Читать книгу La melancolía en la antigüedad - Álvaro Pizarro Herrmann - Страница 10

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I.

Aproximación etimológica

El vocablo “melancolía” es relativamente tardío. Como podría esperarse surge con el desarrollo de la medicina hipocrática, aunque tiene antecedentes en la poesía que anticipan su creación. El primer término del compuesto, el adjetivo (“negro, oscuro, sombrío”), figura desde Homero para describir el color del vino, de la sangre, de una ola, del mar o de un río. También se usa alegóricamente para retratar la muerte, en una fórmula que se repite en la Ilíada (2.834): “porque las divinidades funestas de la negra muerte los conducían” , y en el Agamenón (1511) de Esquilo para describir al “sombrío Ares” . Esto demuestra que desde Homero significaba mucho más que un simple color, lo que se testimonia también en otras lenguas distintas del griego3. Por ejemplo, “hombres despiadados” se dice , y “dolores insoportables” son los . Ya el médico Galeno vincula explícitamente “el miedo a la oscuridad exterior” que tienen los hombres con “el color oscuro de la bilis negra” , ya que “oscurece la sede de la razón” . Existen numerosos paralelos de esta relación en la literatura posterior (Klibansky 1991: 39-40, n. 44).

El segundo término del compuesto, el masculino , con el sentido de “bilis”, también aparece por primera en Homero4, y se emplea sobre todo de manera figurada para referirse a cualquier tipo de amargura, cólera o resentimiento (Ilíada 16.203): “con cólera te crió tu madre” . El verso plantea una asociación entre y cólera, importante para el desarrollo posterior de la noción de melancolía. Por su parte, el femenino no indicaba únicamente la bilis. Ya en el Corpus Hippocraticum la “bilis negra” revela en más de una oportunidad la enfermedad en los Aforismos (4.22): “al inicio de toda enfermedad, si la bilis negra ha salido por arriba o por abajo, es mortal” . En otros autores como Aristóteles se vincula a la vesícula biliar, o a una especie de veneno de plantas y serpientes. Muy pronto, la dualidad de las formas y permitió una distinción entre la noción médica de la bilis y la noción psicológica de humor. Este punto es fundamental para el desarrollo del término , porque dicha diferencia no está comprendida en los compuestos que pertenecen casi todos a un registro concreto de la bilis, pero pueden comportar en muchos casos acepciones morales5. Son precisamente esas connotaciones morales vinculadas por una parte al carácter del hombre (el melancólico puede ser genial, exaltado o taciturno, sobre todo en el Problema XXX), y por otra a la enfermedad (la melancolía se caracteriza por una mala mezcla en la sangre y los humores, de modo que el hombre puede resultar turbado por esta composición anómala) las que van a tener una importancia decisiva en el compuesto , aunque se debe esperar hasta el CH para encontrarlas desplegadas con más claridad.

En Sófocles (Traquinas 573), “bilis” posee simplemente la acepción de “impregnado de negra hiel, envenenado”. Pero también negra es la sangre que brota de las narices y del costado de Áyax (Áyax 918; 1412-1413). Sin embargo, no sabemos si Sófocles relacionó el delirio de Áyax con un exceso de bilis negra. Solamente un siglo más adelante, en el Problema XXX el destino de Áyax se explica por un exceso de bilis negra, lo mismo que la enfermedad de Heracles y de Belerofonte (Starobinski 1975: 47). Ahora bien, derivados como , expresan un temperamento melancólico o triste. Es así que el verbo (“tener la bilis negra, el humor negro, estar sombrío o triste, ser atrabiliario”) se testimonia desde Aristófanes6 en las Aves (14): “Filócrates el vendedor de pájaros está de mal talante” ; en el Fedro (268e 1) de Platón: “Miserable, estás loco” ; y también en autores posteriores como Galeno. En cambio, el sustantivo (“humor negro, melancolía”) se presenta únicamente desde el CH, por lo general en plural y asociado directamente a un estado patológico como ocurre en Sobre aires, aguas y lugares (10.85): “algunos también enferman de melancolías” . Lo mismo sucede con el adjetivo (“atrabiliario, temperamento melancólico, carácter sombrío”); sus usos se inician siempre dentro del ámbito de la medicina hipocrática. En los Aforismos (3.20) leemos que “en primavera se presenta la manía, la melancolía y la epilepsia” . Este ejemplo ya alude al carácter melancólico. También es importante observar la manera en que el autor diferencia estas enfermedades, que muchas veces reunían síntomas similares o se confundían, tal como acontece en la actualidad.

I.I.Primeros testimonios

Aristófanes

La cuestión sobre qué es la melancolía no es planteada solamente y por primera vez entre los griegos, sino que en ellos encontramos también las primeras respuestas, aunque ciertamente no sean las más claras (Tellenbach 1976: 20). Los orígenes precisos del término en la Antigüedad clásica deben buscarse fundamentalmente en los tratados del Corpus Hippocraticum y en el pseudoaristotélico Problema XXX, aunque existen evidencias del vocablo en autores del siglo V a. C. En la Grecia antigua el término melancolía está testimoniado en el 414 a. C. en Las Aves de Aristófanes, Las Traquinas de Sófocles, y en el CH en numerosas ocasiones. Tellenbach (1976: 17) afirma que el intento por seguir la huella del vocablo más allá del Corpus ha desembocado en lo que no se puede comprobar; lo cual es cierto, pero no constituye un obstáculo para investigar su significado. Si bien la idea de la melancolía se reservó por lo general para el uso médico, la hipótesis inversa de un concepto de sentido común que poco a poco se fue integrando a un discurso médico, filosófico o literario, es más probable de acuerdo con Roussel (1988: 301). Por eso, el término se encuentra testimoniado en autores como Aristófanes, Platón y, posteriormente, Demóstenes, Teofrasto7 y Menandro.

