Читать книгу Yo veo / Tú significas - Lucy R. Lippard - Страница 10

Оглавление

ENTRADA II / ABDE

Reacio, D escribe con un bolígrafo violeta que le han prestado: “Para cuando alcanzó sus propias pisadas respiraba con tanta dificultad que le saltaban chispas detrás de los ojos. Dentro, la señora Labin miraba sin ver los enjambres de barquitos chinos que volaban sobre el papel pintado de la pared. Afuera, las rosas florecían en espinas.” Así ha analizado un aficionado su letra: predomina lo intelectual, ama la comodidad, es deductivo pero se concede cierto grado de intuición; inteligente, introvertido, sensual, inseguro, voluble. Su faceta pública es bastante diferente a la privada. (De hecho esto tiene poco que ver con la introversión y más con los juegos de roles.) En las conversaciones necesita enfatizar, discutir o convencer. Es agresivo y tiene poca necesidad de hacer las relaciones personales más fáciles. Dice obtener siempre lo que quiere. Piensa que lleva razón, incluso cuando no hace lo que quiere. Amistoso aunque no del todo abierto. Pone a prueba a la gente. Le han llamado pesimista.

Ok. ¿Eres tú o no?

Chorradas.

No, de verdad. ¿Qué ves ahí de ti mismo?

Las partes buenas.

Te asusta. ¿Alguna vez te han analizado?

No es más que un juego de salón.

¿Te han analizado?

¿No lo hemos sido todos, acaso?

A no.

A no necesita un analista. Se lo suelta todo automáticamente a cualquiera que esté dispuesto a escuchar. Una versión diferente cada vez, además.

Estás cambiando de tema. ¿Qué es lo que no reconoces de ti?

Las partes malas.

¿A qué llamas las partes malas?

Oye, ¿esto qué es, un tercer grado? ¿Por qué habría yo de someterme a este análisis a lo Stanley Home? Es peligroso. Tengo una psique muy delicada y sensible. Háztelo tú, por decirlo con educación. La caridad empieza por...

¿Lo dejo entonces?

No, sigue. Hay un algo en todo eso. Aunque resulte ser del todo falso. ¿Hasta ese punto estás interesado en ti mismo?

No.

¡Ves!

Déjalo estar. Déjalo que rumie solito.

Que ronronee, querrás decir. Practica conmigo, anda, que me apetece un subidón de ego. Venga. ¿Solo te hace falta una firma, no?

Sí.

Blanco y negro, cuadrada, flash.

Interior, habitación de paredes blancas. Sofá cubierto con una manta a rayas anchas, torcida. Sillón de madera recargado y mesa de café baja, ovalada, bajo una pila desordenada de libros, periódicos y revistas. Cenicero de cristal con el logo de una marca de cerveza. Tres vasos, cada uno diferente. Una botella de vino medio llena. La portada del libro que está encima de la pila muestra a un hombre de cara alargada, bigote pequeño, gafas redondas y pesadas que agrandan sus ojos. En el sofá, entre dos hombres, se sienta una mujer joven de ojos grandes perfilados en negro, el pelo formando un moño sobre la cabeza, blusa de manga larga con volantes y pantalones. Aunque su pose es en extremo despreocupada, parece más grande que las otras figuras, como si estuviese en un espacio aparte. Su hombro derecho toca el del hombre rubio aunque está mirando al moreno, que asimismo la observa. Levanta ligeramente una de las comisuras de la boca. También alza las cejas. El rubio, que lleva puesto un chaleco de cuero y tiene las mangas remangadas hasta arriba, se sienta con las piernas separadas, la mano diestra apoyada en la rodilla izquierda, y bebe del vaso que sostiene en la mano izquierda. El moreno, vestido con camiseta y vaqueros, está recostado, algo rígido, con un pie desnudo en el suelo y el otro encima del sofá con la rodilla levantada. Su expresión es un tanto desafiante.

Los mensajes son en sí mismos una forma de esquema y organización. En realidad es posible tratar conjuntos de mensajes como si tuvieran una entropía, igual que conjuntos de estados en el mundo exterior. Del mismo modo que la entropía es una medida de desorganización, la información transmitida por un conjunto de mensajes es una medida de organización. De hecho, es posible interpretar la información transmitida por un mensaje como el negativo de su entropía y como el logaritmo negativo de su probabilidad. Es decir, cuanto más probable es el mensaje, menos información contiene.

