de tus sueños, hay dos creencias limitantes principales que se interponen y te impiden llegar a la meta: el orgullo y el miedo. Echémosles un vistazo más de cerca y hablemos sobre cómo reconocer estas mentiras.

El orgullo

El orgullo se evidencia en la mentira de que somos autosuficientes y no necesitamos de nadie. En el hecho de pensar que es débil confiar en otros y buscar ayuda y orientación. También se evidencia en nuestra preocupación sobre cómo nos perciben los demás. Irónicamente, el orgullo nos impide ser ambiciosos. Sería ridículo pensar que la ambición no es una característica tan poderosa como en realidad es.

Piensa, por ejemplo, en Steve Jobs. Imagínatelo sin ambición. Es imposible, ¿verdad? Quiero decir, es imposible inventar el iPhone y construir una compañía multimillonaria sin un poco de ambición. Podría decirse que Jobs fue una de las personas más innovadoras y exitosas del planeta. Pero él no llegó allí siendo autosuficiente. No, él empleó un enfoque muy diferente. A temprana edad, Jobs aprendió el valor de pedir ayuda. Cuando tenía solo 12 años, Jobs llamó a Bill Hewlett —sí, el cofundador de Hewlewtt-Packard— para pedirle repuestos para un proyecto en el que estaba trabajando. Y Hewlett le dijo que sí. ¡A un niño de 12 años!

El orgullo nos impide ser ambiciosos.

Todo parece indicar que el orgullo nunca le impidió a Jobs acercarse a otras personas. En una entrevista realizada en 1994, él habló sobre el poder de pedir ayuda: “Nunca me encontré con una persona que me dijera que no o que me colgara el teléfono cuando la llamé —yo, simplemente, pedía ayuda—. Y cuando la gente me pide que la ayude, yo trato de ser igual de receptivo con el fin de pagar esa deuda de gratitud. La mayoría de la gente nunca levanta el teléfono y llama para pedir lo que necesita. En general, la gente no pide la ayuda que debiera. Y a veces, eso es lo que diferencia a las personas que logran cosas de las que solo sueñan con ellas”4.

Dejar de lado nuestro orgullo y admitir que necesitamos la ayuda de los demás es crucial en el viaje hacia alcanzar el trabajo de nuestros sueños. Y si alguien como Steve Jobs pudo hacerlo, estoy bastante seguro de que nosotros también podemos.

El miedo

Ahora, echémosle un vistazo a la segunda creencia limitante: el miedo. El miedo es normal. Hay dos tipos de miedo que nos limitan: el miedo al rechazo y el miedo al fracaso. Ambos son mentirosos.

El miedo al rechazo

A veces, tienes que pasar por algunos “no” difíciles para conseguir un “sí”.

Si alguna vez has fracasado en llevar a cabo alguna idea, entonces, ya has experimentado el aguijón del rechazo. Nos destroza la vida que nos digan que no a la idea de realizar algún proyecto después que hemos puesto nuestro corazón en él. Pero el enemigo no es la palabra “no”. El enemigo es no preguntar. No dejes que el miedo al rechazo te impida pedir ayuda. Y si obtienes un no la primera vez, no te rindas. A veces, tienes que pasar por algunos “no” difíciles para conseguir un “sí”.

Por ejemplo, Patrick. Él era contador. Tenía dos pasiones y la contabilidad no era una de ellas. A Patrick le gustaba elaborar su propia cerveza y le encantaba el trabajo misionero en África.

Además, Patrick tenía una gran imaginación y soñaba con convertir la cerveza en agua. Bueno, técnicamente, quería abrir su propia cervecería artesanal como una forma de recaudar dinero para construir pozos de agua dulce en poblaciones empobrecidas de África. Y para hacer esto, necesitaba aprender el negocio de la cervecería artesanal desde cero.