Lo primero que debemos constatar, a nivel del desarrollo histórico del término , es que no se encuentra en ninguno de los fragmentos de los presocráticos. Solamente desde Aristófanes figura como verbo. En los pocos ejemplos que encontramos en el comediógrafo el significado es fundamentalmente el mismo: denota locura, falta de juicio o insensatez en los hombres, pero no se asocia necesariamente a alguna clase de enfermedad o síntoma morboso por causa de la bilis negra. Las primeras tres citas provienen del Pluto (366): “Estás loco, hombre, por el cielo” ; “¿crees que estoy así de loco?” ; “me ha devuelto a mi señor trastornado” ; otra de las Aves (14): “Filócrates el vendedor de pájaros está melancólico” . Un último ejemplo en la Asamblea de las mujeres (251) es interesante por el verbo que acompaña en el contexto a : “le diré que está perturbado… y que además es loco . Del término (“mente, corazón, espíritu, entrañas”) se deriva una serie de compuestos, entre ellos el verbo , que se empieza a utilizar en autores del siglo V a. C. como Heródoto, Tucídides y Aristófanes, con el significado de “estar perturbado, divagar, estar loco”8. También el sustantivo , enfermedad que en la Antigüedad se definía como una “inflamación del cerebro”, deriva naturalmente de . Ahora bien, en Aristófanes significa “desvariar” o “delirar”, pero es el único pasaje en que está junto a , lo que hace un poco más compleja su interpretación, ya que son dos verbos que aluden a un estado de perturbación mental en una misma persona. Entonces, ¿cuál es la diferencia entre uno y otro, o por qué Aristófanes los emplea? Debemos señalar que en el comediógrafo todavía no se establece la transición entre el significado “ordinario” y el “patológico” del vocablo melancolía; dicho paso se encuentra únicamente en el CH y en Aristóteles (aunque en el Estagirita no es tan evidente). Asimismo, la evolución del sustantivo , desde el significado de “extravío del alma” al de “delirio”, tampoco se advierte en un autor algo posterior a Aristófanes como Platón9, sino únicamente en el CH, donde adquiere la acepción plena de “delirio”10. Todo lo anterior nos hace pensar que en la cita Aristófanes usa los verbos y con un sentido similar, porque ambos denotan un estado de perturbación mental. Lo que explica también, según Klibansky (1991: 40), que hacia finales del siglo V a. C. ya era sinónimo del verbo (“estar loco”). Por tanto los dos últimos verbos compartían un campo semántico en común respecto a la idea de la locura, sin especificar todavía sus orígenes o causas.

Platón

En Platón se encuentran solamente dos entradas del término melancolía. El primer ejemplo, como adjetivo, está en la República (573c 9). En este diálogo se compara el carácter del tirano “que por naturaleza, por su modo de vida, o por ambas cosas, se ha convertido en borracho, lascivo y loco” . El segundo ejemplo, como verbo, proviene del Fedro (268e 1): “Miserable, estás loco” . Si bien aquí el sentido es usual, el empleo resulta más notable que el anterior, porque en esta obra apreciamos una importante definición de la manía. Estrictamente hay “dos tipos” de locura según Sócrates: una es producida por enfermedades humanas y otra es provocada por un cambio de las costumbres habituales en la que intervienen los dioses (Fedro 265a 11). Entonces Platón separa la “manía divina” de la “manía patológica” (del “loco exaltado”). De acuerdo con Klibansky (1991: 63), esta distinción entre furor divino y furor como enfermedad permitió la diferenciación posterior entre “melancolía natural o melancolía patológica” . Además esta manía para el fundador de la Academia puede tener un carácter positivo11 (a diferencia de lo que sucede en el CH), en tanto admite las mayores bendiciones para el hombre, ya que es en un “estado de locura” en que las pitonisas hacen los mayores bienes (Fedro 244a 6). Como advierte Tellenbach (1976: 24), en realidad el contraste que introduce Platón en el pasaje 265a 11 es fundamentalmente entre manía y amathía, o entre locura e ignorancia. En consecuencia, el adjetivo reviste el alcance de “ignorante”, es decir, el que no aprende, no quien posee un temperamento melancólico producto de la bilis negra, como posteriormente va a ser el caso del CH y, en parte, el de Aristóteles. Según el Timeo (88b 5), para Platón la “más grave enfermedad es la ignorancia” . Podemos concluir que en las dos citas se usa el término melancolía, ya sea como adjetivo o verbo, con la acepción corriente, similar a la que encontramos en el Pluto de Aristófanes u otras de sus comedias.

3 DELG (1977: 680).

4 LSJ (1996: 1997).

5 DELG (1977: 1267).

6 LSJ (1996: 1094).

7 Conservamos a través de Diógenes Laercio solamente el título de una obra perdida llamada .

8 LSJ (1996: 1330).

9 Sofista (228c 10).

10 Aforismos (2.2): “Una vez que el sueño hace cesar el delirio , es bueno”.

11 No es el caso del Timeo (86b 4) donde se establece que existen: “dos géneros de la insensatez, uno la locura y otro la ignorancia” .

La melancolía en la antigüedad

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