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CONVERSACIÓN ROMANA (1967)

Oremos por las nuevas generaciones

abrumadas de tedios y decepciones;

con ellas en la noche nos hundiremos…

AMADO NERVO, Oremus (1898)

En Roma aquel poeta me decía:

—No sabes cuánto me entristece verte

escribir prosa efímera en periódicos.

Hay matorrales en el foro. El viento

unge de polvo el polen.

Ante el gran sol de mármol Roma pasa

del ocre al amarillo, el sepia, el bronce.

Algo se está quebrando en todas partes.

Se agrieta nuestra edad. Es el verano

y no se puede caminar por Roma.

Tanta grandeza avasallada. Cargan

los autos contra gentes y ciudades.

Centurias y falanges y legiones,

proyectiles o féretros, chatarra,

ruinas que serán ruinas.

Aire mortal carcome las estatuas.

Barbarie son ahora los desechos:

plásticos y botellas y hojalata.

Círculo del consumo: la abundancia

se mide en el raudal de sus escombros.

Pero hay hierbas, semillas en los mármoles.

¶ Hace calor. Seguimos caminando.

No quiero responder ni preguntarme

si algo escrito hoy dejará huellas

más profundas que un casco desechable

o una envoltura plástica arrojada

a las aguas del Tíber.

Acaso nuestros versos duren tanto

como un modelo Ford 69

—y muchísimo menos que el Volkswagen.

El infinito naufragio

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