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Capítulo Dos
¡De regreso a la
escuela por el
resto de mi vida!

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“¿Qué es exactamente lo que debo aprender de mi esposa que aún no sé?”

La respuesta a esta pregunta es doble: Primero, tienes que aprender algunas cosas de las mujeres en general. Segundo, tienes que aprender algunas cosas de tu mujer en particular.

Tienes que aprender sobre las necesidades, gustos, intereses, metas, sueños, alegrías, penas, temores, problemas, manera de pensar, motivaciones, sentimientos, dones espirituales y tentaciones de tu esposa.

Vivir con tu esposa de una manera comprensiva, (“sabiamente” RV60) significa que tienes que ser estudioso de tu esposa de por vida. Tendrás que estudiarla y analizarla como un comerciante estudia a sus clientes en potencia - sólo que en una dimensión mucho más grande e íntima. Tendrás que aprender a hacerle preguntas específicas para obtener la información precisa que buscas. Tendrás que aprender a atenderla (incluso cuando esté sentada junto a ti mientras conduces y podrías estar resolviendo algún problema “más importante”). Deberás aprender a percibir lo que le agrada aunque no te lo mencione específicamente – un servicio que por naturaleza seguramente ella te brinda con habilidad. Deberás también estudiar los distintos tonos de voz que usa, al igual que sus peculiares formas no-verbales de comunicación para saber cuando es el momento apropiado para hacer preguntas “sabias” y “adecuadas.”

“Pero quizá te preguntes, ¿por qué tengo que hacer esto el resto de mi vida? ¿De cualquier forma, qué tanto es posible aprender sobre mi esposa? Una vez que aprenda lo que necesito, ¿no puedo dejar de estudiarla para aprender otro tipo de cosas (como golf, caza y pesca)?”

Sí y no. Probablemente llegará un punto en el que no tengas que invertir tanto tiempo, esfuerzo y meditación para estudiarla. Digo esto porque con el paso del tiempo el proceso se volverá fácil y te familiarizarás más con tu materia. Sin embargo, a causa de un pequeño detalle comúnmente conocido como “la prerrogativa de la mujer” nunca podrás deshacerte por completo de tus libros.

la Prerrogativa de la Mujer

Hombres y mujeres cambian constantemente de parecer en todo tipo de cosas- desde la ropa que se ponen diariamente hasta su posición teológica. Cuando mi esposa Kim y yo estábamos en un viaje en nuestro primer año de casados, me paré a llenar el tanque de gasolina en una tienda local. El a me pidió que le comprara algo de beber. Entonces recordé que me había dicho varias veces antes que su bebida favorita era la Pepsi de Dieta®. Mientras abría la puerta del refrigerador, alcancé a ver una Tab® y recordé que me había dicho que ella odiaba esa bebida. “Tengo que encontrar una Pepsi de Dieta®”, pensé. “ella odia la Tab®”. Después de haberla encontrado pagué la gasolina y la bebida. Confiadamente me acerqué hacia ella con su “bebida favorita” en mi mano, esperando verla complacida por haberme recordado.

“Pepsi de Dieta®,” dijo, con un tono de decepción en su voz. “Yo quería una Tab®”

“¡Pero tú me dijiste que odiabas absolutamente la Tab®!”, le dije con profunda incredulidad.

“Lo sé, pero hoy quiero una Tab®” y pienso que me está comenzando a gustar más la Tab® que la Pepsi de Dieta®.”

Como ves, puesto que tu esposa tiene la prerrogativa (si no la tendencia) de cambiar de parecer, tú debes hasta cierto punto continuar estudiándola. Es como la actualización de un software. Estoy haciendo el manuscrito de este libro en mi computadora portátil usando el procesador de textos más común. Hasta la fecha ha habido dos actualizaciones para este programa. En unos años los programadores actualizarán el programa de nuevo. Si para ese tiempo, alguien secretamente instalara la última versión en mi computadora, provocaría todo tipo de dificultades y confusión hasta que pudiese leer el manual de la nueva actualización.

Entendiendo a las Mujeres en general

Lo primero que debes comprender es que, hablando de manera general, existen diferencias significativas entre hombres y las mujeres. Biológicamente, por ejemplo, cada célula en tu cuerpo difiere ligeramente de las células en tu contraparte femenina. Tus células contienen un conjunto de cromosomas ‘xy’, mientras que las células de tu esposa poseen un par de cromosomas ‘xx’. Es la combinación de estos cromosomas lo que genéticamente determina las otras diferencias fisiológicas “femeninas” y “masculinas” entre ambos sexos. Aquí hay más ejemplos de las diferencias biológicas entre los hombres y las mujeres.

