Читать книгу Creatividad: ¿qué es y para qué? - Luis Carlos Torres Soler - Страница 9
CONCEPCIONES
ОглавлениеLas concepciones sobre la creatividad se dispersan por diferentes caminos y dimensiones, establecidas por distintos enfoques y visiones, pues, en cierta forma, el concepto que se produce depende de las disciplinas desde las cuales se considera y los intereses que se tienen al respecto. Las concepciones permiten establecer un tejido de relaciones entre capacidad, cualidad, característica, valor y habilidad, entre otras cosas, que poseen las personas para determinar qué es, y por ello se llega a consideraciones difusas o inciertas.
Comprender lo creativo requiere de conocimiento, experiencia y objetividad, como también de enfoque e interés, pues no es fácil indicar cuándo algo es creativo. Tampoco es sencillo considerar que una idea, formulación o solución a un problema sea creativa o no.
El termino creatividad empezó a analizarse hacia la década de 1940, pero viene usándose desde el siglo XIX y quizá mucho tiempo atrás, como lo indica la mitología que estipula la existencia de ‘dioses’, ‘genios’, ‘superdotados’, ‘talentos’, personas con ‘don’, o que recibían ayuda de las ‘musas’ o las ‘hadas’; considerándose que no son rasgos innatos o hereditarios, sino que desarrollan ciertas habilidades mentales.
Ya hacia la década de 1990 se determinó que el genio, como tal, simplemente es una persona que es productiva de forma constante que, por algún proceso biológico, cognitivo o social, desarrolla capacidades mucho mejor que otras personas; es decir, tiene capacidades para aportar bastantes obras, esboza variedad de ideas originales y de impacto, construye o propone diferentes métodos o mecanismos. Por tanto, es alguien extraordinario que, en general, se le considera como superdotado, pero hoy día, considerando estos y otros aspectos, se considera es persona creativa.
Poco tiempo después, se empieza a hacer énfasis en los «procesos del pensamiento». Sin embargo, al ser intangibles, se pone en entredicho los resultados, por falta de confiabilidad de las pruebas que se establecen. Se piensa en la percepción de dificultades, ideas de una posible solución, desarrollo poco común de lo propuesto; lo que lleva a considerar que podrían existir cuatro momentos: (1) preparación, (2) incubación, (3) iluminación y (4) verificación (Sternberg & Lubart, 1997; Torrance, 1986; Wallas, 2014), siendo este el modelo de mayor empleo en los procesos creativos.
Preparación: se es consciente. El hemisferio izquierdo del cerebro entra en acción para determinar la situación problema y, quizás, concebir los posibles caminos a seguir.
Incubación: se es inconsciente. Después de un gran esfuerzo mental, el hemisferio derecho entra a participar para generar imágenes –ideas– nuevas de posibles soluciones.
Iluminación: locura. Es el momento en que la mente da un salto al vacío y surgen ideas nuevas que pueden considerarse en instantes como locas; entonces, se hace consciente.
Verificación: se es consciente. El hemisferio izquierdo empieza a validar cuál es la solución adecuada, la posibilidad óptima, la que se ajusta al contexto y puede ponerse en práctica.
Son varias las características creativas que pueden determinarse en las personas, las cuales no se encuentran todas en un mismo sujeto, y que deben salir a flote de manera más concreta en un proceso creativo:
• Transformación de objetos y representaciones en las que se establecen relaciones conceptuales totalmente nuevas.
• Redefinición constante de los problemas que se abordan.
• Motivación para continuar en la búsqueda de lo mejor.
• Inhibición al qué dirán, no se tiene miedo o temor a la burla.
Se considera que el pensamiento creativo es una forma de pensar que lleva a establecer distintas conexiones poco comunes, es decir, no conocidas,2 en el entorno. Entonces, esto lleva a considerar que la creatividad depende de las combinaciones o asociaciones que se realizan en busca de construir un nuevo objeto o una posible solución a un problema.
El proceso de dar significado –información– a un conjunto de datos u objetos es totalmente consciente, se busca una estructura concreta al observar distintas situaciones u objetos para inferir lo más apropiado según el entorno.