A está de pie al fondo de la sala sosteniendo un plato con queso y galletitas saladas, temporalmente embriagada de amor, irritabilidad y compasión. Cruza la habitación caminando, coloca el plato en torpe equilibrio sobre una pila de libros, toca la cabeza de D al pasar cerca del sofá, se acomoda en el sillón, coge su bebida, da un sorbo, se recuesta por un momento, se echa hacia delante, empieza a hablar muy rápido, un poco incoherentemente, moviendo las manos, esperando socavar de algún modo la excitación del ambiente con su enérgica verborrea. Va pasando el tiempo pero sigue sin poder relajarse, aunque logra pasarlo bien. B le dice que tiene buen aspecto.

Cuando era pequeña... ¿No has deseado nunca que...? Tuve un sueño muy raro la otra noche... ¿Cuántas veces te has...? Nunca me habría imaginado eso de ti... La alienación son los individuos. Son las diferencias entre las personas, magnificadas... No entiendo... No veía la hora de irme de casa... Me siento culpable por... Es algo difícil de explicar, difícil de definir, que se escapa, que está enterrado, es inalcanzable...

¿De verdad os tomáis esto en serio? ¿Qué más puede decirte de ti que ya no sepas? ¿O es solo un modo de invadir la intimidad?

Para empezar, confirma cosas que quieras saber sobre ti misma, o las reafirma. Cosas que esperas o temes o lo que sea. Por supuesto, tú elijes qué quieres aceptar o rechazar. No es que ninguno de estos pseudosistemas como la grafología, la lectura de manos, la astrología, el test de color de Luescher... No es que sean falsos o verdaderos, sino que tú descubres cosas a través de las respuestas que das a las sugerencias que ellos lanzan. Y también, por supuesto, a través de cómo reaccionan otras personas a esas sugerencias sobre ti. Ante todo es una especie de vara de medir: verte como te ven los demás y averiguar hasta qué punto estás de acuerdo.

Un espejo, otra vez. Siempre estás buscando espejos.

Supongo. Pero esto es una ilusión aún mayor. Quiero decir: se lanzan algunas generalizaciones al aire y tú reaccionas. Eliges aquellas que te hacen sentir como querrías ser y no las que repiten lo que ya sabes que eres. Pero si lo haces con un grupo tienes que arriesgarte y ver qué opinan de ti. Te da vergüenza... Está bien, a mí sí que me da vergüenza que aparezcan todas esas cosas que tú querrías ser, por temor a que los demás las nieguen con demasiada rotundidad... ¿Te parece que tiene sentido?

Sí, eso parece, desde ese ángulo...

Para ti, al menos.

No sé. Tengo que admitir que desconfío de los juegos que la gente se toma demasiado en serio. Quizá tú veas los horóscopos o el tarot como un reflejo momentáneo de lo que quieres ser, pero ¿qué hay de la gente que está dispuesta a ser moldeada y manipulada por ellos? Gente que no tiene a nadie aparte de la predicción. Personas que confiarían sus vidas a un desconocido que les ofrece un sistema que dice interesarse por uno. Al fin y al cabo, hay gente que cruzaría el país, dejaría su trabajo, vendería acciones o se casaría solo por consejo de su astrólogo.

No es mucho peor que hacerlo por consejo de su analista, su asesor financiero o su mejor amigo.

¿Pero piensas que esa gente cree tan incondicionalmente o se buscan excusas externas para hacer algo que quieren hacer? ¿Como un codazo del destino, pero elegido con sumo cuidado?

Claro. ¿No es eso lo que decía A? Si tienes que tomar una decisión vital, ¿no es más fácil delegarla en una fuerza externa? ¿Dios? ¿El destino? ¿El azar? Da igual que pueda ser “leída” o no.

Para alguien que ha estado detrás de la misma mesa de oficina, con ascensos a intervalos regulares, desde el momento en el que salió de la universidad, eso solo puede ser visto como una idea romántica. De hecho, a mí, como alguien a quien todo eso le repele, de algún modo me molesta ese romanticismo.

Eso no es justo, los artistas no tienen control exclusivo del mercado.

Los artistas no tienen mercado. Puede que el romanticismo sí lo tenga. Pero los hombres jóvenes triunfadores y apuestos son únicamente pretenciosos cuando parecen atormentados y hablan de decisiones vitales.

Déjale en paz, qué sabrás tú de eso.

¿No tiene todo el mundo derecho a sentir empatía?

Que además la necesita.

Dejadlo ya, los dos. No tenéis que salir en mi defensa. Lo que estaba diciendo no tiene nada que ver con D.

Y yo pensaba que eras tan sensible...

¿Eh?

Si D va a estar tan susceptible, quedémonos en las generalizaciones.

Tú eres quien decía que toda generalización es un punto de partida para llegar a lo personal.

No me refería a los insultos.

Yo no le estoy insultando. Estoy intentando averiguar qué quería decir.

No se refería a nada personal. ¿Pero qué ocurre contigo?

