Читать книгу Descomposición vital - Kristina M Lyons - Страница 10
ОглавлениеEste libro surgió de la generosidad de muchas conversaciones, de muchas prácticas de cultivo, de muchas caminatas y de la vida. Primero quiero agradecer a mi red extendida de familiares, amigos y compañeros en el piedemonte y la planicie andino-amazónicos, en particular a Heraldo Vallejo, Nelso Enríquez, María Elva Montenegro, Carlos Becerra, Jorge Luis Guzmán, Elizabeth Guzmán, Édgar Torres, Constanza Carvajal, Rocío Ortiz, Casa Amazonia, Selva Morena y los integrantes de la Fundación Kindicocha, la Mesa Regional de Organizaciones Sociales Indígenas, Campesinas y Afros del Putumayo, baja bota caucana y Cofanía Jardines de Sucumbíos, la Red de Guardianes de Semillas de Vida del Sur y la Fundación ItarKa. También fueron esenciales mis colegas en el laboratorio de microbiología agrícola del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia, seccional Bogotá, especialmente Javier Vanegas, Daniel Uribe, Giovanna Landazábal, Alexandra Sánchez, Anyela Rodríguez y Nathalia Flórez; en el Instituto Geográfico Agustín Codazzi y el Laboratorio Nacional de Suelos, especialmente Abdón Cortés, Julián Serna, Jorge Sánchez, Ricardo Siachoque, Óscar Acevedo y Diana Vera; en la Corporación para el Desarrollo Sostenible del Sur de la Amazonia, en particular las conversaciones con Iván Melo, Mauricio Valencia y Guillermo Martínez; en la Sociedad Colombiana de la Ciencia del Suelo, especialmente a Ibonne Valenzuela y Samuel Caicedo; así como Armando Castilla en Fedearroz, Carolina Olivera en la FAO y los miembros de la Asociación Colombiana de Agrólogos. También estoy en deuda con mis colegas de varias organizaciones sin ánimo de lucro, en especial la Asociación Minga, Acción Permanente por la Paz y Acción Ecológica, por invitarme a acompañar su incansable trabajo de apoyo a las luchas ambientales y por los derechos humanos de las comunidades del Putumayo y de Sucumbíos, Ecuador. También quiero expresar mis agradecimientos especiales a María Clemencia Ramírez, por su amabilidad y por compartir tan generosamente su experiencia académica y de vida en el Putumayo; a Efrén Piña Rivera, por nuestras tantas conversaciones sobre las alternativas al desarrollo en el sur de Colombia, y a Tomás León, por compartir su amor por los suelos y la agroecología y su conocimiento sobre la genealogía de la ciencia del suelo en Colombia, y a Juana Camacho, por su amable hospitalidad y por compartir su sabiduría.
Recibí comentarios invaluables de muchas personas sobre este manuscrito. Estoy segura de que me estoy olvidando de varias voces esenciales, pero quiero mencionar a Jake Culbertson, Tanya Richardson, Kregg Hetherington, Fatih Tatari y María Puig de la Bellacasa. Dos evaluadores de Duke University Press leyeron el manuscrito completo y sus sugerencias me ayudaron mucho a organizar y profundizar el material. Los primeros borradores también se nutrieron de los valiosos comentarios de mi comité de tesis en la Universidad de California, Davis. Agradezco a Suzana Sawyer, por sus expresiones agraciadas y su perspicacia intelectual; a Joe Dumit, por compartir su enfoque experimental ante la vida, por su versatilidad como académico y por estar siempre tan dispuesto a escuchar; a Alan Klima, por su profundo compromiso con la escritura y por recordarme ser cuidadosa con la traducción en mis intentos por seguir la poética; a Kate Scow, por las noches interminables de susurros al suelo y por estar siempre abierta de manera tan generosa al intercambio y la colaboración entre disciplinas. Marisol de la Cadena ha sido una fuente inagotable de inspiración y apoyo. Gracias por compartir tu forma de pensar y todo lo que te apasiona y por tu inquebrantable voto de confianza. También agradezco a mis colegas y estudiantes en la Universidad de California, Santa Cruz, por crear un ambiente intelectual tan animado para pensar y escribir, especialmente mis colegas del Centro de Investigación de Ciencia y Justicia: Donna Haraway, Karen Barad, Jenny Reardon, Lindsey Dillon, Kate Darling y Colleen Massengale. Andrew Mathews fue esencial al apoyar mi postulación exitosa a la Beca Postdoctoral Presidencial de la Universidad de California. Fui muy afortunada al tener la oportunidad de trabajar con Kali Rubaii, Krisha Hernández, Darcey Evans, Zahirah Suhaimi-Broder, Stephanie McCallum, Daniel Schniedewind, and Rachel Cypher en su capacidad como estudiantes-colegas. El lanzamiento de este libro en su versión en español no hubiera sido posible sin la valiosa colaboración de Juan Diego Prieto en la traducción y Emma Ariza en la corrección de estilo.