Entonces, comenzó construyendo relaciones con profesionales que conocían el negocio de la cervecería. Luego, les ofreció un trato que consistía en ganar-ganar: él trabajaría gratis en sus cervecerías si ellos le enseñaban los trucos del oficio. Ofrecerse a trabajar gratis parece una buena propuesta, ¿verdad? Sin embargo, parece que no lo es. ¡Las primeras 16 cervecerías a las que él se acercó con esa propuesta le dijeron que no! Pero después de 16 “no”, la compañía #17 le dijo que sí y Patrick pasó más de un año trabajando gratis, incluso sábados y domingos. Como resultado de sus esfuerzos, logró aprender bien el negocio —desde la elaboración y comercialización real hasta el empaque y envío del producto—. Si Patrick hubiera dejado que su miedo al rechazo le impidiera seguir pidiendo ayuda, se habría perdido de una experiencia de aprendizaje increíble. Tampoco estaría donde está hoy, elaborando cerveza de tiempo completo. Le está yendo bastante bien y sus nobles esfuerzos han cambiado por generaciones a algunas aldeas en África.

El miedo al fracaso

El segundo tipo de miedo que nos limita es el miedo al fracaso. A menudo, comienza con la pregunta: “¿Qué pasa si?” ¿Qué pasa si alguien me da una oportunidad y yo fallo? Claro, el fracaso es un riesgo. Es parte del trato. Pero cuando conoces tus talentos, fortalezas y habilidades, es absurdo dejar que una creencia limitante anule la verdad de que tú tienes lo que se necesita para triunfar. Recuerda esto: en lo que sea que te concentres, lo lograrás. Así que no te concentres en la posibilidad de fallar. Concéntrate en la verdad de que tú eres capaz de hacer que tu sueño se convierta en realidad. ¡Necesitas creer 100% en eso!

Por lo general, la pregunta “¿Qué pasaría si?” conlleva a otra pregunta: “¿Qué pensará la gente?”. Sería fácil para mí decir: “¡A quién le importa lo que piense la gente!”. Pero el miedo al fracaso tiende a ser tan agudo y personal que no podemos evitar preocuparnos. Cuando estaba audicionando para el cargo como presentador de televisión, recibía rechazo tras rechazo. Iba a cada audición con la esperanza de que ese sí sería el lugar donde me dirían que sí. Les pedía a mis amigos y familiares que oraran por mí y luego recibía el aguijón del rechazo. A lo último, dejé de pedir oración, pues me avergonzaba informar que otra vez había sido rechazado. Era humillante y derrotador. Pero en el fondo, yo sabía que estos pequeños fracasos no eran catastróficos. Cada audición significaba adquirir un poco más de práctica para la siguiente

—era una especie de preparación para el trabajo que tanto quería.

El truco consiste en replantear la forma en que pensamos acerca del fracaso. Con frecuencia, el éxito ocurre no a pesar del fracaso, sino debido a él. Thomas Edison fracasó en sus inventos muchas veces. Los fracasos de Marie Curie en sus pruebas de laboratorio la llevaron a ganar dos premios Nobel. Albert Einstein fracasó en sus ecuaciones antes de descubrir la Teoría de la relatividad. La lista de fracasos sigue y sigue. Yo incluso llegaría al extremo de decir que es imposible tener éxito a menos y hasta que fracases. El fracaso es lo que nos ayuda a aprender y crecer, así que no debemos dejar que nuestro miedo nos impida intentar realizar nuestros propósitos.

Wayne Gretzky, el miembro del Salón de la Fama del Hockey, lo dijo mejor: “Echas de menos el 100% de los golpes que no das”. Gretzky sabía que, para anotar, tenía que dar golpes. ¿Fracasó Gretzky en algunos golpes? ¡Por supuesto que sí! Pero el miedo a fracasar no le impidió darlos. Gretzky marcó 894 goles en su carrera, convirtiéndose así en uno de los mejores jugadores de hockey de todos los tiempos5. Él no se daba por vencido cuando no lograba hacer los golpes necesarios, ni cuando perdía un juego, sino que seguía intentándolo.

Con frecuencia, el éxito ocurre no a pesar del fracaso, sino debido a él.

Y también está Will Ferrell, uno de los actores de comedia más exitosos en el negocio del espectáculo. Al observar su carrera, cualquiera concluiría que él no sabe qué cosa es el miedo. Sin embargo, eso no es verdad. Ferrell compartió sus pensamientos sobre el miedo al fracaso en un discurso que pronunció al inicio de 2017 en University of Southern California. Ferrell manifestó: “Nunca dejas de sentir miedo, pero mi miedo al fracaso nunca fue tan grande como mi miedo a la famosa pregunta ‘¿Qué pasaría si?’ ¿Qué pasaría si nunca lo intentara?” 6.