Las mujeres tienen una capa subcutánea (debajo de la piel) de grasa que nosotros no tenemos. Mientras la mujer pasa por la pubertad, esta capa se hace espesa, la cual hace que su cuerpo tenga curvas, como también hace que su piel sea más suave al tocar que la de un hombre. Sin duda alguna Dios diseñó esta facción femenina de tu esposa para trabajar ajustada a tu vista que es como tu respuesta al sexo está orientada (diferente a tu esposa cuya respuesta al sexo está orientada hacia el tacto).

La parte posterior del cuerpo calloso, una parte alargada fibrosa del cerebro que conecta sus dos hemisferios (y que se piensa que sirve como nexo de comunicación entre ellos), es notablemente más pequeña en los hombres que en las mujeres.

Las mujeres tienen un pulmón más pequeño que el nuestro. El estómago, riñones, hígado y apéndice de ellas, sin embargo, es proporcionalmente más grande que el de los hombres. Ellas tienen un ritmo cardíaco más rápido, un porcentaje más pequeño de agua en sus cuerpos, menos glóbulos rojos en su sangre, y menos presión arterial que nosotros. De la cabeza a la punta del pie, los músculos y la estructura ósea de las mujeres difieren notablemente de los nuestros en una variedad de formas.

Las mujeres por lo general son más pequeñas que los hombres… los hombres usualmente son 40 por ciento músculo 15 por ciento grasa; las mujeres tienden a tener 23 por ciento de músculo y 25 por ciento de grasa. Los brazos de los hombres son más largos y sus hombros más amplios… La parte de arriba de la cintura es dos o tres veces más fuerte que la de las mujeres kilo por kilo, lo cual da al hombre una enorme ventaja en cualquier actividad o deporte que requiera fuerza, energía muscular (y… coordinación visual-espacial).8

Estas diferencias fisiológicas inherentes entre hombres y mujeres demuestran cómo el Creador y el Sustentador del Universo diseño al hombre y a la mujer para que se complementaran el uno al otro (en lugar de competir).

Pero la diferencia de géneros entre tu esposa y tú va más allá de la estructura anatómica.

Otra, quizá aún más importante, área de entendimiento con la cual debes familiarizarte, es la de las distintas funciones y responsabilidades bíblicas que Dios ha dado a la mujer. Al paso que estudias estas funciones específicas de la mujer cristiana, habrás ganado una mejor percepción y entendimiento de la naturaleza femenina de tu mujer. Entender el grado hasta el cual Dios le ha dado distintas responsabilidades a tu esposa que a ti te ayudará a apreciar los matices de la diferencia entra la masculinidad y la feminidad.

Rol de la Mujer/ Responsabilidad Referencia Bíblica
Ser una ayuda idónea Gen. 2:18 Y el SEÑOR Dios dijo: No es bueno que el hombre esté solo; le haré una ayuda idónea.
Ser sumisa a su esposo Ef. 5:22 Las mujeres [estén sometidas] a sus propios maridos como al Señor.
Glorificar a su esposo 1 Cor. 11:7-9 Pues el hombre no debe cubrirse la cabeza, ya que él es la imagen y gloria de Dios; pero la mujer es la gloria del hombre. Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre; pues en verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.
Reverenciar a su esposo Ef. 5:33 En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
Adornarse a sí misma con espíritu de humildad y serenidad 1 Pedro 3:3,4 Y que vuestro adorno no sea [únicamente] externo: peinados ostentosos, joyas de oro o vestidos lujosos, sino que sea el yo interno, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios.
Ser pura y respetuosa en su conducta 1 Pedro 3:2 al observar vuestra conducta casta y respetuosa.
Ser sabia y bondadosa en palabra (y de corazón) Prov. 31:26 Abre su boca con sabiduría, y hay enseñanza de bondad en su lengua. (Lucas 6:45 “El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.”)
Una mujer anciana debe ser: Reverente en su conducta No esclava del vino No calumniadora Enseñar lo que es bueno Enseñar a las jóvenes Tit. 2:3-4 Asimismo, las ancianas deben ser reverentes en su conducta: no calumniadoras ni esclavas de mucho vino, que enseñen lo bueno, que enseñen a las jóvenes a que . . .
Una mujer joven debe ser: Amorosa con su esposo Amorosa con sus hijos Prudente Pura Hacendosa en el hogar Amable Sujeta a su esposo Tito 2:5 [las mujeres ancianas deben animar a las mujeres jóvenes] a ser prudentes, puras, hacendosas en el hogar, amables, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.