Lo que él quería decir con esa mirada. A ver, E, ¿qué querías decir con esa mirada?

Autonegación. Tiene algo que ver con la autonegación. El modo en el que las actrices y los actores eligen identificarse con cualquier personaje menos con el suyo propio.

¿Crees que se gustan a sí mismos menos que el resto de la gente?

Pues no lo sé. Todo esto me sobrepasa.

Una vez que has sido publicista ya lo eres para siempre.

¿De verdad crees eso?

¿Adónde coño quieres ir a parar? ¿Me puede decir alguien por qué está tan jodidamente misterioso esta noche?

Qué va, no lo está. Únicamente confirma lo que ha dicho A: que todo el mundo entiende cualquier afirmación como algo personal aunque no encaje con la persona.

Quizá sí encaje.

¿Crees que todos somos espejos de todos los demás?¿Es eso lo que son los demás? ¿Espejos tuyos?

Ya le gustaría que no lo fueran.

Ahora que todos habéis dado ya vuestras opiniones, ahora que mi análisis de pacotilla está enterrado, ¿aguaría la fiesta que el paciente se largase?

¿Y quedarnos sin paciencia?

Esa es tu reacción para todo, Ariel, pésimos juegos de palabras y chistes fáciles.

El tono lo ha marcado... En fin, qué leches. Tranquilo, chaval. Ah, ya sé: vamos a echar el I Ching. Es tan mayestáticamente impersonal.

Un juego de salón tras otro. ¿Y qué ha pasado con la conversación?

Ya acabas de oír lo que ha pasado.

Blanco y negro, cuadrada, flash.

Un salón blanco y pequeño, con una gran pintura abstracta dividida en diagonal en la pared de enfrente; dos sillas, una mesa de café. Tres figuras de pie a la derecha, vistas desde el fondo de la estrecha habitación. Un hombre alto y rubio y un hombre moreno más bajo se sitúan frente a frente vistos de perfil. El primero tiene estirado un brazo, con la mano descansando en el hombro del moreno. El segundo tiene la boca abierta. El hombre rubio frunce el ceño. Detrás de los dos hay una mujer alta cuya cara está en parte oculta. Posa con gracia. Los otros dos parecen incómodos. Encima de la mesa, un plato de galletas saladas se ha caído de una pila de libros desparramando su contenido.

Si alguien va a irse, ese soy yo. Tú vives aquí, D. Ten por seguro que no quería hurgar en ninguna herida. Hablaba solo por mí.

¿Ah sí? Eso es lo que me ha fastidiado en primer lugar. Pero cómo puedes...

Por Dios, no empieces otra vez. Nadie más que E sabe de qué está hablando cuando habla de sí mismo, y si no quiere decir más no es asunto nuestro. Nadie aparte de ti tiene idea de por qué estás flipando con todo esto. Hablemos de otra cosa.

¡Aleluya, reprimámonos! Esa es tu solución para todo. La solución de los blancos anglosajones para los problemas del mundo: si no los puedes controlar, olvídate de ellos.

Esta noche se apuntan todos.

No seas tan muermo. Eso solo demuestra lo poco que nos importan los demás. Lo poco que nos conocemos. Creía que éramos muy amigos...

Ostras. Se va a echar a llorar.

No, no voy a llorar, pero igual todos deberíamos.

Qué críos. Dentro de unos años, si aún nos vemos, seguiremos encontrando toda clase de picantes revelaciones sobre cada uno de nosotros. Hasta el día del juicio final nos estaremos diciendo: “Pues yo jamás sospeché...”

Menuda perspectiva. ¿Sabes ya cuál es tu secreto? ¿Intuyes ya qué vamos a descubrir sobre ti?

No te gustaría saberlo.

Aguantaremos los años que hagan falta hasta averiguarlo. Una manera de estimular artificialmente una amistad.

¿Qué quieres preguntarle al I Ching?

No hay que hacerlo tan a la ligera porque entonces no te dará las respuestas correctas. No le gusta que lo exploten.

Mírala, antropomorfizando el libro. ¿Sabes que de verdad se cree estas cosas?

Pues síguele la corriente, que yo nunca lo he visto hacer.

Se ríe, se reacomoda, recoge las galletas, mira a todos detenidamente, con curiosidad sobre nuestros vínculos, aliviada.

B percibe cómo E se crece. Ve que le ha llegado la hora de irse. Se da cuenta de que llegará a ser muy bueno en lo que se proponga. Ella siempre ha sido la estrella. ¿Y ahora qué?

D rodea a A con el brazo. Solidaridad repentina. Somos una pareja. Tú no. ¿Acaso ser una pareja ha de implicar ambivalencia, rivalidad, sexo?