No importa qué tan alto asciendas, ni cuán exitoso seas, el miedo al fracaso siempre amenazará con detener tu progreso. ¡No se lo permitas! La única forma en que alcanzarás tus objetivos es superando el miedo, intentándolo y siempre, siempre eligiendo intentarlo.

Sueña en grande

No siempre es fácil intentarlo. El orgullo y el miedo no tienen vergüenza y tratarán de convencerte de que tu objetivo es una locura. Cuando decidí darle una oportunidad a mi sueño, descubrí qué tan rápido aparecen las dudas. Me resultó difícil contarles a mis amigos y familiares sobre mi plan, porque estaba preocupado por lo que ellos pensarían de mí. En ese momento, yo estaba dirigiendo un negocio y la industria a la que quería trasladarme era un cambio muy dramático en comparación con lo que había estado haciendo. Se trataba de una trayectoria profesional 100% diferente. Entonces, empecé a cuestionarme a mí mismo: ¿Pensarán que estoy loco? Fue así como tuve que aprender a llamar a ese sentimiento por lo que en realidad era: orgullo.

Todos los sueños son un poco locos. Por eso se llaman “sueños”.

A medida que comencé a poner mi plan en acción, me preocupaba que mis familiares y amigos me dijeran que no hiciera ese cambio. Yo quería que todos creyeran en mí y en mi sueño. Quería impresionarlos a todos y mostrarles que yo era capaz de hacer eso que tanto anhelaba hacer. Pero esa pregunta persistente aparecía en mi mente: ¿qué pasa si me dicen que no? Entonces, también tuve que aprender a llamar a eso por lo que era: miedo al rechazo.

Cuando comencé mi ascenso, estaba dirigiendo mi pequeño negocio y tenía una esposa y tres hijos pequeños que contaban conmigo.

Las posibles consecuencias financieras me hacían sentir un susto de muerte. Me preocupaba el hecho de haberme equivocado a tal punto que destruiría a mi familia. ¿Qué pasa si no tengo lo que se necesita para salir adelante con este nuevo emprendimiento? Entonces, una vez más, tuve que aprender a llamar a eso por lo que era: miedo al fracaso.

La verdad es que todos los sueños son un poco locos. Por eso se llaman “sueños”. Pero nunca estamos locos por soñar. Lo que sí es más loco que soñar es nunca intentarlo.

Mi camino comenzó con un podcast de inicio realizado en la cabina de sonido de una bodega y con solo un puñado de personas escuchándome. Sin embargo, ese hecho me puso cerca de las personas y los lugares que me permitieron aprender y crecer. Como mencioné antes, una de esas personas no era otra que Dave Ramsey. Aquella entrevista de podcast, aunque no lo sabía en ese momento, fue el primer paso que me llevó a donde estoy hoy.

El viaje para escalar tu propio Everest será muy diferente al mío. Tendrás tus propias batallas con el orgullo y el miedo, pero no dejes que el tamaño de la montaña te paralice. Pon un pie delante del otro, rumbo a la cima. Llegarás a ella antes de que te des cuenta. Tu llegada a esa cumbre será única. No hay camino perfecto, sino que se trata de seguir tu propio camino. Entonces, sueña en grande, pide ayuda, acepta el fracaso, inténtalo y continúa subiendo un paso a la vez.

La gente que necesitas buscar

Al comenzar tu ascenso, hay cinco tipos específicos de personas que te ayudarán en el camino:

1 Los profesores que te instruyen en el campo en el que deseas trabajar.

2 Los profesionales que son lo mejor de lo mejor en tu campo.

3 Los mentores que te ofrecen orientación y te llaman a cuentas.

4 Los compañeros que te acompañan en tu viaje.

5 Los productores que generan empleos, contratan y forman equipos y brindan oportunidades.

Analicemos cada uno de estos grupos para que sepas con exactitud a quiénes estás buscando, dónde encontrarlos y por qué los necesitas en tu ascenso.

El principio de proximidad

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