El proceso de generar ideas al azar, también denominado variación ciega, es parte de la teoría evolucionista que determina que depende más de aspectos psicológicos que de aspectos culturales. Desde la década de 1990 llega a la creatividad el enfoque ecológico, cuyos representantes principales son Csikszentmihalyi y Gardner, quienes determinan, el primero, que ya no interesaría determinar ¿qué es la creatividad?, sino ¿dónde está la creatividad?, ¿cómo surge?, ¿qué ayuda a potenciarla? (Torres, 2017, p. 45). No se puede estudiar la creatividad por hechos que suceden en momentos particulares, en general muy dispersos, pues deben considerarse todos los resultados y relaciones que existen, en especial las sociales, ya que el ambiente en que se desenvuelve desempeña un gran papel (Csikszentmihalyi, 2004, p. 17) y es en sí el principal motivador. Esto es resultado de que la creatividad no está presente en todo momento, sino que son inspiraciones que surgen de vez en cuando. Algunas personas son creativas un día, en una hora especial, por alguna circunstancia particular, pero no emerge en otro tiempo, pese a estar continuamente trabajando en busca de algo. La creatividad es como una chispa que se enciende solo en los momentos en que el cerebro decide generar ideas nuevas. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que el cerebro está trabajando continuamente para que las neuronas desarrollen alta actividad electroquímica, a fin de que se regeneren y, de esta manera, las capacidades cognitivas se mejoren.
Este enfoque ecológico tiene en cuenta la sinergia de los elementos del entorno para que se genere el producto que se ha de considerar creativo, pues el ambiente tiene mucho que ver (Simonton, 1999, p. 51), dado que las ideas y productos recibirán la distinta valoración por parte de las personas en el entorno, según la sinergia que estos produzcan, y no de una mente que trata de buscar algo novedoso (Csikszentmihalyi, 2014, p. 32), porque la creatividad es resultado de interacciones entre la cultura –contexto– que tiene reglas implícitas –simbólicas–, la mente que trabaja incansablemente para generar las novedades, y el ambiente –comunidad, entorno– que valora lo que se expresa o produce (Guilford, 2001, p. 62). Todos los inventos o formulación de procesos hechos por grandes genios como Edison, Telsa, Newton o Einstein son inconcebibles, pero deben considerarse los conocimientos que se incluyen, además conocer cuáles son los estímulos al pensamiento y los mecanismos sociales que les permitió conceptuar lo que expresaron (Albert, 1993, p. 87). Entonces, la creatividad no debe considerarse como resultado de un solo momento. En sí es el resultado de un trabajo continuo, persistente.
Las concepciones teóricas sobre la creatividad en psicología presentan un panorama polifacético, polifónico o más exactamente, multidimensional (Romo, 1998, p. 32), quizá porque para considerar que un producto es creativo deben contemplarse distintas dimensiones: humana, social, ambiental, entre otras.
El concepto de creatividad depende del enfoque, de las dimensiones en que se trabaje, de la motivación, de los propósitos, según el aspecto social (Amabile, 1983; Bandura, 1988; Barron, 1976; Gardner, 1999; Gruber, 1984; Guilford, 2001; Simonton, 2009), lo humano (De Bono, 1987; Csikszentmihalyi, 2004; Romo, 1998; Weisberg, 2002), lo ambiental (Kaufman & Sternberg, 2010), la formación (Marina & Marina, 2013; Garaigordobil, 2003), el desarrollo de productos (Gordon en Carayannis, 2013). Pero las escuelas de pensamiento lo miran desde lo cognitivo (Mayer, 1985; Newell & Simon, 2002; Simon, 1982; Runco, 1992; Perkins, 1988; Sternberg, 1990), por ello no existe un concepto que recoja las aportaciones particulares para ser universal.
Runco (1992) se centra en la validación, comprobación y actualización de las pruebas de pensamiento divergente y de capacidad de ideación. Barron (1976) trabaja sobre las características de la personalidad creativa y para ello desarrolla algunas pruebas. Los ensayos que enuncian algo de la creatividad son producto de procesos investigativos, para lo cual se emplean métodos o técnicas para potenciarla y aplican alguna prueba estandarizada.
Getzels (en García, 2014) y Wallach (1985) desarrollan escalas y test de pensamiento divergente, en general empleando a niños pequeños. Infiriendo que al analizar material siempre se deja de lado textos de algún impacto en diversos instantes, que puede ser más por la cultura; sin embargo, las concepciones permiten visualizar el alcance de los estudios realizados.
Las concepciones sobre la creatividad conducen a determinar que está en: (1) la persona, (2) los procesos, (3) el producto y (4) el ambiente –contexto– (Amabile, 1983; Boden, 1994; Romo, 1998; Torres, 2011). Es decir, en las personas las características creativas se enmarcan por sustantivos, en los procesos se determinan por verbos, en los productos son atributos que se visualizan por adjetivos y en el ambiente son circunstancias que rodean a las personas.
