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Capítulo 3 Cassie

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Cody Wilde realmente apesta.

Habían pasado seis meses de esa noche en el puente de Koppe y Cody no me había dicho una sola palabra. Ni una.

Mordí furiosamente mi sándwich de pavo. Mire alrededor de la escuela llena de gente, esperando que aparecieran Mandi y Nic. No sé por qué tenía tanto mal humor. Tal vez era porque pensaba que Lynette era la razón por la cual Cody no me hablaba. Corría un rumor de que ella estaba saliendo con un chico de la Universidad de Texas.

Claramente ella estaba fuera del mapa. Y así y todo no había noticias de Cody, excepto el saludo ocasional cuando se dirigía a la salida a la hora del almuerzo. La primavera había llegado y ya estaba lo suficientemente cálido para sentarse en el patio otra vez, pero eso significaba tener que ver a Cody apoyado sobre la pared hablando con Barry e ignorándome…como siempre.

O peor, encontrarme con Seth.

Hasta ahora, Seth se había mantenido alejado. Aunque me miraba cada vez que nos cruzábamos. Pensarías que él ya habría superado la bofetada para ahora. De verdad, apenas debe haberla sentido.

—Rápido, Cassie. Dime qué le gustaría a Mandi para nuestro aniversario —Nic puso su bandeja en la mesa.

Suspiré mientras miraba su cara ansiosa. Vivía vicariamente a través de Mandi ahora. Nic y ella eran inseparables desde el incidente en el puente de Koppe. Él era el novio perfecto para ella. Era tan paciente. Y al mismo tiempo, él sabía cuándo no soportar su mierda.

Mandi estaba nerviosa por las cosas más pequeñas en estos días, como por ejemplo si puso o no la estampilla correcta en las aplicaciones a las universidades que envió o deseando poder re-escribir los ensayos de las universidades. Agitaba sus manos en el aire salvajemente mientras caminaba mientras Nic se sentaba dejándola despotricar, luego le aseguraba que todo iba a estar bien. Él era espectacular.

Yo comprendía por qué estaba tan ansiosa. Sus padres no se podían permitir pagar la universidad y la única manera en que podía ir, era si conseguía una beca completa. Le dije que no tendría problemas consiguiendo una. Si no fuese por los gemelos Watson, ella hubiese sido la primera o la segunda de nuestra clase.

—Lo que sea que le des estará bien —dije, alcanzando mi gaseosa. Levanté la chapa, abriéndola. Siseó, enviando un chorro de gotas de gaseosa al aire.

—Quiero que sea especial. Es nuestro aniversario de seis meses.

—Shh. Está viniendo —Tome un sorbo de mi gaseosa mientras veía a Mandi rebotar por la cafetería, trayendo una bandeja llena de comida. Ella estaba cantando. Era una buena señal de que ella estaba de mejor humor hoy. Los pendientes de aro dorado se balanceaban mientras rebotaba hacia nosotros cantando "Adicto al amor" de Robert Palmer. Ella llego al estribillo sobre la chica admitiendo que era adicta a estar enamorada.

—Adelante, acéptalo. Eres un idiota en un guante —Gotas de gaseosa cayeron en la mesa y en mi nariz. Me atraganté con la risa.

—¿Cuál es tu problema? —Mandi me miró como si estuviese loca.

Jadeé por aire. —Creo…la letra…no importa.

Me incliné, susurrando a Nic, —Puedes comprarle una de esas revistas con canciones. Hay algunas en el revistero del Piggly Wiggly.

Se rió. —Prefiero sus letras, pero eso me da una idea. ¿Conoces a alguien que toque la guitarra?

—¿De qué están hablando? —Mandi puso su bandeja con tres porciones grandes de pizza y cuatro brownies en la mesa. Creo que aumente 10 kilogramos solo de mirar eso.

—Solo me preguntaba si ella conocía a alguien que toque la guitarra.

—Oh —dijo ella, alcanzando uno de los brownies—. Cody sabe tocar, ¿brownie?

Sacudí mi cabeza. —No sabía que tocaba.

—Sí. Solía tocar en el patio durante el almuerzo el año pasado.

—¿Por qué ya no lo hace?

—No lo sé. Pregúntale. Él está por ahí.

Me di vuelta y lo vi caminar por la cafetería. Él miro hacia donde estábamos sentados, dándome una media sonrisa y luego continuó caminando hacia la puerta.

« Maldita sea, Cody Wilde! »

Resoplé, volviendo mi atención a la pila de chocolate. Agarré uno, mordiéndolo. —No importa. No quiero saber.

—Por qué has estado tan malhumorada últimamente? —Preguntó Mandi.

—No estoy malhumorada. Tú lo estás.

—No, oh. Yo estoy adorablemente ansiosa —Levantó su pizza, señalándome— Tu estas malhumorada. Ve a hablarle a Cody de una vez. Sabes que quieres.

—No. No quiero.

—Si, quieres.

—No quiero.

—Si, quieres.

—No.

—Sí.

—Muy bien! Tiempo fuera, por favor —Interrumpió Nic, riéndose— Creo que voy a experimentar mi primera migraña.