Estructura Característica Referencia Bíblica
Fue hecha del hombre 1 Cor. 11:8 Porque el hombre no procede de la mujer, sino la mujer del hombre;
Fue hecha para el hombre 1 Cor. 11:9 pues en verdad el hombre no fue creado a causa de la mujer, sino la mujer a causa del hombre.
Fue hecha después del hombre 1 Tim. 2:13 Porque Adán fue creado primero, [y] después Eva.
Su inclinación es controlar a su esposo9 Gen. 3:16 A la mujer dijo: “…tu deseo será para tu marido, y él tendrá dominio sobre ti.”
Es más fácil de engañar 1 Tim. 2:14 Y Adán no fue el engañado, sino que la mujer, siendo engañada completamente, cayó en trasgresión.
Debe verse a si misma como el cuerpo y a su esposo como su cabeza10 Ef. 5:23 Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la Iglesia, siendo Él mismo el Salvador del cuerpo.

Entendiendo a tu mujer particularmente

No todas las mujeres son iguales. Mientras que tu esposa, sin duda, tiene ciertas características femeninas consistentes con otras de su mismo sexo, ella también tiene otras características distintivas que la hacen única. Como ya he explicado, tienes que aprender acerca de sus necesidades, sus deseos, sus intereses, sus metas, sus sueños, sus gozos, sus pesares, sus miedos, sus problemas, su manera de pensar, sus motivaciones, sus sentimientos, sus dones espirituales y sus tentaciones. Tu trabajo es entender las particularidades e idiosincrasias que forman su personalidad y vivir con ella de acuerdo a eso. Esos “defectos de personalidad” que son inconsistentes con el carácter de Cristo, necesitarás, paciente y amorosamente, limpiarlos purificándola “por el lavamiento del agua con la Palabra” (Ef. 5:26). Esas características que te irritan pero que no son inconsistentes con la Escritura, tendrás que aprender a soportarlas (mostrándole paciencia en amor de acuerdo a Ef. 4:2). Aquellas características que muestran el carácter de Cristo que ella tiene tendrás que elogiarlas (Prov. 31:28-29).

“Está bien. Me haz convencido. No he estado viviendo con mi esposa con entendimiento. Tengo que comenzar a hacerlo, pero es una tarea ardua, y no sé cómo empezar.”

¿Por dónde comienzo?

Quizá el mejor punto de partida sea que aprendas a hacer las preguntas precisas. Se ha dicho que “las preguntas son para la comunicación como la comida es para la alimentación.” Necesitas una para lograr eficientemente la otra. La habilidad de hacer las preguntas apropiadas es una destreza en la que debes convertirte en un experto si quieres “sacar” de tu esposa la información necesaria para vivir con ella con entendimiento y experimentar la intimidad de “una sola carne” que Dios desea para tu matrimonio. Recuerda: la revelación es un pre-requisito para cualquier relación. Entre más te revelas a ti mismo frente a tu esposa y entre más logres animarla a ella a que se revele a ti (haciendo las preguntas precisas), mayor será la intimidad que lograrás. A continuación presentaré algunas preguntas básicas con las cuales puedes empezar a entrevistar a tu esposa.

Preguntas sugeridas para Edificar la intimidad

1. Si pudieras cambiar tres cosas de mí que me hicieran más como Cristo, ¿cuáles serían?

Esta primera pregunta probablemente te llevará horas de conversación. Al enfocarte primero en tus propias debilidades y sacar la viga de tu propio ojo (cf. Mt. 7:1-5) no sólo demostrarás humildad, sino harás que le sea más fácil a tu esposa revelarse a ti posteriormente. Tu esposa probablemente esté bien consciente de los defectos de tu carácter tienen que ser cambiados. Puede ser incluso que ella esté más consciente de ellos que tú. Tu pecado necesita ser discutido al responder esta pregunta. Tus rasgos personales (defectos de carácter) que son inconsistentes con el carácter de Cristo, deben de ser corregidos con la gracia de Dios. Esto no es negociable ni opcional. Si ella presenta evidencia que te convence de tu pecado (cf. 2 Tim. 3:17), debes reconocer ante ella tu trasgresión y con la ayuda de Dios (y la de ella) empezar a sustituir esos patrones pecaminosos con sus alternativas bíblicas.11

2. ¿Tengo algunos hábitos molestos o peculiaridades irritantes que te gustaría que cambiara?