D evita tocar a E. Acaricia a B solo por la gracia de hacerlo. Le gusta estar cerca de A incluso cuando pelean; se sientan rodilla con rodilla y discuten. A veces se ríen. B y E rara vez se rozan, pero se mueven al mismo ritmo; no son una pareja; pueden permitirse cierta cercanía.

Pares. La amistad entre pares. Insufrible extraordinaria agotadora estimulante dolorosa imposible trabajo duro merece la pena. A las mujeres se les da mejor.

Uno se pone a la par, otro se queda rezagado, el líder flaquea, los otros esperan, se intercambian los puestos, de prisa, paso a paso. ¿Hasta qué punto pueden estirarse los espacios entre ellos? ¿Cuánto pueden dar de sí los lazos antes de romperse? Nadie lo sabe.

Las olas que forma el viento en la superficie del mar son extraordinariamente complejas. Las olas pueden variar desde un estado de calma cristalina con ondulaciones largas y bajas procedentes de una fuente distante, que suele darse con viento suave y en condiciones atmosféricas estables, pasando por un estado de calma generalizada rota por ráfagas esporádicas que levantan crestas en forma de “garras de gato”; otras veces con viento local racheado y marejada de hasta cinco o diez pies de altura, llegando, por último, a convertirse en mar montañosa cerca del núcleo de un huracán tropical o en un ciclón no tropical de dimensiones extremas sobre el océano.

Una línea roja trazada de A a D. Rabia ansiosa.

Una línea violeta trazada de D a B. Tregua.

Una línea azul de A a E. Afecto.

Líneas grises trazadas de B a D y E. Emoción neutralizada por las oposiciones.

Una línea violeta trazada de B a A. Preocupación.

Una línea amarilla trazada de D a A. Emoción.

Una línea azul trazada de E a A. Compasión.

Corrientes que solo se sienten en forma de energía.

¿Cómo hace la gente para controlar sus propias imágenes? En lo superficial, con ropa, acentos, gestos, anécdotas, miradas o estilo. En lo público, con empleos, esposos y esposas, direcciones, asociaciones y organizaciones. En un sentido más amplio pero menos voluntario, con creencias, reacciones e interacciones con la gente, decisiones, amores, disciplinas, ética, moral. Cuanto más soterrado esté algo, más difícil será de controlar.

Como si se estuvieran embarcando en una expedición polar que fuera a durar años. Pasan revista a la compañía. Ya han contado al grupo las mismas historias que cuentan a todo el mundo y ahora toca decidir si además van a correr el riesgo de relatar las que se cuentan a sí mismos.

A siente que su cuerpo es muy grande y notorio, y siente como si alguien señalase lo mal que se ha pintado las pestañas y que le dio pereza corregir, el hilo que cuelga de su jersey o sus pies sucios, aunque nadie la esté mirando.

D siente cómo se va desenfocando frente a los contornos inopinadamente más definidos de los demás, y conforme avanza la noche se vuelve más categórico. Empieza a entender los refinamientos de esa red que mantiene a los otros tres juntos. En su animadversión ocasional e irracional hacia E siente un temor a sí mismo. Entiende la atracción que provoca esa distancia que B mantiene con todo. De A espera algo más que seriedad.

Todos se sienten más aislados de los demás que de costumbre, más abiertos hacia ellos pero más desprotegidos también. Se acaban de sensibilizar a aspectos de los otros que antes no conocían. B se recrea en estas tensiones. E está más tranquilo que de costumbre. No puede dejar de pensar en la decisión que ha tomado. Siente cómo B se acomoda de nuevo en el sofá, como preparándose para una película larga o para leer una novela de un tirón. Los dos juegan con la otra parte en un nivel casi subconsciente, haciendo peligrar una empatía que viene de lejos. Como bellos espectadores aumentan la intensidad de la escena para A y D.

No lo hacemos enseguida. Se supone que hay que hacerlo con cincuenta varillas y dedicarle horas de adecuada devoción. Es un ritual de verdad.

Luego hay que formular una pregunta muy solemne. Pregunta por los presagios de que esto ‒todos nosotros‒ sea una Amistad Duradera.

Pregúntale qué telenovelas ve.

¿Tienes tres monedas?

Espera, toma.

Haz la pregunta con seriedad.

¿Con acento chino?

No te burles, que lo invalidarás.

¿Cómo voy a hacer eso si, para empezar, no creo en ello? ¿O es que no lo sabe?

Si los signos son malos será tu culpa.

Bueno, asumiré la culpa. Todas las cosas malas me tocan a mí y todas las buenas a ti... o a E, para ser más exactos.

Te vas a arrepentir de haber dicho eso.