Varias versiones de los argumentos y varios apartes de este libro se compartieron y se nutrieron de una amplia variedad de públicos, como los departamentos de Antropología de las Universidades de Chicago, Tufts y California, Irvine; el taller Our Own Devices (Nuestros propios medios), organizado por el Instituto de Posgrados de Diseño, Etnografía y Pensamiento Social y la Escuela de Diseño Parsons de la New School; el taller Resistance Is Fertile: On Being Sons and Daughters of Soil (La resistencia es fértil: ser hijos e hijas del suelo) de la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica; el taller Rediscovering Soils: Knowledge and Care in the Worlds of Soil (Redescubrir los suelos: Conocimiento y cuidado en los mundos del suelo), organizado por la Universidad de Sheffield, Inglaterra; el Coloquio de Estudios Ambientales; el Simposio de Estudios Latinoamericanos y Latinos; el Centro de Investigación de Ciencia y Justicia y el Taller de Encuentros Etnográficos del Departamento de Antropología de la Universidad de California, Santa Cruz; la serie de conferencias Cultura, Poder y Cambio Social de la Universidad de California, Los Ángeles; la Serie de Coloquios de Estudios de la Ciencia en la Universidad de California, San Diego; el Salón de Tecnociencia y el Instituto de Estudios de Mujeres y de Género en la Universidad de York; el lanzamiento de la Política Nacional para la Gestión Sostenible del Suelo, organizado por el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, en Bogotá, Colombia; el espacio de seminarios del antiguo Centro para el Estudio de la Ecología Política en Bogotá, Colombia; el seminario semanal del Laboratorio de Microbiología Agrícola del Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional de Colombia, seccional Bogotá; y el Museo Etnográfico del Área Cultural del Banco de la República en Leticia, Amazonas, Colombia.
La vida es relación y me siento bendecida por contar con una red increíble de familiares cultivados. Estoy infinitamente agradecida por el amor y el apoyo de mi querida hermana Oneida Giraldo y toda la familia Giraldo Camargo; la profunda amistad de Astrid Flórez, Raquel Díaz, Felicity Aulino, Karina Hof, Rachel Cypher, Catalina Giraldo y Juan Diego Prieto; los impulsos colaborativos de mis inspiradoras colegas feministas Tania Pérez-Bustos, Lina Pinto-García, Alejandra Osejo, Carolina Botero y Juana Dávila; el espíritu afín de Diana Bocarejo; y la hermandad y compañía intelectual de Iván Vargas Roncancio. A Tom Chauvin le agradezco su lealtad incondicional y por presentarme la antropología. Mis más sentidos agradecimientos a la familia Ganley-Roper, por acogerme entre ellos, y especialmente a Barbara por animarme a adentrarme de lleno en la poesía etnográfica. Siempre estaré agradecida con Sylvia Sensiper, por su alma generosa y por acogerme en un momento oscuro. Por último, estoy muy agradecida con mi querido padre Everett Lyons, y con mi encantadora y terca abuela Evelyn Pilbin-Lyons, mi ángel protector, cuyo apoyo en este mundo y más allá de él me ha dado fuerzas todos los días de mi vida. A mi madre, siento mucho que no haya podido estar aquí para ver esta publicación hecha realidad, pero confío en que está dibujando un corazón en el aire con sus manos. Finalmente, agradezco a mi marido Gustavo Rebolledo que se ha vuelto mi gran compañero en todos los sueños, aventuras y propuestas de vida. Su apoyo y amor es el más lindo y generoso regalo.
La investigación para este libro no hubiera sido posible sin la financiación de la Fundación Wenner-Gren, el Consejo para la Investigación en Ciencias Sociales (Social Science Research Council), el Programa de Investigación sobre la Cuenca Pacífica de la Universidad de California y el Programa Presidencial de Becas Posdoctorales de la Universidad de California. La escritura fue facilitada por la Fundación Andrew W. Mellon y la Universidad de California, Davis, en particular el Seminario Sawyer “Cosmopolítica Indígena: Diálogos sobre la Reconstitución de Mundos”, así como una generosa Beca Posdoctoral Hunt de la Fundación Wenner-Gren.