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La pubalgia traumática

La pubalgia la encontramos a menudo entre los deportistas.

Los futbolistas parece que son habitualmente los más afectados; les siguen los jugadores de rugby, los tenistas, los jugadores de frontón, los jugadores de baloncesto, los windsurfistas, los jugadores de hockey y, finalmente, encontramos algunos casos entre los judokas, mucho más rara vez entre los jugadores de golf.

La frecuencia de las pubalgias es más importante entre los futbolistas, los jugadores de rugby y los tenistas, por lo que encontraremos en este libro muchas fotos relacionadas con estos deportes, pero el análisis que se desprenderá de ello se podrá trasladar a las demás actividades deportivas.

La pubalgia traumática aparece como consecuencia de una agresión en la sínfísis del pubis. Ya que por suerte el traumatismo directo es muy raro, se registran dos posibilidades:

En primer lugar (fig. 20): a consecuencia de una caída sobre los pies, ya que las fuerzas de recepción en el suelo pueden ser desiguales, una rama pubiana puede elevarse más que la otra ocasionando un cizallamiento del pubis con estiramiento de los ligamentos del pubis asociado o no con un bloqueo de la rama pubiana en superioridad.

En segundo lugar (figs. 21 y 22): la pérdida de apoyo en el suelo o un movimiento contrariado por una oposición sobre la extremidad inferior provocará una tensión súbita de los aductores. Este estrés puede deteriorar los ligamentos o las inserciones musculares que se realizan en el pubis.

Esta lesión puede completarse con una tracción hacia la parte baja de la rama pubiana, que se bloquea en inferioridad.


Figura 20: Recepción unipodal: influencia de la parte superior de la rama pubiana


Figura 21: Solicitación de los músculos aductores


Figura 22: Solicitación de los músculos aductores

TRATAMIENTO DE LA PUBALGIA TRAUMÁTICA

1. La osteopatía

En primer lugar, se tendrá que verificar la buena movilidad de la pelvis. Los tests de movilidad de los sacroilíacos, del pubis, de la columna lumbar y de la extremidad inferior tienen una importancia capital (ver cuadro en fig. 23).


Figura 23: Resumen de los tratamientos posibles en las pubalgias traumáticas

Existen dos posibilidades

1) Hay pérdida de movilidad

2) No hay pérdida de movilidad.

1) Si hay pérdida de movilidad es necesario imperativamente normalizar la movilidad articular. El bloqueo de uno de los niveles citado más arriba alterará la biomecánica de la pelvis y hará aparecer diferentes dolores crónicos que se resisten a todo tratamiento antálgico.

Los tests de movilidad y los movimientos de normalización se explicarán en el capítulo del tratamiento de la pubalgia crónica.

Desde este momento es muy importante comprender que todo tratamiento antálgico que intente disimular una disfunción mecánica tiene consecuencias graves para la continuación de la carrera de un deportista.

– En un primer momento, el tratamiento antálgico, tanto si es manual, energético o químico, puede suprimir el dolor y permitir que el atleta conserve una función satisfactoria a pesar de la lesión articular.

– El deportista abandonará nuestra consulta muy satisfecho de nuestro tratamiento.

– Pero muy pronto este período sin dolor irá seguido del despertar de diferentes dolores locales o a distancia.

– El jugador vuelve a la consulta diciendo: “Voy bien, pero desde hace un tiempo los dolores vuelven a aparecer. Vuélvame a hacer el tratamiento de la última vez, me dio buenos resultados”. Sin embargo los resultados esperados ya no vuelven a aparecer.

Como la articulación no está en buena posición de función, se deteriora rápidamente. Es normal que el abuso de las técnicas antálgicas (manuales o químicas) no consiga dominar el fenómeno doloroso.

2) Si no hay pérdida de movilidad

– En este caso, cualquier experto podrá vanagloriarse de haber obtenido buenos resultados.

– Realmente es cierto que, si se aconseja el reposo, la naturaleza soluciona por sí sola el problema. Sin embargo, los deportistas de alto nivel querrán acelerar su recuperación.

– La pelvis de nuestro paciente, como no tiene ninguna otra disfunción mecánica, puede ser objeto de cualquier terapéutica que acelere la regeneración de los tejidos lesionados y, secundariamente, alivie a nuestro paciente.