Yang Joven. Ocho. Igual. Igual. Todo quieto. Ese es el trigrama inferior. Chien. Yang Viejo. Nueve. Se mueve. Yang Joven. Siete. Igual otra vez. Ese es el superior. Chen. Treinta y cuatro. Ta Chuang. El Poder de lo Grande. El trigrama superior es el trueno, el movimiento, brotar o acelerar. El texto dice: “Persistir en la senda correcta trae recompensa”. La nota al pie dice: “Este hexagrama con un grupo compacto de líneas firmes y unas pocas quebradas encima sin duda significa fuerza (en este caso el poder para lograr el éxito pese a las dificultades)”. La forma del hexagrama sugiere unos cuernos y se relaciona con las cabras. Ahí tienes a tu ascendente capricornio. El comentario dice: “Quien es firme ejerce poder debido a su naturaleza activa. La persistencia es recompensada porque (como indica la disposición del hexagrama) lo magno y lo recto son (en este contexto) sinónimos. La rectitud y lo magno, combinados, conducen al entendimiento de la naturaleza más íntima de todo lo que hay en el cielo y en la tierra.” Este hexagrama también simboliza el trueno en el cielo. “El Hombre Superior nunca da un paso que conlleve indignidad.”

Ya sabemos quién es ese.

Calla. La nota al pie dice que sugiere algo de “la impresionante cualidad de lo realmente grande”. El texto para la única línea movible (nueve en el cuarto lugar) es: “La persistencia justa trae buena fortuna y hace que desaparezcan las penas. El cerco se derrumba y el hombre deja de estar retenido. Hay mucho poder en el eje del carro. Una vez que el cerco ha caído, puede levantarse y avanzar.” El hexágono complementario es T’ai: la Paz. “Lo malo mengua; lo bueno y lo grande se aproximan; buena fortuna y éxito.”

¿Menos para el malo, ¿no?

Mira, esto es bastante interesante. Chien es el cielo, lo masculino, lo activo y está por debajo de K’un, que es la tierra, lo femenino, lo pasivo. La nota al pie dice: “En el siguiente hexagrama –Pi– donde los trigramas simbolizan el cielo y la tierra en las que serían sus posiciones aparentemente normales, esa disposición se considera nefasta; sin embargo, aquí, donde parecen estar invertidos, todo es propicio. Esto puede deberse a que se deduce que si el cielo está encima de la tierra ambos existen de modo separado sin la cópula que es fuente de todo crecimiento, mientras que aquí esa unión es tan absoluta que el cielo está en realidad sosteniendo a la tierra.”

Un modo tan bueno de joder como cualquier otro.

Yo, por mi parte, tiendo a una lectura más feminista.

Luego dice: “Lo alto y lo bajo se mezclan y son una sola voluntad. El principio activo y luminoso (Yang) está dentro; el principio oscuro y pasivo (Yin) afuera. La fuerza existe dentro, la aceptación alegre, fuera. El Hombre Superior está en el centro de las cosas; aquellos de escasa valía moral se quedan en los aledaños. El camino del primero crece, el del segundo mengua.”

LA EXPLOTACIÓN SEXUAL SE EXPANDE

FELACIÓN CUNNILINGUS ALGO PARA CADA UNO SODOMÍA

JUSTO AQUÍ ENTRE LAS LEYES LA EXPLOTACIÓN SEXUAL SE EXPANDE

JUSTO AQUÍ ENTRE LAS PIERNAS AQUÍ

NO DISPARES HASTA QUE NO LE VEAS EL BLANCO DE LOS MUSLOS

NO SAQUES EL TEMA

AHÍ, ENTRE LAS LÍNEAS

ES UN PAÍS LIBRE

¿CREES EN DIOS?

TIENE QUE SER BROMA ÉL SOLO HACE LO QUE LE APETECE

MIERDA DIJO LA DUQUESA, SABE COMO EL POLLO

MOVELA ESPIOLÓGICA

INSENSATO INCOMPETENTE INANE

ENSEÑA NO DIGAS: SOPLA NO HUELAS

DEJADO EN POSICIÓN DE VENTAJA

AUTOBINOGRAFÍA OBSCINEMA

LA POLICÍA MANTIENE LA PRESIÓN SOBRE LOS PROXENETAS

SUPERMAN NUNCA DICE... ¡AY!

¿TE MASTURBASTE ENTONCES?

NADA PARA NADIE

¿QUÉ EDAD TENÍAS LA PRIMERA VEZ QUE...?

MÁS FÁCIL DE USAR MÁS COMPLETO ACTUALIZADO ESENCIAL PARA CASA ESCUELA Y OFICINA

¿TODAVÍA TE MASTURBAS?