Además de señalarte las deficiencias de carácter que la Biblia dice que debes cambiar, tu esposa podría tener otras sugerencias que debes considerar concerniente a otros asuntos. Probablemente existan cosas personales molestas y hábitos que has desarrollado, que aunque no necesariamente pecaminosos, tienden a irritarla. Eso incluye cosas como cierta ropa con la que te vistes, tus hábitos de aseo personal y/o la carencia de ciertas cualidades sociales. Aunque tu esposa debe ser paciente contigo, por el deseo de agradarla (1 Cor. 7:33) deberías considerar esforzarte en corregir esos estos hábitos. Tu disposición a discutir estos asuntos con ella le demostrarán tu amor y posiblemente le darán esperanza.

3. ¿Qué sientes cuando yo… (menciona algo que tú sabes que le molesta)? Una vez que descubres exactamente lo que ella quiere que cambies, puedes empezar a animarla a que ella se revele a ti. Te sugiero que empieces preguntándole acerca de sus sentimientos. Nosotros los hombres tendemos a no enfatizar tanto las emociones que Dios nos ha dado como lo hacen nuestras esposas. Claro que como cristianos, no debemos tomar decisiones basados en nuestros sentimientos; más bien debemos de aplicar principios bíblicos en cada situación. Hacerlo de otra manera es peligroso porque nos conduce a una vida guiada por los sentimientos, no por la obediencia. Nuestros sentimientos nos pueden desviar y nos tientan a no responder bíblicamente a los problemas y presiones de la vida.

“Bueno, podría habértelo dicho ya. Las mujeres son más emocionales que los hombres y son engañadas por sus emociones, así que ¿para qué molestarse en hablarle de sus emociones? Si le pregunto cómo se siente ¿acaso no estimulo más sus emociones en lugar de ayudarla a pensar lógicamente?”

En efecto lo harás si simplemente escuchas sus sentimientos sin ayudarla a relacionar esos sentimientos con sus pensamientos, sus acciones y la Biblia. No debes ignorar el lugar de los sentimientos de tu esposa, entendiendo que le han sido dados por Dios.

¿Te has detenido a considerar que el dolor12 causado emocionalmente puede ser una cosa buena? Así como el dolor físico puede ser bueno porque te permite saber que algo en tu cuerpo está mal, el dolor causado emocionalmente puede ser bueno porque te permite saber que algo está mal con tu manera de pensar. Ansiedad, miedo, enojo, soledad, depresión, desesperación, todos estos sentimientos quizá indican que existe un problema profundo en la vida que necesita ser tratado. Este tipo de dolor es frecuentemente síntoma de un problema más profundo. Esta es la razón por la que la terapia con drogas es en gran medida inefectiva para el tratamiento prolongado de los l amados “desórdenes emocionales”- sólo trata los síntomas y no la causa del problema: acciones y pensamientos pecaminosos.

Son las 3:30 de la mañana y estás profundamente dormido. El detector de humo de tu cuarto altera tu profundo sueño e interrumpe tu tranquilidad con 103 decibeles del sonido desagradable de la alarma de humo. Tu corazón palpita; respiras rápidamente mientras la adrenalina en tu cuerpo activa casi todos los nervios de tu ser. “¿Qué hago?” piensas, mientras tratas de acallar la alarma. “Lo sé, ¡pondré la almohada sobre mi cabeza, mis dedos en mis orejas, y trataré de recuperar el sueño!” Unos segundos pasan. Te das cuenta que tu solución no va a funcionar. Vuelves a reconsiderar mientras que el ruido del detector de humo hace que te enojes más. Finalmente, en tu desesperación buscas bajo la cama el zapato más grande que encuentras, apuntas hacia el detector de humo y le das con el zapato haciéndola añicos. “Finalmente, podré ir a dormir,” piensas, mientras dejas en su lugar el zapato y vuelves la cabeza a la cama olvidándote totalmente del fuego que activó el detector de humo…