– El dolor forma parte del lenguaje del cuerpo, se tiene que respetar, es un efecto y no una causa. Su desaparición tiene que ser consecuencia de una mejora y no de una ocultación.

2. La terapia manual

– Masaje reflejo - Masaje transversal profundo.

– Vogler

Estas técnicas son eficaces para el drenaje y la estimulación germinativa del periostio.

3. La fisioterapia

– Electroterapia

– Ultrasonidos

– Ondas magnéticas

Asocian al efecto antálgico una mejora de los intercambios a nivel de los tejidos.

4. Las cataplasmas

La utilización de instrumental sofisticado nos hace olvidar las cualidades irremplazables de determinadas cataplasmas para los problemas musculares:

- Arcilla

- Hoja de col, etc.

5. Los vendajes funcionales

Las contenciones específicas permiten una recuperación mucho más rápida con un máximo de seguridad.

Propongo el vendaje siguiente (fig. 24):

1. Se hace un vendaje circular en el muslo, lo más alto posible para sostener los aductores.

2. Se cruza la línea central subiendo sobre el pubis hacia la cresta ilíaca opuesta.


Figura 24: Contención: primera parte

3. Se da la vuelta a la pelvis por la parte de atrás, manteniéndose por debajo de la cresta ilíaca.

4. Se baja sobre el pubis hacia el muslo opuesto.

5. Se acaba con un vendaje circular en el muslo, en la parte más elevada.

Esta contención, además de los aductores, consolida la inserción de los oblicuos sobre los arcos crurales y los rectos del abdomen sobre el pubis.

La colocación de esta venda debe hacerse por lo menos una hora antes de la competición, a fin de que no sea percibida por el jugador.

El sujeto colocará sobre la piel una media sobre la que situará la contención. Una vez colocada, cortará con las tijeras la media por debajo de la venda en cada muslo.

Después del partido, la contención se podrá retirar muy fácilmente.


Figura 25: Contención: segunda parte

6. La acupuntura

Es un aliado especialmente apreciado por su realización simple en tratamientos de urgencia. Muy eficaz en la manipulación energética, se tiene que dominar bien sobre todo en las fases que preceden a los esfuerzos.

7. La homeopatía

Desgraciadamente todavía no muy extendida, como la acupuntura, en el mundo deportivo. No obstante, sus efectos sobre el cuerpo dinamizado del deportista son de una notable eficacia, y carecen de efectos yatrogénicos.

Como actúa sobre los síntomas mejorando el terreno, es una terapéutica médica bien adaptada con respecto al potencial de las fuerzas internas del atleta.

8. La fitoterapia - La aromaterapia

Dos medicinas suaves, naturales, para utilizar en el mismo sentido que la homeopatía.

9. Los antiinflamatorios - Las infiltraciones

– Como todas las cosas muy eficaces, se tienen que utilizar con moderación.

– Se debe reservar su empleo para los casos traumáticos simples, sin disfunción mecánica, después de una cita deportiva suficientemente importante para justificar esta ocultación.

10. El láser* (fotos 2, 3 y 4)

Los rayos láser tienen propiedades bioestimulantes que se han puesto en práctica en los animales en Rusia. A nivel celular, los efectos están en relación con la absorción de “partículas de luz”. Los rayos láser tienen una acción antiinflamatoria, antiinfecciosa y eutrópica sobre la piel y de las glándulas endocrinas.

Los láser que emiten en el infrarrojo próximo tienen, además, propiedades antálgicas y antiespasmódicas (ver los trabajos del profesor Mester en clínica humana).

El experto tendrá que dominar bien los parámetros de frecuencia, ritmo, intensidad y duración para evitar determinadas irritaciones de los tejidos.


Foto 2: Tratamiento de los puntos del pubis y arcos crurales


Foto 3: Puntos de los aductores


Foto 4: Puntos de la rodilla

* En esta tercera edición debo reconocer los decepcionantes resultados del láser que han confirmado los trabajos citados. Desde hace tres años sólo utilizo el láser ocasionalmente para los dolores óseos traumáticos

Las cadenas musculares (Tomo III)

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