PARA EL HOMBRE O LA MUJER QUE TIENE TODO Y TIENE QUE SEGUIR QUERIENDO ALGO

¿CREES EN DIOS?

Blanco y negro, cuadrada.

Tres personas en el banco de un parque, unos cuantos árboles sin hojas a media distancia. Edificios altos y oscuros detrás de ellos recortan el cielo. Un hombre rubio en abrigo corto de tweed está sentado entre dos mujeres jóvenes. La de su izquierda es morena y estilosa, lleva una boina de crochet y un voluminoso abrigo blanco de piel en el que se arrebuja, con las manos en los bolsillos. Su falda es muy corta y la longitud de sus largas piernas, en mallas y botas altas con hebillas, se exagera por el escorzo. La chica de la derecha lleva pantalones con peto y tacones, cruza una pierna sobre la otra rodilla dejando el pie en el aire. Sostiene un cigarrillo con el pulgar y el índice, echa la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y exhala humo por la boca fruncida. El hombre rubio hace ademán de alcanzar el cigarrillo. A la derecha, a cierta distancia del banco, hay un segundo hombre de pelo largo, bigote descuidado, ojos saltones, pantalones de pana y chaqueta de borreguito; un libro de tapa blanda le asoma del bolsillo.

¿Por qué no has hecho nunca arte figurativo?

Lo he hecho. Dibujo del natural todo el rato. Pero es un placer privado. No voy a negar que hay un gran placer en observar intensamente, en ver y definir un objeto tridimensional sobre una superficie bidimensional. Pero no es un elemento de mi pintura.

¿Te tomas la fotografía como un arte?

Supongo que me gustaría fotografiar con tanto rigor como hacer fotografías que uno pudiera abordar como si no fueran arte en absoluto.

¿Estás de acuerdo con Zola en que no se puede afirmar haber visto algo del todo hasta no ver su fotografía?

De ningún modo. Las fotografías tienden a oscurecer lo que llamamos realidad mucho más de lo que la iluminan. Es fácil ver por qué los pueblos primitivos que no han visto nunca una no reconocen las fotografías de sus propias mujeres. Como dijo Magritte, la imagen de una pipa no es una pipa. Justo hace poco me encontré con una foto mía de hace algunos años, un primer plano perfectamente claro, con más gente. A ellos sí los reconocí a pesar de no haberlos visto en años y de que a uno apenas lo conocía, antes de llegar a la conclusión de que el último era yo. Eso es lo que me interesa de la fotografía. Esa distancia de la realidad que hace de tu cara la de un extraño.

Blanco y negro, cuadrada, flash.

Interior de una tienda llena de expositores de revistas y libros, gente que hojea. De izquierda a derecha: un hombre blanco de mediana edad, con calvicie avanzada, cuya cara está casi oculta, viste un impermeable con el cuello levantado y adelantándose al hombre que tiene al lado coge una revista en la que pueden leerse las letras EENAGED NUD; un hombre más joven con camisa oscura y chaquetón abierto de cordero está apoyado sobre una pierna con la otra rodeándole el tobillo y sostiene un librito de un solo color con bordes en blanco y negro y el título en letras mayúsculas ilegibles; dos chicas medio tapadas por un hombrecillo negro de mentón breve y labios gruesos que mira directamente a la cámara cubriéndose la cara con un brazo. Las chicas están una frente a la otra teniendo delante una revista ilustrada con lo que podría ser una maraña de cuerpos desnudos. La más alta, con un abrigo blanco sobre los hombros, tiene puesta una mano sobre el brazo de la otra y la mira fijamente. La más baja estira la cabeza sobre la página y el flequillo largo le cubre la cara. Tiene encorvados los hombros y sobre uno de ellos se ve parte de una bufanda a rayas.

Blanco y negro, flash, poco clara.

El borde derecho de la fotografía está negro; el izquierdo, velado. La foto está desequilibrada. A la izquierda, tres personas sentadas: dos hombres, una mujer. Las cabezas de la mujer y uno de los hombres están juntas. Un brazo de él rodea el hombro de ella; tiene la mano abierta sobre el pecho de ella. La mujer lleva un jersey de manga corta ajustado. Él un jersey grueso con destacado dibujo en x sobre el pecho. El pelo de él es corto, el de ella reluce. Ambos son negros. Tienen expresiones de sorpresa y enfado. El hombre blanco a la izquierda está tirado en su asiento y mira indiferentemente a la cámara con la boca abierta y ojos inexpresivos. Lleva una camisa deportiva a cuadros de mangas cortas y anchas. Tiene unos brazos delgados. Una mano le cuelga del brazo del sillón por el lado contrario al de la pareja. La otra mano ha desaparecido del todo en un bolsillo.

Blanco y negro, flash.