Tratar los l amados “dolores emocionales” con medicamentos psicotrópicos (o terapia de electroshock, o compulsión por comer, o ir de compras) sin tratar de descubrir la causa del dolor, es tan necio como quebrar el detector de humo sin tratar de apagar el fuego. Usualmente, cuando lo-calizas y extingues el fuego en tu vida (pensamientos y comportamientos incorrectos), el ruido insoportable de las emociones perturbadoras eventualmente cesará. Mientras animas a tu esposa a discutir sus sentimientos de esta manera (con el propósito de ayudarla a identificar y extinguir cualquier fuego en potencia en su vida) no sólo estarás “viviendo con ella de una manera comprensiva” sino estarás preparando el camino para “lavarla con el agua de la Palabra” (ver capítulo 9). Quizá, a estas alturas será útil repetir con tus propias palabras los sentimientos que ella te está expresando. Quizá tengas que intentarlos más de una vez antes de que lo expreses de una manera que la convenza que verdaderamente la estás entendiendo.

“Ahora déjame ver si esto está claro, cuando no te pongo atención en público tú te sientes ABCDWXYZ ”

“No,” dice ella, “cuando no me pones atención en público me siento ABCDEFG”

“¡OH! ¡ABCDEFG! ¿Eso sientes cuando no te pongo atención en público?”

“¡Exactamente!”

Otra razón por la cual es tan importante para ti entender sus sentimientos es porque su dolor, quizá en parte, es resultado de tu pecado. Si entiendes hasta dónde la hiere tu rudeza quizá eso te motive a dejar de ser rudo con ella en el futuro. Desde luego, (y más importante), para que tu arrepentimiento sea genuino, debes también entender que tu pecado ha ofendido a Dios y no sólo a tu esposa (Sal. 51.4).

4. ¿Qué es lo que pasa por tu mente cuando yo… (menciona alguna cosa que sabes que le molesta)?

Habiendo pedido a tu esposa que te revele sus emociones, estás listo para inquirir acerca de sus pensamientos. Anímala a que sea totalmente sincera y franca contigo. Pídele que te dé cuenta palabra por palabra de sus pensamientos. Deberías de nuevo buscar ver el impacto que tu comportamiento ha tenido sobre tu esposa. Como su líder espiritual, debes estar consciente de cualquier patrón pecaminoso de pensamiento que ella te revele en este proceso. En primer lugar, sin embargo, debes estar dispuesto a sacar la viga de tu propio ojo - confesando y abandonando el pecado en tu vida que ella te ha mostrado.

¿Sabías que tienes la habilidad de hablarte a ti mismo en un promedio de 1,300 palabras por minuto? Piensa en esto. En 10 segundos puedes decirte a ti mismo una docena de mentiras. El problema con la mayoría de nosotros es que nos escuchamos a nosotros mismos más de lo que nos hablamos. Así es – más que “hablar verdad en nuestros corazones” (Sal. 15:2), y ser “transformados mediante la renovación de nuestra mente” (Rom. 12:2), “poniendo todo pensamiento en cautiverio a la obediencia de Cristo” (2 Cor. 10:5), nos predicamos a nosotros mismos, a un promedio de 1,300 palabras por minuto, las mentiras, falsedades y fabricaciones de nuestro engañoso corazón. En lugar de escuchar pasivamente cuando nos decimos a nosotros mismos cosas como, “No puedo hacer nada bueno,” deberíamos activamente exhortarnos a nosotros mismos de esta manera: “¡No, no debo decir ‘no puedo’ cuando Dios dice que debo hacerlo! ¡Todo lo puedo en aquel que me fortalece! A continuación, otros pocos ejemplos comunes de las cosas anti-bíblicas que nos decimos.

• “Probablemente me veré como un tonto”

• “Si la gente no me ama, seré una persona miserable”

• “Cometer errores es terrible”

• “No puedo controlar mis emociones”

• “Debo luchar para ser mejor que otros”

• “Es incorrecto mostrar debilidad”

• “Nunca debería dañar a nadie”

• “No puedo hacer algo a menos que lo sienta”

• “Jamás cambiaré”

• “Jamás podré vencer este hábito”

• “Soy un fracaso”

• “Jamás lo perdonaré”

• “Mi matrimonio jamás funcionará”

• “Podría decir algo que me ponga en vergüenza”

Cuando tu esposa te revela este tipo de patrón pecaminoso de pensamiento, debes ayudarla a que aprenda a pensar bíblicamente: Por lo demás hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo digno, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo honorable, si hay alguna virtud o algo que merece elogio, en eso meditad. (Fil. 4:8). Sin embargo, al mismo tiempo no min-imices las evaluaciones negativas que ella tenga de si misma. Explóralas y trata con ellas. 13

5. ¿Qué quieres de mí que no te doy?