Buscar los posibles elementos de la creatividad, a partir de las concepciones de los diversos autores (Albert, 1996; Gonzáles, 1993; Landau, 1987; Mayor & Pinillos, 1991; Simon, 1989; Torres, 2017; Robinson & Arónica, 2016) conduce a caracterizar algunos rasgos en las personas consideradas «creativas» –‘persona’–: cada una realiza procesos cognitivos para llegar a la generación de un objeto –‘proceso’–, siendo este el que ayuda a la determinación –‘producto’–, aunque todo depende de las condiciones y el ambiente –‘contexto’ o ‘ambiente’–.
La creatividad tiene bastantes concepciones, cada una con su enfoque, visión y proceso que realiza el investigador en busca de determinar cuáles pueden ser esas características creativas de las personas. No obstante, es complicado reconocerlas en poco tiempo y con ejercicios específicos, pues la creatividad surge según los diversos contextos.
Creatividad deriva del latín creare que significa crear, engendrar o producir. Por tanto, se relaciona fácilmente con dar vida a algo. En general, el término creativo se asocia a lo que es nuevo, que no existía o no era su forma antes, aunque, podría afirmarse que no es posible crear algo de la nada. La innovación es resultado de modificar algo que existe, un nuevo producto que mejora uno anterior. Pero para ser creativo algo, además de nuevo debe ser valioso, no basta que cambie sutilmente, sino que mejore, optimice o supere lo ya existente (Torres, 2017, p. 24).
A partir de la concepción de Darwin sobre los procesos de selección natural que existen en la naturaleza, los estudios permitieron dar mayor claridad sobre cuáles podrían ser las características más relevantes de la creatividad, especialmente, porque las ideas nuevas surgen por necesidad de adaptación. Por ejemplo, los problemas ahora son más complejos que antes; por tanto, se requiere de un nuevo tipo de pensamiento para abordarlos. En general, se confunde creatividad con fantasía o imaginación, más porque se percibe mucho en lo artístico, por la estética o belleza que se concibe, y muchas veces puede determinarse como algo fuera de la realidad.
La creatividad se presenta como una cualidad que desarrollan ciertas personas, aunque está presente en todas las personas; lo que lleva a considerarse que son excepcionalmente dotadas en sus procesos cognitivos, y se les denomina talentos o genios.
La creatividad es un fenómeno complejo en el ser humano, quizá de mayor complejidad que otros procesos cognitivos. Se estudia desde diferentes disciplinas, por ser multidimensional y multidisciplinar, pues existen diferentes factores y elementos: aspectos, conceptos, características, que deben analizarse y relacionarse para inferir buenos resultados, los cuales serán más que todo de tipo subjetivo, aunque se desarrollan técnicas, métodos, modelos y formas de evaluarse y desarrollarse. Sin embargo, la creatividad es un constructo que encierra múltiples aspectos, que no pueden estudiarse desde una sola disciplina, ni siquiera de forma separada de lo social y humano, pues en caso de hacerse su abstracción, no sería global; se requiere conocimiento multidisciplinar y hasta transdisciplinar, con el fin de poder dar respuesta a la diversidad de interrogantes que surgen en cada momento.
El abordaje desde lo multidisciplinar es necesario por tratarse de una concepción heterogénea y compleja y porque los estudios en una sola disciplina no la abstraen de manera global y, de cierta forma, han dado como resultado explicaciones incompletas. No se tiene una definición universal, ni siquiera para una sola disciplina, y en los procesos investigativos, por lo menos sobre un aspecto, surgen variedad de dificultades, pese a las diferentes perspectivas y enfoques que se empleen, el contexto en donde se realice, las visiones con que se tomen y los aspectos y facetas de la conducta humana que se presenten.
Por tanto, no existe consenso respecto a si la creatividad es el producto de generar ideas originales, de combinar de forma no tradicional recursos, de construir algo que trae muchos beneficios a una comunidad o entran en juego muchos factores, desde rasgos, aptitudes y características de las personas, lo cultural, lo social, lo ambiental (Amabile, 1983; Csikszentmihalyi, 2004; Gordon en Carayannis, 2013; Perkins, 1988; Simonton, 2009; Sternberg & Lubart, 1997).
Pese a todo, la importancia de toda investigación sobre la creatividad radica en determinar las características creativas que muestran en ciertos momentos las personas, para generarse diversas aportaciones a fin de complementar el conocimiento sobre ella.