Una pantalla de cine, un poco desenfocada, una fila de cabezas tapan el borde inferior. En la pantalla, varias personas en distintos grados de desnudez. Una maraña de brazos, piernas, culos, ropa, pelo, pocas caras. No se distingue bien dónde están. En primer plano, un hombre desnudo de pelo oscuro y graso está sentado sobre la espalda de una mujer a cuatro patas que solo lleva unas bragas ajustadas de encaje negro que comprimen sus muslos gordos. Está maquillada en exceso y se ríe. Sus pechos, pelo y estómago cuelgan hacia el suelo, donde un hombre mayor, completamente vestido, está tumbado con los pies descalzos estirados hacia la derecha de la pantalla y la bragueta abierta. Toca la entrepierna de ella con ambas manos y le busca con la boca los pezones. Un perrito de pelo largo le mordisquea al hombre los dedos de los pies y una mano incorpórea agarra desde el lado derecho de la pantalla los genitales del animal.

La idea de “multitud” es simbólicamente superior a la de “multiplicidad”, pues implica un concepto nuevo de lo numeroso como totalidad, de la Unidad como un todo fragmentado. Jung defiende que, especialmente cuando está inquieta o en movimiento, se corresponde con un movimiento análogo del inconsciente. En Homero hay un símil muy famoso en el que equipara una multitud de guerreros en el ágora (o en el campo de batalla) al oleaje del océano (que constituye otro símbolo del inconsciente). Dionisos es el símbolo de la liberación desinhibida del deseo, o del levantamiento de cualquier inhibición o represión. Según Jung, el mito de Dionisos representa el abismo de la “disolución apasionada” de cada individuo, como resultado de la emoción llevada al extremo del paroxismo, y está relacionado con el anhelo de escapar del tiempo hacia un “pretiempo” característico de la orgía; el mito es, por lo tanto, representativo de un anhelo del inconsciente. El hombre viene a verse a sí mismo como símbolo en tanto que es consciente de su ser. En antropología la mujer corresponde al principio pasivo de la naturaleza. Se le atribuyen tres aspectos básicos: el primero, de sirena, lamia o ser monstruoso que encanta, atrae y desvía al hombre del camino de la evolución; el segundo, de madre, de Magna mater, vinculado a su vez al aspecto informe de las aguas y del inconsciente; y el tercero, de dama desconocida, la amada o el ánima en la psicología jungiana. La virgen “muere” como tal a fin de dejar paso a la matrona. Cuando se la presenta como imagen del ánima es superior al hombre porque es un reflejo de las cualidades más puras y elevadas del hombre. En sus formas más bajas –los aspectos instintivos y emocionales– la mujer está en un nivel inferior al hombre.

Blanco y negro, flash.

La foto está desenfocada, como si la cámara se hubiera movido de repente en el momento de disparar. Hay un hombre rubio tumbado con las piernas abiertas en una cama grande de metal. Tiene los ojos cerrados, la boca parcialmente abierta, un puño cerrado. Su entrepierna está tapada por la cabeza de un hombre moreno, debajo del cual, en un escorzo raro, yace una mujer con el pecho cubierto por la mano del hombre rubio. Una cabellera larga y morena le cubre cara.

Blanco y negro, flash.

Una chica desnuda recostada de lado sin mirar a la cámara está, con las piernas apretadas sobre el estómago y los brazos cubriéndole la cara, sobre un sofá moderno de patas macizas de plástico transparente. Un joven rubio, que solo lleva pantalones, está arrodillado junto al diván y pone con delicadeza una mano en el hombro de ella, mientras con la otra mano en el aire hace por encima del hombro un gesto al fotógrafo. Algo más a la izquierda hay una chica de pie, de largo y revuelto pelo largo, con sujetador negro y braguitas de bikini. Una mano cuelga floja en su costado, la otra lleva un cigarro a sus labios. Ella también mira al fotógrafo.

¿Han ido a algún otro sitio?

Sí.

¿Juntos?

Sí. De haber sabido que te iba a doler tanto habría parado antes.

Me siento como una imbécil, o como una estrecha, pero es que no podía quitarme de encima... algo, supongo que la puñetera ética puritana. Para mí el sexo es, más que nada, algo entre dos. No pude hacer frente a todas esas vibraciones a la vez. Sencillamente el cuerpo dejó de funcionarme y mi cabeza tomó el mando y todas mis inhibiciones se pusieron en marcha a la vez y... Me sentí violada.

No tenías por qué pasar por todo eso. No es una movida para todo el mundo.

¿Y para ti?