Esta pregunta va más allá de los sentimientos y pensamientos y te ayuda a obtener información acerca de sus motivos. La Biblia tiene mucho que decir acerca de nuestros motivos. Considera este verso en Hebreos 4:12 “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que cualquier espada de dos filos; penetra hasta la división del alma y del espíritu, de las coyunturas y los tuétanos, y es poderosa para discernir los pensamientos y las intenciones del corazón” (vs. 12). La Biblia es necesaria para diagnosticar con precisión no solamente nuestros pensamientos, sino también nuestras intenciones.

“Vivir con tu esposa de una manera comprensiva” implica entender los deseos que generan sus pensamientos, palabras y acciones. Sus deseos quizá sean justos o injustos. El a quizá, por ejemplo, tiene un deseo justo para tener más intimidad contigo y por lo tanto se decepciona cuando no te comunicas lo suficiente con ella. (Por supuesto, si su decepción se vuelve un enojo o ansiedad no justo, quizá se deba a que ella desea una buena cosa desmesuradamente). Por otra parte, si ella te está presionando para tener un trabajo mejor pagado porque ella “quiere que le compres un nuevo Jaguar deportivo con dos plazas” quizá sus deseos son injustos.

Un esposo comprensivo es aquel que hará cualquier esfuerzo razonable para proveerle a su esposa no sólo lo que necesita, sino también lo que legalmente desea, siempre que pueda hacerlo sin pecar (lee Rom. 8:32 a la luz de Ef. 5:25).

6. ¿Qué quieres ver que cambie específicamente en mí en esta área… (menciona algo que sabes que le molesta)?

Alerta: No hagas esta pregunta a menos que estés comprometido a realizar cualquier esfuerzo razonable para cambiar (ya sea implementan-do sus sugerencias o siguiendo las tuyas propias basadas en la Biblia). En la mayoría de los casos tu esposa ya ha empezado a pensar en las cosas específicas que ella desearía ver que implementaras. De hecho, probablemente ella ya te ha hecho esas sugerencias en distintas maneras en el pasado (aunque quizá no le has puesto atención en el tiempo debido). Si la respuesta a esta pregunta es general y abstracta (“Necesitas ser más considerado conmigo”) lejos de que sea específico y concreto (“No tires tus calcetines en el piso y esperes que los recoja por ti”) pídele que sea más específica. Ser “inconsiderado” es abstracto. “Calcetines en el piso en vez del cesto” es concreto. Una respuesta requiere que adivines lo que le molesta. La otra te da la información exacta que estás buscando. Una no da en el blanco. La otra da exactamente en el centro del objetivo.

7. En una escala del uno al diez ¿Cómo calificarías nuestro matrimonio?

Esta pregunta está diseñada para darte alguna idea sobre cómo estás llevando a cabo tus responsabilidades como esposo. También indicará qué tan feliz es tu esposa contigo. No te sorprendas si tu esposa califica tu relación con ella significativamente menos que tú. La razón para eso tiene que ver con el hecho de que ella está haciendo un mejor trabajo en satisfacer tus necesidades de lo que tú para satisfacerla las de ella. Dios hizo a tu esposa para ser una ayuda idónea. Por ser mujer, ella probablemente es más conciente de cómo ayudarte (Gen. 2:18) y agradarte (1 Cor. 7:34) de lo que tu eres para hacerlo con ella. Después de su relación con Dios, tú eres su primera prioridad en la vida (o al menos deberías serlo). El a debe ser la tuya. Muchos hombres, después de cumplir exitosamente el reto de asegurase una esposa, con frecuencia buscan otros retos como el de tener éxito en sus vocaciones u ocupaciones. Como esposo cristiano no debes hacerlo. No debes permitir que nada, excepto tu relación con Cristo, se convierta en una prioridad mayor que la de ministrar a tu esposa.14

8. ¿Qué se necesitaría para que nuestro matrimonio estuviera en diez?

