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La biomecánica

de la cintura

pélvica

I. La estática de la cintura pélvica

La cintura pélvica, compuesta por los dos huesos ilíacos y por el sacro, debe cumplir dos funciones: estática y dinámica.

Para la estática, es necesario garantizar la congruencia de las tres piezas anatómicas.

Las fuerzas descendentes y ascendentes, convergentes en la pelvis, solidarizan metódicamente la cintura pélvica a nivel de las sacroilíacas y del pubis. El núcleo fibroso del pubis actúa como disco amortiguador verticali-zado.


Figura 7


Figura 8


Figura 9

Para la longevidad de la biomecánica de la pelvis, es imprescindible que las fuerzas descendentes y ascendentes no interactúen de modo telescópico, que no percutan a nivel de la cintura pélvica. El “martilleo” repetitivo tendría un efecto destructivo para las articulaciones de la pelvis, especialmente para las coxofemorales. Si fuera el caso, las cabezas femorales se verían progresivamente deterioradas con aplanamiento del polo superior. Observemos el cuerpo, nos muestra soluciones ingeniosas.

Las fuerzas descendentes llegan al 5º disco lumbar y a la base del sacro. Aumentan a este nivel la lordosis lumbar y la horizontalización del sacro, lo que proporciona un primer componente de amortiguación aprovechando la sinuosidad de la columna vertebral (fig. 10).

Las fuerzas ascendentes llegan hasta la coxofemoral. Esta articulación, situada por delante de la sacroilíaca, provoca una rotación posterior del ilíaco por efecto de las fuerzas ascendentes (fig. 11).


Figura 10


Figura 11

Dado que el sacro se mueve hacia la horizontalización (por efecto de las fuerzas descendentes) y el ilíaco hacia la posterioridad (por efecto de las fuerzas ascendentes), la articulación sacroilíaca desempeña la función de una “pin-za abriente”. Con la parte baja del sacro que recula y el isquion que avanza, esta “pinza abriente” constituye el segundo componente de amortiguación (fig. 12). Del mismo modo, los ligamentos sacrotuberoso y sacroespinoso, que unen las dos ramas de la “pinza abriente”, desempeñan una función de vigilancia propioceptiva cuando se produce la separación o apertura de esta “pinza” (fig. 13). Puesto que estas estructuras conjuntivas no tienen capacidad para defenderse, van asociadas a dos “ligamentos activos”: los músculos piramidales y los coccígeos.


Figura 12


Figura 13

Insertándose sobre estos ligamentos y en la cara anterior del sacro, el músculo piramidal, asociado al músculo coccígeo, está perfectamente adaptado a esta función de amortiguador de la “pinza abriente” sacroilíaca (figs. 14 y 15).


Figura 14


Figura 15

El ingenio biomecánico de la sacroilíaca se ve completado por un sistema de suspensión formado por dos hamacas, una inferior y otra superior.

Inferior: los obturadores con el periné.

Superior: los piramidales.

En el capítulo siguiente se hará el correspondiente análisis.

Las cadenas fisiológicas (tomo II)

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