He probado un montón de cosas. Te metes en situaciones bastante más raras cuando eres gay. No, no es lo mío, pero no me repele. A veces simplemente me quedo en blanco. A veces es muy salvaje, excitante. Otras veces es malo. Depende del estado de ánimo, de la atmósfera, de todas las cosas de las que normalmente depende el sexo para ser o no ser bueno.

Durante mucho tiempo no supe que eras gay.

Ya sé que no lo sabías. Quería contártelo, pero por aquel entonces tenía mis propios problemas con el asunto.

¿Ya no?

Pocas veces. Pero intento no ponerme en situaciones donde pueda haber problemas.

No hace falta que hables de ello.

No.

Vaya noche.

¿Podrás dormir? Me voy a marchar.

No, quédate conmigo. Es que... está bien tenerte aquí así. ¿Te importa?

Claro que no.

¿Por qué me odia a veces?

Porque te quiere, supongo. Me parece que ahora mismo tiene un lío tremendo en la cabeza.

Intento ayudar.

Es lo que debes. Lo necesita. Y a ti.

Seguro que le revienta admitirlo. No sé por qué aguanto con él. Roza el masoquismo.

Tú eliges. Cambiarías si quisieras.

Supongo que sí. Es probable que lo haga, incluso. Pero no me parece el momento todavía, ni para mí ni para él. No me hago ilusiones de estar con él para siempre, pero, en plan egoísta, aún no estoy lista para cortar, para estar sola. ¿Suena muy horrible?

De ningún modo. Estás dando tanto como recibes. Más.

Es gracioso que hayas vuelto tú conmigo, y no B.

Ella no podía arriesgarse.

¿Qué quieres decir?

Te aprecia muchísimo.

¿Quieres decir que no podía arriesgarse a tenerme pena? ¿O a enfadarse conmigo?

No... otro tipo de emociones. Se controla mucho, ya sabes.

Pues esta noche estaba bastante suelta.

No se lo eches en cara. Nadie quería hacerte daño.

Ya sé. Pero es que... es que ha pasado tanto tiempo antes de que nadie... También las películas me disgustaban.

Pues lo disimulabas de maravilla. Luego ya se hizo muy tarde para parar.

Tú lo ves todo. ¿Por qué no lo paraste antes?

No veo todo. Y actúo muy lentamente. ¿Tienes la impresión de que todos te hemos decepcionado?

De algún modo. Pero yo también os he decepcionado. Justo después, no sentí que pudiera miraros a la cara nunca más. Puritanismo podrido.

Ahora estás mirándome a la cara. Espero que no estés preocupada por B. D volverá a casa por la mañana. No habrá cambiado nada.

Para mí, sí.

Era inevitable, supongo.

Somos todos tan intachables. Hablamos todo el rato. Hablamos de nuestros sentimientos y experiencias personales, al menos yo lo hago y D lo hace. B lo hace menos, y tú incluso menos, aunque pareces saber más sobre nosotros que nosotros mismos... Pero debemos estar escondiendo todo aquello que cuenta. Y no solo a los demás. ¿Cuánto sabes sobre ti mismo? Mucho de lo que sé viene de darme cuenta de cómo me tratan, cómo me responden, cómo me miran. Me pregunto cuánta de la información que obtengo de ese modo es precisa. A ti no te gusta hablar de ti mismo, ¿verdad?

No.

¿Eres feliz, E?

Aún no.

Hay algo que estás a punto de hacer, ¿no? Hay algo gestándose en tu interior. ¿Ya has averiguado qué es?

Sí.

¿Y no me lo vas a decir?

Todavía no. Pronto, pero todavía no.

¿Se lo has contado a B? ¿Me lo contarás a mí primero?

Qué cría eres a veces. Deja de hablar y vete a dormir.

Parloteo para no tener que pensar... sobre el pasado. Me vienen unas imágenes horriblemente nítidas cuando lo hago.

Anda, ven aquí. Aquí, pon aquí la cabeza. Duérmete ya.

Qué agradable. Pero cuando me despierte voy a querer que me hagas el amor... Qué lío de noche...

No. Esto es otra cosa. Dejémoslo. No es imposible, pero complicaría todo mucho, lo haría todo muy desgraciado. De ti y para ti quiero más que eso.

En otra época estabas...

Aquello no tenía nada que ver con nosotros, con ninguno, a título individual. Eso es lo que no funcionó. Dejaste que se volviese personal y para ti se fastidió. No quiero que pase otra vez. Para el resto de nosotros no fue nada definido, una escapatoria sexual generalizada. Muy muy interesante, pero nada más.

Nunca lo entenderé del todo.

Entretanto: picnics, risitas, contacto corporal, intercambio de ropa y libros, llamadas de teléfono, postales, rimas, canciones, calma, comodidad, comida.

Yo veo / Tú significas

Подняться наверх