Una vez más debes animar a tu esposa a que sea lo más específica posible. Y no hagas esta pregunta si no eres serio en tu deseo de implementar sus ideas. Asegúrate de preguntarle cómo cree que cada sugerencia beneficiaría el matrimonio si no es totalmente claro para ti. El a quizá tenga algunos puntos de vista que tú ya hayas examinado. También sería de gran ayuda para ella poner las sugerencias en orden de prioridad desde la más importante a la menos importante. Recuerda, como tu ayuda, ella tiene información vital que tú necesitas para hacer del matrimonio un diez.

9. ¿Cuál es tu opinión acerca de_______________________?

Es una pregunta pequeña pero está cargada. Déjame explicarte cómo tu esposa estará tentada a pensar si no haces esta pregunta regularmente.

“Mi corazón está lleno de todo tipo de cosas interesantes. Tengo bastantes ideas buenas, creencias, convicciones, planes, esperanzas y sueños. Lo que soy como persona es proporcional a lo que pienso en mi corazón. Lo que hay en mi corazón es lo que soy como persona ante Dios. Parece ser que mi esposo no le interesa lo que hay en mi corazón. Pienso que eso significa que no se preocupa por mí. Puede ser que la causa sea que no le gusta lo que me ha oído decirle con corazón. Si a él no le interesa lo que está en mi corazón, entonces no le gusto. Si él rechaza lo que hay en mi corazón, entonces me rechaza. Me siento tan rechazada y herida porque me doy cuenta de que mi esposo no me ama.”

Antes de que te burles de esta “lógica femenina”, recuerda que es posible que pensando de manera lógica puedas llegar a una conclusión errónea si tus presuposiciones no son bíblicas. Más aún, si no estás interesado en las opiniones de tu esposa, de acuerdo a la Biblia, su conclusión es parcialmente correcta: realmente tú no la amas. Verás, como 1 Corintios 13 explica, el amor bíblico no es orgulloso (no piensa que puede hacer cada una de sus decisiones sin afectar a otros), no es envidioso (no le importa sólo el impacto que la decisión tendrá para sí mismo), y se regocija en la verdad (constantemente busca la verdad y es feliz cuando descubre la verdad, aun cuando la encuentra en el corazón de otro y no en el suyo).

Además de obtener su opinión en referencia a tus decisiones, debes aprender a obtener su criterio sobre cosas como juicios que tú haces, sus percepciones, puntos de vista e intuiciones acerca de gente que ambos conocen (especialmente tus hijos), tus áreas fuertes y tus debilidades como cristiano, esposo, padre, hombre de negocios, etc., y sobre cómo aplicas porciones específicas de la Escritura a tu vida y la de tu familia.

10. ¿Qué metas personales tienes para tu vida? ¿Qué tanto puedo ayudarte a conseguirlas?

“Y los dos serán una sólo carne y Yo soy el único, ¡y no lo olvides!” Esa es la actitud con la cual muchos hombres entran al matrimonio. Tu esposa tiene metas propias, muchas de las cuales te benefician a ti y a sus hijos directamente, algunas otras te benefician indirectamente, sino es que todas. Ser un esposo compresivo (un amoroso siervo-líder) involucra seguir Fil. 2:3,4 (dos de los versículos más difíciles en toda la Biblia para muchos).

Nada hagáis por egoísmo o por vanagloria, sino que con actitud humilde cada uno de vosotros considere al otro como más importante que sí mismo, no buscando cada uno sus propios intereses, sino más bien los intereses de los demás.

Tu esposa tiene intereses a los que debes estar atento. El a tiene objetivos que le gustaría alcanzar que deben permitirle ser una mujer cristiana más piadosa y satisfecha (cf. Prov. 12:14; 14:14). Tales metas quizá incluyan perder peso, memorizar las Escrituras, cambiar un mal hábito, ser una mejor pareja, aprender a pintar o a jugar golf, tomar unos cursos universitarios, comenzar algunos negocios en casa o leer un libro en particular. Cuando tú inviertes tiempo en hablar con ella acerca de cómo alcanzar esos objetivos (y estás dispuesto a sacrificar algunos de tus recursos para llevarlo a cabo), estás considerando a tu esposa más importante que tú mismo.