—Lloron —Ella le dio un codazo juguetón y luego se volvió hacia mí—. Cassie, deja de ser una gallina. Invita a salir a Cody.

Deje caer mi mandibula. —No puedo hacer eso!

—Chica, es 1989 no 1889. Ve por tu hombre —Ella me arrebató el brownie de la mano— Shoo! Y no vuelvas aquí sin él.

No podía creer que iba a hacerlo. Tome un sorbo rápido de mi gaseosa y me dirigí a la salida. Cuando alcancé la puerta, me volví a mirar a Mandi cautelosamente. Ella me dio los pulgares hacia arriba. Suspiré. Bueno, aquí va nada.

Caminé hacia fuera al patio en donde él estaría. Mi corazón palpitó cuando lo encontré. Estaba solo.

Mis pies estaban pegados al piso. A pesar de que había visto destellos de él caminando por el pasillo o pasando por la cafetería durante el almuerzo, no me había dado cuenta cuan alto se había vuelto durante estos seis meses. ¿Cómo era eso posible? Está bien, era posible. Pero ¿Cómo no me di cuenta?

Su cuerpo parecía estar más tonificado y muscular que lo que recordaba. Su Stetson marcaba una sombra sobre su cara. Había una ligera mancha de barba en su mandíbula cuadrada.

Mis ojos pasearon de sus anchos hombros a sus caderas estrechas. Estaba usando mi remera negra favorita. La que le encajaba firmemente a través de su pecho y sus brazos musculares. Me sentí como una mirona horrible, comiéndomelo con los ojos en el medio del patio, pero no podía parecer detenerme a mí misma.

Él debe haber notado mi presencia porque levantó su cabeza. Ojos azules de verano se encontraron con los míos.

—Ey, Cassie.

Cualquier enojo que hubiese sentido antes, se derritió al escuchar su voz decir mi nombre.

—¿Qué hay de nuevo?

Este era el momento. Si iba a hacer esto suceder, tenía que hacerlo ahora. Tome una respiración profunda. —Yo, uh, me preguntaba si te gustaría ir conmigo al cine alguna vez.

No puedo creer que lo hice. Lo invite a salir en una cita.

El tiempo pareció ir más lento mientras esperaba que me dé una respuesta. No sé cómo los chicos hacían esto; invitar a chicas a salir sin vomitar. Pensé que moriría. ¿Y si decía que no? O peor, ¿si se reía?

Mi corazón se aceleró mientras me inclinaba casualmente contra la pared, tratando de verme bien. Si él no decía algo rápido, iba a enterrar mi cara en el pasto al lado de sus botas. ¿Las mesas de picnic no deberían estar meciéndose así verdad?

Eche un vistazo por debajo de mis pestañas. Su cara estaba seria mientras me estudiaba. Mi corazón estaba palpitando muy fuerte, puedo jurar que él lo oía. Él se veía como si estuviese peleando con algo dentro de él. O tal vez solo comió algo que le cayó mal. Quien sabía. Todo lo que sabía era que en un minuto más, el brownie iba a hacer una reaparición.

¡Oh por Dios! ¿Y si todavía estaba con Lynette? Tal vez estaba buscando una manera de rechazarme gentilmente.

—Uhm, a menos que sigas saliendo con Lynette —dije rápidamente.

Él tiró su cabeza hacia atrás, sorprendido. —Lynette Baker? Nunca salí con ella.

Mi corazón cantó. —De verdad?

—Si. ¿Qué te dio esa idea?

—Bueno, ella siempre estaba alrededor tuyo y uh…bueno…

¿Debería decirle que lo estaba espiando en el juego de fútbol? Pensaría que era una acosadora loca.

Antes de que pudiese pensar en una excusa, algo maravilloso sucedió. Los cielos se abrieron y los pájaros comenzaron a cantar en armonía con mi corazón.

—Si. Me gustaría. ¿Qué te parece el sábado a la noche?

Está bien, estaba exagerando un poco sobre los cielos y los pájaros y el dueto. Pero la manera en la que me miró cuando dijo eso me hizo sentir como si pudiese volar.

—Genial. Um, creo que el autocine de Koppe pasa películas clásicas en su función de las ocho. Pero hay un estreno a las diez. Van a pasar La excelente Aventura de Bill y Ted.

Traté de no hacer una cara cuando mencione el nombre de la película. Estaba planeando obligar a Mandi a ir conmigo a la función de las ocho a ver Esplendor en la hierba. Era mi favorita y estaba muriendo por verla en la pantalla grande.

—¿Cuál es la otra película? —Preguntó.

Esplendor en la Hierba.

—Vayamos a ver esa —Me dio una sonrisa de costado, mostrando su hoyuelo.

—De verdad?

—Sí, ¿por qué no? ¿Te recojo a las siete y media?

—Sí, eso sería perfecto.

Giré sobre mis talones y me dirigí a la cafetería. Creo que debo haber flotado hasta ahí en vez de caminar. No estoy segura. Todo lo que sabía era que el sábado por la noche no podía llegar lo suficientemente rápido.

Juramento Vaquero: Parte Dos

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