Los esposos algunas veces cometen el error egoísta de esperar que sus esposas no hagan nada excepto lo relacionado a ser esposas y madre de sus hijos. Sí, estas son responsabilidades primarias que Dios les ha dado; sin embargo, si ella lo hace satisfactoriamente, ¿qué bases bíblicas tienes para evitar que se involucre en otras actividades legalmente-escriturales? Si sus deseos están de acuerdo con las Escrituras y si puede perseguirlos sin violar principios bíblicos, uno de las cosas más amorosas y desinteresadas que puedes hacer es ayudarla a alcanzar esas metas personales que tienen poco o nada que ver con que esté casada contigo.

11. ¿Tienes algunas necesidades o deseos que crees que debería llenar o satisfacer mejor de lo que hago? ¿Cuáles son?

¿Conoces la diferencia entre deseo y necesidad? Deberías. Hoy en día la literatura cristiana está llena en referencias a la “necesidad” de los hombres (y de las mujeres). ¡Ten mucho cuidado! No existen tantas necesidades verdaderamente bíblicas como muchos autores suponen. De hecho, con pocas excepciones, tú podrías (y deberías) sustituir la palabra “deseo” por la palabra “necesidad” en tu lectura,; si lo haces serás más preciso teológicamente.

“¿Entonces cuál es la diferencia?” La diferencia entre necesidades y deseos es si la Biblia lo identifica o no como una necesidad. Como Jesús lo señaló a Marta “Sólo algunas cosas son necesarias, en realidad sólo una.” Lo que más necesitamos nosotros es sentarnos a los pies de Cristo y escuchar Su Palabra- “no sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda Palabra que sale de la boca de Dios” (Mt. 4.4). Cualquier cosa que las Escrituras no identifican como una necesidad (i.e. 1 Tim. 6:8 “Y si tenemos con qué comer y con qué cubrirnos, con eso estaremos contentos.”) debe de ser llamado propiamente deseo. Si tu esposa está confundida con la diferencia entre estos dos términos, debes ayudarla a distinguir entre ellos.

Como proveedor de tu esposa (Ef. 5:23), debes considerarte responsable de velar que sus verdaderas necesidades estén siendo atendidas. De hecho, es Dios quien te está usando como proveedor para esas necesidades. Por supuesto, ultimadamente, ella debe depender de Dios para su satisfacción puesto que tú no puedes satisfacer todo lo que ella necesita. Es posible que tengas que ayudarla a depender de Dios en las cosas que tú no puedes proveerle. En cualquier caso, como su líder amoroso, debes esforzarte plenamente para satisfacer todas sus necesidades y deseos legítimos que sea posible sin pecar en el proceso.

Estas once preguntas deberían ayudarte a empezar. Recuerda que ésta es sólo una lista de sugerencias. Algunas de estas preguntas pueden serte útiles para comenzar a crear un catálogo personalizado de preguntas a tu esposa. Deberás añadir preguntas a esta lista hasta que te vuelvas diestro en preguntar cosas que produzcan una íntima comunicación constructiva. Después de leer cada capítulo, ¿por qué no te tomas unos momentos para desarrollar tu propia lista de preguntas que quisieras añadir? (basándote en el contenido de cada unidad).

Preguntas que Me gustaría Hacerle 1. Si pudieras cambiar tres cosas de mí que me hicieran más como Cristo, ¿cuáles serían? 2. ¿Tengo algunos hábitos molestos o peculiaridades irritantes que te gustaría que cambiara? 3. ¿Qué sientes cuando yo…? (menciona algo que tú sabes que le molesta) 4. ¿Qué es lo que pasa por tu mente cuando yo…? (menciona alguna cosa que sabes que le molesta) 5. ¿Qué quieres de mí que no te doy? 6. ¿Qué quieres ver que cambie específicamente en mí en esta área…? (menciona algo que sabes que le molesta) 7. En una escala del uno al diez ¿Cómo calificarías nuestro matrimonio? 8. ¿Qué se necesitaría para que nuestro matrimonio estuviera en diez? 9. ¿Cuál es tu opinión acerca de ______________? 10. ¿Qué metas personales tienes para tu vida? ¿Qué tanto puedo ayudarte a conseguirlas? 11. ¿Tienes algunas necesidades o deseos que crees que debería llenar o satisfacer mejor de lo que hago? ¿Cuáles son? Agrega tus propias preguntas…
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